Archivo de Enero, 2019

La esencia de la descortesía

Jueves, 31 de Enero, 2019

La revista

Journal of Pragmatics es una revista de Lingüística fundada en 1977 y leída por catedráticos, profesores y amantes en general de la citada disciplina. Queremos

decir que en absoluto es una publicación preocupada por las ventas, sino por el interés de sus contenidos.

Uno de sus últimos trabajos les ha servido para declarar a Gabriel Rufián como el político más maleducado de Europa, ya que sus discursos destilan la quintaesencia de la descortesía.

Esto ha sentado muy mal al rufianismo ilustrado, o sea, a todos los que consideran un gran valor político la canalla de don Gabriel, su bronca y el cruce de navajas al más puro estilo muelles de Marsella.

La verdad es que no necesitábamos la certificación de Journal of Pragmatics para saber que a ese chico lo han soltado para ladrar, y que si otros hay que tampoco lo desmerecen en el uso de salivazos, lo suyo está muy por encima, pues encumbra el impolitismo a categoría vergonzante, porque si los representantes de una democracia se pierden el respeto, ¿qué esperan encontrar a la salida de la Carrera de San Jerónimo? ¿Una pocilga?

Journal of Pragmatics debería mantener su vista puesta en España, pues aquí también descubrirá al poeta más cruel y despiadado, no de Europa, sino del mundo, a pesar de lucir el ilustre apellido De Ory, como dos de sus antepasados que se hicieron fuertes en literatura.

El actual creador de la familia se ha permitido airear varios chistes _ por no llamarles regüeldos _, sobre el sufrimiento del niño Julen y el de sus familiares, repletos de una crueldad como jamás habíamos escuchado en casos semejantes.

Poeta, se dice la bestia. Por diputado se tiene el otro. Si éstos son los espejos en los que mirarse, más valdría darse una vuelta por el lumpen de cada ciudad, pues allí encontraremos modelos mucho más valiosos.

Hora punta

Miércoles, 30 de Enero, 2019

El coche sin conductor ya está ahí, y lo que te rondaré, morena

Yo soy muy de taxis. Vagancia obliga. No conduzco y eso lo vengo haciendo con exquisita regularidad desde mi nacimiento. Ahora bien, negarte a conducir no es sinónimo de renunciar al automóvil, así que las ocasiones de subirte a un taxi aumentan considerablemente frente a las de un ciudadano con carné.

Desde que se barrunta conflicto en el sector no me gusta cómo mea la perrita y el apoderamiento ciudadano de estos días confirma los negros nubarrones.

No es que ninguna de las partes hayan actuado con sensatez; es que cuando actúan, lo hacen para dar un nuevo paso hacia el desastre y en estos momentos la hecatombe la pone la Generalidad por un lado, con un decreto que amenaza pérdidas sin remedio, y por el otro, el radicalismo de los taxistas en Madrid, que augura exactamente lo mismo.

El mundo se mueve a más velocidad de la aconsejable, pero todos hemos querido que fuese así. Las antiguas formas de entender según qué negocios de nada valen ante ese avance y lo único que realmente te ayuda a bandear la ola es la imaginación. O sea, las ideas que te permitan transformarte y aprovechar lo bueno que puede estar llegando a esa velocidad tan vertiginosa.

Paralizar la Castellana, limitar la hora de contratación de los VTC, clamar contra Garrido, aludir a la condición sexual del ministro de Interior o acciones semejantes son tan inútiles como llevar un equipo de buceo para cruzar el Sahara. Llamarás mucho la atención, pero te costará más trabajo culminar tu empresa.

Los que no conducimos somos muy de taxis, pero sobre todo, somos de quienes den mejor servicio, llámense como se llamen.

No es un descubrimiento reciente. Ha sido así desde que Biro inventa el boli y arruina a los fabricantes de pizarras y pizarrines. Bueno, a los que no se adaptan.

La comisión

Martes, 29 de Enero, 2019

Paparruchas

El intento de imponer el lenguaje inclusivo en la Constitución, o en la vida diaria, chocó frontalmente con el sentido común y con la Academia.

Pero amigo mío, ahora se han dado cuenta del error cometido y tratan de saltarse las dificultades por la vía expeditiva. No es una cuestión de gramática, dicen, es de política. No deben ser académicos quienes manoseen los textos, sino una comisión parlamentaria.

¡Qué horror! ¡Con lo mal que hablan!

La novedad es importante porque se le sustrae al pueblo un poder ancestral que hasta ahora venía ejerciendo a sus anchas. Las palabras no son correctas por venir en el diccionario, sino porque las usa la gente, las convierte en correctas y una vez superada la prueba popular, pasan al diccionario.

Estas iluminadas del milenio cochifrito pugnan por conseguir que una comisión parlamentaria _ suponemos que estará formada exclusivamente por mujeres concienciadas _, se reúna a puerta cerrada durante unos cuantos meses y cuando emerjan de su claustro, la de mayor dignidad mosaica lleve entre sus brazos las nuevas tablas, un nuevo DRAE, una nueva Constitución y hasta un nuevo Cantar de la tuya Cida.

Ésa es la solución encontrada para salvar los obstáculos. Primero se le arrebata el poder al pueblo, que es ignorante y se deja; y luego, se arrebata la gramática a los académicos, que son unos flojos, que ni limpian, ni fijan, ni dan esplendor.

Si esto lo piensan seriamente de la Academia Española, no dudamos que lo mismo harán con las de Medicina, Jurisprudencia, Bellas Artes o Ciencias Exactas. Todas pasarán el tamiz de la comisión parlamentaria.

De cómo salgan después, nada se sabe, aunque existen fundadas sospechas de que el hombre, y la mujer, se verán obligados a volver a las cavernas sí o sí.

El olor de la mirada

Lunes, 28 de Enero, 2019

Una sonrisa te desarma

Si no fuese por Elsa Artadi, que le pone cara humana y gestos tan amables como los de las recepcionistas de las fábricas de champú, diríase que en el independentismo han confluido los catalanes más feos, iracundos y contumaces que se encontraban en las cuatro provincias.

Posiblemente sea una apreciación políticamente incorrecta y alguien dirá, mira tú en lo que se fija éste, que si son feos o guapos.

Estoy de acuerdo. Me fijo en lo mismo que quien dijo que la cara era el espejo del alma, que nadie sabe quién fue, pero que se cita mucho.

En realidad no es la fealdad lo que destaca, pues en ese sentido todos lo somos, menos Charlize Theron, que se pasa de guapa y deberían prohibirla en evitación de afrentas. Es un rictus de asco que se les pone, y que si ustedes se paran a observar un segundo a los que no lo son, comprueban que no lo tienen.

A Torra, por ejemplo, se le levanta el labio, a Rufián se le encienden los ojos y Rahola da miedo, directamente. Eso con Arrimadas no pasa.

Como decían que iban de pacíficos, la verdad es que callábamos, pensando que era todo una confusión de los sentidos a través del rechazo ideológico con resultado incierto de rechazo estético; pero como últimamente se están destapando más violentos de lo que dicen, han perdido belleza y lo hacemos notar.

Al concejal de Cs que le han partido la cara, a Albiol, insultado en compañía de su hija de 11 años hasta hacerla llorar, y a tantos otros que pisan la calle con precaución por no cruzarse con algún exaltado _ una inmensa minoría, todo hay que decirlo _, quisiera decirles hoy que hagan un esfuerzo para que no se les crispe la cara, pues nada hay tan saludable y desconcertante como una buena sonrisa en presencia del energúmeno. Y además, a quienes les huele la mirada les suele doler el estómago.

Esperando a Guaidó

Domingo, 27 de Enero, 2019

Esperando a Godot

No podrán decir en Podemos que un enemigo exterior estaba socavando sus entretelas. No podrán echarle la culpa al capitalismo internacional, ni al nacional, ni al autonómico. Hasta ahora.

Había sufrido sí un paulatino descenso en el aprecio de la gente, pero por dos razones internas. Una, por surgir de la nada con unas expectativas desmesuradas y dos, por errores de bulto solo achacables a la cúpula dirigente, y especialmente a Iglesias.

En el momento actual todo parecía soplar de popa para hinchar las velas. Socio preferente de un gobierno receptivo a más no poder con sus peticiones; influencia directa en los grandes entes informativos oficiales; apoyo directo en significativas televisiones privadas y eso sí, enemistad frontal de otros medios porque desde el minuto uno, la organización se había declarado contraria, no ya a un pensamiento determinado, sino a la existencia de pluralidad en la prensa.

Tampoco se puede decir que el desplome haya sucedido a partir de mayo. Desde Bescansa a Espinar, pasando por Vistalegre o Errejón, por los cobros internacionales o el casoplón, siempre hubo una vena interna que presagiaba inestabilidad.

Pero desde esta semana, cuando Errejón ya estaba acunado en brazos de Carmena y Espinar, a punto de caramelo, aparece un enemigo exterior con el que no cuenta Iglesias cuando pide el permiso de paternidad, Juan Guaidó.

Ése sí que puede traerle la ruina absoluta a la formación y a su actual líder, por lo menos. La posible llegada de Guaidó al poder equivale a una acción directa encaminada a perseguir y denunciar el dinero entregado por el chavismo a su prolongación europea, y eso conlleva delitos en Venezuela y en España. De ahí que alguien dijese la frase de moda. Si cae Maduro, cae Podemos. A lo mejor no es tan cartesiano, pero sí como para preocupar.

De eso se trata

Sábado, 26 de Enero, 2019

¿Elecciones? Ya las hubo. Mira a Maduro votando

La recomendación que Sánchez hace a Guaidó en orden a convocar elecciones es sencillamente genial. Lo es por muchos motivos y uno de ellos está relacionado con el propio papelón del presidente español, como el lector muy bien sabe.

Sánchez debería tener presente que durante la época de Maduro una sola persona se encarga de decidir el sentido del voto de los venezolanos. Se llama Tibisay Lucena y es la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE).

La acusan de ser una auténtica máquina de alterar resultados electorales a favor de Maduro con una maestría tal que después de ejecutar la faena no se corta en decir ante los medios que el voto es el pilar de la democracia en Venezuela sin que se le altere el color del rostro.

La multinacional Smartmatic, especializada en cuentas y recuentos, calculó que el fraude en las elecciones de 2017 rondó el millón de votos, lo que colocaba a Tibisay Lucena a los pies de los caballos.

“La narcodictadura en el abismo”, se sentencia entonces, pero naturalmente no pasó de ahí.

Ahora nuestro presidente le habla a Guaidó recomendándole elecciones. Seguramente lo hace para ajustarse a la vieja sentencia, consejos vendo que para mí no tengo y Guaidó los habrá escuchado con estupefacción. Pero, don Pedro, ¡de eso se trata desde el principio!

Éste ve a alguien ahogándose, se acerca y le dice: Lo que tienes es que nadar. Algo por el estilo.

Eso sí, no le pidas que él se moje; bien porque a sus socios les parece que Maduro es la quintaesencia de la democracia universal, que ya me dirás tú; bien porque a ti mismo no te disgusta tener a un dictador botarate con tal de que se diga de izquierdas.

Maduro nunca fue de izquierdas, ni de derechas. No alcanza para tanto. Como se dice por allí y por aquí, Maduro es muy suyo.

Vamos ganando a los puntos

Viernes, 25 de Enero, 2019

La N del No. Tiene gracia. Rusia advierte a EE.UU. que no intervenga en asuntos de Venezuela. ¿Acaso no está interviniendo Rusia al decirlo?

La foto del momento refleja las calles de Caracas repletas de gente que apoya a Guaidó. Bien, pues lo único que se le ocurre al legalista de Garzón es reclamar la intervención del ejército venezolano para que los masacre e impida el golpe.

La sinrazón ha sido de tal calibre que el propio Garzón ha corrido a censurar sus propias palabras, consciente de que haberse colocado en un grado de represión al que solo él hizo mención en todo el mundo.

Iglesias no lo dijo. Seguramente lo piensa, pero se libra de rectificar. A él le basta decir que es un golpe de estado.

Ellos, que han sido los críticos más destacados contra la aplicación del muy constitucional artículo 155 para devolver la legalidad a una parte del estado español donde unos delincuentes pretendían instaurarse, defienden ahora al narco régimen de Maduro, acosado por la ley, el sentido común y la urgencia nacional.

Cuando todo esto pase, porque pasará, no se olviden los venezolanos de agradecer a quienes hoy claman por el mantenimiento de una dictadura que los acogotó desde el primer momento, sin otro plan a la vista que abusar del poder, internacionalizar su modelo, chapotear en las redes del narcotráfico e igualar a todos sus ciudadanos por el ras de la miseria.

No es tan grave como lo suyo, pero la tardanza de la UE, y de España en particular, a la hora de posicionarse ante los sucesos de Venezuela, favorece que los menos informados duden de la legalidad de Guaidó, o de la bondad de Maduro, que es como pensar que el holocausto judío tenía el respaldo de las urnas.

Ahora se disputa el segundo round. Tras el primero, Maduro ha quedado contra las cuerdas. Guaidó gana a los puntos. Pero ya se sabe que el heredero del Gorila Rojo tiene la baza que Garzón le reclama, el ejército.

Rancio desconocimiento

Jueves, 24 de Enero, 2019

Rancios y modernillos

La nueva consejera de Igualdad en Andalucía, de Cs ella, escribió hace cinco años que la Semana Santa era rancia. Vete tú a saber si lo mantiene hoy, pues de todos es conocido que los políticos mudan de opinión como de bragas.

Recuerden, por ejemplo, que en abril del año pasado, Sánchez califica de rebelión lo ocurrido en Cataluña, pero en mayo lo rebaja de golpe y porrazo a la categoría de guateque.

O piensen en la pobre Ruth Beitia, que hace una semana da el salto hacia la presidencia de Cantabria, y ayer lo da hacia el tresillo del cuarto de estar.

Sabidos estos bruscos cambios de opinión, la consejera puede estar pensando hoy que las procesiones de Semana Santa _ ella las llama desfiles como haciéndose la tonta _, son el colmo de la modernidad, en competencia directa con los de Victoria’s Secret, o chorradas semejantes.

Quizá la consejera no ha tenido en cuenta que una de las acepciones de rancio es antiguo. Por ejemplo, todos los abolengos son mejores si son rancios. Por ese lado, las procesiones son rancias hasta decir basta, pues engarzan directamente con las del Día de la Sangre de Cibeles, y a ésta hay que situarla en el Neolítico, es decir, que podemos estar hablando de unos diez mil años de antigüedad por lo menos. Rancio abolengo, sin duda.

Ahora bien, si asimila antigüedad a antigualla, la culpa solo puede ser achacable a una muy deficiente educación que no ha sabido transmitirle el valor del tiempo, ni el de la ideas, ni el de la cultura. Es decir, una mierda de educación.

En cualquier caso, deseamos que la consejera pertenezca al grupo de los que cambian pronto de parecer; de tal modo que su gestión al frente de Igualdad no se vea perjudicada por esas pequeñas lagunas en el conocimiento del Neolítico a nuestros días, que se intuyen en su escrito de hace tan solo un lustro.

La culpa compartida

Miércoles, 23 de Enero, 2019

La calle es mía, y de verdad

Miles de conductores que esta mañana se han visto atrapados en una ratonera, con perdida de trabajos, servicios y reuniones, se habrán preguntado qué culpa tienen ellos del conflicto que afecta al sector del taxi.

Es la misma pregunta que se hacen otros muchos afectados por protestas que se diseñan para perjudicar directamente al público, e indirectamente, según los casos, a la administración, a empresas o a nadie más.

Hoy se han dejado de celebrar reuniones preparadas minuciosamente desde hace semanas, se han producido viajes estériles desde cien mil puntos con pérdidas y retrasos incalculables, como ocurre siempre que el sector en conflicto decide considerar su causa por encima de todas las causas de los demás, llámese independencia del Cataluña, o regulación inmediata del sector VTC.

Es muy infrecuente que en cualquier tipo de conflicto, como en los divorcios, la razón esté capitalizada por una de las dos partes, mientras la otra carece por completo de ella. No decimos imposible, pero cerca le anda. Sin embargo, es seguro que en todos los casos, los conflictos así planteados los van a pagar, o a sufrir, terceras personas que en principio, ni están ni con unos, ni con otros, y que con toda certeza no son responsables de lo que ocurre.

Pero ese pequeño matiz no importa en absoluto, porque en los tiempos modernos se ha machacado una y otra vez en la idea de la culpa compartida y hay gente que acaba creyéndosela.

La culpa compartida consiste en hacerle a usted responsable de que los océanos estén enmierdados de plásticos, de la pobreza mundial y de la batalla de Otumba, si es de ascendencia española.

Gracias a ese prodigioso principio inculpatorio, usted también es responsable del conflicto de los taxis y debe pagar su cuota correspondiente, atrapado en un atasco interminable.

España, con papel de fumar

Martes, 22 de Enero, 2019

Lo primero, conocerla

Dice el presidente que hay que trabajar todos los días para hacer que en España se viva mejor.

Si te coge un poco despistado, unos minutos antes de desayunar, oyes la frase y piensas que es un gran pensamiento y que le asiste toda la razón. Incluso crees que la ha tenido que decir una persona de valía, pero en cuanto le das un segundo de reposo, descubres que no es de Pero Sánchez, sino de Pero Grullo.

No se puede decir “hay que trabajar todos los días para hacer que en España se viva peor”, salvo que seas funcionario de la Leyenda Negra S.A. Pero sí se puede hacer.

El quid de la cuestión no radica en decirlo, sino en determinar qué medidas consideras tú que ayudan más a mejorar y cuáles a empeorar. Ahí es donde comenzamos a encontrar las diferencias, porque al lado, justo al lado de la información sobre esas declaraciones presidenciales, aparecen en todos los medios, noticias sobre la siembra de millones que su autor desparrama sobre determinadas comunidades autónomas, sobre sus planes para eliminar Estado de ellas destruyendo el concepto español, y sobre la falta de apoyo que le prometen formaciones gallegas, aunque estén integradas entre sus socios, por sentirse maltratadas.

Y así día tras día, desde el momento en el que este señor decide cosas importantes para España. Él podrá decir misa, pero sus actos van en otras direcciones y por mucho que lo repita no conseguirá atontar al auditorio más allá de ese segundo que se tarda en descubrir las perogrulladas.

Por eso se le atraganta decir un Viva España sin añadirle cursis y ridículos matices, propios de ignorantes y acomplejados. Viva Suecia, sí, pero una Suecia igualitaria en su distintiva diferencial pluriterráquea. ¡Puaj!

Si tiene que dar tantas vueltas para ser presidente, mejor quédese en casa.