Tras Rajoy
Martes, 31 de Marzo, 2009Rajoy sale con nota de la cita televisiva y eso que no estuvo especialmente lucido ni con la muleta, ni con la espada, como en alguna de sus tardes de gloria en el Parlamento. Se nota que son dos hemiciclos diferentes.
Le alaban mucho su cambio de imagen, pero aquí mi señora y yo lo hemos visto como siempre, bastante despreocupado de todas esas zarandajas mediáticas que tanto mueven a comentarios de estilistas. Ni siquiera evitó la fea costumbre de estar jugando constantemente con un bolígrafo en las manos, como si fuese un sexador de pollos.
A Rajoy le pareció corto el programa. A nosotros nos parecieron flojos y repetitivos los preguntadores. Cuando acabó, parecía que le habían interrogado diez veces sobre lo que él haría con 800 euros. Y sólo fueron ocho.
Hubo, eso sí, varias reacciones que nos parecieron muy brillantes, como la de quien se preguntaba por qué los políticos están libres de incompatibilidades laborales, y no el resto de los ciudadanos. Dijo otro: “Rajoy salió del plató con un sonrisa de oreja a mayor oreja”.
Una señora estaba muy contenta porque había quedado perfectamente claro que las pequeñas y medianas empresas suponen el 80 por ciento de la oferta de empleo. A ver si se nota de verdad en las ayudas, reflexionaba ella.
Otra mujer le acusó de parecer aburrido en todas sus intervenciones, pero a continuación se escuchó a una segunda que se lo explicaba; “Es que decir obviedades resulta muy aburrido, y aquí todavía son necesarias”.
Una reflexión oportuna: “Si no sabe inglés, que comience a estudiarlo, porque en las grandes empresas lo exigen a sus directivos, y España es una gran empresa”. Y la última: “Es la primera vez, desde hace años, que en un debate de tv. no se pronuncia el apellido Garzón durante hora y media”.