Los siete lucenses del Semíramis
Martes, 31 de Marzo, 2020Integrantes de la División Azul son hechos prisioneros por los soviéticos y permanecen entre once y doce años sin contacto con sus familias
LA DIVISIÓN AZUL, los soldados españoles que luchan en Rusia inmediatamente después de acabar la guerra española, tuvo un punto final varios años después de la derrota de Alemania. Para 286 de ellos, los once o doce años de cautiverio acaban con la llegada del barco griego Semíramis, que los transporta como repatriados desde Odesa a Barcelona, a donde llega el 2 de abril de 1954.
El viaje del Semíramis fue un episodio sentimental que conmociona a España entera como una telenovela de lágrimas y sufrimientos, pero con el añadido de la realidad. Tengamos en cuenta que en la práctica totalidad de los casos, la familia ignora la suerte de su pariente; hijo, marido, hermano, desde hace más de una década hasta que se hace pública su identidad. Cautivos en Rusia, de Francisco Torres, es una de las fuentes más completas para conocer qué ocurre ese tiempo de silencio y cómo sucede el desenlace.
En casi todas las provincias se espera la llegada de algún soldado. Los de Lugo son al menos siete, y los siete merecen compartir el cromo del Semíramis. Se trata de Manuel Zas Abelairas, Carlos Bouzas Pérez y José Fernández Armesto, de Lugo; José Quintela Méndez y Filiberto Sánchez Escribano, de Vilalba; Ramón López Castrillón, de Ribadeo y Antonio Iglesias Fernández, de Riotorto. Además de otros cuatro sin identificar de Bascós (Monforte) Teixeiro, Sober y Bóveda.
La muerte de Stalin favorece el deshielo de la URSS y el primer paso para que la mediación de la Cruz Roja dé sus frutos. El grupo de 286 españoles estaba formado por 229 veteranos de la División Azul, 19 desertores del Ejército Rojo, 4 niños, 19 marinos mercantes y 15 alumnos de la aviación republicana.
Franco tenía que aprovechar la navegación del Semíramis como acto de propaganda y así lo hace. El Día de Júbilo Nacional, el de su llegada a Barcelona, es la culminación de una campaña de imagen basada en la radio y en la prensa, que acabará siendo cine.
La lista leída por Radio nacional es el episodio culminante de una lotería cuyo premio es la vuelta a la vida de muchos que se creía muertos.
Por ejemplo, la vecina de la Avenida de La Coruña María Abelairas Díaz, de 69 años de edad y madre de Manuel Zas Abelairas, uno de los repatriados, hace doce años que vive sin noticias suyas, desde que sale de Lugo, donde había sido empleado de los Almacenes de Demetrio Álvarez.
El corazón le da un vuelco cuando lee la carta de la Capitanía General de Madrid comunicándole que Manuel está vivo y de regreso. Ella mantenía a duras penas la esperanza. Es madre de trece hijos, de los que le viven 9, que a su vez la han hecho 21 veces abuela. Su reacción es parecida a la de otras familias: “Es como si le viese resucitar. Cuento los instantes que faltan para poder abrazarle”.
La recepción en Lugo a los tres vecinos, Zas, Bouzas y Armesto, incluye una ceremonia religiosa en la catedral y un vino español.
A Zas, como a otros, se le incoa el oportuno expediente para la concesión de la Medalla de Plata de la ciudad cuando ya es policía municipal del Ayuntamiento lucense.
En Vilalba se recibe otra carta muy elogiosa sobre José Quintela Méndez. La envía desde Alemana Jur H.W. Poll, de Iserloln (Westfalia) y dice que Quintela será siempre allí muy apreciado, pues durante el cautiverio redacta una gramática española para enseñar el castellano a los prisioneros alemanes con los que convive en el campo de concentración soviético de Stalino, en Ucrania.