Archivo de Enero, 2007

Ortega y Dragó

Miércoles, 31 de Enero, 2007

Fue un auténtico placer mediático escuchar a Ortega Lara con qué rotundidad han de pronunciarse ciertas frases sobre temas tan principales que en boca de políticos se pretenden presentar hoy como arbitrios de la opinión, patrimonio del progresismo o contumaz chorrada imperante. Son frases que afectan a la independencia judicial, a la naturaleza de los delitos y a la representatividad que se concede a los delincuentes, destilaciones de un néctar tan viejo y sabio como frágil y manipulable.
Muchas de las oraciones vertidas ante un Sánchez Dragó ganado para los informativos figuraban hace tan solo unos meses en el repertorio de todos los demócratas españoles y apenas merecían titulares de prensa, precisamente por eso, por ser comunes y manifiestas, o incluso, por expeler un cierto tono perogrullesco. Pero han bastado cuatro mensajes perversos para que buena parte de la jurisprudencia secular pierda su carácter anodino y recupere toda la fuerza que lleva dentro.
Repetir a estas alturas que no se puede ceder a los chantajes, o que la paz tiene que basarse en la justicia para ser real, o que a nadie le puede interesar un Estado bajo la tiranía de asesinos, debería pertenecer al ámbito de la infancia en vías de escolarización; pero no, ha de aparecer la víctima del secuestro más largo de la historia de España para construir con ellas, y con otras muchas más, una de las entrevistas más emotivas de los últimos tiempos.
A Dragó se le veía feliz, como no podía ser de otra manera al frente de semejante exclusiva. Pero en el fondo, si es capaz de sustraerse a los efectos en la audiencia de un éxito periodístico, el nuevo presentador de informativos no tardará en darse cuenta de que su estrella invitada triunfaba por decir los rudimentos del sentido común.
Y el mayor de todos, cuando Ortega recalca lo que que nos jugamos y lo mucho que nos costó llegar a lo que nos estamos jugando.
Es así de triste y de sabido.

Ir o no ir

Martes, 30 de Enero, 2007

Ni he visto el teatrillo de Leo Bassi, ni pienso hacerlo, así me lleven al Alfil cargado de cadenas y grilletes. La aclaración va dedicada a quienes sostienen que para opinar hay que conocer el percal y que suelen ser los que montan los espectáculos al estilo del Me c. en D. o del Me suda la p. de ser tan g. La obligación de ir afecta únicamente al crítico, no al espectador. Naturalmente que opino antes de verlo y opino que no voy.
El espectador ejerce su criterio constantemente, tanto si entra en determinadas salas, disfruta en ellas o se aburre lánguido, como si se abstiene de hacerlo. En ese último supuesto está opinando que no le interesa.
Y conocido por otros canales el sentido del humor del señor Bassi, comprobado su nivel intelectual, su concepto de la provocación y cómo conseguirla, su enciclopédica ignorancia en materia teológica, que es de lo que trata la pieza, y su desagradable tufillo prepotente, decido libérrimamente que no va a tenerme entre los que compren una entrada para asistir a La Revelación, pues en este preciso instante, prepotente que es uno, se me ocurren mil doscientas cuatro actividades más interesantes para ocupar esas dos horas.
De la misma manera, tampoco se entiende que grupos católico/confesos dediquen un segundo de su tiempo a protestar contra el señor Bassi y su obra, la hayan visto o no. Primero, porque es el camino más directo para proporcionarle espectadores extras que sin la protesta ni se habrían enterado de que hay en Madrid un italiano despotricando contra lo que ignora; segundo, porque existe un principio bássico según el cual, no insulta quien quiere, sino quien puede, y tercero, porque prohibir es la opción de los impotentes y la única impotencia manifiesta es la de este señor a la hora de hacer humor, teatro, happening, o como quiera denominar sus exabruptos.
Bassi es un provocador nato. Concretamente, de dolores de cabeza.

Tocar de oído

Lunes, 29 de Enero, 2007

El caso de Ciempozuelos, donde la alcaldesa ha decidido reemplazar el Día de Memoria del Holocausto por la “conmemoración del genocidio palestino”, demuestra cómo avanza, cabalga y se enseñorea el efecto ZP.
Si para el periodista sin escrúpulos la máxima es que la realidad no debe estropearle una buena noticia, para el político que va configurando con sus actuaciones el ínclito ZP _ cuyo modelo parece seguir la alcaldesa del pueblo de Ventura Rodríguez _, la realidad no debe estropearle una ocasión para hacer demagogia.
Convertir a los terroristas de ETA en luchadores por la paz, hacer de sus atentados simples accidentes, santificar la República para olvidar sus crímenes y creer que el único malvado se llama Bush y vive en Washington, exige una candidez extraordinaria, o una falta de escrúpulos no menos notable.
La alcaldesa de Ciempozuelos tropezó en su calendario con la palabra holocausto y aquello no le gustó un pelo. Recordaba a ZP luciendo la kufiya y lo amigos que son judíos y americanos. ¡Ca, ca, ca! ¡En mi pueblo no hay holocausto, que para algo estoy yo aquí! Y al estilo de esos nazis resabiados que se lo cargan de un plumazo diciendo que Hitler no se iba a cama todos los días sin besar a un niño hebreo, trocó judíos por palestinos y se quedó más ancha que larga.
El sufrimiento del pueblo palestino, que sin duda acumula con creces, no puede ni debe competir _ ni mucho menos sustituir _, con lo ocurrido en la Alemania nazi por mucho que hoy esa idea moleste, inquiete o contradiga al Gobierno ZP. Y cuando la alcaldesa programa un concierto de música árabe debe olvidar en ese instante que el causante de la mayor masacre moderna de palestinos _ 14.000 muertos oficiales _, fue ordenada por otro árabe, el rey Hussein de Jordania (1970). Pero claro, para saber esas y otras muchas cosas hay que molestarse en leer y resulta más cómodo y más rentable tocar la política de oído.

Un déjà vu

Domingo, 28 de Enero, 2007

Está visto que se puede ser un luchador por la paz y no respetar siquiera la paz de los muertos. Las ideologías totalitarias son capaces de conseguir ésas y mayores aberraciones a poco de que se dispongan medios para ello. Hitler los tuvo y en poco tiempo transformó un pueblo sensato e inteligente en una banda de matones despiadados. Como ya se dijo abundantemente, pero quizás no lo suficientemente alto, el proceso que sigue desde hace años el País Vasco guarda cada día mayor paralelismo con el de la Alemania de entreguerras. Una bandera de nacionalismo extremo, sostenida, como no puede ser de otra forma, sobre mástiles de mentiras, camina hacia el pensamiento único, y en su avance concede licencias para la violencia, la burla de la ley, el engaño y el desprecio hacia los muertos.
El engranaje está perfectamente montado con formaciones políticas que ocupan por completo todas las opciones y se reparten en escala la dureza del mensaje y de los puños.
El NSDAP, la Gestapolizei, las SS, el hostigamiento a los desafectos, el férreo control de los medios, la imposición de enseñanzas sectarias y la última novedad, las botas contra las flores de un cementerio. Si el siglo XX no nos hubiera dejado muestras del grado de perversión que suponen esos lavados de cerebro multitudinarios, podría argumentarse que no estábamos avisados, pero hoy sabemos los ejemplos de multitud de países, especialmente de Europa y Asia, que experimentaron con fórmulas semejantes y cuyos resultados fueron siempre máquinas de matar y de aborregar a la población.
Por eso llama la atención que el proceso vasco, y en algunos aspectos, el catalán, despierten las simpatías de personas que a priori, nada les debería ligar a adoctrinamientos que carecen del principio vital de la libertad y que reclaman a gritos ser considerados dictaduras en ciernes, en el más puro sentido del tropo sobre el huevo de la serpiente.

El colesterol alto

Sábado, 27 de Enero, 2007

Las razones humanitarias que algunos indignados ciudadanos reclamaron a la Audiencia Nacional para que iluminaran su fallo y permitiesen a De Juana Chaos una muerte digna en la cama familiar, las mismas que habían conmovido el ánimo siempre impertérrito de la Fiscalía, se han topado hoy con una esperanzadora realidad. Según la analítica, el señor De Juana Chaos se encuentra bien de salud, si acaso con el colesterol pelín alto.
Es decir, que si se vigila ese esteroide, esa molécula de ciclopentanoperhidrofernantreno constituida por cuatro carbociclos condensados, nada hace sospechar que el señor De Juana se vea en la obligación de abandonar este mundo cruel en busca de las regiones celestiales, lo cual ha de producir gran satisfacción a la Fiscalía, pues de ese modo podrá dedicar los desvelos hacia otros asuntos de sus altas competencias.
Y no sólo la Fiscalía encontrará gran alivio al conocer un parte médico tan optimista. También el señor Anasagasti podrá conciliar mejor el sueño al comprobar que la decisión de la AN no va a suponer en la práctica la aplicación de ninguna pena de muerte, pues lo del colesterol se puede atacar con una dieta baja en carnes rojas, huevos, hígado y sesos.
Siendo éste el estado de la cuestión, también el señor Llamazares habrá visto que eran infundados sus temores a que la AN no hubiese combinado mejor los términos de justicia y humanidad. Ya ve don Gaspar que nuestro enfermito, el muy pillín, está más cerca del de Molière que de los terminales.
Todo ello servirá sin duda para redimirse con satisfacción a la espera de que prospere el recurso interpuesto contra la sentencia que lo mantiene retenido, o por el contrario, a la espera de permanecer por más tiempo fuera del mundanal ruido, con sus alcoholes y hamburguesas, que tanto aumento causan en los índices del lípido esteroide y contra el que lucha con tanto ahínco nuestro Ministerio de Sanidad.

El qué y el cómo

Viernes, 26 de Enero, 2007

Julián Marías dejó escrito que se puede hablar con propiedad de las dos Españas desde el arranque del XIX, cuando afrancesados y defensores de la independencia se enzarzan en un diálogo imposible. Eso es así si nos olvidamos de los negros y los regalistas, entre otras dicotomías anteriores que ponen de manifiesto dos interpretaciones incompatibles de lo que es o de lo que debe ser España. Y añade Marías que esta característica dual se mantiene “siempre con la posibilidad de un inesperado rebrote, como esos virus que permanecen latentes y se pueden reactivar cuando menos se esperan”. La cita es de 1985, es decir, en plenos festejos de la Constitución recién alcanzada y desde la que Marías no descarta una reedición de las diferencias insoportables, aquéllas que van más allá de la política porque lo que las separa no es tanto cómo gestionar _ que es un problema moderno _, sino qué gestionar, que es un problema medieval.
Estaba cantado que fuese cual fuese el resultado de la votación en el pleno de la Audiencia Nacional sobre De Juana Chaos, su conocimiento no iba a ser acatado con tranquilidad de ánimo por uno de los dos grandes grupos que hoy existen en este nuevo rebrote del virus al que se refiere Marías.
Mientras unos discuten todavía qué ha de gestionarse, los otros consideran que es hora de centrarse en el cómo. ZP, Anasagasti, Chaves, Llamazares y los socios nacionalistas del Gobierno han visto que la votación no es nada favorable a sus tesis sobre una España que todavía puede ser troceada a voluntad, para lo cual, piensan ellos, hay que ser condescendiente con todo lo que huela a separatismo. Y estando en los programas políticos de alguno de ellos el qué, esta reacción era de esperar. Lo que no tiene pies ni cabeza es que las siglas PSOE puedan estar, no sólo a favor de un trato humanitario hacia un preso debilitado por su propio deseo, sino prestas a dejar como herencia mucho menos Estado del que recibieron.

Extremas explicaciones

Jueves, 25 de Enero, 2007

Una de las soluciones encontradas en el devaneo gubernamental por contrarrestar el aluvión de críticas que buena parte de sus decisiones suscita se reduce a colgar otros tantos carteles de extrema derecha entre los periodistas y ciudadanos disidentes. Y como no es labor propia de un Gobierno, se lo han encargado a sus plumas afines.
Con un clavo, un martillo y un Inri se soluciona el problema. No basta decir que son los ladridos de la derecha, porque suena a confrontación legítima. Añadamos extrema, que eso sí que aterroriza y desautoriza.
También se les podría haber ocurrido pensar que todos esos críticos tan numerosos están pagados por el oro de Fort Nox, como aquellos colegas suyos que en la recta final de Franco escribían inconveniencias contra el régimen porque cobraban el oro de Moscú.
La conspiración judeo-masónica no les vale, pero podrían transformarla en una conjura judeo-cristiana, o desempolvar el Opus, del que ya nadie habla. Tenían varias opciones, pero se decantaron por la más pedestre. Es la extrema derecha, que brama porque… ¡porque brama! ¡Como ha hecho siempre!
Internet está trufado de extrema derecha y los columnistas han agotado las existencias de tela parda para confeccionarse camisas a juego. Somos la quitaesencia del savoir fair y éstos todavía no se han enterado.
Tienen a su favor una extrema derecha que crece en Europa a gran velocidad y que se codea con los grandes partidos tradicionales en las urnas llevando la preocupación a los foros donde realmente saben calibrar este peligro. De modo que levantando la alarma de la derecha extrema en España, todo se mezcla y camufla.
Pero en su contra tienen que nada de eso explica la abundancia de críticas que recibe su gestión y harían bien en mirarse el ombligo para encontrar las causas antes de lanzar cortinas de humo como las que la dictadura lanzaba en su desesperación final.

Extrema debilidad

Miércoles, 24 de Enero, 2007

Es posible que Iñaki de Juana Chaos presente un estado de extrema debilidad, pero en lenguaje extricto, lo que su caso demuestra es la extrema debilidad a la que se ha querido reducir el peso de las instituciones del Estado para hacer de ellas un pandero.
De otro modo no se explica cómo es posible que se aborden medidas de gracia para un condenado que no reúne ni la primera de las condiciones exigibles a ojos de la ciudadanía, cuales son ciertas señales de arrepentimiento, solicitud de perdón a las víctimas o pruebas de la función regeneradora de la prisión, que aunque aparentemente utópica, también existe.
Las medidas de gracia, como su propio nombre indica, se ejercen desde la fortaleza institucional hacia el individuo, pero nunca como consecuencia de un chantaje o de presiones que adulteren la preciosa libertad de adoptarlas, pues de lo contrario se estarían abriendo las puertas para que cualquier condenado considerase injusta su sentencia y dispusiera una estrategia extrajudicial con visos de éxito para reducirla.
Al margen del macabro historial delictivo del condenado, si De Juana Chaos ha emprendido el camino de la huelga de hambre es porque se lo ordena ETA para presionar y debilitar al Gobierno y a la Justicia, porque cree que así conseguirá la libertad, o porque quiere morirse.
Ninguno de los supuestos debería plantear la más mínima duda a las instituciones del Estado. En los dos primeros, debe dar la callada por respuesta, y en el último, según la teoría tradicional sólo cuestionada hoy por la eutanasia voluntaria, debe poner los medios para evitar que lo consiga, sin que por ello se altere su situación penitenciaria.
Ahí se acaba la historia. Pero se ve que no es ése el caso y en la calle resuena un clamor popular a favor del huelguista. La verdad es que no lo oímos. ¿Será que De Juana no ha sabido ganarse la simpatía de los españoles?

Cosas de chiquillos

Martes, 23 de Enero, 2007

Las posibilidades de evitar un Alcorcón eran mínimas. Se habían previsto todas las medidas necesarias para que ocurriese y naturalmente, ocurrió. O mejor dicho, comenzó, pues no hace falta ejercer de catastrofista, ni poseer las dotes de prospección de Melchor de Macanaz para saber que en aquélla y en otras concentraciones humanas se van a vivir tristes episodios de convivencia, por echar mano de un eufemismo al modo y manera como los que han utilizado Cascallana, el alcalde de la localidad, y Mestre, la delegada del Gobierno. Ambos parecen muy tranquilos ante las peleas de barrio que les afectan. Cosas de chiquillos. Y claro que lo son. De chiquillos fue tomarse a chirigota la inmigración, burlarse de la delincuencia y salir en la prensa a diario dando ejemplo de cómo han de burlarse las leyes. O mucho mejor, que la ley no pueda hacer nada frente al chiquillo.
Dice el presidente de la Confederación Nacional de Policía que algunos jóvenes son detenidos tres veces el mismo día y remitidos a sus papás otras tantas. Nada extraño. Si son chiquillos los que hacen las leyes, tratan de que les beneficien.
Antes las aflojaron. Ahora las van a endurecer. El policía no tiene quien le escriba. El profesor no manda en su aula. El padre escurre el bulto. La madre defiende a su retoño. El inmigrante se cuela. Esto es jauja. El que viene a trabajar se desespera. Los chicos ni estudian ni trabajan. Aparece la banda. Se organiza la mafia. El policía detiene. El juez lo suelta. O pagas, o te desvalijo el coche. O pagas, o no juegas al baloncesto. No hay bandas latinas. Chiquilladas. Hay que educar a la ciudadanía. Sí, pero sin dogmatismos. Cada uno es libre de hacer lo que quiera. Un equipo de fútbol sala se desnuda porque no sale en la prensa. Y sale. No nos dan cancha. Hay que defenderse, hagamos patrullas nocturnas. No es racismo, es delincuencia. Paz y amor. Han puesto una bomba en Barajas. Paz y amor. Se va a armar una gorda. Sarkozy. Le hemos tomado el pelo. Bueno, pues Dios proveerá.

No es racismo, sudaca

Lunes, 22 de Enero, 2007

Se discuten, analizan y sopesan las circunstancias de la batalla campal de Alcorcón en busca o en descarte de tintes racistas, como si no hallándolos se consiguiese rebajar la gravedad del caso. Se partieron el cráneo entre ellos, pero afortunadamente ninguno de los agresores era racista.
El que no se consuela es porque no quiere.
Vivimos en un país donde alguno de sus partidos políticos legales han sido fundados por racistas declarados, con abundante obra escrita donde el racismo campa a sus anchas sin necesidad de que la raza odiada sea de lejanos orígenes, ni de que muestre historia, cultura o rasgos especialmente distintos. Se ha dicho también que cualquier nacionalismo exacerbado conlleva necesariamente ingredientes racistas, de modo que constatarlos en Alcorcón tampoco debería suponer un esfuerzo extraordinario ni sorprendente.
Cuando Ibarretxe habla de “un sujeto político vasco con derecho a decidir”, para justificar solapadamente que otros compatriotas suyos basen su existencia en causar determinadas víctimas y destrozos, está recurriendo a la esencia misma del racismo, pues mantiene que el derecho del vasco está por encima de la vida de la víctima. Resulta un aspecto tan elemental que ni se menciona cuando se informa de estas cosas.
Si lo de Alcorcón es o deja de ser racismo sólo sirve de pobre argumento para mirar hacia otro lado y concluir muy ufanos que son cosas de jóvenes, que este país es muy sano y que si se pegan es porque tienen la sangre caliente.
Preguntado un emigrante gallego en América si había sido testigo de algo parecido, contestó que de haber peleas, eran de uno contra otro; estábamos demasiado ocupados por el trabajo como para perder las energías en pandillitas.
Pues vigilen el tema, porque aquí lo que sobra es tiempo libre.