Soluciones tradicionales
Martes, 30 de Diciembre, 2008La próxima vez que les pregunten si sabrían solucionar la crisis, digan que sí, que todo consiste en incrementar la práctica de las tres virtudes por excelencia, cuales son la fe, la esperanza y la caridad.
La combinación de las tres en los máximos porcentajes posibles es condición sine qua non para despegar de la crisis con rumbo fijo y una altura conveniente que nos garantice una larga travesía.
La primera es la fe, lo que en términos económicos se traduce como confianza. Aquí estamos algo flojos, la verdad. Ustedes mismos comprobarán que no es frecuente oír en estas fechas: “Felices fiestas y un confiado año 2009″. No, ni mucho menos; dices próspero, porque no te fías, no te confías. Quizás creciendo la esperanza, crezca también la fe.
Observen la diferencia, porque en este terreno estamos algo mejor. Nadie se corta un pelo a la hora de desearnos un próspero año. Incluso en esta ocasión lo hacemos con mayor intensidad que en las precedentes. La esperanza es lo último que se pierde y lo próspero no deja de ser lo pro-spe, es decir, todo aquello que la favorezca.
De ser presidenta de alguna comunidad autónoma, más de una aprovecharía esa etimología en la próxima campaña. Todo un país lanzándose a la cara deseos de pro-esperidad no es cosa de tirarla por la borda publicitaria. Con lo que hoy venden esas cosas en los programas del corazón.
Nos queda la caridad, que para unos es sinónimo de rascarse los bolsillos; pero que estando bajo mínimos como estamos, no haría falta llegar a tanto. Bastaría que los de las pistolas, los bombazos, los misiles tierra-tierra, los insultos y los rencores la sintieran sobrevolar levemente sobre sus cabezas para mejorar esto una barbaridad.
De modo que, próspero año.