Poeta en cárcel
Jueves, 31 de Marzo, 2016
Sísifo, sabiendo que se le va a caer
Andrés Bódalo reparte hostias como panes, pero es un poeta. Ya lo dice Teresa Rodríguez, igualico, igualico que Miguel Hernández.
Hay que ver a lo que hemos llegado, a transformar sonetos en sumarios judiciales, elegías en reyertas y odas en broncas. Del verso a verso, golpe a golpe; a quedarnos solo con lo segundo.
Bódalo es un lírico que se define libre como el viento y la lluvia, ignorando que tanto el uno como la otra son fenómenos atmosféricos que responden con rigor a las leyes físicas y que jamás han hecho el más mínimo movimiento fuera de la ley. Ahora en la cárcel reelerá a sus favoritos y mejorará su contenido.
Bódalo es el epítome de la reunión entre Iglesias y Sánchez. Pablo, sopapo va, sopapo viene; mientras Pedro permanece inmutable con su cara de pachuli y gomina. Él le cruzó la cara a un concejal socialista, no porque sea violento, sino porque es la expresión de la libertad, en palabras de su gran jefe Coleta Apache.
¿De qué hablarían estos dos un día como hoy? ¿Ponemos a Bódalo de ministro del Interior? ¡Total con Franco las hostias ya las daba la policía! Sí, puede ser un déjà vu precioso.
Resulta que éste es el nuevo nivel político que tanto lustre y prez va a irradiar sobre nuestras vidas. Política de macarras, matones, meonas y asaltacapillas de cuyas garras creíamos habernos librado por maduración, pero se ve que no salimos del parvulario y nos mandan repetir curso una u otra vez, como Sísifos renovados que arrastramos la pesada piedra hasta la cumbre, pero justo antes de llegar, rueda y cae hasta la base.
Bódalo es metáfora, antonomasia y analepsis de todo ello. Él mismo lo ignora, pero ayer se había convertido en símbolo del largo camino que queda por delante, cuando no de la sísifa piedra que cae una y otra vez montaña abajo.