Archivo de Agosto, 2020

Ruido de fondo

Lunes, 31 de Agosto, 2020

Arrimadas y los ministrables

Graciano Palomo alude a las conocidas fuentes monclovitas para apuntalar la idea de que Sánchez se ha cansado del gobierno de coalición con Podemos, porque ahora le va mucho más el enamoramiento de Arrimadas.

Lo leo dos o tres veces para asegurarme que dice lo que dice, y lo reproduzco aquí con un indisimulable esbozo de sonrisa, pero sin perder de vista las tozudas matemáticas aplicadas a los resultados electorales de 2019, los de noviembre, no los de abril; porque si los de abril fuesen, la sonrisa sería en cinerama, Rivera mediante.

Las fuentes monclovitas suelen ser tan difusas y tan enrevesados sus intereses que a veces hablan para decir lo contrario de lo que expresan, no así las del Pardo, que jamás especularon.

“Suena usted para ministro”, le comentamos los informadores municipales un día de junio de 1973 al alcalde Arias Navarro. “No digan ustedes eso. Con el Pardo nunca se sabe”.

Pasa el verano y Franco lo hace ministro de Gobernación. Con el Pardo casi siempre se supo, porque nunca dependía de matemáticas, sino de sus necesidades y apetencias.

Si a Fraga le cabía todo el Estado en la cabeza, Sánchez y su gurú Redondo las tienen ocupadas con los cientos de fórmulas, sumas, restas y divisiones que los resultados electorales permiten hacer para conseguir según qué cosas.

Hasta ahora solo se trataba de aprobar los Presupuestos. Los monclovitas de Palomo van más lejos. Van a un cambio de pareja, y esas son matemáticas superiores.

Quizás ahora alguien le susurre a Arrimadas:

_ Suena usted para ministra.

_ No diga usted eso, con la Moncloa nunca se sabe.

¿Se imaginan el ataque de celos que podrían provocar esas palabras en una casa de la sierra madrileña? Juego de tronos se quedaría chiquito.

O Guedelliñas, en la saga de los García y los Mato de Vilalba

Lunes, 31 de Agosto, 2020

Gran parte de su obra en prosa está en las páginas de El Progreso

XOSÉ LUIS GARCÍA Mato (Vilalba, 1924) estaba llamado a ser escritor por sus antecedentes familiares, pero también, con tanta o mayor fuerza, a ser un cantor de Vilalba. Y O Guedelliñas _ el apodo infantil que le pone su padre, cumple ambas expectativas.

Cuando lo entrevisto, el resultado se publica tal día como hoy de hace 49 años. Lógicamente, el destino es el extraordinario que El Progreso dedica a las fiestas de San Ramón, el 31 de agosto de 1971. También esa fecha, pero de 1979, será la de su último artículo.

En aquella ocasión hablamos preferentemente de poesía. ¿Por qué hay tantos poetas en a Terra Chá?, le pregunto. “Debe ser el silencio. El silencio que permite al hombre pensar”.

Xosé Luis se felicita porque ya hay dos nuevos valores literarios consolidados, Darío Xohán Cabana y Xesús Rábade Paredes. Él añade otros dos jóvenes que están haciendo cosas, Fernando Dióxenes Martínez, que se desviará hacia la política, y su hijo, Lis García Ferreiro.

Sus padres son Antonio García Hermida, ya presente en esta colección, e Irene Mato Grandío. Se queda sin la figura paterna a los 15 años, pero lo conocerá profundamente leyéndolo.

En 1955 se traslada a Jaén para trabajar en una constructora antes de convertirse en maestro nacional y ocupar destinos en Chao de Pousadoiro, Candás y San Cosme de Cudillero, Bazarroso Vello (Gaibor / Begonte) y Goiriz. Estando en Asturias inicia su colaboración con El Progreso, que llegará a ser muy abundante, especialmente en dos campos, literatura y Vilalba.

Xosé Luis disfrutaba relatando los méritos de sus antepasados más que los suyos propios. Era el principal propagandista de Antonio García Hermida y Manuel Mato Vizoso porque en épocas mucho más difíciles que aquellos años setenta, habían sido músicos, historiadores, poetas, periodistas, escritores y dramaturgos. Es decir, habían desarrollado una labor cultural muy intensa.

A su lado, el abuelo de Xosé Luis, Santiago Mato Vizoso, director que fue de la Municipal y músico durante 50 años en Vilalba. Y hablando de música, la Nueva Lira, a banda dos Matos, a banda dos Longos y su hermana, la pianista Pepita García Mato.

Sus tíos Víctor, Justo y Santiago Mato Grandío fueron violinistas, como su padre Antonio García Hermida. Ellos, con Pepita al piano, y Antonio Fernández, Pujita, a la trompeta, Ramón Durán y los hijos de Justo, Santiago, Antonio, Justo y Alberto Mato García, forman una orquesta para lo que haga falta. Xosé Luis se lamenta de no haber formado parte de aquella banda de Matos.

Y si es de pintura, salen a relucir Manuel Mato y el sacerdote Vicente García Hermida, su tío y padrino. En ese sentido, el año 1974 reúne la obra de Antonio Insua Bermúdez y organiza una exposición antológica.

Algunos de sus títulos, en parte inéditos, son Canciós do lume novo, Canciós sinxelas, Romance fondo e longo (en nove cantos) de lendas da Terra Chá, Terra Chá, meu amor y sobre todo, Dando novas túas (E. do Castro, 1986), donde su hijo recoge parte de sus escritos, así como la Obra Completa, editada por la Diputación de Lugo.

Él había realizado algo parecido con su padre al publicar en 1973 una antología bajo el título de Charetas (Ed. Castrelos), También edita los Poemas galegos de Chao Ledo (Castro, 1976).

Muere el 21 de enero de 1980 con solo 55 años. El Ayuntamiento decide dedicarle una de las calles, precisamente donde se encuentra la casa natal de su padre y la suya.

Gana muchos premios en Vilalba, uno de prosa en Asturias y el Corpus de Lugo.

Manuel Darriba y Blanco Jorge, penúltimos de Filipinas

Domingo, 30 de Agosto, 2020

Después de cien padecimientos, los dos fallecen en Lugo con 86 y 99 años respectivamente

NO ESTÁN EN el sitio de Baler y tampoco regresan a Barcelona el 1 de septiembre de 1899, pero los dos protagonizan los últimos meses de presencia española en Filipinas.

Manuel Darriba Marzán (Lugo, 1875), nacido en Orbazai, ya era sastre en la ciudad cuando se sortean los mozos que han de ir al archipiélago en 1896. A su hermano Antonio, dos años mayor que él, le toca Filipinas. Él sale excedente de cupo.

Eso no va con sus planes. Si Antonio es llamado a filas, Manuel quiere acompañarlo, de modo que solicita ser enrolado. Aún así no las tiene todas consigo. Han sido destinados a dos compañías distintas y el de Orbazai mueve Roma con Santiago y escribe al capitán general. Si está allí es por voluntad propia, para acompañar a su hermano. Aquello es la guerra, pero lo consigue.

Gracias a su parecido y a sus apellidos, claro, Manuel se hace pasar por Antonio en alguna ocasión para protegerlo.

El primer enfrentamiento con los insurgentes tiene lugar en la batalla de Orani, dentro de la provincia de Bataán. Manuel la recuerda a Ángel de la Vega cuando ya cuenta 84 años de edad y a veces la narración se desvía, mientras su hijo lo reconduce: “Estabas con Orani, papá; no divagues”.

La define como una carnicería. “Los enemigos mueren en masa y a nosotros apenas nos hacen diez heridos. El comandante español era un bravo”.

Manuel es uno de ellos y debe ser trasladado a Manila en barco. Lo suben a bordo, pero la falta de viento impide que salgan de puerto. Desembarcan, se acercan a una aldea y son hechos prisioneros.

Durante 19 meses va a estar cautivo en los más diversos lugares; en ocasiones, trasladado en las peores condiciones climatológicas y en otras, bastante bien tratado por las familias a las que es destinado como criado, cuidador de niños o lavandero.

A una de las casas de San Jacinto llega con los pies destrozados y la señora lo cura con mucho cariño. En otra ocasión se apodera de él un terrible dolor de muelas. Un curandero se ofrece a ayudarle con una pasta de su elaboración _ un combinado, le llama _, y se sincera: “O no te hace nada, o no vuelves a padecer de los dientes”. Pasados más de sesenta años desde entonces la pregunta es obligada.

_ ¿Y qué pasó?

_Jamás he necesitado ir al dentista.

Su hermano también debe volver a España. En uno de los sitios como el de Baler, el comandante Ceballos que los manda, les pregunta qué hacer; si entregarse o luchar. Todos deciden resistir, pero al cabo de los días, los cadáveres y las infecciones los abocan a una epidemia, por lo que se rinden.

Su último episodio en las islas es el de su fuga con otros españoles a través de selvas y montañas hasta dar con un destacamento norteamericano al que se entregan. Fallece en Lugo a los 86 años.

José Blanco Jorge (Taboada, 1874), nacido en San Martiño de Mato también va a las Filipinas y también protagoniza cien padecimientos, aunque en su caso cae en manos de un médico de Lugo y éste le ayuda en todo momento.

Es uno de los soldados beneficiados por las ayudas del periódico El Imparcial y a punto está de cumplir los cien años, pues fallece en su parroquia pasados los 99.

Avelino Basanta Díaz, de Muimenta; Evaristo Prado Gómez, de Monterroso; Bernardino Saco Torre, de San Esteban de Rivas de Miño; Manuel Fanego Palo, de San Román de Viveiro; Rafael López Capón, de Santalla do Alto; José García Torres, de San Jorge de Vale (Baralla) y Evaristo Suárez Godo, de Pedrafita, fueron otros últimos de Filipinas, además de los ya biografiados.

Salvador Castro, la memoria fotográfica de la ciudad

Domingo, 30 de Agosto, 2020

El boticario lucense siempre tuvo la vista puesta tanto en el pasado de Lugo como en su futuro

EL PROGRESO COMIENZA su andadura el 17 de agosto de 1908 con la inserción de un anuncio colocado al revés, vamos, patas arriba. Se trata de una arriesgada y original técnica publicitaria que obliga a voltear el periódico. El lector está acostumbrado a estas estratagemas, pues también era usual que los anuncios se publiquen apoyados sobre su costado izquierdo.

En este caso la argucia nos informa de la inquieta personalidad de Salvador Aurelio Castro Soto-Freire (Lugo, 1869), propietario de la oficina de farmacia existente en los bajos de la casa número 30 de la calle de San Pedro, unos metros antes del inicio de Manuel Becerra, luego José Antonio y hoy Progreso. El inmueble lo ocupa después la Cuchillería Aquilino.

En su primer piso vive en aquel momento don Salvador, que además de premiado boticario, es fotógrafo de la Comisaria, pionero en el uso de muchos inventos que llegan a Lugo de su mano, animador de la tertulia más característica de esos años, fundador de los Exploradores y autor de un libro, Lugo y sus hombres. Ensayo de síntesis histórica, (1951), donde reúne la esencia de un grueso volumen de recortes que el hombre colecciona durante años.

En el anuncio de referencia explica don Salvador que sus clientes recibirán un ticket expedido por la primera máquina registradora de Lugo y que si la compra es superior a las 25 pts se le obsequiará con una de las especialidades originales de Soto Freire, que ya fueron premiadas en Lugo y Gijón y entre las que figuran diversos vinos, aceite de hígado de bacalao, agua de colonia o un elixir dentífrico, que el lector puede conocer con mayor detalle… si voltea esta página. En esa actividad comercial le aventaja su colega Julio Iglesias Fariña, que vende el aceite de hígado de bacalao Dos Pescados.

Cuando los contertulios de la rebotica se demoran más de lo conveniente y no despegan el culo de la silla, don Salvador destapa un tarro de savia de azafétida que desprende un olor nauseabundo y que en alquimia dicen escaparse del mercurio filosófico. Por supuesto, nadie permanece allí ni un minuto más. Se demuestra que nuestro boticario, además de un adelantado de su época, es también un avezado alquimista de tiempos idos, pues la azafétida (Ferula assa-foétida) era ya una planta en vías de extinción. O si se quiere, un auténtico Silvestre Paradox.

El farmacéutico servirá gratis “a los pobres que sean conocidos, o con certificado del párroco que lo acredite”, como también era timbre de prestigio de otros boticarios.

Asimismo, Castro Freire será recordado por ser el propietario de uno de los primeros automóviles que hubo en Lugo, por el primer gramófono del que se tienen noticias en la ciudad, por el primer triciclo, y por los centenares de fotografías realizadas por él que hoy guarda el Museo Provincial. Allí se encuentra también un estereoscopio de su propiedad con el que es posible ver las imágenes en relieve mediante la exposición simultánea de dos de ellas. El fotógrafo José María Álvez recupera y divulga buena parte del fondo Castro Freire en el volumen Lugo. Cita con dos siglos (1886-1926) (Deputación Provincial, 1982), y en 2011 se realiza en el Museo la exposición Instantes na memoria.

También fue vocal en la primera directiva de la Liga de Amigos (1911), volcada hacia todo lo que signifique progreso para la ciudad.

Otras farmacias de la época son La Salud, al final de Castelar, y las de Iglesias Fariña, en Conde Pallares, Castro Laviña, Pérez Varela y Bermejo Pérez.

Agamenón y su porquero

Domingo, 30 de Agosto, 2020

Machado le queda muy lejos

El plan de Iglesias no se cumple cuando se convierte en Agamenón, dejando de ser porquero; sino cuando descubre que se puede ser Agamenón y porquero al mismo tiempo. Al menos en este país de mínimos requerimientos políticos, de pícaros aberronchados en todas las instituciones y de ágrafos teóricos por doquier, sí se puede.

Él ha demostrado que se puede vivir protegido por la Guardia civil y dormir a pierna suelta sin miedo a los okupas, a los ladrones y a la protesta, sostenido en ese poder gracias a quienes en Alsasua escupen a la cara a esos mismos guardias, los pintan de virus y celebran el Día del Adiós para pedir que se vayan.

Sí se puede, como muy bien reza en su lema.

Se puede vivir a cuerpo de rey, cobrar cincuenta veces más que la media y mantener un demagógico discurso contra los que él llama ricos y poderosos.

Sí se puede.

Se puede alentar a la okupación y dotarse de un ejército para impedir que la okupada sea tu casa.

Sí se puede.

Se puede predicar contra la existencia de los medios de comunicación privados y al mismo tiempo dotarse de cuantos considere necesarios, comprando voluntades en los privados y valiéndose impúdicamente de los públicos; regalándoselos a señoritas de su compañía, o utilizando capital extranjero para convertirlo en el medio más privado que existe, aquel que te sirve para tu personal crecimiento.

Sí se puede.

Se puede alentar el acoso de palabra, obra y omisión contra cualquier adversario, y a continuación llorar como una magdalena porque un desconocido ha escrito una pintada contra ti.

Se puede eso y mucho más que no cabe en estos límites, cuando tu ética nada tiene que ver con la de Antonio Machado, porque en ti sí cabe ser Agamenón y su porquero dependiendo de la hora del día.

Encuentros en la fase 2

Sábado, 29 de Agosto, 2020

Así estamos

Espeluzna contemplar el mapa de incidencia del Covid-19 en la Unión Europea y contemplar en él que somos los peores, el pelotón de los torpes, los más ineptos, los más vulnerables y los más castigados.

¿Por qué?

Cierto es que Bloomberg había dictado sentencia: “Pedro Sánchez, el más inútil en la gestión del Covid-19” ¿Pero tanto?

Estamos peor que los países más rigurosos a la hora de establecer cortafuegos al avance de la pandemia, que quienes primero se pusieron en guardia, que los menos partidarios de defenderse con los confinamientos, que los más, que allí donde todavía no se han enterado que hay una pandemia, que los regidos por los negacionistas, por los conspiranoicos… peor que todos.

Abundando en la idea, The Economist califica la gestión del Gobierno español de desastrosa y resalta su incapacidad material y política de controlar la pandemia, y por ende, de generar confianza a los españoles.

Pero aún así tiene que haber otras explicaciones que hagan comprensible ese mapa. Tal como se dice otras veces para dar con el origen de alguna dolencia o de algún beneficio para la salud: ¿Será el agua?

Ayer el ministro Illa ha sacado pecho para anunciar que España será uno de los tres países europeos, junto con Bélgica y Alemania, donde se lleven a cabo los ensayos clínicos de la vacuna desarrollada en Estados Unidos y Bélgica en su fase 2, esto es, en humanos.

Debemos entender que es una buena noticia. Buena, porque se inicia la fase 2 de esa vacuna, por haber sido elegida España como uno de los tres países que van a realizarla y porque las lamentables estadísticas que presenta nuestro país no han deteriorado la confianza en los centros hospitalarios y en los científicos que la van a desarrollar.

Diez negritos y un gili

Viernes, 28 de Agosto, 2020

Diez negritos y un gili

Acabo de descubrir por qué a James Prichard no lo conoce nadie y por qué Agatha Christie fue una gran escritora universal.

Prichard, que es bisnieto de la novelista, y otros mindundis como él, acaban de perpetrar un crimen literario a mayor gloria del dinero, de la estupidez y de lo políticamente correcto, un cáncer que entendido como lo vienen haciendo estos personajes de medio pelo, acabará por socavar los cimientos de la civilización; la occidental, la oriental y la subcutánea, si la hubiera.

El hecho en sí consiste en autorizar el cambio de título de “Diez negritos” por el de “Eran diez”, según se explica, debido a la connotación racista del término, y a petición de la familia de la escritora.

¿Quién coño es la familia de la escritora, que entre todos ellos no han puesto en su vida un sujeto delante de un verbo, para andar tocando lo que su señora bisabuela dejó escrito, y bien escrito?

El tal Prichard, que tiene apellido de sexador de monos, explica todo campanudo que en la época en la que su pariente la escribe se hablaba de distinta manera. ¡Y tanto que sí! Se hablaba bien, con una palabra para cada idea. No como ahora, sin palabras y mucho menos, sin ideas.

Ignoro si algún colectivo de estos modernos que se dedican a divulgar la incultura, se ha dirigido a los herederos de la escritora para amenazarlos o extorsionarlos; o si son ellos los que se han adelantado en previsión de nubarrones, pero quede aquí mi firme promesa de mantener a los “Diez negritos” tal como salieron de la pluma de su autora, de igual forma que no permitiré que García Márquez haya escrito “El amor en tiempos de la gripe”, ni “Memoria de mis casquivanas tristes”.

La novela negra seguirá siendo negra y “El negro que tenía el alma blanca” también. ¡Ah! Y que conste. Yago dice que Othelo es “un macho negro y feo”. Y lo firma Shakespeare.

López Galuá, el antólogo de los profetas de Franco

Jueves, 27 de Agosto, 2020

El cura de Melide permanece 54 años en Ribadeo, donde escribe un famoso libro sobre la Futura grandeza de España

SAN MARTIÑO DE Moldes es una parroquia coruñesa, pero pertenece al arciprestazgo de Abeancos, en la diócesis de Lugo. Allí nace Enrique López Galuá (Melide, 1888), que se hace sacerdote en Mondoñedo y permanece toda su vida ligado a Trabada desde 1911 y a Ribadeo, como párroco arcipreste, desde 1923 a 1977, cuatro años más que medio siglo.

Su hermano Jesús fue alcalde de Melide durante varios años y su otro hermano Alfonso también es autor de libros religiosos.

El año 1959 Juan XXIII lo nombra camarero secreto supernumerario de Su Santidad, uno de los títulos que solía conceder el Vaticano a los sacerdotes destacados, normalmente a petición de los obispos, en este caso, del de Mondoñedo, Jacinto Argaya Goicoechea.

Asimismo tiene los títulos de monseñor y de prelado doméstico. Hoy los camareros secretos se han transformado en capellanes de S.S. y es el único título honorífico que se mantiene tras la abolición de los restantes que el papa Francisco realiza en 2014.

López Galuá, profesor de Religión en el Centro de Enseñanza Media y Profesional desde 1956, fue un personaje en toda la extensión de la palabra que dejó su impronta entre las gentes de Ribadeo y entre los lectores de sus obras, especialmente Futura grandeza de España, según notables profecías, editado el año 1939 (Moret /A Coruña) y luego en 1941 y 1943. En Moret Otero Pedrayo está a punto de editar la biografía de Marcelo Macías, su siguiente título.

El libro es una recopilación de visionarios, profetas e iluminados que han dejado negro sobre blanco la idea de que España será faro y guía mundial en la fechas inmediatas, lo que Galuá interpreta naturalmente ligado a Franco, que acaba de ganar la guerra el mismo año de la primera edición.

Entre los testimonios recogidos figuran los de Isabel Canori, San Egidio, sor Catalina Emmerich, Santa Hildegarda, la venerable Holzhausser, María de Terreaux, San Malaquias, San Vicente Ferrer, Bug de Milhas y la madre Rafols. Todos ellos comentados por don Enrique a la luz del nuevo régimen español.

Buscando a Dios (Moret, A Coruña, 1949), es otros de sus libros anteriores al nombramiento, que él presenta como un “libro para todos”, sean o no creyentes.

Cuando se conoce la decisión de Juan XXIII, Ribadeo se apresura a rendirle homenaje con una comisión en la que figuran Francisco Maseda García, alcalde; Francisco Lamas López, presidente de la Adoración Nocturna; Dionisio Gamallo Fierros, director del Instituto Laboral, Cándido García Riesgo, director del colegio Santo Tomás de Aquino, y otras personalidades.

Ni que decir tiene que don Enrique cumplimenta siempre a Franco durante las visitas que el jefe del Estado realiza a Ribadeo, casi siempre como base para sus jornadas de pesca en el Eo. El nombre del sacerdote figura entre los que llevan a cabo depuraciones políticas en Ribadeo, pero sin achacarle su intervención concreta en ningún caso.

Para la Iglesia, Galuá es activo y efectivo, como demuestra la puesta en marcha de la Acción Católica y Cáritas, o la organización en Ribadeo del Congreso Eucarístico de 1962, al que asiste la duquesa de Alba en su condición de condesa de Ribadeo.

Del sacerdote se comentan también aspectos más mundanos, como su gusto por el champán, una bebida a la que nunca le hizo ascos, y de la que llega a decir que bien podría casarse él con la viuda, en referencia a la Veuve Clicquot, la conocida marca del prestigioso champán francés.

La ley Campoamor

Jueves, 27 de Agosto, 2020

Ediciones al alcance de todos

Que en este mundo traidor / nada es verdad ni mentira: / todo es según el color / del carné con que se mida.

El insigne don Ramón de Campoamor y Campoosorio dejó abierta la puerta para que desde su genial cuarteta se pudiese establecer una evidencia política tan exacta como la que resulta del “color del cristal con que se mira”, en el resto de ámbitos.

Por desgracia, ese segundo mensaje encubierto del autor de las doloras encuentra hoy a cada paso su cumplida comprobación gracias a la hipócrita actitud de estos patéticos personajes que están construyendo la España más rastrera y miserable de su ya larga existencia, espejo de su triste figura, fiel reflejo de su cortedad de espíritu.

La evolución de su crítica sobre la corrupción, por citar la palabra más repetida durante la estrategia para la toma de poder y más desaparecida a partir de entonces, confiere mayor honor y gloria a la llamada ley Campoamor que expresa el escritor naviego de forma tan sencilla como certera.

Hay que ver cómo se tapan los unos a los otros. Los apóstoles de la transparencia a los que no iban a dejar pasar ni una, y viceversa. Hay que ver cómo utilizan amplias tragaderas ante lo propio, siendo tan rigurosos con lo ajeno.

Hay que ver cómo embarran los campos donde ha de jugarse la política para que todo sea sucio, ruin y fangoso, de tal manera que un procedimiento turbio pase desapercibido porque el siguiente es más turbio todavía.

Y todo es contemplado con una dosis de aceptación por todos los dedicados a la cosa pública que asusta, porque están certificando que así lo harán una y otra vez, y que las financiaciones ilegales solo serán perseguidas si el dinero entra en las arcas de los contrarios, porque siendo yo el que me enriquezco, blanqueo y bendiciones merezco.

Ramón Amor, músico, hijo y padre de músicos

Miércoles, 26 de Agosto, 2020

El de Viveiro crea orquestas, rondallas, bandas y comparsas; compone interpreta y dirige

HACE CASI CUARENTA años, el 26 de agosto de 1981 su ciudad natal le rinde un homenaje a Ramón Amor García (Viveiro, 1906), pero en aquel acto no estaba siendo reconocido únicamente él, sino todos los Amor.

Eran conocidos como los Tolinos, por el nombre de la Banda de los Tolinos, fundada por Manuel Amor, el viejo patriarca. Forman una saga musical que luego toma el nombre de su apellido, los Amor, encabezados por el hijo mayor del primitivo Tolino, y tres de los suyos, apenas unos mozalbetes entre 6 y 9 años, a los que les daba media hora para merendar entre un ensayo y otro, o entre actuaciones.

Ramón fue músico, compositor, director de bandas, creador de rondallas y orquestas, cuya actividad se prolonga a través de sus alumnos en infinidad de formaciones tan diversas, como la comparsa de Los Corsarios, que triunfa en Vilalba, y la que forman sus hijos, los falsos mexicanos que bajo el nombre de Salsa Mandinga acompañan durante cinco años a Rocío Dúrcal en sus rancheras, o a Pedrito Fernández en las suyas, entre otros.

Los hermanos de Ramón que componen esta segunda generación son José Raúl Amor García que fue fundador de la Hermandad Gallega de Caracas y director de su rondalla. Herminio, que pertenece a la Banda de Música de Infantería de Marina de Ferrol como trompetista. Antón toca el bombardino, Manuel, el bajo y Chudo, la flauta.

Los Amor se presentan el 22 de marzo de 1943 en el cafe-bar Pepe de Viveiro y el éxito les acompaña desde el primer momento.

Ramón domina el violín, el clarinete, el saxo, la flauta y otros, entre ellos la guitarra, que es el instrumento que le sirve para componer.

Con letras de Francisco Leal Insua, Travieso Quelle, poemas populares y de otros autores, Ramón crea numerosas canciones. Será director de la banda de Cuntis durante veintitantos años, desde el 14 abril de 1936, fiesta de la República, cuando se presenta ante aquella sociedad pontevedresa y la conquista con un solo de requinto en una polka.

También será director durante dos años de los coros Rosalía de Castro, del Centro Gallego de Madrid. De 1948 data la composición de la que Ramón Amor se sentía más satisfecho, su Danza mora.

Varios de los miembros de la Orquesta Amor se escinden para formar la banda La Lira, dirigida por él, y otros van a la Variedades. La Municipal está a las órdenes de Jesús Pérez Rivas.

Ramón también es director de la Escuela de Música de Viveiro hasta 1953, cuando lo sustituye Manuel Rebollar Martínez, de Ortigueira.

Siendo director de la Banda Municipal de Viveiro desde siete años antes, se traslada a Madrid y durante dos tournés se hace cargo de la orquesta del Circo Kron al lado de sus hijos.

Esta tradición circense será continuada por varios de ellos, Ramón, José y Manuel, que pertenecieron a las orquestas del Berlin Circus y del Circo Ruso de Ángel Cristo.

El año 1963 es director de la rondalla del Hogar Juvenil de la Delegación de Juventudes de Viveiro, y en junio de 1964 recibe una triple satisfacción. Sus hijos José Luis, Manuel Jorge y Ramón finalizan el cuatro y último curso en el Conservatorio de A Coruña con la calificación de sobresaliente.

Los Amor, además de lo dicho, recorren los cabarets de Europa para enrolarse más tarde con algunos de los cantantes citados, como Rocío Dúrcal o Lola Flores, Armando Manzanedo… y el jazz.

Manuel Amor prolonga la saga familiar al violín de un grupo de jazz admirador de Chick Corea y Stephan Grapelli.