El privilegiado
Viernes, 27 de Junio, 2008Razona un contribuyente que reside en una comunidad autónoma monolingüe:
_Se han cargado la igualdad de oportunidades, la igualdad del español ante la ley y la cooficialidad de las lenguas de un plumazo. Cada vez tengo menos perspectivas laborales y menos lugares donde buscarlas. Pago mis impuestos y ese dinero beneficia a todos los territorios. Al menos, en teoría. Sin embargo, si comparo mi situación con la que tenía hace años, sólo puedo decir que pago más y recibo menos. Hablando sólo español, se me han cerrado muchas puertas. Yo no tengo necesidad inmediata de cambiar de domicilio, pero otros en las mismas condiciones que yo, sí. Si esto es construir un país, que baje Dios y lo vea.
Lo que no dice este atribulado ciudadano es que dentro de muy poco tiempo, si ese Dios al que apela no baja, existirán otros muchos compatriotas en una situación bastante más lamentable que la suya; pues al fin y al cabo, con el castellano en ristre, él tiene por delante un amplio mundo donde defenderse sin necesidad de pasar por una academia de idiomas, pero ¿qué harán los que se eduquen única y exclusivamente en catalán, eukera, gallego, valenciano, menorquí, mallorquí y leonés? ¿Que vacío sentirán en sus oídos en cuanto se les ocurra traspasar las menguadas fronteras de sus hermosas tierras? ¿Cuánto deberán pagar a las academias de idiomas para que les pongan al día y de esa manera poder optar a una escala treinta y tres de la Administración del Estado que ellos, o sus padres, han ayudado a construir mediante rigurosas imposiciones anuales?
Que no se queje el contribuyente, que al lado de esos futuros compatriotas, él es un privilegiado.
Coda: Se termina el ejercicio parlamentario. Me voy de vacaciones a trabajar. Hasta agosto.