Las perversiones
Lunes, 31 de Enero, 2005Como dice Josu Jon Imaz, vamos a dialogar en paz de lo que sea menester. Y cuando crees que a continuación de la palabra paz, Josu Jon va a decir: “sin bandas armadas que aterroricen, secuestren o coaccionen la opinión pública”, va el tío y añade: “sin Estados sacrosantos que se impongan a la voluntad de los ciudadanos”.
La perversión ha llegado a tales extremos en el entorno de Ibarretxe que el presidente de su partido no tiene el menor empacho en afirmar que ETA es un elemento de estabilidad, ante cuya presencia se puede negociar un plan secesionista, y por el contrario, que el Estado nacido de una Constitución, de la que a su vez se deriva el Gobierno autonómo que rige su partido y otros dos, es el odioso enemigo a batir. Estos chicos se han instalado en la manipulación y la mentira desde hace tanto tiempo que ya se la creen, y con ella osan convencer, no sólo a sus administrados, sino al Gobierno y al Congreso españoles, que se pliegan como corderitos ante el insulto y el desacato.
Basta esta píldora de Imaz para comprender que en Euskadi no están en condiciones de afrontar esa negociación que tanto reclaman unos cuantos por la sencilla razón de que el sacrosanto PNV pisa en la luna y allí sabe Cristo qué legalidad está vigente.
Su Parlamento se ha burlado del Tribunal Supremo e Ibarretxe hizo otro tanto con su promesa de no utilizar los votos de la HB reconvertida. La propia ETA no renuncia a la bombalogía, ni parece muy convencida de que deba ponerse el plan sobre la mesa, pero nada parece ser causa suficiente para frenar el desatino hasta que se culmine el proceso como si éste gozase de todas las bendiciones.
Como no goza de ninguna, todo induce a pensar que el lehendakari regresará muy satisfecho a Vitoria llevándose como botín el cerrilismo y el antivasquismo de PSOE y PP, una salsa con la que aderezar la inmediata campaña electoral que le dará otros cuatro años de mandato. Enhorabuena.