Archivo de Abril, 2021

Ledo Bermúdez, la música de Mondoñedo en la primera mitad del XX

Jueves, 29 de Abril, 2021

O Pallarego, barbero, violinista, corresponsal y director, también hizo de mecenas para varios escritores

SE ACERCA MAYO y entre los poetas Díaz Jácome y Cunqueiro, el cartelista Ramón Prieto, el pintor Bernardino Vidarte y un músico al que conocen como o Pallarego, se preparan sus festejos en el año 1935.

Ellos cuecen las canciones que han de interpretarse, la carroza del enorme señor Mayo que paseará por Mondoñedo con una rama de pravia en las manos, los carteles anunciadores y las voces del coro que oficiará en tan ancestrales ceremonias.

Los niños participantes son Vilma Leivas, Antoñito Castro, Lourdes Paz, Carmencita Sandamil y Esperancita Seco, entre otros.

Lo cuenta todo en las páginas de El Progreso el cronista Eduardo Lence-Santar Guitián. ¿No es ésta una auténtica conjunción planetaria, y no la de Leire Pajín?

De Manuel Ledo Bermúdez, O Pallarego (Mondoñedo, 1899), nos libra de muchas fatigas Francisco Mayán Fernández, que ha escrito su biografía y la Diputación la ha publicado en la edad del papel.

Mayán lo califica como uno de los más grandes amigos de Álvaro Cunqueiro y es verdad, pero para ser cunqueirano en absoluta puridad, a Ledo le corresponde el título de sochantre laico del escritor. Y para no pasarnos de mitómanos, el sochantre laico de Mondoñedo.

Con nueve años entra como niño de coro en la catedral y se pone en manos del sochantre, el oficial. Allí permanecerá siete años, hasta que una pérdida de voz aconseje un cambio de instrumento. Dejará la garganta y se pasará al violín, aunque en 1917, convertido ya en barbero profesional, también integra el cuadro de declamación del Orfeón Veiga, donde es uno de los pollos que dan réplica a las mozas en las veladas artísticas y benéficas para hacer las delicias de los concurrentes.

La muerte de su padre, Antón Ledo, lo convierte en hijo de viuda, lo que le favorece para sortear el servicio militar, y no verse sorteado.

La creciente amistad con el jovencito Cunqueiro hará de su barbería un lugar de referencia e inspiración imperecedera para el incipiente escritor. En los años veinte también entra a formar parte de la sociedad deportiva Mondoñedo F.S., de la que es vocal.

Otra de sus facetas, y no la menos importante, es su labor como mecenas literario de la que se beneficiarán, al menos, el propio Cunqueiro, para editar Mar ao Norde; Aquilino Iglesia Alvariño, para hacer lo propio con Señardá y Trapero, que así consigue ver en letra impresa su leyenda El Mariscal don Pedro Pardo de Cela.

En los treinta es corresponsal de El Progreso y la anécdota que se cuenta es que su director, Puro de Cora, se asombra del correctísimo castellano que utiliza, sin sospechar que es Cunqueiro quien redacta algunas de sus crónicas. Admitámoslo en su justa medida. No es ningún disparate pensar que alguna vez haya sucedido así, aunque el autor del Merlín e familia no estará siempre detrás de los envíos de O Pallarego.

En estos treinta, además de los maios, hay que anotar su actividad a través de la rondalla El Eco y su presencia en los carnavales mediante comparsas de buen tino y tono.

Es entonces cuando compra casa en Muíños de Abaixo, donde había nacido y donde vivirá después de que matrimonie, ya talludo, con María do Carmen Vizoso García, en 1947, pues calza los 48 de edad.

Más adelante será presidente de la Sociedad de Obreros Católicos y publicará, en 1963, Cantar das Curuxeiras, la única obra salida de su caletre que ve la luz. El motivo es festejar que su amigo Cunqueiro ya es académico (1963). Un año después, fallece.

Rodríguez Somoza, 39 años al frente de Conxo

Miércoles, 28 de Abril, 2021

El médico de Lourenzá es el único discípulo psiquiatra de Cajal al que dirige en su doctorado

FUE DIRECTOR DEL Sanatorio Psiquiátrico de Conxo durante 39 años, lo cual supone un récord reseñable, si tenemos en cuenta la complejidad del establecimiento, tanto por su naturaleza pública, como por su especialidad médica. Pero Ramón Rodríguez Somoza (Lourenzá, 1899), estaba bien pertrechado para lograrlo.

Estudia Medicina en Madrid con profesores de la talla de Ramón y Cajal, Lafora, Achúcarro y Río-Hortega. De hecho es uno de los pocos alumnos psiquiatras de Cajal (1924) y el único al que le dirige la tesis doctoral sobre La histopatología de la parálisis agitante cerebral, defendida por Ramón a los 24 años.

Quienes han estudiado la biografía de los discípulos del Nobel en el Instituto de Investigaciones Biológicas _ llamado luego Instituto Cajal _, lo destacan del resto por la cercanía que hubo entre ambos, precisamente gracias a la dirección de la tesis, aunque el lucense es casi medio siglo más joven.

Dos años después es pensionado en Alemania y Polonia por la Junta de Ampliación de Estudios. En 1926 zarpa de Vigo en el trasatlántico alemán Sierra Salvada y allí permanece hasta 1930, dedicado al estudio anatomo-clínico de la hemiplejia cerebral infantil y la histopatología de la demencia senil.

Trabaja en el hospital mental de Fridrichsberg (Hamburgo) y en sendas clínicas psiquiátricas de Breslau (Polonia), al lado de médicos tan relevantes como Bumke, Foerster y Spatz.

Al poco tiempo de su regreso, colabora en Madrid con Lafora y es éste quien interviene para que se le nombre director de Conxo, pese a que ya había otro médico designado.

También tiene el apoyo de Emilio González López, con quien milita en Celta _ Mocedade Céltiga _, donde también están los López Cortón, Salvador Mosteiro, Álvaro Gil y Fermín Penzol. Luego ingresa en el Partido Galeguista e interviene en actos de apoyo al Estatuto.

Amigo de Castelao, participa en el homenaje que se le rinde en Lugo el año 1932. Otro militante es su paisano Fernández del Riego, quien lo trata por su nombre de Vilanova, Ramón de Pedreira.

Ese mismo año, siendo ya director, imparte una conferencia en gallego en el Instituto de Noia sobre la curación de las enfermedades mentales en el siglo pasado. Al año siguiente dicta otra en Lugo que titula simplemente Psiquiatría.

Al frente de Conxo acomete la modernización de técnicas e instalaciones, amplía a siete el número de médicos y dobla el de practicantes. Lo dota de calefacción, teléfono y agua corriente, que no existían, así como rayos X, laboratorio de análisis, farmacia y una biblioteca médica.

En dos años logra reducir la mortandad a casi la mitad, pasando de 68 fallecimientos a 37, la mejor cifra de entre los manicomios españoles. Implanta la terapéutica por el trabajo, bajo el postulado “lo que pueda ser hecho por un enfermo, no debe hacerlo un sano”.

La mayor parte de ellos, varias docenas, trabajan la tierra, una finca de unas 8 hectáreas. También está previsto en esos años iniciales instalar una granja de conejos que proporcione buena parte de la carne consumida en el sanatorio, y planea añadir una granja de gallinas y colmenas de abejas. De igual manera proyecta crear talleres de cestería, fabricación de bolsas de papel, esteras y medias, así como ampliar los de ebanistería y herrería.

Además de su labor en Conxo, mantiene abierto un hospital privado a las afueras de Santiago, participa en la creación de la Academia Médico-Quirúrgica de Santiago y es su primer presidente. Fallece allí en 1994.

César Barja,la literatura española vista desde EE UU

Martes, 27 de Abril, 2021

Iniciado como jurista, el crítico de Guitiriz alcanza un gran prestigio internacional

BOROBÓ PREGUNTA A sus lectores si lo conocen, porque lo cierto es que César Barja Carral (Guitiriz, 1890), pasa tan en silencio que apenas cuatro intelectuales pueden dar razón de su existencia, y eso que de su pluma salen las mejores páginas sobre Rosalía, Valle y otros muchos autores.

Pío Baroja le dedica un artículo en Ahora el año 1935 cuyo título es la mejor síntesis de lo que él fue: El valor de la crítica. Entre Barja y Baroja _ una sola letra los separa _, hubo buena sintonía y cuando el lucense habla del vasco lo sitúa en la cumbre de la novelística española, al lado de Ramón Pérez de Ayala y muy cerca de Valle, de quien descubre que su creación más querida es Tirano Banderas, por encima de cualquier obra de teatro.

Pero no son Baroja, ni Borobó, quienes mejor lo conocen, sino Gamallo Fierros, que como en tantas ocasiones, vuelve de Barja antes de que los otros hayan ido. Lo pone de manifiesto en la velada necrológica que le ofrece el Centro Gallego de Madrid el año de su muerte, 1951.

Presidido por Lobo Montero, iba a intervenir con Fraga, pero al final lidia él solo con el toro, porque a Fraga lo retienen en Bilbao. Las obligaciones, no los vascos. Sí está presente su sobrino, el arquitecto Luis Pérez Barja, y el director de la Hemeroteca Nacional, Ramón Fernández Pousa, gallegos todos.

César nace en Baxoi, de Santiago de Trasparga. Cuando tiene 30 años describe su infancia en el ensayo Monólogo y Diálogo. Personajes: Yo Él.

El bachillerato lo salva entre Lugo y Monforte. Luego, a la Univesidad de Santiago y a la Central de Madrid, donde acaba Derecho con excelentes calificaciones, siendo compañero de Luis Porteiro Garea con el que se cartea muchos años.

Es becado para estudiar en Leipzig y es en Alemania donde se especializa en Literatura y Filosofía germánicas y se perfecciona como políglota. Desde Lepzig envía diversas colaboraciones de temática variada, como la educación física en Alemania.

Traduce con Alberto Jardón la Filosofía del Derecho, de Víktor Cathrein, S. J., y aborda el caso de la Adoración de los Reyes de Hugo Van-der-Goes.

Nuevamente becado el año 1915 por la JAE, estudia el federalismo norteamericano en las universidades de Columbia y Harvard, primeras con las que va a vincularse.

En 1921 aparece su primer libro, Rosas y espinas místicas, al que seguirán sus grandes obras de crítica literaria, Literatura española y Libros y autores clásicos, así como su segundo poemario, Otoñal, con la muerte y Galicia como principales temas.

En 1923 dicta en Nueva York una profunda conferencia sobre el lirismo de Rosalía de Castro, para continuar con Libros y autores modernos, de 1925, año en el que pasa a la universidad de Los Ángeles en calidad de lector de español, hasta 1927 en el que es Associate Profesor, y en el 29, profesor.

En medio de ese proceso, se casa con Jeannette R. Goldson, de Nueva York, con la cual, según Gamallo, fue feliz, “a pesar de la diferencia de religiones”. Jeannette le sobrevirá. No tienen hijos, pero se ocupan de la educación de los dos de un amigo que se había quedado viudo.

Es miembro del Board of Advisers de la Fundación Gregorio del Amo y miembro de honor de la Academia Mexicana, así como correspondiente de la Española y la Gallega. Su prestigio crece, ganándose la admiración de Valbuena Prat y de Laín Entralgo.

Cuando presiente cercana la muerte, expresa su deseo de ser enterrado en el cementerio católico de Santa Mónica, en California.

Vázquez Seijas, el Filgueira Valverde de Lugo

Lunes, 26 de Abril, 2021

Director del Museo durante treinta años, el lucense también fue clave para Santa Eulalia de Bóveda

EL DIA ANTERIOR a la inauguración del Museo de Lugo, en septiembre de 1957, El Progreso informa que al acto asistirán “altas autoridades”. El día señalado para que Ona de Echave, obispo de la diócesis, bendiga el edificio, se destapa el misterio. Presidirá la inauguración Carmen Polo de Franco, que en cuestión de altas autoridades no es nadie, pero lo es todo.

Así se consigue un doble objetivo. El del gobernador Otero Aenlle, que es mantener en secreto la presencia de la esposa de Franco en la ciudad por razones de seguridad, y el del diario, ser el único que lo publica antes de producirse. Los demás salen a la venta con la insulsa letanía de las “altas autoridades”.

Tuvo que ser uno de los días más felices de Manuel Vázquez Seijas (Lugo, 1884), porque de esa forma tan protocolaria corona con el ramo una obra tan querida por él como el Museo Arqueológico Provincial. Tanto, que a punto está de llamarse “Museo M.V.S.”, si él mismo no se opone.

Su coste supera los cuatro millones de pesetas, que son palabras mayores, y para conseguirlos, además de los desvelos de Luis López Martí y los suyos, surgen los nombres de Álvaro Gil y Antón de Marcos, al lado de los del Estado, la Diputación y algunos particulares más, de los que ya hemos hablado en este álbum.

Sobre la biografía de este “Filgueira Valverde de Lugo”, como lo llama Nicandro Ares, hay que pasar a grandes zancadas, porque son 98 años de intensa vida que en ningún caso se ajustarían al continente y porque son fáciles de consultar en lo esencial.

Estudia bachillerato en Lugo y Comercio en la escuela coruñesa. En ese tiempo hay que situar su amistad con los hijos de Carré Aldao, los Carré Alvarellos y su presencia en la Cova Céltica.

De nuevo en Lugo, es maestro, concejal y teniente de alcalde con Carlos Llamas y Ángel López Pérez, y posteriormente, interventor de la Diputación, jovencísimo académico adjunto a la Real de Galicia con 21 años y numerario, 35 años después.

Cuenta Dionisio Gamallo que en un martes de carnaval, el médico, poeta y etnógrafo Jesús Rodríguez López, el de las Supersticiones, se disfraza de coplero ciego para recitar poemas por las calles de Lugo, en medio de la algarabía propia de la fecha.

Para que nadie ponga en duda su ceguera, convierte a Vázquez Seijas en su lazarillo, aunque éste, más comedido que el falso coplero, trata de atenuarlo _ “¡Cállese, don Jesús, que nos van a cascar!” _, sin lograr que cesen las sátiras del médico.

Si los trabajos en pos del museo, al lado de López Martí, son el timbre de oro de su labor, no quedan lejos otras actuaciones, como la dedicada a divulgar y conservar el templo de Santa Eulalia de Bóveda desde 1926, el castillo de San Paio de Narla, las murallas y la arqueología romana de Lugo y su completo estudio sobre las fortalezas de la provincia, así como centenares de monografías que alcanzan a piezas, conjuntos y edificios, casi siempre circunscritos a las tierras lucenses.

En 1954, siendo presidente de la Diputación Rafael Sarandeses, se le concede la medalla al Mérito en el Trabajo y quizás por pensar que todavía le queda mucho por hacer, solicita que se posponga su entrega. El acto se aplaza hasta once años, cuando ya ha fallecido Sarandeses y casi nadie se acuerda de la distinción.

Fue socio de Mérito del Círculo, donde ejerce de senador en una famosa tertulia, preside los Amigos de los Castillos y pertenece a varias academias, entre otras representaciones. Fallece en 1982.

López Enríquez, al lado de Del Río-Hortega y Ramón y Cajal

Lunes, 26 de Abril, 2021

El oftalmólogo monfortino participa o protagoniza importantes descubrimientos fisiológicos y mecánicos

EN 1929 EL padre escolapio José Manuel García escribe para Vida Gallega y otras cabeceras de Galicia un artículo sobre la historia del Colegio de la Compañía que su orden dirige a orillas del Cabe. Entre los alumnos distinguidos que se forman en sus aulas _ Casares, Vázquez Queipo, Carracido… _, cita también a Manuel López Enríquez (Monforte de Lemos, 1890), un oftalmólogo que ese mismo año ya participa en las Jornadas Médicas Gallegas, como eminente especialista.

En esas jornadas coruñesas presenta dos comunicaciones, “Alteraciones graves del fondo del ojo por inyección intravenosa de neosalvarsán” y “Del tratamiento de la degeneración pigmentaria de la retina”.

Todo ello quiere decir que a los 39 años de edad, López Enríquez goza de una notable reputación que se apuntala desde el año 1915, cuando tras sus estudios de Medicina en Santiago y Valladolid, es pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios como alumno de la Residencia de Estudiantes para permanecer dos años en Suiza y Alemania.

En Basilea estudia bacterología ocular con Carl Mellinger y en Wurzburgo es médico de la Clínica Oftalmológica universitaria.

Sus primeros trabajos con el profesor Manuel Márquez se prolongan entre 1919 y 1936 en el Laboratorio de Histología, al lado de Pío del Río-Hortega, y en menor medida, con Santiago Ramón y Cajal durante el tiempo en el que los dos científicos están en contacto hasta que su relación se rompe.

Con Del Río-Hortega colabora en el descubrimiento en el nervio óptico de la microglia y la oligodendroglía. Los expone en los artículos “Existencia de células de Hortega “microglía” en la retina y vías ópticas” y “Oligodendroglía de las vías ópticas”.

En ésas y otras aportaciones suyas, los avances se producen en paralelo a lo que investiga Sgrosso en Italia, y Merkulow y Schick en la URSS.

Su tesis doctoral _ Las células de Hortega de la retina y la vías ópticas en estado normal y patológico _, recibe un premio de la Real Academia de Medicina.

Es profesor auxiliar de Oftalmología de la Universidad de Madrid y jefe de la sección oftalmológica del Instituto de Óptica Daza de Valdés.

Durante los años previos a la guerra, lleva a cabo una serie de charlas divulgativas en Radio Madrid 1934 charlas conferencias en Radio Madrid sobre protección y cuidados de los ojos que se emiten para toda España.

El conflicto civil le sirve para el estudio de las patologías asociadas a la avitaminosis como capitán médico del Hospital nº 4. Posteriormente desarrolla el foto oftalmoscopio, que permite obtener imágenes fotográficas del fondo del ojo durante los exámenes realizados con ese aparato.

López Enríquez lo presenta en el XVII Congreso Internacional de Oftalmología, celebrado en Nueva York y posteriormente, en 1954, obtiene la patente del nuevo instrumento en España.

En 1942 asiste en Barcelona al X Congreso de la Sociedad Oftalmológica Hispanoamericana, de la que es secretario, así como a otras reuniones de la SOH que tienen lugar en distintas ciudades de España.

Es socio de la Peña Gallega de Madrid y participa con frecuencia en las fiestas y actos culturales de la colonia. En ese tiempo es uno de los colaboradores en la compra del manto de la virgen para el colegio monfortino donde había estudiado.

En 1950 se hace cargo de la Sección de Exploración Ocular en el Instituto de Óptica y fallece en 1968.

Pascual Veiga, padre del Himno de Galicia

Lunes, 26 de Abril, 2021

El músico de Mondoñedo es el autor de las composiciones más representativas, oficiales y populares

DESDE EL MOMENTO en el que Pascual Veiga (Mondoñedo, 1842) es enterrado en Madrid surgen voces de América y Galicia que reclaman el traslado de sus restos al valle del Masma, lo que se conseguirá, no sin complejas gestiones, seis años más tarde.

La Correspondencia Gallega de Pontevedra es una de las cabeceras que más destacan en denunciar el alejamiento del músico, incluso con tintes melodramáticos:

“El cadáver de Veiga enterrado en los campos de Ventas de Madrid, áridos y estériles, bien distintos ciertamente de los valles frescos y jugosos en donde el artista se inspirara, es para los gallegos algo que parece baldón e ignominia. Traerlo a Galicia, donde ha recogido en vida las notas inmortales de su gloriosa Alborada es lo menos que puede hacerse para redimirnos en lo futuro del calificativo de descastados que nos espera y que con tanta justicia merecemos”.

Lo cierto es que Veiga supo llegar a la fibra sensible de los gallegos a través de composiciones que se quedarán para siempre en la panoplia de sus símbolos de identificación, tanto los oficiales a través de Os Pinos, como los populares, con la Alborada y los religiosos, con los Gozos y el Septenario.

Eso fue posible, no sólo por las cualidades musicales de Veiga, sino también, y muy especialmente, porque se vive una época de auténtica devoción por el hecho musical y de pasiones populares desatadas en torno a las formaciones vocales, a las orquestas y las rondallas, que tienen su manifestación más evidente en las competiciones de orfeones.

Se vive una época en la que una nota mal dada, una opinión del jurado mal fundamentada o un premio que los espectadores consideren injusto, dan origen a interminables polémicas en la prensa y en las tertulias, y ríase usted de las discusiones sobre los penaltis inexistentes que antes del VAR llenan las páginas de los periódicos, porque entre Chané, Montes y Veiga se bastan para ocupar el mismo espacio, aunque naturalmente, dedicados a discutir de música.

Añadamos a ese ambiente los nombres de José Pacheco y Tafall en la infancia de Veiga, y comprobemos cómo el primero de ellos lo convierte en profesor de solfeo a los 13 años y de armonía poco después.

Si eso ocurre en tiempos tan rigurosos es imposible ignorar que Veiga va a ser algo grande a poco que pasen unos años.

El Veiga compositor, que es como lo vemos desde nuestros días, no debe ocultar al Veiga fundador y director de orfeones, ya que en tales menesteres transcurre gran parte de su vida. Esa actividad lo convierte en el Clavé gallego, título que recuerda la labor del catalán José Anselmo Clavé, fundador de numerosas agrupaciones canoras.

Con Canuto Barea y el barítono masón Eugenio Labán da los primeros pasos en esa dirección y sus orfeones van a estar siempre entre los mejores, para alcanzar éxitos tan memorables como el del 29 de agosto de 1890 con el Orfeón Coruñés número 4 en el Trocadero parisino, donde es galardonado con la medalla de oro del concurso frente a las más destacadas masas corales. El triunfo le valdrá también la concesión de las Palmas Académicas francesas, la más alta condecoración cultural de aquel país.

Capítulo aparte son los trabajos encaminados a conseguir un himno gallego, o un coro a manera de himno, tal como lo definía él en los primeros momentos, quizás para rebajar la grandiosidad del término.

Fue un empeño personal de Veiga y aunque han de darse muchas vueltas antes de conseguirlo, nada podrá arrebatarle la paternidad del Himno de Galicia.

Pablo Fuenteseca, todo el Derecho Romano

Jueves, 22 de Abril, 2021

El catedrático de Cospeito es profesor del Rey Felipe VI un vez jubilado en la Autónoma

TUVO TODO EL Derecho Romano en la cabeza y lo escribió en su monumental Historia y en docenas de monografías. Ahora que Lugo parece respirar con mayor pulsión todo lo romano, no estaría de más que la fiesta abarcase también a hombres como Pablo Fuenteseca Díaz (Cospeito, 1922), que hicieron su particular Arde Lucus de ciencia y conocimiento, no vaya a ser que pasemos a la historia como una generación de juerguistas.

Cursa el bachillerato en el Instituto lucense y ya su profesor Xosé Filgueira Valverde se refiere a él como uno de sus orgullos docentes, según testimonio de Fernández de Buján.

Estudia Derecho y Filosofía en Santiago, donde acaba la primera con premio extraordinario. Fue profesor ayudante de Historia Antigua y de la Escuela Social en un curso donde tuvo como colegas a Luis García Arias, Tomás Pedret Casado, Camilo Barcia Trelles, Ramón Buide Laverde, Luis Legaz Lacambra y Laureano López Rodó, entre otros.

La presencia de Álvaro D´Ors en Santiago, el más destacado romanista español del siglo, resulta fundamental para decidir la vocación de Fuenteseca hacia el derecho romano. De D´Ors publicará en 2004 una extensa semblanza.

Doctor en Derecho con Premio Extraordinario por la Universidad Central de Madrid en 1950, amplía estudios en Roma, gracias a una beca de Asuntos Exteriores en el Istituto di Diritto Romano de la Università La Sapienza, y después, en la Fundación Alexander von Humboldt y en el Instituto Leopold Wenger, de las universidades alemanas de Heidelberg y de Munich, respectivamente.

En ambas ocasiones trabaja con el profesor Wolgang Kunkel, a quien considera su segunda referencia intelectual, después de D´Ors. Tendrá una cuarta experiencia internacional el año 1961, becado por el Institut de Droit Romain, en la Sorbona parisina.

Conseguida la cátedra, la ejerce en La Laguna, Salamanca y la Autónoma de Madrid, desde su fundación en 1970, a su jubilación, en 1987. En todas ellas ocupa diversas responsabilidades académicas. Verse obligado a dejar la docencia un lustro antes de lo previsto, a los 70 años, le supone una gran desilusión, pues se encuentra en plena actividad y le queda por delante larga vida.

No obstante, en ese nuevo estado es profesor del actual rey Felipe VI. Sus estancias en Cospeito, donde vive su madre Cristina Díaz, son frecuentes en todas esas épocas.

Pertenece a las más destacadas organizaciones internacionales de su especialidad, imparte conferencias y firma trabajos indispensables para la historia jurídica de Roma. Como decíamos, la Historia del Derecho romano (1963 y las sucesivas ampliaciones) y el Derecho privado romano son obras fundamentales que introducen en España el método alemán de la Dogmengeschichte, decisivo para enfocar una correcta investigación.

De temática gallega publica O Dereito Civil de Galicia (1996) y La sede compostelana y la recepción de la idea imperial en España, además de dirigir varias tesis.

Recibe la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort y la Medalla de Plata de Galicia, entre otras distinciones. Uno de sus alumnos más destacados es el ya citado catedrático lucense de Derecho romano en la Autónoma madrileña, Antonio Fernández de Buján, que ha glosado en varios trabajos la figura de Fuenteseca, al estilo que él o Murga Gener hicieron con D´Ors.

Casado con Margarita Degeneffe, sus dos hijas, Cristina y Margarita, han seguido su estela como jurista, la segunda de ellas, también catedrática de Romano. Fallece en Madrid, el 29 de octubre de 2009.

Veiga, Rey de la Noche en Barcelona y Emperador en Lampazas

Miércoles, 21 de Abril, 2021

El empresario de Samos ha hecho famosa su aldea natal a través de actuaciones musicales de gran atractivo popular

EN SU BIOGRAFÍA confluyen todos los ingredientes para un argumento de telenovela, e incluso de novelón, si el guionista los maneja con la maestría de un Dickens revivido. La columna vertebral de la historia sería más o menos ésta:

Jaime Veiga Chaos (Samos, 1962), nace en una pequeña aldea de San Cristovo de Lóuzara llamada Lampazas, reducida a la mínima expresión de tres viviendas y diez vecinos y cuyo topónimo hace referencia a la romaza, una planta poligonácea de uso en la medicina tradicional.

Estudia en el Seminario de Lugo hasta los 21 años, cuando decide hacer por la vida en Barcelona, ciudad que había visitado en un viaje de fin de curso tres años antes. Allí conoce al empresario de Lousame José Manuel Castro, propietario del restaurante Santiaguiño, y de su mano penetra en los negocios de la hostelería y el ocio nocturno, hasta el punto de ganarse el título de Rey de la Noche, al frente del Grupo Veiga.

Bajo ese paraguas reúne en un principio siete establecimientos, bares y discotecas, que se extienden por toda la ciudad, desde el Pippermint inicial, al conocido Mil Pasos. En la lista, Enjoy Club, Nayandei, Bacarrá, Spazio Martini y Golden Eye. El grupo no detiene su expansión y abre tres locales más en el centro Maremágnum del puerto barcelonés, ya cerrados.

Con el éxito en el bolsillo y reconocida con premios su labor empresarial, Jaime escucha la petición de su madre, que se lamenta de que Lampazas haya perdido desde hace años sus tradicionales fiestas de Santa Bárbara.

¿Perdidas? Se va a enterar España de cómo son nuestras fiestas. Y el hombre inicia una serie de contrataciones rutilantes que dejan chiquita cualquier comparación que se haga con poblaciones similares. Desde Manolo Escobar a Miguel Ríos, y de Soraya a David Bustamante, pasando por Los Limones, Juan Pardo, Norma Duval o Los del Río, sin que falte alguna polémica sonada, como con el rockero granadino.

Añadamos un campeonato de tute con más de 200 parejas, carpas para cenas multitudinarias, sombreros y pañuelos exclusivos como en los caucus norteamericanos, y un Ferrari a las puertas de la casa de Jaime. Santa Bárbara no podría haberlo sospechado.

Otro gran día de fiesta es el de su boda con su novia Begoña Sánchez, de familias de Quiroga y O Incio, que se celebra en el monasterio de Samos, donde reúne a 600 invitados con abundancia de políticos, empresarios, artistas y futbolistas. Una boda de las que no se tienen acordanza.

Las fiestas y otras atenciones para con Samos le valen para recibir en 2006 el título de Hijo Predilecto del municipio, “pola súa conducta exemplar, o profundo amor mostrado e profesado á súa terra”.

En 2013 diversifica sus negocios y crea una red de pulperías que homenajean a su lugar de nacimiento, Can Lampazas. El día de su inauguración acude media plantilla del F.C. Barcelona, como son Julio Salinas, Sergi Barjuán, Carles Busquets y Gerard López, así como el tenista Albert Costa. Muchos habían estado en su boda de Samos.

En la biografía de Jaime se viven ahora los peores momentos. Una caída de ingresos de un 40 por ciento previa a la pandemia, que él achaca al proceso independentista y a la competencia con el empresario Juan Balcells, prologa sus problemas con la Agencia Tributaria, que le multa con más de un millón de euros, y las acusaciones de coqueteos con la prostitución a través de los locales Darling, Nexus y New Bacarrá.

El culebrón atraviesa sus capítulos más movidos. Aguardemos el desenlace.

Ramón Pernas, hijo de Viveiro y padre de Vilaponte

Martes, 20 de Abril, 2021

De la música a la poesía y del periodismo a la novela, pasando por la historia del circo en España

CREO QUE TODAVÍA no le he contado nunca a Milagros Frías que dormí varias semanas en la misma cama que su marido, Ramón Pernas López (Viveiro, 1952). Cuando lo haga añadiré que en realidad se trataba de una litera de tres alturas y que apenas teníamos intimidad porque nos rodeaban otros seis mil reclutas haciendo el servicio militar en San Gregorio, al lado de Zaragoza.

Estábamos en 1976 y éramos los más añosos de la compañía, con la carrera acabada, pero sin la mili resuelta.

Desde una década antes Ramón ya estaba metido en todas las danzas de Viveiro. Fue organizador de la cabalgata de Reyes y el más joven miembro de la Comisión de Fiestas. Fue constructor de castillos en la arena, poeta y cantante.

De raza le viene al galgo, porque la saga de los Pernas tiene mucho que ver con el Viveiro moderno y su transformación en enclave turístico de primer orden.

En 1968, con solo 16 años y siendo alumno de Sexto, se destapa como miembro de la “nova canción” a través del trío Os nenos tristes, que forma con Xoán Ramudo y Ramón Troitiño, aunque a veces la sociedad se reduce a dúo. Actúan con Os Pons, Juan y Ramón, Zacanoca, el rey del acordeón; María del Carmen Pardiño, triunfadora del Festival del Landro, Canana, el rey del tango; Los HB, Os Mais y The Stukas, entre otros. Y no solo en Viveiro. Un incipiente festival de Pontedeume, Lugo, Mondoñedo y Ribadeo también son escenarios de sus “canciones con mensaje”, dos de las cuales, Os caciques y Solo, interesan a Edigsa, el sello que graba a los gallegos.

Ramón, que ya es estudiante de Periodismo en Madrid, sigue con la poesía, aunque haya dejado la música y por eso en 1974 gana el tercer premio de la Xusta de Xograres de Vilagarcía, copada ese año por lucenses, desde Xavier Rodríguez Barrio y Fiz Vergara Vilariño, los dos primeros premios, a Darío Xohán Cabana que, cosa rara, sólo se lleva un accésit.

Pronto se va a pasar a la prosa, no solo como periodista en las páginas de Tiempo, Interviú, Cuadernos del Norte, a través de la agencia OTR, o en las revistas Nueva Empresa y Actual, que dirige; sino también como como guionista de Si yo fuera presidente, el programa de García Tola en TvE.

Durante once años es director editorial de Espasa Calpe, donde antes había publicado un libro muy bonito y muy recordado, Cien años de circo en España, que firma al alimón con José Mario Armero.

Entonces es cuando comienza a publicar las novelas por las que hoy en más conocido. Si tú me dices ven (1996), El pabellón azul (1998) y Paso a dos, que merece el Premio Ateneo de Sevilla y es es finalista del Premio Nacional de Literatura.

Su Paso a dos la define como “Una deuda saldada con las conversaciones susurradas que escuché cuando niño acompañaba a mi padre a las tabernas pueblerinas del invierno. Viveiro fue mi primera escuela literaria”.

Sí, porque en ellas nace Vilaponte, que es el trasunto literario de Viveiro, escenario lógico de muchas de sus historias, un lugar por donde a veces pasea Orson Welles y las gentes de Viveiro se preguntan extrañadas cuándo estuvo el orondo actor en la ciudad del Landro, y Ramón tiene que explicarse que en Viveiro no estuvo, pero en Vilaponte sí.

Otros títulos fueron Brumario (2000), Libro de actas (2003) y En la luz inmóvil (2011), así como la Trilogía de la ausencia, compuesta por Hotel Paradiso (Premio Azorín), El libro de los adioses y El libro de Jonás.

Dirige el Ámbito Cultural de El Corte Inglés y ha ganado, entre otros, el Puro Cora de periodismo.

Luis Calleja, aspirante a cunero

Lunes, 19 de Abril, 2021

Hermano de Saturnino, el de los cuentos, intenta el acta de diputado por Becerreá en un intenso año 1911

DIGAMOS DE ENTRADA que el personaje de hoy no es lucense. Ni siquiera gallego. Tampoco llega a representar a la provincia, pero Luis Calleja Fernández (Burgos, 1856) se gana un cromo en la colección por su contumaz lucha durante el año 1911 para ser cunero en Lugo, concretamente, en Becerreá.

Estas elecciones en ese distrito son un auténtico disparate. Ya se han celebrado tres veces y otras tantas aparecen irregularidades, actas falsas y denuncias que suponen la sucesiva anulación de las anteriores.

El magistrado Justiniano Fernández de la Campa tiene que echar mano de todos los conocimientos jurídiscos que se le suponen detrás de su nombre para discernir dónde está el delito y dónde la acusación perjura.

No es un caso único, pero basta para que de Becerreá se hable en toda España con tonos jocosos y burlones. Además, los liberales de Quiroga y Soto cambian de candidato como de ropa interior, de modo que se hace el chiste de decir que el siguiente va a ser el torero Mazzantini; a lo que en Becerreá replican que no, que en todo caso, si les van a poner un torero al frente de una lista, que sea Celita, que por lo menos es de Láncara.

A todas estas, Luis Calleja y su hermano mayor Saturnino manejan un emporio editorial que en el último año del XIX saca al mercado tres millones y medio de libros, unos desde la imprenta que dirige Luis en la calle Campomanes _ la mayor de la capital _, o desde otras siete a las que se los encargan, porque no dan abasto.

En 1907 Luis amplía el campo de sus negocios y se hace con la dirección del Teatro Real en compañía de Antonio Boceta. Van a programar tres temporadas con los mejores cantantes y han logrado entusiasmar a los melómanos de toda España con las reformas que proyectan en el coliseo.

El vínculo de Calleja con Galicia viene a través de los veraneos que disfruta en Baiona. Se involucra a la hora de recaudar fondos para la erección del santuario de la Virxe da Roca con funciones exclusivas para tal fin en las que implica a la reina María Cristina y a su dama de honor, la duquesa de la Conquista.

El rey le concede la encomienda de Isabel la Católica como recompensa a sus desvelos por la cultura y a sus inversiones en el Real, una máquina de enterrar dinero, como dicen en la corte.

También patrocina partidos de fútbol que él mismo disputa, como uno entre el Industriosa contra los veraneantes. Además, preside en la capital el Centro Burgalés y de sus caudales dicen que sabe gastarlos en el momento oportuno.

Una tras otra convocatoria es ganada por el candidato conservador Antonio Goicoechea Cosculluela, que veinte años después va a fundar Renovación España con José Calvo Sotelo.

Después de enfentarse a Vincenti, en esta cuarta ocasión va a tener enfrente a otro cunero, Luis Calleja, del que en Lugo se preguntan quién es, sin duda porque los políticos no son aficionados a leer cuentos, sino sólo a decirlos.

Increíble, pero cierto. Nadie conoce a Calleja. Bueno, nadie no. Quiroga Ballesteros y Soto lo saben muy bien y lo promocionan, por encima de Vincenti, Isidoro Urzaiz, Gerardo Rengifo y por supuesto, de Mazzantini, que nunca estuvo en las quinielas.

Por fin llega el momento de las elecciones, las cuartas, y los de Becerreá acuden con la duda razonable de saber si serán o no las últimas. De ese año, sí, porque ya es diciembre.

Goicoechea repite victoria, pero muy ajustada. Gana por 117 votos; esto es, 4.645 contra 4.528 de Calleja, que luego será senador por Burgos, un terreno más suyo.