Archivo de Marzo, 2020

Los siete lucenses del Semíramis

Martes, 31 de Marzo, 2020

Integrantes de la División Azul son hechos prisioneros por los soviéticos y permanecen entre once y doce años sin contacto con sus familias

LA DIVISIÓN AZUL, los soldados españoles que luchan en Rusia inmediatamente después de acabar la guerra española, tuvo un punto final varios años después de la derrota de Alemania. Para 286 de ellos, los once o doce años de cautiverio acaban con la llegada del barco griego Semíramis, que los transporta como repatriados desde Odesa a Barcelona, a donde llega el 2 de abril de 1954.

El viaje del Semíramis fue un episodio sentimental que conmociona a España entera como una telenovela de lágrimas y sufrimientos, pero con el añadido de la realidad. Tengamos en cuenta que en la práctica totalidad de los casos, la familia ignora la suerte de su pariente; hijo, marido, hermano, desde hace más de una década hasta que se hace pública su identidad. Cautivos en Rusia, de Francisco Torres, es una de las fuentes más completas para conocer qué ocurre ese tiempo de silencio y cómo sucede el desenlace.

En casi todas las provincias se espera la llegada de algún soldado. Los de Lugo son al menos siete, y los siete merecen compartir el cromo del Semíramis. Se trata de Manuel Zas Abelairas, Carlos Bouzas Pérez y José Fernández Armesto, de Lugo; José Quintela Méndez y Filiberto Sánchez Escribano, de Vilalba; Ramón López Castrillón, de Ribadeo y Antonio Iglesias Fernández, de Riotorto. Además de otros cuatro sin identificar de Bascós (Monforte) Teixeiro, Sober y Bóveda.

La muerte de Stalin favorece el deshielo de la URSS y el primer paso para que la mediación de la Cruz Roja dé sus frutos. El grupo de 286 españoles estaba formado por 229 veteranos de la División Azul, 19 desertores del Ejército Rojo, 4 niños, 19 marinos mercantes y 15 alumnos de la aviación republicana.

Franco tenía que aprovechar la navegación del Semíramis como acto de propaganda y así lo hace. El Día de Júbilo Nacional, el de su llegada a Barcelona, es la culminación de una campaña de imagen basada en la radio y en la prensa, que acabará siendo cine.

La lista leída por Radio nacional es el episodio culminante de una lotería cuyo premio es la vuelta a la vida de muchos que se creía muertos.

Por ejemplo, la vecina de la Avenida de La Coruña María Abelairas Díaz, de 69 años de edad y madre de Manuel Zas Abelairas, uno de los repatriados, hace doce años que vive sin noticias suyas, desde que sale de Lugo, donde había sido empleado de los Almacenes de Demetrio Álvarez.

El corazón le da un vuelco cuando lee la carta de la Capitanía General de Madrid comunicándole que Manuel está vivo y de regreso. Ella mantenía a duras penas la esperanza. Es madre de trece hijos, de los que le viven 9, que a su vez la han hecho 21 veces abuela. Su reacción es parecida a la de otras familias: “Es como si le viese resucitar. Cuento los instantes que faltan para poder abrazarle”.

La recepción en Lugo a los tres vecinos, Zas, Bouzas y Armesto, incluye una ceremonia religiosa en la catedral y un vino español.

A Zas, como a otros, se le incoa el oportuno expediente para la concesión de la Medalla de Plata de la ciudad cuando ya es policía municipal del Ayuntamiento lucense.

En Vilalba se recibe otra carta muy elogiosa sobre José Quintela Méndez. La envía desde Alemana Jur H.W. Poll, de Iserloln (Westfalia) y dice que Quintela será siempre allí muy apreciado, pues durante el cautiverio redacta una gramática española para enseñar el castellano a los prisioneros alemanes con los que convive en el campo de concentración soviético de Stalino, en Ucrania.

Quiero cable

Martes, 31 de Marzo, 2020

¡Qué fermosura!

Me empapo de Arthur Firstenberg y de su “Arco iris invisible”, un libro de 2017 que establece el paralelismo entre los avances más sobresalientes de la humanidad sobre ondas electromagnéticas y la aparición de pandemias.

Lo acaba de recalcar Thomas Cowan en una intervención que está siendo viralizada y que si todavía no les ha llegado a su móvil, les llegará.

Por supuesto, Cowan es continuador de Firstenberg y su conclusión es que la actual pandemia es una consecuencia de la enfermedad causada en las células por los satélites, las wifi y todos los móviles, en lenguaje llano.

No les recomiendo su lectura, porque el libro es muy bueno y convence a cualquiera, lo que indudablemente conlleva un pesimismo existencial y un profundo odio hacia todos esos aparatos que nos rodean y sin los cuales hoy no concebimos la vida.

Si aún así lo hace, maldecirá una y mil veces cada vez que dijo “no hay cobertura suficiente”, o “¿tienen wifi?”, o simplemente “te dejo, que me llaman por el otro”. La acusación se dirige contra la tecnología 5g y las ciudades donde está implantada, como Wuhan.

Ni que decir tiene que Cowan y Firstenberg han entrado ya en la lista de bulos que circulan gracias a esas redes electromagnéticas, porque todo en el siglo XXI comparte la verdad y la mentira al mismo tiempo. Antes, cada teoría tenía su período de vigencia, hasta que con una caña y un calcetín, otro sabio la desmontaba o la perfeccionaba.

Ahora no. Ahora tienes a Firstenberg y a su contrario al unísono y te obligan a saber cuál de los dos es el conspiranoico. El que afirma o el que niega.

Y eso sí que no. Yo, lo que diga Feijóo. Y eso que en la calle Norias no tenemos ni cable y nos comunicamos con aplausos de balcón a balcón. Cuando llegue el cable, hablamos.

Todos somos contingentes

Lunes, 30 de Marzo, 2020

El juez Doom a punto de diluir a Roger

Yo no quiero escribir artículos, sino machacar virus contra las paredes como hace Jean-Claude Van Damme con los malotes. Quiero diluirlos en espuma jabonosa como gusta matar a los pobres dibus el juez Doom. Reducirlos a polvo inerte como estaca clavada en el corazón de Drácula.

Pero me mandan permanecer en casa, lavarme las manos y hablar por Skype. Obedezco. A otros les corresponden las heroicidades. Aun así soy esencial. Me dejan teletrabajar.

Me pregunto cómo tendrán la moral aquellos trabajadores que acaban de ser declarados accidentales o secundarios, como los vecinos de Amanece que no es poco, todos ellos contingentes, menos su alcalde, el único necesario.

Me pregunto también si la ministra de Igualdad es contingente o esencial; o si no sería más necesaria una ministra de la Bondad, que engloba sus competencias y muchas más. Dirección General de las Buenas Acciones, Subsecretaría del Estupendismo, Registro Nacional de los Héroes Anónimos. ¿No sería macanudo?

El ministerio de Igualdad es el único departamento del Gobierno que ha sido dirigido exclusivamente por mujeres bajo las distintas denominaciones que ha tenido. Bibiana, Leire, Montserrat, Carmen e Irene.

Una reivindicación de los hombres es conseguir que algún día haya uno al frente de ese departamento. Es broma, pero por igualdad que no quede.

Hay un fondo perverso en esa clasificación de los trabajadores, la de los esenciales y los prescindibles. Primero, porque cada uno es imprescindible en lo suyo, en su negocio, en su actividad, pues de lo contrario se cae y se cierra. Segundo, porque nunca se sabe cuándo vas a necesitar qué. He visto a los fontaneros tratados como no esenciales. Ya imagino a las chicas de Irene Montero arreglando una tubería de Moncloa que ha explotado.

Pepe Torres, la solidaridad de Lugo con Barcelona

Domingo, 29 de Marzo, 2020

Entusiasta del teatro, presidente del Breogán, director de Radio Lugo y organizador de fiestas

El 25 DE septiembre de 1962 Barcelona sufre la peor catástrofe natural del siglo en la península. Las inundaciones dejan un balance de 617 muertos, aunque hoy se estima que llegan al millar y doce mil más se quedan sin casa.

Durante días se recogen cadáveres a kilómetros de donde se encuentran cuando son arrastrados por las aguas y barrios enteros desaparecen.

Aquel suceso origina una ola de solidaridad en toda España y el país se vuelca con los damnificados de Barcelona desde que se conoce la magnitud de la tragedia.

Cada Gobierno Civil se encarga de coordinar la recepción de las ayudas y entre ellos se advierte una rivalidad nunca manifiestada sobre cuál de las provincias destaca en generosidad. Son épocas en las que muchas necesidades deben aplacarse con campañas de este tipo y en las que sobresale el papel de Alberto Oliveras y su programa radiofónico Ustedes son Formidables.

José Torres Sánchez (A Coruña, 1939) alienta desde Radio Lugo otra corriente solidaria de la Cadena SER.

Al final se organiza una caravana automovilística que entra en Barcelona con el dinero recaudado entre los oyentes más humildes de cada emisora.

En el vehículo de Lugo viajan Pepe Torres, Pepe Tuñas, Carlos Losada Aizpitarte y el taxista Amador. Se han conseguido reunir 25.000 pesetas, pero como diría alguna vez Pepe Torres, todas llegan céntimo a céntimo, porque las ayudas más significativas se canalizan a través de los gobiernos.

El viaje es toda una aventura. Salen de Lugo a las tres y media de la madrugada para recorrer Zamora, Burgos, Logroño y Zaragoza, donde deberían unirse a las once de la noche del día siguiente con el resto.

Ellos llegan cinco horas antes para que Lugo sea la primera provincia en acudir. Con todo y eso deben hacer noche en Zaragoza, porque muchos coches no están a la hora señalada.

Luego, para evitar el colapso en las calles, Radio Barcelona (EAJ-I ), oculta la entrada de la caravana hasta quince minutos antes, pero ese tiempo es suficiente para que los barceloneses las llenen y les ofrezcan un recibimiento extraordinario.

Joaquín Soler Serrano, que había estado más de sesenta horas delante del micrófono sin interrupción, en solicitud de ayudas, les da la bienvenida. Llega a tiempo para anunciar que se han logrado treinta millones de pesetas. Después se desmaya. Es el héroe del momento y en él se simboliza aquella corriente de simpatía que toda España rinde a Barcelona.

Pepe Torres, agente de seguros, estuvo siempre al frente de las iniciativas socio-culturales de Lugo. Se estrena como creador del grupo de teatro La Máscara, con gente como Margarita Iturralde, María Rosa Alfonso, Olimpia Varela, Losada, Cela, Hortas, Penedo, Fouce y Lino Fernández, entre otros muchos que llegan a colaborar con el grupo.

Otra de sus recordadas invenciones es el certamen musical Micrófono de Oro, todo un acontecimiento social los días que se celebra, dentro ya de su labor como apoderado y director de Radio Lugo. Preside el Breogán y es el secretario de varias comisiones de fiestas en los años sesenta. En colaboración con Sindo Navia y Carlos Losada, organiza la Cabalgata de Reyes de 1967, quizá la mejor de la historia de Lugo.

Torres será siempre la imagen de la solidaridad lucense con Barcelona, donde hoy algunos que se creen políticos basan su acción en el insulto a los españoles, y otros que se dicen españoles, lo agravan.

De Viveiro a Paraguay, pasando por la selva

Domingo, 29 de Marzo, 2020

Francisco Saturnino, un vagabundo, fotógrafo ambulante, hortelano y centenario

SIENDO UN MUCHACHO, Francisco Saturnino Martínez (Viveiro, 1847), deja la ciudad del Landro y se desplaza a la del Masma, Mondoñedo. Luego va a Ferrol, donde permanece hasta 1895 gracias a la Fundación Amboage.

Su siguiente destino es Lisboa. Han crecido en él las ansias de conocer nuevas tierras y se aventura fuera de Galicia. Hay razones de peso para suponer que en esta ciudad se hace con un cajón fotográfico y se dedica a la fotografía minutera.

El cajón sirve de elemental laboratorio para obtener el negativo y el positivo de una imagen que tarda unos diez minutos en fijarse, de ahí el nombre con el que este oficio es conocido.

De Lisboa a América, donde también ejerce como fotógrafo lambe-lambe, en denominación autóctona. Vaga por Brasil llevando consigo el cajón y plasma en su cámara oscura miles de tipos. Sus pasos le llevan a internarse en Bolivia. La cruza, llega a las inmediaciones del lago Titicaca y entra en contacto con tribus aimaras o collas, cuando el padre de Evo Morales es un chaval.

Algo ocurre entonces, pues los aimaras dan en pensar que es un curandero. Es posible que la cámara lambe-lambe y su portentosa capacidad para reflejar en papel su imagen les lleve a esas conclusiones.

En consecuencia, le piden que cure a sus enfermos y Francisco Saturnino, antes de decirles la verdad, opta por dar pábulo al erróneo juicio que de él se hacen aquellos hombres y se mantiene en su papel de falso menciñeiro.

También confesará después que utiliza agua azucarada, en la seguridad de que si no cura, tampoco mata, aunque vaya usted a saber qué dolencia estaba tratando. Ignoramos el tiempo que se prolonga este contacto con los aimaras, ni si sale por piernas, con nocturnidad o en medio de ovaciones de gratitud, pero el caso es que logra proseguir su actividad de trotamundos sin mayores contratiempos.

Su destino es ahora el Paraguay. Es posible que en esos momentos tenga ya sobre sus espaldas más de setenta u ochenta años, y debemos pensar también que busque un lugar donde establecerse, abandonando para siempre el pindongueo.

Ese lugar va a ser Asunción, la capital paraguaya, donde se encuentra a gusto y donde comienza a trabajar la tierra, que fue siempre su segunda gran pasión, después de ver mundo a golpe de calcetín.

Cerca ya de convertirse en centenario, alguien advierte sobre la edad de Francisco a la Sociedad Española de Socorros Mutuos, presidida por Juan Gastón Navarro, quien le ofrece plaza en el Hogar Español, ante lo cual Francisco se muestra reticente:

_ Solo entraré como residente en el Hogar Español si se me encomienda un trabajo.

_ ¿Y qué tipo de trabajo le parece bien a usted?

_ Si se puede, me encanta trabajar la tierra.

Y así es como el trotamundos entra en el Hogar Español y desde el primer día se pone al frente de su azadón en el huerto. Y no solo eso. Previos a la entrada principal del Hogar existen dos escalones que muchos de los residentes ya no son capaces de salvar sin ayuda de una o dos personas. Una será el centenario Francisco.

El 19 de marzo de 1947, las monjas y los residentes en el Hogar organizan una pequeña fiesta porque su amigo el hortelano cumple sus primeros cien años de vida. Gastón Navarro comenta su caso con el periodista luso-gallego Avelino Rodríguez Elías y éste publica un reportaje en La Noche de Santiago.

Avelino observa que en su mesilla de noche existe un despertador. “Naturalmente _ le dice el anciano _. No quiero llegar tarde cada mañana a mi trabajo en el huerto”.

O microcalígrafo de Lugo

Domingo, 29 de Marzo, 2020

Chamábase como o médico, etnógrafo e poeta Jesús Rodríguez López, pero era funcionario temporal de Obras Públicas de Lugo nos primeiros anos trinta.

Estoutro Jesús tamén escribía, pero a súa afección non era facer novas obras literarias, senón copialas, e con moito mérito.

Si, tamén se poden copiar libros sen caer no plaxio e que che aplaudan por iso.

Como? Pois como facía Jesús, practicando microcaligrafía ou criptografía, unha especialidade da que naqueles anos houbo campionatos mundiais e nacionais.

Posiblemente Jesús non participa, pero os seus logros estaban á vista de todos. Ben entendido, á vista de quen non padecera miopía, porque para ler as 214 palabras do Credo, a Salve, o nome de Lugo, a data e a súa sinatura nunha moeda de dez céntimos, hai que dispor duns ollos en perfectas condicións, como eran os seus.

Tamén foi quen de poñer 175 palabras na franxa engomada dun papel de fumar utilizando un lapis. Nun espazo de dous centímetros por dous e medio copia a poesía Galicia, de Unamuno, e noutro igual, Crepúsculo, de Dicenta.

Un colega chamado Miguel Pérez Arellano, natural de Villaluenga de la Sangre (Toledo), escribe todos os ríos e os afluentes de España nun chícharo.

O mago Juan Elegido Millán, Profesor Max, percorre o mundo e faise con moitas destas miniaturas que hoxe forman parte dun Museo microscópico na praza de Manu Leguineche en Brihuega, Guadalajara.

O Campión do mundo, Juan García Gurtubay, escribe 41.667 palabras nunha tarxeta de 9,5 por 15 cm. En concreto son os capítulos do II ao XVIII do Quijote.

E Jesús resposta:

_Eu teño a Sonata de primavera de Valle-Inclán en dúas follas.

Sendo follas, mellor sería a de outono

Os antollos de Pepito Arriola

Sábado, 28 de Marzo, 2020

Pepito, oito anos despois do episodio que se conta

Os salóns de Emilia Pardo Bazán e da súa augusta nai, a condesa do mesmo nome, énchense de aristocracia madrileña unha tarde de marzo de 1901. O Centro Gallego da capital vén de nomear a dona Emilia presidenta honoraria e a Madrid chega unha rondalla de Pontevedra para participar no Entroido.

Para celebrar as dúas circunstancias as señoras de Pardo Bazán deciden organizar un concerto galego ás cinco da tarde, hora na que xa hai parellas que bailan rigodóns, valses e o que soe.

Logo, os gaiteiros de Pontevedra poñen no salón airiños da terra, e máis adiante, a gran sorpresa, o neno prodixio Pepito Arriola chega canda súa nai para ofrecer unhas pezas ao piano.

Pepito, descuberto para a música na Praza do Campo de Lugo un ano e medio antes, ten agora cinco de idade e o seu nome corre por Europa como sinónimo dun fenómeno extraordinario sen explicación.

Leva un vestido de terciopelo bermello bordado en ouro, cun gorro cilíndrico. Todos o rodean entre risas e aplausos. Condes, marquesas, duques e baronesas.

Segunda sorpresa. Aquel rapaciño que non levanta do chan máis de catro cuartas, négase a dar un paso máis sen que todos lle prometan que non intentarán bicalo, do mesmo xeito que el tampouco bicará a ninguén.

Prometido. Logo, xa diante do piano, dí á nai que ten as mans frías e que non pode tocar. A muller dalle unhas fregas e cando por último, parece todo disposto, Pepito di que non lle dá a gana e vía.

Volve a nai á carga e por fin consegue que o neno ataque á Tarántula e a remate cuns Bravo, bravo! dirixidos a el mesmo. Logo tocan os de Pontevedra e finalmente Pepito ordena: “Calade, que vou tocar”. Sobe ao piano e repite nota por nota, acorde por acorde, todo canto vén de escoitar. Moi educado non está, pero non importa. Pepito ten un oído absoluto.

Prás medras

Viernes, 27 de Marzo, 2020

Pintos (Museo de Pontevedra)

Nos primeros anos do século XX viaxan por Galicia fotógrafos que teñen un local fixo de residencia como Bernardino González; outros que só son ambulantes; como Alcibíades Fernández, ou mesmo algún que está en América e conta con delegados en varios lugares, como Otero.

Hainos tamén con estudio aberto nunha poboación e só se moven na súa área de influencia, como Pintos. A eses estudios chámanlles directamente “fotografías”.

Pintos, por exemplo, ten fotografía e presume na súa publicidade de non contar con “sucursais, comisionistas, viaxantes, nin representantes” e de que a súa exclusiva casa está na rúa Michelena nº 36 desde a súa fundación o ano 1899, fronte á Central de Correos de Pontevedra.

Todo o anterior é para disimular que en realidade non sabemos a que tipo de fotógrafo acode unha veciña da Cañiza co seu fillo, un rapazolo duns dez anos que leva posto un garrotín de sombreiro que lle tapa ata a punta da napia, unha chaqueta que vai máis aló dos xeonllos e uns pantalóns apertados cun cinto ao peito para que non os arrastre no chan cando anda.

O que se di, un conxunto prás medras.

_ Veño co pícaro a que lle faga unha fotografía. A roupa estalle grande dabondo, pero o neno medra e hai que ir sempre por diante.

O fotógrafo asente e amósase disposto a comezar o traballo.

_ Veña, pois nada, imos facelo!

Pero a muller aínda no rematara as indicacións.

_ Agarde un intre, que lle conto. Meu home, que está en Lisboa, mandoume os cartos para vestir ao fillo. Eu quero que el saiba que merquei a roupa e por iso é que lle mando o retrato. De maneira que faga porque a roupa saia ben e se vexa clarisimamente que é nova. A cara do rapaz é o de menos, que o pai ben coñece como é o fillo.

E así foi como o fotógrafo fixo aquel retrato dunha pucha, unha chaqueta e uns pantalóns.

Manuela Escamilla, primera actriz en el Siglo de Oro

Viernes, 27 de Marzo, 2020

Recuerdo de la monfortina la víspera del Día Mundial del Teatro

ENTRE LA MINDONIENSE Manuela Rei y la monfortina Manuela Escamilla (Monforte de Lemos, 1648), se disputan el título de ser la más renombrada actriz teatral lucense, con permiso de Asunción Montijano. Una en Lisboa, la otra en Madrid. Una envuelta en amoríos reales, la otra también.

El Día Mundial del Teatro que mañana se celebra nos permite hablar de una de las actrices más populares del Siglo de Oro español, hija del también actor Antonio Escamilla y de Francisca Díaz, precoz a la hora de subirse a los escenarios para hacer de Juan Rana con siete años; precoz a la de casarse, pues con trece ya formaba matrimonio y precoz a la de enviudar, pues con quince ya lo es. Para ir en consonancia, muere pronto y con 47 años deja este mundo.

Tenía acreditada fama de lucir en el escenario relicarios, corazones, el Agnus Dei, medallas y hasta el cordón de San Francisco, que es señal de la máxima devoción, pero la guardarropía de beata no es bastante tupida para ocultar su gusto por los saraos y los caballeros.

Es primera actriz del corral del Príncipe, y tal como la describe Díaz de Escovar, “gala de la corte, blanco del Mentidero de las gradas de San Felipe, moza de mucho talento, no vulgar donaire y esbelto cuerpo”.

Manuela actúa en toda Castilla y en 1668 lo hace en Valladolid con motivo del traslado del Santísimo Sacramento a la nueva Catedral.

Otro cronista madrileño no coetáneo, Pedro de Répide, une su nombre a la lista de amantes de Felipe IV. Sí se sabe con certeza que actúa en los salones del real palacio _ que no los del Palacio Real _ el 18 de enero de 1680, para representar la versión teatral de El celoso extremeño cervantino, En la velada participa también su padre con el entremés Las Beatas, pero el rey ya no es Felipe IV, que ha muerto, sino Carlos II.

Se la aprecia como cantante, casi más que como actriz. El público la echa en falta una larga temporada y al amor se achaca su ausencia. Luego reaparece, ya casada en segundas nupcias y en secreto.

Falta por determinar si es ese esposo, o hay un tercero, celoso hasta Pamplona, que no le permite ni un mohín de picardía. Una tarde, cuando representa La adúltera penitente, de Calderón de la Barca, el actor que le da la réplica, a la sazón segundo o tercer marido, se consume de celos al ver que Manuela no aparta los ojos de uno de los espectadores y armado de tijeras la abraza y recita: “Con estas tijeras fuertes, la borla te he de cortar.”

Lo hace y la despoja del cordón de San Francisco, que arroja al Alcalde de la Casa y Corte con nuevas palabras:

_ Ahí va eso para los pobres del refugio y para los tontos.

Manuela se desmaya, el alcalde, indignado, ordena que se prenda al actor.

_ ¿Por qué hizo su merced tamaño ultraje a la adúltera penitente de mentirijillas? _ le preguntan sus compañeros, como diciendo que todo se debe al papel calderoniano.

_ Porque es una hipócrita y bajo aquel cordón de santa ocultaba lo que yo no puedo permitirle _ contesta el celoso airado.

¿Qué ocultaba? Él sabrá. Pocas horas después la actriz tiene un puñado de versos injuriosos en boca de todo Madrid. Versos que dicen:

“A Escamilla y su cortejo, / la villa les da salario; / a él por lo poco que sabe, / y a ella porque sabe tanto”. También se reproduce con una variante en el primer verso que dice: “A Escamilla y a su hija…”, válido para el esposo o para el padre. Por otra parte muchos alaban su fidelidad y su recato. ¿Con qué Escamilla quedarse? Pongan de todo un poco.

Seijo Carballo gana la laureada en Cuba, con Queipo de Llano

Jueves, 26 de Marzo, 2020

“¿Pero aún estás vivo?”, le escribe el general cincuenta años después de la guerra en la isla caribeña

CINCUENTA AÑOS DESPUÉS de acabada la guerra de Cuba, cuando el siglo XX alcanza su ecuador, uno de los más brillantes soldados españoles en el conflicto, Manuel Seijo Carballo (Castroverde, 1860), se interesa a través de una carta por la salud de un compañero en la isla. Se trata de quien ha llegado a general y al que toda España conoce como “virrey de Andalucía” y también por ser el autor de las arengas más famosas de la Guerra civil desde los micrófonos de Unión Radio Sevilla, Gonzalo Queipo de Llano.

La respuesta de Queipo a su misiva lo deja fuera de combate:

_¿Pero aún estás vivo? Debes ser más viejo que un palmar.

Había cumplido los 90, pero llegará hasta los 93. Queipo tenía 75 y morirá al año siguiente, con 76.

Manuel nace en la parroquia de Santo Estevo de Furís, de Castrovede. Con 19 años ingresa voluntario en el Ejército y poco después, como resultado de un sorteo, le toca servir en Ultramar, por lo que embarca en el vapor Ciudad Condal con destino a La Habana, capital de la isla donde va a vivir los próximos veinte años de su vida.

Allí se hará comandante de Caballería y Caballero de la Real y Militar Orden de San Fernando, la laureada. También será condecorado con la cruz de María Cristina de primera clase, la Medalla de constancia del instituto de Voluntarios, la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo y con otras distinciones.

Está destinado en el Regimiento de Infantería de Tarragona, de guarnición en Holguín, donde se licencia en 1883 siendo cabo primero, para ingresar meses después como voluntario en el Arma de Caballería, hasta que en 1898, con el grado de capitán, se retira del Ejército para regresar a la península como repatriado. En 1896, Manuel Seijo es teniente de Caballería cuando recibe una grave herida en el costado mientras realiza un reconocimiento topográfico. En abril, una vez curado, emprende la marcha hacia Jajuagay como guía de una escolta de convoyes por ser él quien mejor conoce ese terreno.

En Maney espera a su columna la partida del general insurrecto José González, compuesta por más de mil hombres, que abren fuego por ambos flancos y por retaguardia en un terreno bastante accidentado.

La columna aguanta el ataque pie a tierra y continúa luego hasta la Legua, cuya loma toma Manuel Seijo al mando de tan solo veinticinco hombres de su sección. Vuelve a ser herido de bala, pero no por ello cesa de animar y ordenar a sus hombres lo oportuno hasta conseguir que el enemigo se disperse, tal como se recoge en la hoja de servicios del oficial lucense.

De regreso en Lugo, donde preside durante un tiempo el Economato Lucense, se casa con Josefa Antonia Crespo y Crespo, que fallece el año 1935. Con ella tiene cuatro hijas a las que ponen sendos nombres que comienzan con A y que con Antonia son cinco: Adelina, Amalia, Amparo y Armanda. ¿Casualidad, deseo expreso de honrar esa letra…? Políticamente milita en las filas liberales de Ángel López Pérez, y por desgracia, va a ser testigo de la muerte de dos de sus cuatro hijas.

En los últimos años de su vida sigue los avatares de la guerra de Corea y reflexiona sobre las diferencias entre un momento y otro. “Hoy la guerra es más de cabeza, y antes era más de corazón. En ambos casos, siempre llevan las de ganar los nativos”, y son muchos los ejemplos que le dan la razón a lo largo de la historia.

Fallece tres años después de recibir la contestación de Queipo, el 3 de marzo de 1953.