La comparecencia
Martes, 30 de Noviembre, 2004Un ex-presidente que no sabe quién ordenó el 11-M comparece y es preguntado de forma exhaustiva en comisión por los portavoces parlamentarios, que tampoco lo saben. La consecuencia esperada es que, tras la comparecencia, todos seguimos sin saberlo.
Ahora bien, teniendo en cuenta que los sucesos referidos produjeron muchas muertes, cambiaron muchas cosas y afectaron gravemente a la convivencia de los españoles, resulta de todo punto exigible que se mantengan vivos sus objetivos, se realicen todas cuantas comparecencias se estimen oportunas y se mantengan abiertas todas cuantas investigaciones ayuden a diferenciar estas pesquisas de aquellas otras conocidas como comisión Warren, cerrada en falso quizás para siempre.
Si el PP no supo administrar la información que tuvo entre el 11 y el 14 de marzo, peor para ellos. Si eso es cierto, ya lo pagaron perdiendo las elecciones. Si el PSOE, otros partidos y algún medio de comunicación mintieron o manipularon esa información con la finalidad de obtener un beneficio político, mejor para ellos, pues parece evidente que los resultados electorales les fueron favorables.
Sean o no ciertas esas suposiciones, se podrán deducir distintas responsabilidades políticas, pero ninguna implicación en la propia autoría del atentado.
Buena parte de la sesión de ayer estuvo centrada en examinar los comportamientos del Gobierno, los organismos policiales y la oposición una vez cometido el atentado, cuestiones todas ellas secundarias respecto al quid de la cuestión.
Lo más sustancial es ese sentido _ escrito antes de que la sesión haya finalizado _, ha sido el convencimiento, y sólo convencimiento, del señor Aznar sobre el carácter teledirigido del atentado, y el convencimiento, y sólo convencimiento, de que si las elecciones se convocan el día 7-M, la matanza habría sucedido el día 4-M.