Archivo de Abril, 2020

A por la vieja normalidad

Jueves, 30 de Abril, 2020

Ana Pastor ha demostrado ser una eficaz telepastora, y su marido ni te cuento

Dentro de su aparente sencillez, en el concepto de la “nueva normalidad” viaja una carga ampulosa. Desde que la oigo por primera vez no se me va de la cabeza el Gran Hermano, el de Orwell; el Mundo Feliz, el de Huxley; el stalinismo y el nazismo, todos revueltos en una paparrucha ideológico-futurista, porque en realidad nadie sabe, ni el legislador, qué es eso de la nueva normalidad.

Él no lo sabe, pero quiere imponerla.

El primer mensaje es que nada va a ser como antes, así que prepárate, porque a lo mejor ahora es normal que entre en tu domicilio una brigada de bomberos y quemen en tu presencia todos los discos de la Sección Femenina que conserves, sean polkas, sean mazurcas.

Algo nos avanzó ayer nuestro amado conductor al referirse al 1,5 trillón de euros que desde Europa va a llover sobre nuestras cabezas, ignorante él de que el “trillion” inglés equivale al billón castellano, pues de lo contrario no habría dinero para juntarlo. ¿Será esto señal de una nueva normalidad matemática? ¿Valdrá un euro mil, y será un billón trillonario?

No se fíen, el hombre es doctor en Economía, pero con una tesis preñada de plagios.

Otro mensaje se desprende de la uniformidad con la que fuimos y somos tratados durante la alarma. Uniformidad que marca el gobierno para combatir la pandemia, pero que ahora buscaría el buen pastoreo desde la telecabaña del aprisco.

Si es normalidad, ¿por qué es nueva? Adolfo Suárez había dicho: “Vamos a elevar a la categoría política de normal, lo que a nivel de calle es plenamente normal”. Parece que ahora tratan de invertir los términos para conseguir que en la calle sea normal lo que ellos, los políticos con mando en plaza, tienen por normal, y eso es más peligroso que un oso abrazador.

Posiblemente nada será igual, pero dejemos que fluya.

Pardo Reguera, de delineante a pintor, pasando por farmacéutico

Jueves, 30 de Abril, 2020

Nace en Cervantes y va a descubrir su pasión por la pintura al tiempo que Picasso, 34 años más joven que él

EL EXMINISTRO, MÉDICO y filántropo Ramón Pérez Costales, que inspira a Emilia Pardo Bazán el personaje del doctor Moragas en la novela La piedra angular, es uno de los primeros retratos de Gumersindo Pardo Reguera (Cervantes, 1847), y también uno de los cuadros iniciales de un jovencito pintor malagueño que reside el año 1895 en A Coruña y que se llama Pablo Ruiz Picasso.

A Pardo Reguera se le bautiza con cierto afán chovinista “el inspirador de Picasso”, pero no se miente si se le cita como un personaje influyente en aquel despertar artístico del mozo Picasso en A Coruña, pues siempre que puede, Pablo se acerca a la farmacia que Gumersido tiene en el 24 de la calle Real, pese a que les separan 34 años de edad.

Viene al mundo en Cellán de Mosteiro, en el lugar de Valgos, parroquia de San Martiño da Ribeira, donde sus familias paternas tienen sus pazos. Además, sus padres son primos carnales.

Su primera actividad laboral es como delineante de carreteras y caminos provinciales de A Coruña, pero ya casado estudia Farmacia y en 1880 se licencia con Premio Extraordinario.

Los años siguientes se establece en Lugo y colabora con el Centro Jenner de los coruñeses, Rodríguez Parrón y el médico Rodríguez, en su actividad vacunadora contra la viruela. Así, en octubre de 1882 intenta reunir 30 niños para ser vacunados directamente de una ternera traída a Tolosa desde Francia y luego a Coruña.

La vacunación tiene lugar en Reina, 2, la fonda de Ramón Cocina, el introductor en Lugo del Gran Poliesterama, un antecedente del cine. La vacuna cuesta 30 reales y los tubos para la linfa, 12 reales la unidad. Gumersindo está acompañado de su colega Manuel Iglesias Ferradás.

Tras ejercer como catedrático de Química en Granada, regresa a Galicia e imparte clases de química en la Escuela de Artes industriales, y en la de Bellas Artes, de A Coruña, donde abre farmacia.

Gumersindo actúa como perito químico en varios procesos por asesinato con venenos y su intervención es decisiva en todos ellos.

Más adelante siente la llamada de los pinceles. Al retrato de Pérez Costales siguen en 1898 el del diputado Manuel Pereiro Caeiro y el del general de artillería, Julio Andreu. Ambos son exhibidos en los escaparates de sendos comercios.

En ese momento (1887), ya ha presentado un manojo de ellos a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, en donde obtiene una mención honorífica el año 1904.

En un certamen científico celebrado en Ourense el año 1887 merece una pluma de oro, por su trabajo Reconocimiento de las falsificaciones y adulteraciones de las sustancias alimenticias de uso más frecuente en Galicia, En él aborda el caso de los vinos, alcoholes y aguardientes, el vinagre, la harina de trigo, el pan, los chocolates, la leche de vaca, el aceite de oliva y el café.

Como representante de los monárquicos, es elegido concejal del Ayuntamiento coruñés y forma parte de la Comisión de Hacienda. En 1903 preside el Colegio Farmacéutico.

En 1904 se le encarga un retrato de Alfonso XIII con destino a la Diputación de A Coruña por el que cobra 2.000 pesetas. Su fama como retratista es mayor cada día.

Se había casado con Filomena García Reboredo y junto a ella, antes de morir de uremia el 28 de abril de 1916, tiene cuatro hijos, Elena, Antonio, Mercedes y Gumersindo.

En 2016, con motivo del centenario de su muerte se organiza una exposición de su obra en el Museo Provincial de Lugo con 30 de ellas y un detallado trabajo biográfico de Rubén Ventureira.

Como siempre

Miércoles, 29 de Abril, 2020

En coronavirus estamos todavía geocéntricos

Estamos donde estuvimos siempre, en la duda, en el error y en la especulación. Pero no nos gusta, claro.

La gente quiere que se le diga la verdad, pero la verdad sigue siendo tan esquiva hoy como en la época del geocentrismo, ya saben, cuando al decir de la ciencia todo giraba alrededor de la Tierra. Y aunque en realidad el Sol siempre había sido la estrella más admirada, hubo que esperar hasta el siglo XVI para que Copérnico nos convenciese del heliocentrismo, algo que estaba allí desde el primer día.

Seguramente usted también ha visto o leído en estos dos últimos meses diez teorías distintas sobre el origen del covid 19, otras tantas sobre la conveniencia o no del confinamiento y cincuenta más sobre lo que va a pasar a partir de ahora. Quizás el único punto común entre todas ellas es que hay que lavarse las manos y por eso nadie lo discute.

Cuando mediado el siglo XIX el médico de Viveiro Nicolás Taboada Leal les dijo a los vigueses que el cólera morbo asiático _ siempre Asia _, se transmitía de hombre a hombre y por lo tanto era imprescindible cerrar los puertos y someter a pasajeros y tripulaciones a una cuarentena en San Simón _ ¡vaya casualidad, Fernando Simón! _, muchos lo tomaron por iluso, otros no le creyeron y un tercer grupo, aunque sabedor de que le asistía la razón, se negaron a admitirlo porque esas medidas supondrían cientos de millones de pérdidas.

Seguimos donde estábamos, con el agravante de que hoy las verdades y las mentiras encuentran rápido eco internacional y se confunden. Pero si sobrevivimos siglos creyéndonos el ombligo del universo sin serlo; si curamos las fiebres con sangrías que acababan por debilitar al paciente; si a las embarazadas no se les da de comer conejo por miedo a que el niño nazca con labio leporino, y estamos aquí, es porque en algún momento se supo la verdad.

De modo que lavémonos las manos.

González Páramo, el Peor de los hermanos Malasombra

Miércoles, 29 de Abril, 2020

El actor lucense participa durante diez años en el programa infantil que arrasa en España

EXISTE UNA GENERACIÓN de españoles chiripitifláuticos con edades cercanas a los 60 años, por abajo o por arriba. Se llaman así por ser ávidos consumidores en su época infantil de los episodios que protagonizan un grupo de personajes creados por el argentino Óscar Banegas, realizador de Televisión Española, como fueron Locomotoro, Valentina, el Capitán Tan, Ulises o los hermanos Malasombra, entre otros.

Mal que le pese a Luis González Páramo (Lugo, 1940), su vida de actor está devorada por haber sido uno de esos hermanos, el Peor, durante aquellos años.

Luis, Pedro, Casto, Jaime, Emilio, María del Carmen, Maribel y José Manuel González Páramo son hijos de María Páramo Fernández, licenciada en Filosofía y Letras e hija de Pepe Páramo, y del médico forense Casto González Méndez, que atiende cirugía, partos, traumatología “y toda clase de operaciones” en su Sanatorio Quirúrgico de la calle San Marcos, 2, que cuenta con Rayos X y Electroterapia.

Solventados en Lugo los primeros estudios, Luis se traslada a Madrid para estudiar Magisterio, Económicas y Periodismo. Allí forma parte del Teatro Popular Universitario, con el que estrena el Entremés de los huevos (Anónimo) y el Entremés del capeador, de Lope de Vega, entre otras.

En 1965 es su debut cinematográfico en un corto basado en El Jarama. Después, Posición avanzada (1966), El mago de Oz (1966) y La señorita de Trevélez (1969).

Pero en esta época es cuando se cruza en su vida el programa de Óscar Banegas Antena Infantil, iniciado el año 1965 en TvE. A Luis se le presenta la posibilidad de encarnar un personaje que será conocido por millones de niños y adultos de toda España, tanto con ese título, como con el posterior de Los Chiripitifláuticos, de 1966 a 1974.

Quizá no era consciente en ese momento de la capacidad de absorción que iba a ejercer sobre su carrera el personaje de los Malasombra en compañía del actor argentino Carlos Meneguini, ya fallecido; pero rechazar la oferta tampoco tenía sentido, de modo que durante diez años se enfunda el negro disfraz de pistolero Malasombra _ blanco, si se convierte en Buenasombra _, y renuncia a otros proyectos incompatibles.

Meneguini es el Malo, y Luis, el Peor, como le gusta recordar al actor lucense para recalcar su imposible maldad.

La etapa televisiva, a la que pone punto y final la familia Aragón de Los payasos de la tele, tiene un colofón teatral con actuaciones por todas las plazas de toros y palacios de los deportes de España, mientras los niños no se olvidan de los Malasombra para abrazarse a Gaby, Fofó, Miliki y Milikito.

En Youtube se pueden repasar alguno de los programas y la presencia de Luis en Crónicas marcianas y Cine de Barrio.

Hablando de cine, la carrera del hermano Malasombra discurre a partir de entonces entremezclada con apariciones en los espacios dramáticos de TvE.

Por ejemplo en la serie de 1982 Ramón y Cajal, en Cara al sol que más calienta, de 1978, Este señor de negro, de 1976, El mariscal del infierno, de 1974, Cuentos y leyendas, Noche de teatro, Águila de blasón, de 1974), Estudio 1, Historias de Juan Español y Crónicas de un pueblo.

González Páramo también ha hecho doblaje de actores, como Orson Welles y Bud Spencer y dirige después los estudios Videofonic, de esa actividad.

Ya en este siglo se vuelca en la Asociación Católica de Informadores y Periodistas de España (Ucipe), pues había ejercido en informativos religiosos como realizador de tv.

Y bajando

Martes, 28 de Abril, 2020

¿Es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner?

Ese constante recelo ante la crítica y los desafectos por parte del Gobierno pone de manifiesto varias de sus carencias. Qué le vamos a hacer. Yo lo veo así y así me han enseñado a decirlo, al menos mientras España siga siendo un país libre.

La primera y más evidente es su falta de fe en sí mismo. Se sabe hilvanado con cuatro puntadas mal dadas sobre retales de muy variada especie, con más carga ideológica que experiencia de gestión, y más ojos puestos en mantenerse que en sacar adelante el día a día.

Denota también una falta de altura intelectual en sus mandos más significativos. Cualquier líder medianamente instruido sabe que al contrapoder de la prensa se le gana la partida con una buena gobernación, no con amenazas ni mordazas propias de enanos.

Suárez, que era un hombre llegado de las catacumbas democráticas, lo entendió desde el primer momento y lo que menos le preocupó fue el chorreo de críticas que a diario caían sobre él desde la izquierda y la derecha, porque se sabía fuerte _ no era ningún erudito _, y con un trabajo a realizar muy concreto y determinado.

Aunque de Suárez a Sánchez haya una distancia sidérea, nunca pudimos imaginar que el listón pudiese bajar tanto como para poner en peligro éste y otros pilares de la convivencia alcanzada. Ahora bien, si te das una vuelta por las redes comprendes el nivelito al que hemos descendido vertiginosamente en apenas unos años.

No es que antes todos tradujéramos a Faulkner, pero es que hoy abunda quien rebuzna a Faulkner.

Finalmente, el recelo anuncia también una manifiesta querencia por la dictadura que la mitad del Gobierno siempre ha defendido y que en la otra mitad parece que alborea gozosa para desgracia de todos los que sentimos alergia ante cualquiera de sus variadas cepas.

Gayoso Piñeiro, dos zarzuelas y muchos orfeones

Martes, 28 de Abril, 2020

Nacido en Lugo hace 150 años, las estrenará en Lo Rat Penat y La Latina

ESTUDIA EN EL Seminario de Lugo con sus hermanos Casimiro y Marcelino hasta el año 1889, cuando lo deja porque le tira más el pentagrama que el púlpito. Sin embargo del Seminario sale con los rudimentos musicales que le permitirán ganarse la vida e incluso conocer el éxito.

El nombre de Rafael Gayoso Piñeiro (Lugo, 1870) va a figurar en repertorios al lado de Montes y Chané, pero hoy sigue siendo un semidesconocido.

Aquellos rudimentos se agrandan en el Conservatorio madrileño a donde llega con toda la ilusión del mundo frisando la veintena. Obtiene un premio en solfeo y una ayuda de 250 pesetas para continuar los estudios. Esa década la va a dedicar, como otros jóvenes recién salidos del Conservatorio, o alumnos aún, a trabajar como músicos en los teatros de la capital.

En su caso será primer violín de varias orquestas hasta que pierda el instrumento en un incendio, algo decisivo en su vida, pues al no poder hacerse con otro, debe dedicarse a la enseñanza gracias a su título de maestro nacional.

Da clases en el Centro Gallego y como también domina el sistema Braille, su actividad docente le lleva al hospital y colegio para ciegos de Santa Catalina de los Donados, antiguo hospicio del madrileño arrabal de San Ginés, en Arenal, trasladado luego a Vista Alegre, en Carabanchel.

En 1899 gana las oposiciones para enseñar en esa institución y a ella permanecerá ligado los cuarenta años siguientes.

Asegurado el condumio, Rafael tendrá más ánimo para regresar a la música, pero esta vez como compositor y director, y así en 1904 gana el certamen musical organizado por la Sociedad Artística de Pontevedra para composiciones populares, dotado con 100 pesetas

En 1906 organiza el orfeón Fraternidad Castellana que llega a contar con más de cien voces masculinas y con el que actúa en certámenes de toda España con bastante éxito. El día de la boda o La hora de la siesta son algunas de sus composiciones para esta masa coral de obreros, que pese a su nombre, también se distingue por sus aires gallegos. Aires, que le insufla él, desde luego.

El año 1909, uno después de abrir en Madrid el teatro Lo Rat Penat _ homenaje a Valencia _, la compañía Morcillo estrena en él su zarzuela La noche de la romería, escrita en unión de José Lucio Mediavilla, que se representará en América. Y más tarde, O Consello do vello.

El solar que ocupa Lo Rat Penat es el actual teatro Valle-Inclán en la plaza de Lavapiés. En el medio también estuvo el Teatro Chueca, de corta vida.

La misma colaboración con Mediavilla, más el añadido de Mariano Tirado, se repetirá con la zarzuela Academia taurina, estrenada en el Teatro de La Latina el 17 de noviembre de 1909. Los tres autores deben salir al escenario varias veces para escuchar los aplausos del público.

A Terriña será una de sus composiciones para orfeones, que en 1917 se canta en un certamen de Ourense, por ejemplo.

En 1920 crea la Sociedad de Profesores de Orquesta y nuevas formaciones como el coro Rosalía de Castro, con el que grava varios discos para La Voz de Su Amo, entre ellos la rapsodia de motivos gallegos titulada Lugo, que figura en el cromo.

En el 1928 forma parte de la Comisión mixta de Espectáculos, de carácter nacional, por el gremio de los profesores de orquesta y en el 1931, Frores e Silveiras ofrece un recital en el Círculo das Artes de Lugo con marcado protagonismo de Rafael Gayoso, como ya lo había sido en 1920, cuando gana el festival que organiza el coro Cantigas, celebrado en el Teatro Circo, también en Lugo.

Tino Grandío, perito en brumas

Lunes, 27 de Abril, 2020

El 23 de abril de 1977 muere en Lugo preparando una nueva exposición

GALICIA ERA VERDE hasta que Tino Grandío (Guntín, 1924) la pintó de grises. Los artistas tienen esas cosas, como si les hubiesen atizado con una cachiporra al nacer y lo viesen todo de otro color.

Lo digo por experiencia. Hace menos de un año sufro un proceso monocromático a raíz de un golpe fortuito en la cabeza que me borró el arco iris y transformó toda la gama en uno solo, el naranja, como un enorme spot de Ciudadanos.

A Grandío no le hace falta ningún golpe, que se sepa. Él se tiró al gris desde que se descubre pintor porque en las mañanas de invierno de Santa Eulalia de Lousada la niebla se alía con la noche para descubrir las formas a una velocidad mucho menor que en otros lugares donde el fusco lusco matinal es casi repentino. En Lousada el proceso puede demorarse cuatro, cinco y más horas. Incluso puede suceder un día a otro sin que los contornos acaben por ser perfectamente definidos en los ojos de quienes habitan esas tierras que los pintores chinos reflejan con grandes blancos en sus cuadros, al lado de otras formas bien marcadas y coloreadas.

Castro Arines lo dice de otro modo: “Pintar el aire es como esculpir en humo, como hablar sin palabras”. Tino Grandío opta por pintar el mundo entre ocho y diez de la mañana, y eso que no es dado a madrugar, sino todo lo contrario, adicto a la noche. Camilo José Cela le dedica varios artículos y yo creo que todos salen de una misma noche en la que dejan temblando una botella de whisky. Lo arriesgo porque en las dos ocasiones _ a lo mejor hubo más _, Cela recuerda de Tino la misma idea, la de que al pintor no le da miedo la muerte, sino vergüenza.

Puede ser, pero si Cela y él se pasan una noche de alcohol para hablar de la muerte, por mucho que quiera disimularse, lo cierto es que la idea está muy presente en ambos, y motivos había para ello, porque Tino se muere a poco de superar el medio siglo de existencia, en un año en el que la media de edad de los españoles ya supera los setenta y cinco, es decir, que se queda muy por debajo, muy joven y muy breve.

Cela deja escrito que “Tino Grandío era grande y solemne, aparatoso, disparatado, sólido y vitalista, quizá por eso murió casi joven y con la vergüenza anegándole el alma y tiñiéndosela de color azafrán; al marqués de Bradomín le asediaba la vergüenza zoológica cuando se topaba con las barbas de azafrán de un marinero anglosajón”.

A su primo Alfredo Labajjo me gustaba llamarle Grandío para que se cabrease un poco y me enseñase el colmillo antes de comenzar el relato de las aventuras y desventuras que los dos viven en el Madrid de los años sesenta y setenta.

Manuel Constantino Ramón Grandío López fue un niño con actitudes, pero como ocurre ante todo infante mientras lo es, nadie, ni él mismo, es capaz de decir que este enano será en su día el gigante Tino Grandío. Lógico. Antes hubo que quemar alguna que otra etapa obligada, como rebajar con navaja las formas de algún tronco de madera, dudar entre Derecho y Medicina, cursar algunas asignaturas de Filosofía y Letras en Santiago, pintar con todos los colores de la paleta y esperar a que alguien confíe en tu propia valía artística.

En este último requisito, dicen las biografías oficiales de Tino que el primero en reconocerlo como artista fue su primo Antonio Fernández López, el hijo de Antón de Marcos. Y el segundo, su socio Álvaro Gil, dos coleccionistas de arte que no solían equivocarse por la cuenta que les traía. A partir de ahí, pensionado en Madrid y silla diaria en el Café Gijón.

La última bala

Lunes, 27 de Abril, 2020

Rajoy, equivocándose como Sánchez

Juan Echanove acaba de destrozar la democracia con un razonamiento que por otra parte no es nada original, sino que está apuntalado en el cerebro de un buen porcentaje de españoles.

En una serie sobre gastronomía que hizo con Imanol Arias a raíz del éxito de Cuéntame, Echanove utiliza un latiguillo cada vez que le preguntan si está bueno el plato que está probando. Él se limita a susurrar: “Ummm”, y ya. Que es como si llevas a un filósofo a un simposio sobre la duda cartesiana y suelta: “Quizás”.

Bueno, pues la tesis echanovesca de ahora se formula así: “Los errores del Gobierno los habría cometido también la derecha”. No me digan que no lo han oído porque se repite como el ajo.

Seguramente quienes así hablan niegan la inversa y jamás se les ocurrió pensar que los errores de Rajoy, el sacrificio del perro, los hilillos del Prestige o el bicho de Sancho Rof que se cae de la mesa y se mata, también pueden ser multiplicados por nueve en el turno de la izquierda, como a la vista está.

No, eso solo aflora para justificar a un gobernante que dice de izquierdas, porque es lo que mola.

Bueno, ya se sabe que los militantes de un partido lo defienden hasta las puertas del absurdo, y más allá si hace falta. Los del PP suelen razonar así: “¡Si llega a ser Rajoy el de los 23.000 muertos…!”

Volvamos a la frase. Si las meteduras de pata van a ser iguales esté quien esté al mando, ¿cuál es la ventaja de tener a un Sánchez o a un Casado?

Reconocerá Echanove que solo le queda una respuesta en la recámara para decir que esa ventaja es que los enchufados son los de tu partido, o sea, los de la ceja.

Disculpar los errores de gestión con ese argumento es un torpedo a la línea de flotación de la democracia, un arma suicida y desesperada que solo se utiliza cuando en las propias anida un colapso.

Urkullu: Yo huyo

Domingo, 26 de Abril, 2020

Lot huye de la quema, pero sin elecciones

Estábamos a setas y de repente ha salido Urkullu diciendo que no, que estábamos a Rolex. En julio no habrá sanfermines, pero él quiere elecciones.

La convocatoria suena fatal a los oídos del pueblo confinado. Suena a extemporánea, incluso a frívola e egoísta, pero claro, Urkullu tiene sus razones.

Huye de la quema como Lot huyó de Sodoma. Ha querido pegarse a este gobierno de retales y la pandemia lo ha quemado como a las ciudades de la Pentápolis bíblica. Ahora pretende escaparse de las llamas antes de que sea demasiado tarde y la ola de indignación le queme los cuartos traseros, vamos, lo que es la culata de contra, y se le caiga todo el chiringuito, con lo que eso duele en el PNV, donde aún se acuerdan de Patxi López y se les erizan los pelos como a Espinete.

Él dice que en julio empieza a escampar y qué mejor actividad veraniega que acercarse a las urnas, manteniendo la distancia social, eso sí, pero con la papeleta todavía incólume de las cenizas que saldrán del gobierno, según sus cálculos, porque en septiembre y mucho más octubre, todo será un ir y venir de chiribitas que prenden en cualquier parte y chamuscan al más pintado.

Urkullu quiere escaparse como sea y en eso se separa de Feijóo, al que quiere involucrar en la carrera electoral para que se note menos su desescalada pantalones abajo.

La situación es lo suficientemente indefinida para que no le salga bien la jugada. Sánchez no quiere y con el estado de alarma en vigor podría impedírselo, pero más decisivo todavía va a ser garantizar los niveles de normalidad suficientes para que los vascos entiendan la necesidad de lanzarse a las urnas con la pandemia todavía dando coces.

A lo hecho, pecho; señor Urkullu y si montan una pira pública, a usted le tocará parrilla, como a todos.

Varela Lenzano, académico- fundador y admirado de Schindler

Sábado, 25 de Abril, 2020

El musicólogo de Nueva York en Galicia sólo lo quiere conocer a él y a Casto Sampredro

EL SOBRINO POLÍTICO de Juan Montes nace en A Coruña y muere en Ourense, pero reside gran parte de su vida en Lugo. Indalecio Varela Lenzano (A Coruña, 1856), sólo se desplaza a Ourense pocos meses antes de su muerte, por lo que no es de extrañar que El Progreso lo trate entonces de “ilustre lucense”, o incluso que figure como tal en varias de sus biografías.

Hay varias razones más para que Lugo pueda apropiárselo como paisano y la más destacada de todas ellas es que en 1905 representa a la provincia, junto con Jesús Rodríguez López, en los actos preparativos a la creación de la Real Academia Galega, de la que es académico fundador.

El 4 de septiembre de ese año se convoca a ambos para decidir dónde va a ser su sede, el número de académicos, el presupuesto del organismo, el estatuto y el resto de pasos a dar.

Manuel Murguía, su primer presidente, figura entre los representantes coruñeses, con Andrés Martínez Salazar y José Pérez Ballesteros. Varela también será correspondiente de la de San Fernando de Bellas Artes, donde ingresa el mismo día que Nemesio Cobreros.

Él había comenzado a escribir mucho antes, destacando como musicólogo e historiador de formaciones corales, con trabajos que le valen diversos premios a ambos lados del Atlántico, sobre Los orfeones en Argentina y los Orígenes y desarrollo de la Música Popular Gallega.

Al mismo tiempo es oficial mayor de la Diputación lucense y secretario de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad, también de Lugo, así como presidente de la Comisión de Monumentos.

Como decimos, se casa con la sobrina de su idolatrado maestro de solfeo y canto, Juan Montes, la pianista Asunción Montes, y en su hogar va a pasar largas temporadas su sobrina, la ferrolana Fanny Lenzano Calenti.

En 1903 es nombrado corresponsal de La Época, el diario de Madrid donde él y un ramillete de escritores de Lugo _ Alfredo Souto. Cándido López Rúa, Adolfo Marino Yáñez, Donato Naveira, Emilio Tapia y Manuel Amor Meilán _, rinde homenaje a Emilia Pardo Bazán en vísperas de la inauguración de su monumento coruñés, como acto reivindicativo y feminista.

Buena prueba de la alta consideración en la que se le tiene por el mundo adelante es la carta que en 1921, el eminente musicólogo alemán, nacionalizado estadounidense, Kurt Schindler _ en aquel momento, director de la Schola Cantorum de Nueva York _, dirige a Austin Cautle, cónsul norteamericano en Vigo, para anunciarle su próxima estancia en Galicia. En ella le muestra su interés por conocer a Varela y a Casto Sampedro. “Son unas verdaderas autoridades en música gallega, y estoy deseando verles”.

Fruto de estos contactos es su Folk Music and Poetry of Spain and Portugal, de 1942, en el que Schindler realiza un modélico trabajo de campo con una recolección de cerca de un millar de melodías en 150 localidades.

También le informa de que el domingo anterior su Schola Cantorum neoyorkina ofrece dos conciertos en los que incluye As lixeiras anduriñas, de Montes, y Adiós, meu meniño, de Marcial del Adalid.

En 1927, Varela entrega al Orfeón Gallego, de Lugo, las obras corales de Montes, existentes en su archivo musical.

También donará a la Real Academia Gallega las composiciones de Montes, excepto las de carácter religioso que son destinadas a la biblioteca del Seminario conciliar de Lugo, donde se inicia el músico.

Además de los citados, su obra contempla trabajos sobre el piano y los pianistas, Pacheco, Montes y varios lucenses más.