Patada a seguir
Viernes, 31 de Mayo, 2013
No es políticamente correcto acabar una construcción
Como era de sospechar, IU está a favor de que se celebre la consulta soberanista en Cataluña sin que el resto de españoles tengamos ni voz ni voto en el aquelarre. Si algo sirve para desestabilizar, allí estaremos en primera fila como un solo hombre, aunque sea para favorecer a una derecha tan rancia como la de Mas reivindicando el derecho de pernada, las tierras del condado y el diezmo de la cosecha.
Seguramente piensan que han subido tanto en las expectativas de voto que bien pueden perder un puñado de ellos entre quienes aún siendo de izquierda consolidada, entienden también de buena fe que España no es un trozo de tierra que se reparte entre los buitres como los despojos de una res perdida y sin rumbo. Aunque para ser exactos conviene recordar que la dirección no lo pierde la tierra que es materia inerte y solar calificado, sino los hombres que se presentan voluntarios para defenderla, por mucho que a veces parezca que lo hacen para lo contrario.
Alguien inventó hace unos años el baremo de lo que es políticamente correcto y lo que no. Por supuesto lo hizo a su imagen y semejanza para estar siempre en un punto equidistante entre la utilidad y la inanición, entre la eficacia y Don Tancredo, entre el tajo y la hamaca. Permanecer en un limbo donde sea posible aplaudir todo lo que no existe y no mover un dedo por todo lo que es y necesita ser mejorado. ¡Qué logro, qué invento, qué chollazo!
De haber existido en los momentos de las grandes construcciones de la humanidad, ninguna se hubiera podido llevar a cabo porque contravendría sus reglas. Hay que luchar por lo que no existe, pero en cuanto tenga apariencia de realidad, hay que saltar del carro y pasarse a otra lucha. Por eso la Cataluña de la que hoy se habla es un objetivo políticamente correcto. Ni te compromete, ni te mancha las manos. Si acaso, pierdes votos.