Cinco días de pesadilla
Martes, 30 de Abril, 2024Estoy absolutamente de acuerdo con la epístola a los pánfilos que san Pedro Mártir nos largó ayer por la mañana y que comienza diciendo: “Buenas tardes”. Eso es precisión.
Lo estoy cuando dice que hay que limpiar la vida política y por eso se entendía que un primer paso efectivo, serio y responsable era que se marchase. No vamos a repetir ahora la lista de ilícitos, chamullos y chanchullos que acompañan al personaje desde que se tiene memoria de él, aunque en la epístola se nos presente con la pureza virginal de Blancanieves frente a la prensa que lo vigila, los jueces que lo encausan y la oposición que lo aprieta por donde le parece.
También estoy atónito ante colegas como la ínclita Hincha Urrondo, funcionaria del Estado, que se presta a ejercer de inquisidor contra los críticos de su amo; desilusionado ante los que dicen representarnos sin que hayan movido un dedo para defender la libre exposición de ideas; patidifuso ante la carrera judicial que se deja influenciar en contra de su independencia. Obtuso ante el principal crispador de la vida nacional, alumno aventajado de ZP, que se presenta como víctima y reclama el poder de convertirse en verdugo. Una pesadilla.
Por todo eso no puedo estar más de acuerdo con las palabras del presidente, pero ¿qué entiende él por regeneración pendiente? ¿La de José Antonio? No, por supuesto. Menudo facha.
Estoy seguro que no todos tenemos la misma idea, ¿o acaso reformaría la ley para impedir que un partido independentista con el objetivo fundacional de torpedear los cimientos del Estado pueda intervenir en el gobierno de todos y acogotarlo hasta el extremo actual? ¿O impedir que se desvíen fondos públicos para darse el gustazo de crear pseudoembajadas tan caras como inservibles?
Dice que no es un punto y seguido, sino un punto y aparte. Miedo da.