Archivo de Diciembre, 2021

007

Viernes, 31 de Diciembre, 2021

Peter Bond

Me preocupa cuál será el 0,7 por ciento de los compromisos cumplidos por el presidente. Dice que da por logrados el 42,7 por ciento de los adquiridos y esa precisión en los decimales me trae a mal traer desde que se lo oigo.

_ Cariño, te quiero un 12,8 por ciento más que el año pasado.

¿De dónde salen esas siete décimas? O lo que es lo mismo, ¿de dónde sale ese 42,7 por ciento que se esgrime como dato inequívoco e irrefutable?

Hace unos treinta años tuve la humorada de escribir un libro que se llamó Manual del Perfecto Político, aunque en gran parte era el del perfecto idiota, y allí explico _ magister dixit _, la magia de los decimales en boca de los políticos.

Un decimal es el certificado de veracidad de las estadísticas. Un 40 por ciento suena a falso por su redondez. Un 40,3 por ciento es dogma por sus aristas. Y mejor todavía si el decimal es impar.

Lo normal es que existan cuando hay que referirse a magnitudes contables, como el arroz, el carbón e incluso la inflación. Lo extraño es escucharlos al lado de conceptos tan etéreos o abstractos como pueden ser los compromisos políticos, pues aunque se pueden contar, no se pueden medir, y hablar del 42,7 es como no decir nada.

Imaginen un país en manos del narcotráfico. Un político promete liberarlo y noventa y nueve objetivos más de ínfima importancia al lado del primero. Al cabo del año los consigue todos, menos el temita de los narcos. ¿Puede presumir de haber logrado el 99 por ciento de sus objetivos? El matemático dirá que sí, pero el contribuyente dirá que no.

Sánchez ha sido señalado como el peor de Europa sin decimales, pero ni siquiera esa puntuación es válida. La nota auténtica, cifra redonda o con cenefa, debe salir de la sensibilidad de cada uno, lo más lejos posible de estas artimañas contables del 007 que pretenden camuflar sapos por cisnes.

Jacinto Calvo, decano de los senadores españoles

Jueves, 30 de Diciembre, 2021

En tal condición preside las sesiones constitutivas de la cámara alta en 1982 y 1986

EN SENTIDO ESTRICTO fue el senador más senador de todos los senadores cuando se abre la legislatura de 1982 llamada la Isidora, por ser Felipe González el hombre encargado de pilotarla en una amplia singladura, pues habrá que sumarle otras tres.

Jacinto Calvo López (Viveiro, 1903), tenía 79 años y una pipa de tribuno a la antigua usanza. Por eso preside la sesión constitutiva como volverá a hacer en 1986.

Se había sentido atraído por la política muy joven a través de la prensa que su padre, el aragonés Manuel Calvo, recibe desde Madrid, además de la provincial. Su madre, María López, es oriunda de As Arieiras y ahijada de doña Rosita la pastelera, aunque en su caso no como Francisco Martínez de la Rosa, que así le llamaron de apodo, sino porque era verdad. Se llamaba Rosita y hacía pasteles.

Ese personaje va a unir las vidas de Manuel y María, lo que propiciará la existencia de Jacinto y sus hermanos. Después de diez años en Viveiro, se trasladan a Lugo y nace la famosa Confitería Calvo de Doctor Castro. Él solo tiene cuatro y es un traste de marca mayor, según su propio análisis ante Paco Rivera Cela, que le hace una extensa entrevista para la COPE, recogida en su libro de Lucenses 2.

Clases en Santo Domingo con el inválido Victoriano Tuñón y clases posteriores con el emblemático Antonio Couceiro Freijomil. Con 11 años se estrena en las letras de molde como miembro del Batallón Infantil de la Liga de Amigos, al lado, por ejemplo, de Álvaro Gil, Saturno Lois y Jesús Bal y Gay.

A los 15 cuelga los libros para trabajar con sus diez hermanos en el negocio familiar.

Desde 1930, además de interesarse por la política, la practica en la Agrupación Socialista de Campo Castelo y su Centro Obrero, de Quiroga Ballesteros, para ser su secretario desde el primer día, algo desusado en cualquier organización política. Era presidente Bautista González y tesorero, Ricardo López Pardo.

Con 15 años se integra en el coro de Cantigas e Aturuxos, de cuya directiva es vicesecretario, y también está en Orfeón Lucense como bajo profundo. Participa en la fundación del Deportivo Club, de San Roque, y llega a ser jugador de fútbol en Montirón, así como boxeador, hasta que le parte la cara Enrique Pintos, que era vigués y del Sporting. Se hizo árbitro para seguir pisando el cuadrilátero.

En 1934 forma tándem político con Juan Tizón Herreros, el principal implicado en Lugo de la llamada Revolución de Asturias, por lo que va a la cárcel.

Significado orador durante toda la República _ con Bóveda, por ejemplo _, elige el exilio hasta que transcurra la guerra y los primeros diez años de franquismo. Su escondite en el 36 es un secreto absoluto, tras la fatal experiencia en el 34.

A la vuelta de Francia y Portugal le saludan por la calle como si hubiese resucitado y se casa talludo con Olga Sánchez Vázquez, sin descendencia.

Vive sin ser molestado, aunque todavía tienen que pasar 25 años para poder presentarse como socialista. Se queda a las puertas del Congreso y luego se alza con el decanato del Senado, que llevaba con el humor que siempre le caracterizó.

Supo compaginar galeguismo y españolidad con una frase remedo del poeta normando Jean Joret; “Eu, que son o máis galeguista dos españois, tamén son o máis español dos galeguistas”. “Pódese ser as dúas cousas a un tempo”, como dijo a Manuel Rodríguez López.

Prueba de ello es su amistad con el también viveirense Ramón Villar Ponte, con quien visita por primera vez el Congreso de los Diputados.

Campeones

Jueves, 30 de Diciembre, 2021

El premio ha sido muy repartido

Carlos III era un tipo serio y bien organizado. O trabajaba o cazaba. Tuvo 13 hijos con María Amalia de Sajonia y vivió 28 años viudo en los que no se le conoce ni un salto de cama. Se le notaba mucho su paso por Italia, de ahí la ilustración, las reformas y Madrid, que a su paso quedó hecha un pincel, o pincela, que diría quien yo me sé.

Su nombre es también el de la Real y Distinguida Orden creada para condecorar a aquellas personas que hayan destacado por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona.

Su cruz incluye la leyenda Virtuti et Merito, y su centro lo ocupa una imagen esmaltada de la Purísima Concepción. La nómina de condecorados es amplia y en alguno de los casos te asalta la duda sobre lo bueno y benéfico de sus acciones en pro de España y su Corona, pero lo atribuyes a tu ignorancia y sigues para bingo.

Su Sanchidad acaba de anunciar ahora una nueva remesa de agraciados con la cruz y con el reintegro los acabados en ocho, como el Gordo.

Todos son exministros de las últimas hornadas y su mérito es precisamente ese, el haberlo sido, al margen de que su paso por la alta administración haya significado para España y la Corona un desastre sin paliativos, una amenaza constante a su estabilidad, un coqueteo diario con la ilegalidad, una nulidad de acción o un uso torticero del poder, la ley y la justicia.

De algunos apenas se puede decir nada malo, por el corto espacio de tiempo que estuvieron en el cargo y de otros tarda verlos luciendo en su pecho la Purísima Concepción, el mérito, la virtud y la corona para plasmarlos en bonitas fotografías.

La tomadura de pelo es tan grandiosa que en el pudridero de El Escorial se ha escuchado esta noche un crujir de huesos muy cerca de la urna de don Carlos.

Otilia Seijas, novelista para adultos y cuentista para niños

Miércoles, 29 de Diciembre, 2021

La maestra lucense decide pronto ser escritora, pero retrasa años la actividad

EN EL ÍNDICE de personajes que incluye en su libro ‘Galicia, Galicia’, Manolo Rivas califica a María Otilia Seijas García (Lugo, 1938), como “pionera en Galicia de la literatura rosa”, una afirmación que puede confundir al no avisado, porque en realidad Otilia es una escritora que habla de la moral y a la que le gusta dejarse llevar por el didactismo, sin duda por ser una profesional de la enseñanza. Lo de Rivas no deja de ser un bromazo quevedesco.

Nace en la calle de San Froilán, como le gusta precisar para que resalte su lucensismo. Y en la calle de San Froilán, que antaño fue la del Sol, juega con sus amigos durante la larga posguerra de los cuarenta que luego recrea en el libro del que más satisfecha está, ‘Los amigos lejanos’.

Su padre es maestro y la familia de su madre proviene de Diomondi, en O Saviñao. Terminados los estudios en el Femenino con muy buenas notas, pues es becada en 1949, inicia Magisterio, para ejercer luego, por ejemplo, en la Aneja de la Normal. También va a Santa Cristina de Areas, en Antas de Ulla, cuando ya se ha casado con un licenciado en Derecho de Pacios de Santa María de Piñeira (Taboada), aunque tenido por chantadino, que va a dar mucho que hablar en política, Víctor Manuel Vázquez Portomeñe, con quien tendrá tres hijos.

Es diplomada universitaria en Ciencias de la Educación, con especialización en Preescolar y Filología francesa.

Su vocación literaria arranca en la infancia. Ella lo sitúa a los 9 años, cuando descubre el placer que siente al leer ciertos libros que la emocionan. Se compromete a ser escritora, aunque no lo llevará a la práctica hasta que cuelgue el oficio de maestra, bastantes años después.

“Cuando termine Magisterio yo tengo que escribir, porque hay mucho dentro de mí y tengo que exponerlo a los demás”, se decía entonces.

Se inicia en 1989 con una obra muy comentada en Galicia, ‘Viudas de vivos’, pues a la sazón su marido ya es conselleiro de Educación y el lector quiere ver en todo ello un trasfondo biográfico. “Menos mal que me encargó el prólogo para echar por tierra esos malos pensamientos”, comenta entonces el propio Vázquez Portomeñe, que volverá a prologar otras obras de su mujer.

En cualquier caso, en la obra de Otilia, como en la de cualquier autor, siempre se encuentran referencias a experiencias vividas, como ocurre en las dos siguientes, ‘Buceando en el pasado’ e ‘Hijos del poder’.

A la escritora le atrae también la literatura infantil, y gracias a ella recuerda cómo muchas veces recurre a los cuentos para dar sus clases de una forma más amena.

En este campo los títulos más destacados son sus ‘Cuentos de pocas lunas’ (2011), ilustrado por Antón Lamazares, y los recientes ‘Cuentos del Cuarto Azul’ (2019), un guiño a aquel misterio del cuarto amarillo, que escribe Gastón Leroux y que tanta influencia consigue entre el público español. Esta última edición de Ir Indo está preciosamente ilustrada por María José Pulido, de la misma forma que Antón Pulido es autor de la portada de ‘Los amigos lejanos’.

Al finalizar los ‘Cuentos de pocas lunas’, (Ir Indo) se da cuenta de que son trece, pero como no quiere ser supersticiosa, mantiene ese número.

Otilia Seijas también es articulista, preferentemente en El Correo Gallego y en El Progreso. Recibió la medalla de oro de la Cruz Roja, es dama de la Orden del Camiño de Santiago y en el 2006 merece la medalla de oro a la labor literaria del Foro Universitario Europeo Reyes Católicos, entre otras distinciones.

Cuestión de honor

Miércoles, 29 de Diciembre, 2021

¿Onor va con hache?

Cuando alguien abandona un partido en el poder; es decir, un partido que ha alcanzado plenos objetivos, y lo hace avergonzado de sus líderes, no parece que vaya de farol.

Es el caso de Enrique Pérez Romero, exvicesecretario del PSOE de Extremadura, que estas navidades le ha escrito una carta a Pedro Sánchez para enmarcar.

Entre el riesgo de que hoy lo tomen por traidor, y el de que mañana lo tengan por cómplice, Pérez Romero ha preferido el primero para librarse así de que la historia no lo absuelva. Tú, que conociste a Sánchez, no hiciste nada.

Como esa idea lo atormenta, se ha ido dando un portazo con ecos y retumbos en aquellos medios ajenos al férreo control sanchista.

No vamos a entrar en el contenido de la misiva. Es larga por minuciosa, pero breve si nos fijamos en la abundancia de materia. El lector interesado la puede localizar con facilidad. Hasta ahí podíamos llegar. No obstante, si ese mismo lector ha estado al tanto de la actualidad estos últimos meses, sabe de antemano los reproches éticos, ideológicos y prácticos que el extremeño le afea al presidente,

Pese a vivir hoy una época donde el honor, la ética, la moral, los ideales y demás zarandajas son pisoteados vilmente por quienes están más obligados a respetarlos, gestos como el de Pérez Romero conservan ese halo de heroicidad que el cine del XX explotó en infinidad de películas que te estrujan el corazón presentando a un humilde, a un subordinado o a un soldado, dando lecciones de honorabilidad al poderoso, al jefe o al general.

Nunca ha sido fácil hacerlo, máxime cuando el viento sopla favorable. Por eso imaginamos las noches de zozobra que habrá vivido el hombre antes de lanzarse.

“Hay dos tipos de militantes en el PSOE _ le dice _, los que sabemos que nos traicionaste y los que aún no lo saben”.

Alfonso Guizán, cronista de Marruecos desde el Monte Arruit

Martes, 28 de Diciembre, 2021

Estuvo ingresado en todos los hospitales españoles del Protectorado y participó en la guerra civil

LOS GUIZÁN ERAN propietarios de terrenos aledaños a la torre de los Andrade, en Vilalba, y cuando Fraga acuerda su expropiación para instalar en ella el parador de turismo, Alfonso Guizán Eimil (Vilalba, 1909), que entonces representa los intereses de la familia, no le pone fácil las cosas. El pleito está recogido por ahí adelante para contar la intrahistoria de esos establecimientos y en especial, el del lugar de nacimiento del ministro que duplica el número de los existentes durante su mandato.

Era hijo del pequeño comerciante Rosendo Guizán Ares y de María Antonia Eimil Vérez. Él y sus hermanos Andrés, Lorenzo, David, Emilio, Jesús y María, sobreviven al patriarca en 1941. Otro, Vicente, fallece de joven al disparársele un arma que manipula.

En su necrológica, Alfonso dice de su padre que había “nacido pobre en un perdido rincón del agro villalbés”.

Se hace telegrafista del Ejército y lo destinan a Marruecos, donde va a sufrir una penalidad médica tras otra, aunque sobrevive a todas. En mayo del 36, a punto de dejar un escenario bélico para mudarlo por otro, es dado de alta en el Hospital de Larache.

En Vida Gallega, donde colabora, se pide para él una recompensa pues ha conocido las camas de todos los hospitales del protectorado. Tetuán, Melilla, Ceuta, Xauen y Larache. Desde el primero escribe un artículo que se cita en la biografía del médico pontevedrés, Manuel Gómez Durán, a quien califica de “mago del bisturí”.

“Al trasponer el umbral _ dice Guizán sobre el establecimiento _, cambia por arte de encantamiento el pétreo decorado: Mármoles blanquísimos y espejeantes, caprichosos zócalos, claras y espaciosas salas llenas de sol que se tamiza, gozoso, a través de los amplios ventanales emplomados”.

Su destino es la estación telegráfica Óptica número 2 de Monte Arruit (en la foto del cromo), al mando del teniente coronel Antonio Goróstegui Robles, que será fusilado por los republicanos el año 1937 en Aravaca. Luego, Melilla, y durante la guerra, en Teruel.

En sus crónicas africanas describe el sometimiento de las moras al hombre, las palizas que reciben si las descubren observando a los españoles y la máxima que preside sus vidas: “Su estricto derecho de propiedad se limita al traje que llevan puesto”.

También se pregunta qué se le pierde a España en aquellas áridas e improductivas tierras, olvidándose quizá de la estrategia, y se lamenta de que, por el contrario, Las Hurdes estén tan abandonadas de la acción gubernativa. En ese preciso momento Buñuel rueda su famoso documental en la comarca.

La tropa que defiende con él el Monte Arruit está formada en su mayoría por vascos, gallegos y asturianos. El norte español para el norte marroquí.

Terminadas las guerras, maltrecho, pero vivo, ejerce de corresponsal en Vilalba de El Correo Gallego, escribe para el Faro Villalbés _ también poesía en castellano _, y más adelante comienza su dilatada colaboración en las páginas de El Progreso que se mantendrá hasta su fallecimiento, en la última década del XX.

Además de artículos sueltos, atiende una sección titulada ¿Sabía usted que…?, donde recoge infinidad de anécdotas de los personajes históricos y de las celebridades del momento.

Recuerdo su presencia en la redacción para entregar las cuartillas de su colaboración, un momento que aprovechaba para charlar con Fole y con los redactores que entonces estuviesen.

Estaba casado con María Dulcina Piñeiro Brea y su hijo homónimo fue uno de los pocos jugadores de béisbol en el Lugo de los setenta.

Los pájaros

Martes, 28 de Diciembre, 2021

Dios proveerá, que a los pájaros ya los cuida Sánchez

Están preparados 60 millones de euros para corregir los tendidos eléctricos de alta y evitar así daños en la avifauna. El objetivo es que ningún gorrión se quede tieso si se posa en un cable.

El dinero proviene de los fondos prometidos por la UE.

Lo expuesto anteriormente exige cuatro acotaciones. Por ejemplo, que en su redacción y publicación no ha influido en absoluto el hecho de que hoy sea 28 de diciembre, celebración de los Santos Inocentes, fecha en la que es tradición buscar la broma mediante una noticia falsa, también llamada ´canard´ en su inicial denominación.

Segunda, que el hecho de considerar la medida como un inútil despilfarro no prejuzga una falta de interés por conservar la vida de las aves hasta donde dicta la naturaleza, y más allá, si esto fuese posible, con el fin de que nos sobrevivan, por lo menos, hasta la próxima gripe aviar.

Tercera, que utilizar el verbo ´corregir´ para combatir el problema se nos presenta como un arcano difícil de comprender, pues por mucho que se corrijan los tendidos, siempre habrá pajarillos del Señor dispuestos a posarse en los cables y quedarse fritos.

Cuarta, si por el contrario existiese una alternativa de corrección para los tendidos que diese total seguridad al jilguerío y a las milanas bonitas, se nos antoja que 60 millones de euros es una cantidad a todas luces insuficiente y mucho nos tememos que solo podrá darse protección a la avifauna catalana, a las volátiles que sobrevuelen el caserío donde viva Otegi y a las circundantes del casoplón donde resida Irene, como siempre.

Si Europa aprueba que este dinero tenga un destino tan avícola como el que se describe, nos guardaremos nuestra opinión con mucho cuidado y envolveremos con ella la última edición de Juan Salvador Gaviota, allá donde vea la luz, con lo cara que está.

Rodríguez Pedreira, la higiene contra la polio

Lunes, 27 de Diciembre, 2021

El médico publica Cartas a una madre en la Celta, donde aparecen las Supersticiones de Galicia de su padre

ERA EL HIJO de Jesús Rodríguez López, un ídolo popular y una leyenda, y eso tiene que dejar huella en el ánimo de un niño que vivirá sus 17 primeros años en compañía del médico, escritor, dramaturgo, letrista y etnógrafo querido por todos.

Jesús Rodríguez Pedreira (Lugo, 1900) recoge la vocación médica de su padre y tras cursar el bachillerato con Jesús Bal y Gay y Manuel Meilán, entre otros, se especializa en Puericultura, licenciándose con sobresaliente el año 1923. En Santiago es alumno interno de la Clínica de la Infancia y cuando regresa a Lugo, será uno de los fundadores de La Gota de Leche, lo que le vale reconocimientos oficiales en 1930.

En 1922 participa como pasajero de un Ford en un concurso de automóviles que gana José Páramo. No es de velocidad, sino de empaque y prestancia. Su coche, que adquiere tiempo después, será famoso en todo Lugo.

Cuando se crean los servicios de Higiene Infantil del Estado, opta a las primeras oposiciones y gana plaza en Segovia, donde dirige La Casa del Niño, organizada a modo de jardín de infancia. También es jefe de un servicio móvil de Puericultura de la Dirección de Sanidad para la lucha contra la mortalidad infantil y es nombrado para el Consejo Superior de Protección de Menores, en el junta provincial madrileña.

En la capital organiza ciclos de conferencias que son emitidas por Unión Radio y escribe tres obras pioneras, Cartilla de Higiene Infantil, La investigación de la paternidad de los hijos extramatrimoniales y Profilaxis del niño difícil.

De nuevo en Lugo inicia una colaboración con El Progreso que se traducirá en su obra más conocida, Cartas a una madre (1954), de Ediciones Celta, la casa donde su padre publica Supersticiones de Galicia.

La salida del libro se festeja como un éxito con un banquete al que asisten, entre otros, el autor, el editor Francisco Esteban, el dibujante de la portada, Gallego Morandeira y el director del periódico donde ven la luz las cartas, Purificación de Cora.

En Madrid asiste al V Symposium Europeo sobre poliomielitis, una grave preocupación de la época, como fue el brote de Castrolázaro, en San Martiño de Vedro (Portomarín), con ocho casos entre los 35 niños existentes.

En medio de unas condiciones higiénicas deplorables, el brote de Castrolázaro ayuda a desmentir la idea de que la polio prospera en espacios asépticos, como se creía hasta entonces. También se discute la conveniencia o no de la vacunación, como ahora, y Pedreira intenta despejar los miedos con un alegato a su favor.

Más adelante participa en el Congreso Nacional de la Infancia y en otras reuniones internacionales.

Se había casado con Josefina Fernández, más conocida como doña Pepita en su puesto de trabajo de la Delegación de Educación y a quien algunos lucenses le adjudican el nombre oficial de Casandra, mal visto desde la novela de Galdós. Este extremo no pudo ser confirmado.

Tienen cuatro hijos: Jesús, el célebre Cocolo, que se despide en su esquela de 2017 con un “Gocei con vós”, Celso, José, conocido como Pepito del Frap por pertenecer a esta organización cuando es estudiante de Derecho en Santiago, donde dice ser albañil cuando es detenido, y a Adela Rosa Rodríguez Fernández, eminente química, becada por la Junta de Energía Nuclear gracias a la amistad de la familia con una de las máximas autoridades de la Junta, Armando Durán Miranda, y a su valía, desde luego.

Pedreira forma parte de la directiva que en 1966 se constituye para regir la Asociación de Cabezas de Familia que preside José del Valle Vázquez. Con él figuran José María Marcos de Abajo, Manuel Portela Nogueira, Antonio Montenegro de Irizar y Manuel Sanfiz Trigo.

Fusilado al amanecer

Lunes, 27 de Diciembre, 2021

No en el 33, pero sí en el 2021

El director del diario Ahora en 1933 es Luis Montiel, el mismo que funda Estampa, reflota Semana y crea aquel fenómeno de la prensa deportiva que fue As.

El 26 de diciembre de ese año, Ahora publica una minuciosa información sobre la agonía domiciliaria de Francisco Macià, presidente de la Generalidad de Cataluña.

Maciá padece una oclusión intestinal. La noche de Navidad se le interviene para instalarle un drenaje que higienice el estómago. Luego se le practica una transfusión sanguínea. A las seis, masón él, recibe los Santos Óleos y a las once fallece.

Durante todo ese tiempo está acompañado en la habitación contigua por sus consejeros, el exministro Companys, el presidente del Parlamento y el alcalde de Barcelona, Jaime Aguadé Miró, recatalanizado como Ayguadé.

Pese a todo ello y pese a que su antecesor en el cargo no se mueve del piso del moribundo, Ada Colau tuvo a bien difundir en su 88 aniversario que Macià había muerto fusilado. ¡Uy, me equivoqué!, reacciona horas después. Nada, chica, nada; tú fusila que algo queda.

Como antes se han dedicado a embarrar el campo, hoy se intenta disculpar las pifias de este calibre bajo el insufrible manto de que “un error lo tiene cualquiera, y yo no nombré docenas de asesores para esto”.

Eso está claro, tú los nombras para que gorroneen a manos llenas el dinero público desde su infinita ignorancia y desde su mala uva.

Porque, admitamos el error como generador de la noticia, pero ¿por qué un fusilamiento? Maciá podría haberse muerto atropellado por un tranvía en la calle de las Cortes, como Gaudí, o ahogado en el naufragio de la Sussex, como Granados, catalanes ambos.

Pero no, el error incluye el fusilamiento por parte de España, aunque sea la republicana del 33.

El gran showman

Domingo, 26 de Diciembre, 2021

¡Arriba el telón!

En una habitación pones al Rey en una esquina y a Rufián en otra. Sueltas en ella la cordura política y preguntas, ¿hacia qué esquina se encaminará? Puedes soltar otras muchas cosas y todas tomarán la misma dirección hasta que le llegue el turno al disparate, y entonces sí, avanzará con paso firme hacia Rufián.

El hombre está en Madrid para eso. Nadie espera de él exquisitos discursos de esencias izquierdistas, aromas republicanos, ni acendrados principios catalanistas. No los espera ni ERC, pues de lo contrario hubieran elevado a tan alto cargo de representación parlamentaria a alguien de cierto peso, fuste y solidez, y no a un pendenciero de tabernas, lenguaraz, infinito caradura, adicto a las broncas y con ese aire chulesco que a los ignorantes les hace dudar si es un patán o un brillante parlamentario. Vamos, lo ideal para los tiempos de flojera cerebral que corren.

De entre todas las posibilidades habidas y por haber, eligen a Rufián para el papel, porque le basta su apellido para mostrar con meridiana claridad sus intenciones.

Por eso cuando acaba de hablar el Rey y le preguntan su opinión a este hombre, da igual que venga de una calçotada con los amigos, o que haya dormido las últimas 24 horas de un tirón, porque él ya sabe qué exabrupto debe emitir al margen del contenido del discurso para que sea recogido con gran júbilo por los medios de comunicación.

Él dirá ahora que no, pero lo cierto es que Guerra también practicaba este gusto por el retruécano, aunque en su caso, fuese el agudo colofón a un discurso bien fundamentado, y en el de Rufián, el chascarrillo lo es todo y fuera de él no hay nada más.

Eso, sin contar el equipo de guionistas que le sugieren nuevos y brillantes gags como a los monologuistas del Club de la Comedia. Es decir, todo un espectáculo.