Habló Europa
Miércoles, 31 de Octubre, 2012
La bandera de España en el despacho de Viviane Reding
Se pedía a gritos esa aclaración de la Unión Europea sobre la posible pertenencia a ella de una Cataluña segregada de España, porque quienes se lo advertían a Mas comenzaban a dudar de sus propias entendederas, aunque baste leer el Tratado de la UE para comprender el engaño del caudillo; del nuevo, no del ferrolano.
En un mundo poblado de personas sensatas sería innecesario repetir todos los días que no se deben poner bombas debajo de los coches, que está penado asaltar los supermercados o que el Tratado de la UE se ha redactado y firmado para ser cumplido. Pero cuando la toma de decisiones cae en manos de presuntos delincuentes, ya se sabe, hay que machacárselo como a los niños.
_¿Cuántas veces te he dicho que no se pinta en las paredes, Benitina de la Concepción?
El panorama se complica cuando en el mismo personaje, o grupo de personajes, confluyen las características de un político, un presunto delincuente y un caudillo. Entonces te la lía parda a poco que le des tiempo, y en este caso no es que se le haya dado, sino que además se le ha financiado, con lo cual nadie se libra de la tontería.
El señor en cuestión va a seguir diciendo que ellos serán la nueva bandera de Europa y como los medios a su alrededor no se van a movilizar para reproducir las palabras de Viviane Reding, que son las de Íñigo Méndez de Vigo, que son las de Mariano Rajoy… pues eso, llegará al día de las elecciones engatusando al personal con promesas imposibles.
El caudillo de marras está condenado a una encrucijada dolorosa. Él aspira a ser un mártir de la causa, pero sus argumentos no le alcanzan ni para monaguillo. Otros hay por detrás que lo jalean y que pretenden escapar de rositas si la cosa se tuerce. Al caudillo no le queda ni eso, sino caer con todo el equipo.