Digui trenta-tres
Lunes, 30 de Junio, 2014
Una lengua, grande y obligatoria
Hay que estar mal de la cabeza para preocuparse del idioma que han de emplear, entre si o con los pacientes, los sanitarios de un servicio público de salud. Y hay que estar rematadamente mal para obligar por norma que ha de ser necesariamente uno, sea cual sea el utilizado por el enfermo, y solo excepcionalmente, si éste manifiesta “dificultades para entender el catalán o pida ser atendido en la otra lengua oficial”, podrán los miembros del Sistema de Emergencias Médicas de la Generalidad dejar de hablar catalán y dar rienda suelta a sus dotes políglotas.
Confiamos que la otra lengua oficial a la que alude tan despiadada circular sea el castellano, pues dadas las características del embrollo cucufato que se traen estos pobres hombres, bien podrían referirse al aranés, que también es cooficial y entonces despídase, porque si les dice “me estoy muriendo”, le pueden contestar: “Imposible, solo está permitido morirse en catalán”.
En esa misma circular, que parece propia de un internado para repetidores en Transilvania, también llama la atención la ausencia de cualquier mención al inglés, al rumano o al árabe, idiomas que si tomamos la norma ad pedem litterae _ ¿se podrá usar el latín para hablar del catalán? _, están prohibidos en el seno del SEM, se conozcan o no se conozcan, de modo y manera que una urgencia por un cólico nefrítico puede ser despachada de la siguiente guisa: “Compre la Gramática catalana de Pompeu Fabra, matricúlese en una academia, y cuando sepa pronunciar correctamente: “Tinc un còlic nefrític de collons en els ronyons”, vuelve por aquí y con sumo gusto le atenderemos la urgencia. Y si la palma antes, no se preocupe; San Pedro, Colón y Santa Teresa de Jesús son catalanes, así que viendo su esfuerzo por aprender nuestra lengua, le conseguirán una buena butaca a la diestra de Dios Padre”.