Sopor insuperable
Miércoles, 31 de Agosto, 2011
Si llega a ser Chacón, se queda frita
Rubalcaba se fue a tomar un café en el Congreso porque se dormía. Lo entiende cualquiera que haya estado en la cámara, o en su defecto, que haya conectado con la transmisión en directo de la sesión, cual es nuestro caso.
La sesión matinal fue un largo reproche a los dos partidos mayoritarios por no haberse tomado la molestia de consultar al resto sobre la reforma constitucional, a pesar de que algunos de ellos se apresuraban a decir que estaban de acuerdo con el control del equilibrio presupuestario y con todo lo que persigue la extraordinaria iniciativa. Si a eso añadimos que el día anterior acabó la reunión de madrugada, es fácil ponerse en la piel del candidato socialista y pensar como él en el cine de las sábanas blancas.
La impresión que recibía el espectador, no sólo Rubalcaba, fue la de estar contemplando cómo discuten los náufragos sobre si el achique de una balsa que hace aguas debe realizarse por babor o por estribor, cuando lo sustancial es eliminar el líquido cuanto antes.
Eso no exculpa a los dos partidos mayoritarios que acudían con el pacto de la reforma, por supuesto. Ambos sabían perfectamente que el resto de formaciones les echarían en cara no haber contado con ellas en la cocina de lo que se popone; e incluso, que algunas de ellas pedirían un referéndum para bien ser.
El caso es que se trata de tres ámbitos distintos. Por un lado están las exigencias de la zona euro; por otro, el calendario electoral en el que tienen puestas todas las miradas PSOE y PP; y allá en el fondo del paisaje se vislumbra también la silueta del Congreso, del trámite parlamentario, de los grupos minoritarios, de las competencias autonómicas, del consenso constitucional, de la exigencia del referéndum, del reglamento del juego y de todas esas zarandajas que a Rubalcaba le producen un sopor insuperable.