Archivo de Junio, 2021

Castor Aira, de la administración local, a la métrica

Miércoles, 30 de Junio, 2021

El procurador de Triacastela se consuela de la muerte de su esposa a través de la literatura

FUE PROCURADOR Y secretario del ayuntamiento de A Fonsagrada, del cual estuvo apartado siete, o catorce años, según se haga la cuenta. Castor de Aira Barrera (Triacastela, 1868), hijo de Francisco de Aira, secretario del juzgado, y de Concepción Barrera Iglesias, era el segundo de ocho hermanos entre los que hubo curas, monjas y artistas de la pluma y del escoplo.

En un principio la vocación literaria de Castor se desarrolla más en el campo de la política, el periodismo, la polémica y la vida municipal. La prensa de Lugo, especialmente El Regional recoge en sus páginas interminables diatribas en las que Castor es protagonista, bien como El Corresponsal, bien con nombre y apellidos, dando la cara, como escribe una vez: “De nombre Castor, hijo de Francisco y Concepción”.

Los municipios tienen entonces esa vidilla parlamentaria que sustituye con ventaja la de la Carrera de San Jerónimo, porque todos se conocen y todos opinan. En uno de estos rifirrafes las cartas le llegan mal barajadas y le acusan de aprovecharse de unas pólizas personales no expedidas por valor de unas 1.400 pesetas, y lo suspenden como secretario.

Lo reponen en la secretaría municipal con todos los pronunciamientos favorables. Los comentarios que se desprenden del episodio dan para varios volúmenes, pero son irreproducibles por su fárrago y tamaño.

No será su único encontronazo con el concello fonsagradino. Ya jubilado sostiene otro contencioso sobre su derecho o no a cobrar la jubilación, probablemente heredado del caso anterior.

Pero Castor de Aira no pasa al Álbum por asuntos de política local, y eso que podría, sino por las composiciones poéticas en las que cae con todo el equipo, porque en el fondo de su alma subyace un lírico que nadie se imagina.

La metamorfosis se desencadena en 1911 a raíz de la muerte de su esposa, Jovita Páramo y Díaz, a los 49 años de edad, cuando son padres de Concepción, María, Alicia, Segunda, Moisés, Rosario y Salvador. A Castor le queda otro trago posterior, la muerte de su hijo Moisés.

El hombre se refugia en la poesía y al cabo de un año da a la imprenta lucense unos versos que no van a cambiar la historia de las letras gallegas, ni las castellanas, pero que quizá no sean tan malos como opina Couceiro Freijomil.

Su primera entrega lleva el significativo título de Amar y sufrir, con prólogo de Ramiro Vieira Durán. Son sentimientos sencillos, con rimas más sencillas todavía, pero nacidas de la sinceridad, lo que produce algún acierto digno de mención.

El marchamo de profesionalidad en el oficio de escribir se lo confiere el autor del prólogo,Vieira Durán, que a la sazón preside una simpática Asociación de escritores gallegos laureados, en la que ingresa. La asociación viene a ser un remedo de la Academia, que reivindica, entre otras muchas aspiraciones, poder nombrar un senador entre sus socios. Casi ná.

Otros laureados son el obispo de Jaca, Isidoro Bugallal, Luis Gorostola, Julio Pérez de Guerra y Narciso Goy.

El segundo poemario, Bágoas conxeladas, es de 1916 y mantiene como eje central la ausencia de la mujer amada, como aquí se pone de manifiesto:

“Para dar tregua a mi llanto / Pensando en mi desventura, / Tan solo encuentro descanso / Al pie de tu sepultura”.

Diez años más tarde reúne fuerzas para el tercer volumen, Facetas, que se vende al precio de Dos pesetas. Si intenta comprarlo hoy a través de algunas web que lo ofrecen, verá que su precio es de 350 euros, lo cual supone una revalorización extraordinaria.

La grande bouffe

Miércoles, 30 de Junio, 2021

No importa el tamaño del bocado si son grandes las tragaderas

Ya ha comenzado una nueva ceremonia de la confusión a mayor gloria del señorito. Esta vez no se trata de envolver bien el sapo de los indultos para que lo traguen hasta los obispos vía catecismo.

Ahora es más difícil porque aquello, al fin y al cabo, admitía el pálido barniz de la legalidad y la conveniencia, aunque fuese a costa del tribunal sentenciador y del Supremo.

Superado el trámite con un puñado de recursos y la promesa de que habrá un recuerdo electoral _ total, nada _, se afronta ahora un batracio de dimensiones descomunales, mitad cuélebre, mitad dragón de Sant Jordi, llamado referéndum y al que se trata de insuflar vida, porque en realidad la bicha no habita en ningún lado.

El proceso tiene por lo tanto aspectos nigrománticos, propios de un Frankenstein, y mucho laboratorio. Y es en ese terreno donde se creen fuertes porque las televisiones soplan a favor y la resistencia es endeble.

El primer primer paso consiste en que se hable del batracio con el mayor barullo posible de tal forma que le permita decir a Sánchez su gran rechazo y su contrario, una especialidad de la casa que será estudiada dentro de la escuela cínica de la filosofía,

Ya hemos escuchado de sus labios que no se puede poner en manos de los ciudadanos la responsabilidad de decidir si solo son catalanes o españoles; pero también, que si vivimos juntos podremos decidir nuestro futuro. Hemos oído que cabe un referéndum dentro de la ley, pero que la Constitución está para cumplirse; que es factible un referéndum pactado y que, de votar, votaremos todos.

El pifostio está armado y ahora solo falta que lleguen las tertulias de los Grandes Expresos Europeos para que lo aderecen con mil recetas de cocinar el pollo _ Bufo bufo, en este caso _, y en pocos meses estará listo para emplatar hasta por los aprendices de Master Chef.

La vida de Brian

Martes, 29 de Junio, 2021

Partidos más que partidos

Pocas veces, o ninguna, he escuchado un discurso político tan zafio, contraproducente y difamante como el que pergeñó Teresa Rodríguez para presentar su particular chiringuito Adelante Andalucía, esta vez sin Podemos ni Izquierda Unida.

Cierto que las arengas hitlerianas tuvieron casi siempre esa carga de odio y violencia supremacista que destilan las palabras de Teresa, pero ¡hombre!, habíamos quedado que ese señor del Tercer Reich era la quintaesencia del mal y convenía alejarse lo máximo posible de su estilo, de sus postulados y de su Gesprächstechnik _ lo siento, pero se dice así _, que es el arte de combinar violencia y seducción inventado por él o por Goebbels, que para el caso es lo mismo.

Y Teresa, creyéndose tan estupenda y llena de razón, ha sembrado el campo de supremacismo y odio, que son mensajes sobrantes en cualquier discurso que se precie.

Cierto también que algunos políticos catalanes nos han acostumbrado a intervenciones de corte hitleriano y que sus oyentes las reciben con delectación pirómana, como esos mensajes de odio que viajan en las letras de canciones poco recomendables para fomentar la armonía y la concordia.

Teresa, podemita sin serlo, comunista sin siglas, se ha propuesto sobrevivir de la política y se ha encontrado sin discurso, ignorando que en ese trabajo de fabricar uno ha de emplearse algo más que una noche de insomnio, especialmente si deseas que los tuyos duerman tranquilos pensando que hay líder para rato. Y he aquí que entonces se desencadena la dispersión del núcleo.

Ya le han echado en cara que aquello va a parecer el sistema de partidos de La Vida de Brian, Podemos de Andalucía, Andalucía Puede y Adelante Andalucía, tú sí que puedes.

Julia Ibarra, una excelente escritora semidesconocida

Martes, 29 de Junio, 2021

Nace en Lugo cuando su padre es teniente fiscal de la Audiencia y vuelve luego a dar clases

SU PADRE ES el teniente fiscal de Lugo desde 1921. Por eso Julia Ibarra Pérez-Campoamor (Lugo, 1923), nace fuera de Oviedo, el lar de las dos familias, la de Ángel Ricardo Ibarra García, que será fiscal en media España _ Villafranca del Bierzo, Liria, Gerona, Bilbao, León, Tarragona, Oviedo… _ y la de Pura Pérez-Campoamor, un doble apellido asociado a la actividad comercial que se origina en Oviedo, donde todos los conocen así, aunque los apellidos auténticos sean Martínez y Menéndez.

Por esa razón, Ricardo, en nombre de Julia, y otros parientes, promueven una autorización para usar el Pérez-Campoarnor, “por los perjuicios que de lo contrario se les acarrea”.

Julia estudia Filología y obtiene la cátedra en Lengua Latina, asignatura que la traerá de nuevo a Lugo. Se casa con el también catedrático de Historia del Derecho de la Universidad de Oviedo, Ignacio de la Concha.

Su regreso a la ciudad amurallada se produce en 1955, con 32 años, y al siguiente es nombrada vicedirectora del Instituto femenino. Forma parte del jurado del premio periodístico San Froilán 1957, que preside José María Velayos Pérez-Cardenal con toda la plana mayor de la prensa lucense. Lo gana Alejandro Armesto. Aquí permanece tres años.

Sus posteriores destinos más estables serán en los institutos Doña Jimena, de Gijón y Aramo, de Oviedo.

A veces se dice de ella que fue una escritora tardía, aunque quienes la conocen lo niegan. Escribe siempre, publica tarde. Se inicia con La melodramática vida de Carlota Leopolda, de 1983, una novela corta y catorce relatos. Seguida de La mecedora, de 1986, y Sasia la viuda, que merece el premio Tigre Juan de 1987 y donde recrea un hecho histórico la época romana.

Su obra se completa con Cuentos de ánima trémula (1989), Mujeres en el sofá (1995) y Todas adorábamos el negro (1997), amén de los cuentos publicados en la revista Clarín.

Son relatos de gran perfección técnica en los que muchas veces los objetos cobran vida para contar otra realidad. Muñecas, mecedoras o las butacas jubiladas del Cine Aramo, situado frente a su casa de la calle Uría, le sirven para armar unas narraciones de seres fracasados con una gran economía de lenguaje. Siempre se consideró ninguneada por su condición de provinciana y la verdad es que su literatura está por encima de la media en sus años. Lo típico en España.

Luis Arias Argüelles-Meres le dedica una de sus Semblanzas carbayonas en El Comercio de Gijón, donde cuenta su relación con la escritora y donde se incluye el dibujo que figura en el cromo. Desde que enviuda vive en compañía de un perro y un gato, que según Arias, eran excelentes amigos.

En su último libro, Todas adorábamos el negro, toma como punto central ese color en la consideración de dos mujeres, Leticia y Laura, enamorada del mismo hombres, así como dieciocho relatos donde plantea una infinidad de sentimientos humanos que interesan desde el primer momento y que agradecerá el lector poco aficionado al tremendismo, ya que Julia es profundamente clásica.

Se le ha criticado una visión especialmente pesimista sobre la vida y una obsesión constante por la muerte.

Al margen de los libros, su último relato fue Efecto luciérnaga, en Clarín. Fallece en 2002, a los 79 años. Entre sus cuadros hay un retrato de Ricardo Ibarra, su marido, de Vaquero Palacios, y otros de Nicolás Soria y Piñole.

Llevaba muy mal el desprecio moderno hacia el latín. “En mi época, se le considera el álgebra del pensamiento”, recordaba.

El precio de la traición

Lunes, 28 de Junio, 2021

Carillo sale el chico

Sin entrar en otras consideraciones, cada diputado nos cuesta a los españoles entre 55.800 y 230.930 euros al año.

Un número nada despreciable de ellos tiene como objetivo que nos vaya cada día peor, traicionar a España e irse con una buena bolsa, que solo se beneficie de sus medidas una parte de esos españoles, marcharse y que se les sigan pagando sus gracias, dificultar la existencia a quienes no hayamos nacido en determinado terruño que ellos consideran especial, dificultársela igualmente aunque hayan nacido, si ellos estiman que no se comportan dentro de los estándares que se han sacado de la manga, así como otros que aguantamos con cara de imbéciles porque nos tratan de convencer que eso es la democracia, aunque a todas luces se ve que es la dictadura.

Bajo las siglas ERC se cobijan algunos de los que pagamos tan espléndidamente a cambio de prestaciones tan poco saludables como que nos pisen los callos a diario, ensalada de insultos, deprecio a las instituciones, atracos a cascoporro e intermitentes golpes de estado.

A la vista de la intervención de uno de ellos, el señorito Gerard Álvarez García, socio de Ómnium Cultural y recién llegado a la cámara baja el 11 de mayo, nos preguntamos si también debemos pagarle el sueldo a quienes no tengan ni pajolera idea de la tierra que pisan.

Resulta que el diputado Álvarez García, que tan caro nos sale, interpeló muy indignado al presidente de RtvE por emitir corridas de toros en horario infantil, o por emitirlas a cualquier hora, tanto tiene, desconociendo que la última corrida retransmitida tuvo lugar hace cinco años.

Gracias a la mascarilla, el señor Álvarez se libró de que quienes le pagamos el sueldo comprobásemos el tono colorado, tirando a carmesí, que se extendió por toda su faz al enterarse.

Caridad Castedo, el primer libro tras julio de 1936

Lunes, 28 de Junio, 2021

La maestra de Outeiro de Rei elabora a toda velocidad uno para niños con la ideología de la nueva España de Franco

ES LA AUTORA del primer libro que se publica en Lugo una vez iniciada la guerra, pero ni esa circunstancia, ni el hecho de ser mujer, le valen hoy para merecer el recuerdo de nadie por una razón políticamente incorrectísima, era franquista hasta las cachas.

Hablamos de María de la Caridad Castedo Díaz (Outeiro de Rei, 1900), nacida en la parroquia de San Pedro de Arcos como hija de Francisco Castedo Novo, pero criada con sus tíos Pedro Díaz y María Carral.

Estudia en la Escuela Normal de Magisterio con las mejores notas, bien con el número uno, bien con el dos, dentro de las pruebas finales de ingreso a Magisterio.

Prueba de este liderazgo académico es su participación como conferenciante en el Instituto General y Técnico siendo alumna de cuarto curso, el año 1922. Habla sobre La mujer y su misión social, mientras que su compañero José Gayoso lo hace sobre Ciencia y enseñanza. El acto está organizado por la Asociación de Normalistas Católicos y lo preside la directora de la Escuela Normal, Carmen Pardo. Asiste el profesorado en pleno.

Caridad niega que la mujer sea el sexo débil y la analiza en un triple aspecto de madre, esposa y soltera, lo cual no deja de ser una visión moderna, aunque sitúa en la maternidad la verdadera base del feminismo.

Al finalizar la carrera conocerá tres destinos sucesivos, las escuelas de Burela, en Cervo; Todón, en Santa María de Cascallá (Becerreá) y San Xillao de Rubiás, en Lugo.

El año de 1930 se casa en la iglesia del Carmen de Lugo con Julio Mourelo Santacruz. Entre los testigos, el conocido abogado Eduardo Prieto Rivera. El refrigerio, en el Hotel Méndez Núñez.

La pareja tendrá cuatro hijas en el transcurso de los once años de matrimonio, Rosario, Julia, Caridad y Teresa. Los veranos libres de contienda se las verá por las playas de Ribadeo.

El inicio de la guerra marca también el de una intensa labor de Caridad y su marido a favor del bando nacional y aunque no hay constancia de su pertenencia a Falange, sí la hay de su fervor franquista.

Por ejemplo, cuando se solicitan donativos en oro para financiar los gastos militares, los Mourelo hacen entrega de sus alianzas de matrimonio, y en nombre de sus hijas, una cruz y dos sortijas. En otra ocasión el donativo de Caridad es de 15 pesetas, para repartir por igual entre las suscripciones pro Aguinaldo del Soldado y las Cantinas Escolares, así como la misma cantidad recaudada entre sus niños de Rubiás.

También en esa escuela la maestra organiza una velada teatral con la representación de Polvorilla, que imaginamos una versión de la zarzuela de Yrayzoz y Fernández Shaw. Recauda otras 40 pesetas que corre a entregar al Gobierno civil.

Pero su aportación más significativa va a ser la edición de un pequeño libro titulado Pensamientos Morales y Patrióticos, que ve la luz en octubre de 1936 y que es el primero que se edita en Lugo, s.e.u.o., tras iniciarse la guerra.

Calificado como “manojo de pensamientos de índole moral, propios para llevar al alma de los niños las enseñanzas morales y religiosas que han de influir luego en su vida ciudadana”, sorprende la prontitud de su redacción, profundamente antimasónica y adecuada a la España sublevada en julio, hasta el punto de que el rector de Santiago lo declara de utilidad para todas las escuelas nacionales. Se vende a una peseta en la librería Cervantes de San Pedro, antes Lombardero.

Otro lucense, Daniel Pernas Nieto publica el primer libro en gallego del mismo período, Fala d’as musas. Caridad muere en 1941.

Rebelión en las aulas

Domingo, 27 de Junio, 2021

Ahora son los ministros

El sapientísimo ministro de Universidades, ilunense él, aunque con marchamo catalán, acaba de exponer una teoría según la cual, antes de calificar a sus alumnos el profesor debe tener en cuenta el patrimonio de sus padres, la declaración de la renta, las condiciones medioambientales en las que vive, las dotaciones de comodidad de su vivienda y lo más sorprendente de todo, el nivel de educación de las personas que le rodean fuera de clase y la armonía que reine entre ellas.

Una vez que disponga de esa abundante información, ya puede ponerse manos a la obra para repartir suspensos a gusto. Una economía saneada, una vivienda con wi-fi, lavadora y nevera, unos padres universitarios y una bonita historia de amor entre ellos, puntúa a la baja; mientras que si el alumno es deficiente en algunos de esos apartados, se le compensa al alza.

Como ese cúmulo de información es prácticamente inabarcable para el gremio de la enseñanza, pues deberían dedicar media jornada a ser detectives, la autoridad docente tiende a restar importancia al suspenso, sea el niño hijo de los duques de Picopadierna, o de unos chorizos de supermercados, lo cual va a producir una gran justicia social y una enorme expansión de la ignorancia.

Como se trata de que los desfavorecidos no pierdan curso, puede darse que al final avancen a gran velocidad… pero sin notas, ni conocimientos para hacer la carrera de sus sueños. Eso no parece preocuparles ni a Castells, ni a Celáa, ni a Sánchez. Dios proveerá. Perdón. Qué digo. Dios no, la República.

Y si se caen los edificios de los arquitectos, se mueren los enfermos de los médicos o colapsan los puentes de los ingenieros, nos desayunaremos con el añadido de que el responsable no había perdido ningún año por culpa de sus suspensos. Y todos contentos.

Neira Villares, el segundo Mamede Casanova

Domingo, 27 de Junio, 2021

O Cantante de Becerreá fue un famoso cuatrero que López Pinillos da a conocer en toda España

ASÍ COMO EL bandido Mamede Casanova tuvo ilustres escribidores que le cosen fama y leyenda, así Ricardo Neira Villares (Becerreá, 1883), inspira más de un romántico relato por sus tempranas rapiñas. Pero tampoco esperemos a Fra Diávolo, ni a Luis Candelas.

Para empezar, olvídense de su nombre porque al personaje rara vez se le llama tal como sus padres lo dotan y el bautizo lo corona, sino por su apodo del Cantador do Lago y sus variantes, que por errata, desconocimiento o variedad, acumula: Esbaradoira, Contador de Vilachá, de Baralla, de Becerreá, de Lugo…

Cantador o contador, Ricardo abre los ojos en Sancti Spiritus de Fontarón, aunque también lo hacen de Papín de Penarrubia (Baralla).

A los 13, apenas superada una infancia que imaginamos montaraz, se convierte en cuatrero, es decir, al tiempo que le sale pelusilla en el bigote.

Su primera víctima es su propio padrino de pila, y es de creer porque en la acción va el mensaje. Nadie está a salvo de su afición al ganado ajeno. Que se lo pregunten a los de Baleira, que se quedan sin quince cuadrúpedos en una noche, o a Antonio López Iglesias, en Reinante, también despollinado.

Cuando comienzan a conocerse sus afanes más allá de Becerreá y A Fonsagrada, por mayo de 1914 sería, acumula treinta y ocho procesos y acaba de fugarse de la cárcel de Sarria.

Esos datos, la fuga y las 38 causas, lo lanzan a la fama española y ha de ser el columnista, entrevistador y afamado dramaturgo José López Pinillos, alias Pármeno, quien lo lleve al conocimiento patrio con artículos en el Heraldo de Madrid y en la prensa peninsular y canaria.

El Cantador, dice Pinillos, esconde una mula hurtada tan bien como si fuera una hormiga, y lo compara con ventaja al sirlero madrileño José María, que nada tiene que ver con el Tempranillo.

Lo hace tañedor de gaitas y “épico bailador de muiñeiras”, pero no hay mayor constancia de que practique tales artes. Otras sí, como la del escapismo, el que sirve para evadirse de presidios, pues conoce casi todos los de Lugo.

Tiene cuadrilla a los 18 años y la manda él, lo cual siempre da mucho porte. Se une a varias mujeres y se gana fama de quedarse dormido en sus brazos después del amor. Como amadas se le conocen dos, María López Fernández, de Ourense, y Hortensia Loureiro Rodríguez, nacida en San Pedro de Corvite (Abadín), o en Sobrado (Baralla), a escoger.

Si no es el amor, lo duermen “como una boa” los atracones que se atiza, dice Pinillos, lo cual facilita su detención. Y siempre aparece con una canción en los labios que justifica el apodo.

En 1910 le birla su caballería a Manuel Penela cuando luce botas, bastón y navaja que no son suyos, sino de un consumero que lo denuncia. Lo defiende Antonio de Cora con tanto acierto, que el fiscal Rubido retira la acusación.

Cuando cumple los 25, lo reclaman los juzgados de Mondoñedo y Castropol. El edicto lo define de estatura regular, grueso, color rubio, bigote castaño, afeitada la barba y ojos castaños. Es el presunto autor de una estafa en Ribadeo y una violación, y tiene otras causas pendientes en Quiroga y en Monforte.

Al final, lo apresan los vecinos de A Ermida y Gasalla, al lado de su patria chica. Están hartos de tanto lirismo con el Cantador y tanta mula desaparecida. Durante años lo habían protegido con el silencio cómplice que abona el miedo, pero de ser así, el crédito se apaga cuando lo ven en una cantina con María y lo denuncian.

Muere el año 1928 de una miocarditis cuando calza los 45 años.

Carlos Abejón, director de El País de Ruiz Zorrilla

Domingo, 27 de Junio, 2021

El abogado y periodista de Ribadeo sufre cárcel en defensa del permanente golpista

SE MUEVE EN un espectro difícilmente definible hoy, que va desde la admiración a Marx, el anarquismo y el republicanismo, a una profunda fe; del ejercicio de la judicatura, a tomarse la justicia por su mano, y del periodismo a la fiscalía. En cualquier caso Carlos Abejón Martínez (Ribadeo, 1864), fue un personaje peculiar a golpe de ventoleras.

Con apenas veinte años acaba Derecho en la Universidad Central de Madrid. Es la época de la revuelta de “la Santa Isabel” y Carlos se distingue en dejar claro su republicanismo.

Sabemos que a continuación marcha a América, pero no a qué país. Quizá no sale de España. Es decir, va a Cuba, que todavía lo es. La mayor precisión que sobre esos años hemos encontrado se la debemos a Emilio Tapia, al que respetamos la literalidad de su ilustrativo artículo:

“Allí fue periodista brillante y de pelo en pecho, es decir de trabuco sobre la mesa, porque Abejón, que tiene alma sensible y temperamento de artista, llevando al extremo opuesto, por aquello de que los extremos se tocan, esta tendencia, escribió con tinta roja y se echó al arroyo persiguiendo la injusticia, sin fijarse en que ésta es muy sutil y con facilidad se encarna en el mismo instrumento que la persigue”. Imaginen lo que les plazca.

Regresa e insiste en nuevas aventuras periodísticas, que en aquellos años es tanto como decir que milita en política, porque cada cabecera va unida a un partido.

Los suyos son el Radical del conspirador compulsivo Manuel Ruiz Zorrilla y El País, sin conexión alguna con el actual. Antes, alrededor de 1892, está de cronista en El Heraldo de Madrid y bautiza en San Ginés a su primer hijo. En El País, llega a la dirección en muy poco tiempo y en ese cargo publica uno de los manifiestos levantiscos de R. Zorrilla y su ferrocarril de la revolución, tal como aparece en el cromo.

Lo detienen por un delito de imprenta y pasa en la Cárcel Modelo varias semanas. “¿Sabe usted quién es el autor del manifiesto de Ruiz Zorrilla?”, le preguntan. Y él responde: “Sí, señor. Ruiz Zorrilla”.

El episodio agrava sus problemas de salud, por lo que decide volver a Galicia y rescatar su profesión universitaria para ser secretario del Juzgado municipal de Trabada, aunque lo abandona en 1901 declarándose enfermo.

Se refugia en Ribadeo, desde donde colabora con El Correo de Lugo y El Norte de Galicia como corresponsal. Cuenta La Idea Moderna que un caballero traba conversación con él en un banco del paseo coruñés de Méndez Núñez. Abejón le comenta que es un desgraciado, que ha abandonado a su mujer y a sus padres y que está en situación desesperada. El caballero le da una peseta, pero cuando descubre el anarquismo de Carlos, avisa al capitán de la Guardia C. Benito Romero, para que lo detenga y lo expulse de la ciudad.

Reúne entonces sus Semblanzas ribadenses, 49 artículos sobre otros tantos paisanos de Ribadeo, la Vega, Castropol y Figueras editados por Mancebo en Mondoñedo. Nicanor Rielo dice que carecen de valor literario y no podemos confirmarlo, ni contradecirlo.

No opina lo mismo Emilio Tapia, pues observa en ellas “la firmeza de su ingenio y la sutileza de su pluma”. Les pide a cada uno de los 49 que compren cien ejemplares del librito.

Los acontecimientos se precipitan, y cuando Noriega Varela le discute en prensa ciertas apreciaciones filológicas, se dice que dirigirá un semanario en Chantada. Pero en 1904 es nombrado fiscal municipal de Ribadeo y al año siguiente, con apenas 40 de vida, fallece.

Una cuestión de género

Sábado, 26 de Junio, 2021

A cabeza non para

Me pregunto hasta dónde llegará la revolución léxica de Irene Montero y su enfrentamiento despendolado contra la Real Academia. Me pregunto si después de elevar el adjetivo todes a categoría oficial y a presumir de su ocurrencia como si hubiese descubierto Penicillium notatum y lo suyo fuese un bálsamo universal, estará preparando una segunda ofensiva de la misma calaña.

Aunque siempre conviene tener al lado el libro de Darío Villanueva al respecto, la duda es razonable y el miedo consistente, porque dándole poder a indocumentados se están cometiendo atrocidades idiomáticas, artísticas, históricas y hasta científicas de suma gravedad, y si nadie lo remedia esta chica puede arrastrar a todos los ministerios a bailarle el agua, pues ya sabemos que tiene agarrado a Sánchez por los espolones.

Una vez instaurado el todes en los carteles ministeriales, lo consecuente es aplicar el género a todo lo que les concierne, pues si son todes, y no todas o todos, también serán ingenieres o analfabetes, guapes o fees, tontes o listes.

Y entonces es cuando el pifostio se desparrama y disparata, porque nadie tiene por qué saber si debajo de aquella apariencia hay un esquimal retocado, una mujer trasquilada, una bailarina thailandesa o un oso depilado.

¿Y si la e se emplea ya para uno de los géneros? Adiós a la distinción. Señoras, señores y señoros, deberán decir ahora los conferenciantes antes de iniciar la faena por si en la sala se encontrasen algunos todes.

Los especialistas ya se han manifestado al respecto. Los que utilizamos el lenguaje como herramienta de trabajo, también. El pueblo soberano dictará su última palabra y entonces no quedará otro remedio que ponernos de acuerdo.

¡Con lo sencillo, unitario, igualitario y democrático que es decir todos!