Disco censurado en Alsasua. No se puede decir San Pedro

El argumento holandés esgrimido en contra de la religiosidad de las fiestas llega a España de la mano de los proetarras. ¿No se sostiene que ETA nació en un seminario? Pues están empezando a pagar el favor.

Bildu, con mando en la plaza de Alsasua (Navarra), se las ha cargado todas de un plumazo. Cencerrada de Reyes, Santa Águeda, Santa Cruz, Virgen de Erkuden, San Juan, San Pedro y Cruz de Barbagain. Su argumento es el mismo que utilizan los socialistas holandeses para islamizar por igualación: Aquí hay vecinos de muy variado credo, en consecuencia, café para todos; ni vírgenes, ni mahomas; ni santos, ni profetas. Igualito que en Arabia.

Bildu podría haberse aplicado el cuento y ya que en Alsasua hay vecinos de muy diversas ideologías, acordar igualarse al ras y desaparecer. Y un jamón. Lo que pretenden éstos y los otros matacuras es siempre lo mismo, ocupar los espacios de poder y ser ellos quienes prediquen desde los púlpitos laicos del consistorio.

Ya verán cómo en el programa de fiestas se sustituye la media horita de la misa por algún acto de adoración a Nuestro Señor Alcalde y a la Santísima Concejala de Cultura, eminentes lumbreras de la nueva civilización occidental, inventores de la fiesta desfestivada para budistas y adventistas del séptimo día.

Es de suponer que en esta línea de no molestar a las otras creencias, Bildu prohibirá el vino, la carne de cerdo, las transfusiones de sangre, el pan con levadura, la negativa a circuncidarse y otros cuantos miles de tabús que las distintas religiones han establecido a lo ancho y largo de este mundo.

_Con permiso de los presentes, y sin ánimo de molestar, a quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga _ dirán a partir de ahora en Alsasua, tan respetuosos ellos con las creencias que se han quedado sin ninguna.

Diputado sufre en propia carne la mayoría parlamentaria

En la mayoría de los casos los llamados debates políticos se merecen por mejor nombre el de dislates, y de apellido, nada que se aproxime a la política, si acaso a las vísceras, al entreverado, a las asaduras de cada cual.

Pero al comprobar la insistencia con la que se emiten, solo cabe concluir que su organizador los quiere así, broncos, encabronados, guerracivilistas, de trinchera, boina calada, palo y tente tieso. Dislates para enfurecer al personal, para hacerle creer que eso es política y que ésa es la manera con la que se aborda en los países civilizados. Con golpes en los escaños y por ahí. Y claro, la gente se lo cree.

En el fondo es una estrategia didáctica. Si por la tarde se escucha a unos vocingleros destripaterrones que entran armados de bisturí en las costuras de la bragueta y entre ellos se dicen lo que no se atravería Lucky Luciano a Joe Masseria; y si por la noche se repite la escena, ahora sobre el paro, los escraches y la prima de riesgo, el espectador entenderá a la perfección por qué estamos como estamos y solo le faltará por explicarse cómo es posible que no salgamos a las calles con petardos al gusto mostrenco.

En esa labor de cizaña se distinguen auténticas ponzoñas con patas que el lector sabe distinguir perfectamente de modo que nos ahorra el señalamiento. Además, como los hay que disparan en todas las direcciones, cada cual dispone de sus propios insoportables, según tendencias. Vaya, vaya. Y esto lo programa la emisora. ¿Será porque nos gustan, o porque nos asomamos con la esperanza de que en la última semana les haya visitado el arcángel san Gabriel para anunciarles el don de la palabra, el de la dialéctica y el de la modestia.

La explicación puede ser cualquiera menos la esencial de estas reuniones, que es la de sacar algo en limpio. No, lo único limpio que se saca son los billetes que ellos reciben por despotricar.

Bildu prohíbe, por error, el himno de sus fiestas a Calderón de la Barca

Que cabalgamos hacia el nucleo duro de la ignorancia como en ningún otro momento de la historia es realidad que se constata día a día, verso a verso y coz a coz. La única duda que resta es determinar si lo hacemos al trote o al galope.

Es posible que en otros momentos fuese mayor el desconocimiento, que es la ausencia de éste, pero la ignorancia va un paso más allá, pues quien la padece cree ser un ilustrado.

La última prueba nos la remiten desde Errenteria o Rentería, a gusto del bilingüista. Allí donde España cobraba sus rentas marítimas, aunque existe un tercer topónimo que lucha por oficializarse, ya que en otra cosa no, pero en topónimos nos han salido legalistas a punta pala.

El caso es que allí celebran las Magdalenas, una fiesta popular que como todas las fiestas es generosa en vino, casetas, chupinazo y lo que antes se llamaba sagrado de transgresión y que solo puede existir si se contrapone a un sagrado de respeto, pues de lo contrario se queda en gandallada lisa y llana.

Como los de Bildu llegaron a la alcaldía, se les ocurrieron una serie de prohibiciones, que es lo que en el fondo les gusta, para que se note bien a las claras quién manda ahora en el pueblín. Manos a la obra, publican urbi et orbe que en las casetas de las Magdalenas quedan prohibidas las actitudes sexistas, homófobas, racistas y españolistas. Vamos, que allí puedes llevártelo crudo como Bárcenas, pues nada dice en contra de actitudes avariciosas.

La gente lo ha recibido con gran sorpresa, pues siendo todos españoles, ¿cómo evitar actitudes españolistas? ¿Quedándose en casa? El caso es que rectificaron por vía del error. Y de los gordos, porque entre otros detallitos, el himno de las Magdalenas de Rentería es un pasadoble titulado El Centenario… ¡compuesto para honrar al madrileñísimo don Pedro Calderón de la Barca!

A veces veo amarillos

Llevamos una racha de paliza tras paliza y ahora mismo, ya sea en Madrid o en Barcelona, están todos de acuerdo, son muchos, pero todavía es posible.

Yes, we can, o como se diga en cursistaní reintegracionista.

Reconozcamos que nos hemos descuidado en todas las líneas de medio a medio _ de nada vale echarle las culpas solo a una demarcación _, y han ido cayendo uno tras otro, bien por el empuje alemán, bien por no saber cómo se hacen las cosas correctamente. Y lo más probable, por ambas razones y por muchas más.

Dicen que faltó actitud a la hora de encarar la estrategia y es cierto. No se puede saltar al campo con la cabeza puesta en objetivos dispares al gusto particular de cada cual, como si de una merienda de buitres se tratase. O lo que es peor, como si la responsabilidad de dar el callo siempre fuese de otro.

Es hora de abandonar personalismos y tirar del carro en la misma dirección, aunque signifique perder por una temporada el simpático anarquismo que nos caracteriza, con esporádicas arrancadas por las bandas que han hecho exclamar a tantos y tantos técnicos: Dos españoles, tres opiniones. A mí me da igual blanco que tinto con tal de ser original y siempre distinto, como cantaban Vainica Doble.

El caso es que hoy un periódico del ramo titula a cinco columnas “Hay que hacer algo ya”, como diciendo que no se está entrenando en el sentido correcto, que no se está haciendo nada, o algo así.

Otras veces se ha salido de peores atolladeros y ahora no tiene por qué ser de otra manera, siempre que nos pongamos las pilas y seamos conscientes de que hay que marcar seis millones de goles para culminar la remontada contra la ventaja que el paro nos lleva por delante. ¿Que son muchos goles? ¿Y qué quiere? ¿Que sean más?

El moderno Sinaí fue una nube de cloud computing

Un Moisés desconocido, con nick oculto, ascendió virtualmente a un nuevo Sinaí donde le han dado un pendrive con los diez mandamientos del siglo XXI, cuyo resumen es el siguiente:

1.- Te amarás por encima de todas las cosas. Tú rompes la pana y los demás a tu lado son caca de la vaca. De este primer mandamiento se desprenden todos los demás.

2.- Cuando llegas a este mundo tienes derecho a todo y deber de nada.

3.- Los problemas que afectan al mundo son siempre culpa de los otros, de modo que tu obligación, Sampedro dixit, es protestar, protestar y protestar.

4.- El dinero no es de nadie, por lo tanto la obligación de los estados es repartirlo generosamente para subvencionar tu libertad creativa o tu indolencia contemplativa. Como Mecenas pero con BOE.

5.- Por el contrario, si la vida te ha colocado en el bando de quienes lo reparten, podrás llevarte los billetes a casa en enormes bolsas de plástico, bien de los grandes almacenes, bien de parafarmacias.

6.- Santificarás las fiestas hasta que el verbo se haga resaca.

7.- Por el conocimiento no te preocupes. Todo está en internet.

8.- Usarás la violencia en vano, contra tus padres, tus profesores, compañeros, médicos o enfermeras, contra el ministro de Hacienda, contra el Estado español (si eres periférico), o contra lo que te venga en gana. Y además harán un programa en la tele para mostrar tu cerril conducta.

9.- Escrachearás los primeros viernes de mes y por Pascua Florida. Acosarás a las folklóricas a la salida de los juzgados y tendrás siempre una pancarta en orden de revista.

Y 10.- No pronunciarás tu nombre en vano cuando pidan voluntarios para arrimar el hombro ni harto de vino. No vaya a ser que haya que abrir zanjas.

Millones de españoles rodeamos hoy el Congreso de los Diputados, pero para defenderlo de los bárbaros

El 24F de 1981 El Progreso publica un editorial titulado Nadie los ha llamado, cuyo razonamiento podría ser trasplantado a hoy, con la única diferencia de que en esta ocasión vería la luz antes del intento de golpe, y en el 81 fue después.

A los que hoy se disponen a tomar el Congreso por asedio se les pueden decir muchas cosas y ninguna bonita. Se les puede decir que nadie les ha llamado y que se aprestan a cometer un delito contra millones de españoles que sí se sienten representados en sus instituciones y por las personas que las integran, al margen de que hoy vengan mal dadas, o de que alguno de ellos sea quintacolumnista de la rapiña, corto de entendederas, poco hábil en el arte de Castelar, jugador de Apalabrados en horas de trabajo, exconsejero de Bankia, firmante del manifiesto de Orcasitas, cura trabucaire, caballero andante los fines de semana, lector de Sade o portero de la Selección Nacional de Balonmano. Ha superado el trámite exigido y si no se merece el puesto será culpa de los electores, que no se fijan en nada; no de él, que tiene muy buena vista para colocarse.

Quienes no solo no superaron ninguna prueba, sino que están a punto de suspenderlas todas de golpe son quienes afirman poseer una cabeza que no les da para más que causar nuevos y espeluznantes gastos y conflictos que la jornada de hoy traerá consigo y que habremos de pagar entre todos, incluidos ellos mismos, si es que alguno contribuye al erario de su peculio.

Como en este caso el derecho de manifestación brilla por su ausencia, los ciudadanos que se sienten agredidos desde la mera formulación del asedio y que conforman la gran mayoría social, esperan y confían que no solo por parte de su Gobierno, sino de todos ellos, se les lance un mensaje claro, diáfano y sin ambages sobre la naturaleza perversa de su acción.

El ayuntamiento granadino de Íllora mantiene el nudo gordiano, el yugo y las flechas de Alejandro Magno. Se ve que estudian

Denuncia un lector el talibanismo que se ejerce contra los anteriores símbolos de piedra y pone de ejemplo el raspado al ras de hace tres años sobre el escudo del edificio de la Aduana ribadense.

Lo primero que debemos reconocer es que el cambio de escudos es una constante histórica. Y en la española más, porque es más extensa. En contra del común suponer, el utilizado durante el franquismo es el menos innovador y el más parecido al primero de todos ellos, el de los Reyes Católicos, del que apenas sustituye el lema Tanto monta por el de Plus Ultra.

Primer error por parte de Franco. El Tanto monta no es, como se cree, una absurda alusión al poder de Isabel y Fernando, o viceversa, Monta tanto; sino la frase que Alejandro Magno pronuncia antes de dar con la solución del nudo gordiano que nadie es capaz de deshacer hasta que llega él y lo corta de un tajo.

Ese nudo, mítico y universal símbolo filosófico, era el hilito que figuraba entrelazado al haz de flechas y al yugo, que por supuesto no eran de la Falange ni por asomo y donde sí estaban fundidos la unión española con los nombres de Ysabel y Fernando gracias al buen hacer de un carca tan renombrado como Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática entre otras lindezas.

Segundo error por tanto, el de nuestros amados representantes en Cortes que el año de 1981, en aras de una supuesta coherencia constitucional, se cargan los elementos nebrijanos ¡de 1492! por creer que eran de José Antonio, que es como creer que la 9ª Sinfonía la componen al alimón entre Miguel Ríos y Waldo de los Ídem. De aquellos polvos vienen estos lodos. Si los diputados ejercen de ignorantes, ¿qué les queda a los talibanes más que certificar esa ignoracia?

Ojalá unos y otros hayan disfrutado de un feliz Día del Libro. Adiós nudos, adiós fontes.

Feria del Libro

Se anuncia para hoy, Día del Libro, una especie de kermés heroica en Cataluña, con esteladas a todo trapo y baño de multitudes, de ésos que tanto le gustan a Artur Mas, aunque le trabuquen sus expectativas electorales, porque en el fondo quien se aprovecha de todo este barullo es ERC, que es a la que le van las algarabías.

Pero siendo la Diada un escenario adecuado para airear todas las ansias de independencia que un alma es capaz de albergar, no parece una fiesta del libro el marco más idóneo para desplegar los símbolos del pensamiento único, salvo que desde el principio se renuncie a las ideas y nos dé más por el absolutismo, que entonces sí, la mezcla de banderas, rosas y libros ofrece un conjunto armonioso.

Para que no existan dudas, los líderes políticos del único pensamiento recomiendan el mismo título, para qué más. Eso sí, con variantes que despisten: Manual de Independencia, o Qué bien nos va a ir a todos cuando nos cobremos los impuestos a nosotros mismos y tengamos que pagar las tiritas de los hospitales sin ayuda europea ni madrileña.

Va a ser una fiesta fantástica. El Omnium Cultural se va a quedar corto y las parejas de novios ya no se recitarán al oído versos de amor en los bancos del Parque Güell, sino los pensamientos del Consejo Nacional para la Transición de Cataluña, redactados por Pilar Rahola:

_A todos los niños se les comprará un traje de buzo para que soporten sin riesgos la inmersión lingüística… ¡qué bien suena! ¿Verdad, Culumeta?

_Sí, ahora ya podemos casarnos sin miedo a que el niño lea a Juan Marsé.

_Desde luego. Solo leará a alguien que no conoce ni su padre, que voy a ser yo.

Este 23 de abril será sonado. Sobre todo para la literatura de ficción.

Arrasado por el amoníaco

No pretendo ser reconocido como novelista profeta, porque no es el caso, pero sí como novelista coincidente a raíz de la explosión ocurrida en la fábrica de fertilizantes de Texas. Durante varios meses recabo información para novelar los efectos de una nube tóxica de nitrato de amonio con el mayor realismo posible, es decir, con las características mortales que podrían derivarse de un accidente como el que acaba de producirse. Me dicen que algo así no aparece en ninguna otra novela, aunque asegurar ese extremo, dada la magnitud de la producción literaria, es un riesgo que hay que correr solo con la boca pequeña.

El asesoramiento más útil y adecuado a los fines que se perseguían me vino a través de Cristina Vicent Laso, investigadora del Instituto de Química Orgánica (CSIC) y los resultados forman parte de los últimos capítulos de “La verdadera historia del último inquisidor”. Por cierto, la nube tóxica de esa novela sobrevuela el barrio lucense de San Roque en el año 1789, aunque todos los muertos que ocasiona son de Santiago y en número similar a los de Texas.

En el capítulo de novelas proféticas se habla mucho de “Heartbreak Hill. The Boston Marathon Thriller”, de Tom Lonergan, donde se plantea un ataque terrorista durante la multitudinaria prueba deportiva. Desconozco los detalles para asegurar si va más allá de ser otra coincidencia.

Quien sí parece estar relacionado con la profecía, o con la inspiración de los hechos, es el promotor terrorista de nacionalidad española por matrimonio, Mustafá Setmarian, que tiempo atrás recomienda a los islamistas radicales de buen corazón que un lugar pintiparado donde poder atentar es una competición deportiva abarrotada de gente. ¡Qué listo el tío! Si atentáis en el Gobi la pifiáis, porque no hay nadie. Gente como Mustafá sí que son profetas.

Poe, bostoniano, titula su primer poema Tamerlán

Inmersos en un papanatismo digno de mejor causa porfiamos en debates eternos sobre eficacia policial y lo duras que resultan las porras una vez extraídas de los tahalís e impactadas contra los glúteos. Sí, es cierto, hay sociedades que se ponen muy recias cuando un par de invidivuos deciden organizar una masacre indiscriminada, ya sea a favor de la independencia de su aldea, o en contra de la órbita de Júpiter. La causa no mejora la brutalidad, al contario de lo que por aquí se piensa.

Se ponen así de contundentes porque antes se han juramentado en principios de convivencia cuyos límites están perfectamente marcados desde tiempo inmemorial, sin que nadie ose desplazarlos ni un milímetro, como si fuesen mojones de una finca de chicle, pretextando variadas razones de modernidad, o de supuestos derechos históricos que fueron olvidados en el devenir de los siglos, como los de los mamuts, que perdieron pelo, colmillos y ADN.

El debate incluye el asombro que produce un extraño fenómeno en estas tierras, cual es comprobar que la ciudadanía aplaude a la policía. No. Aquí somos más de improvisar. Más de Agustina de Aragón, de Ada Colau y de aguantar a un par de mocosos que matan a una muchacha y a punto están de arruinar el presupuesto de Interior antes de que sus padres logren averiguar dónde han tirado su cadáver.

Aquí somos más de agarrar a la Pantoja por los pelos y de hacer que suspire en busca del aire, antes de dejar que se estampille por los suelos, exhausta de sudor y pueblo. No todo son desventajas, pues ese pronto da escritores como Lorca, que es poeta racial y de tronío, incapaz de nacer en Massachusetts, aunque lo cante Leonard Cohen enwaltzamado.

En Boston hasta los pájaros leen a Poe, cuyo primer poema, Tamerlán, señala sin dudas el nombre del asesino, Tamerlán Tsarnáev.