Cargada de oprobios
Martes, 31 de Julio, 2012El chivo expiatorio, de William Holman Hunt
Creíamos que lo de Marta Sánchez era un desahogo sin más trascendencia, pero al comprobar ahora que Matamoros, Esteban, María Teresa Campos y otros personajes del gremio panfletario han hecho piña en contra de la cantante, como también los hicieron miles de twitteros o twitistas, no podemos pasar del episodio sin advertir que tanto personal junto no puede tener la razón. Es como cuando Aristóteles, Galileo o Darwin lanzaron sus teorías en contra de todos. Es imposible que la razón esté al lado de la masa, porque entonces sobrarían las universidades y bastaría con convocar botellones, marchas verdes y manifestaciones.
A Marta Sánchez la han dejado sola por decir que jodiendo al prójimo no se gana nada. Pobrecita mía. No sabe en qué berenjenal se ha metido. Aquí somos especialistas en armarla parda antes de averiguar qué ha pasado y en linchar al primer sospechoso antes de que se enfríe la sangre.
No sé con exactitud si es eso lo ha dicho Marta, ni me interesa; pero lo que sí sé es que todas las puyas que le están clavando son tan injustas y desafortunadas, por lo menos, como lo que haya podido pronunciar. Es la ley de la tensión y la relajación. El pueblo de Israel elegía un chivo expiatorio para cargarlo de culpas y materializar en él sus insultos y sus pedradas. Ni que decir tiene que el chivo no había hecho nada para merecer el papel que la masa le adjudicaba, o como mucho, era el que tenía la mirada más torva de entre dos animales.
A Marta la han elegido como chivo expiatorio de su propia desorientación y mediocridad. Seguramente ya habrán descargado la bilis para una buena temporada. Solía suceder con los chivos. Más de uno al mes no era necesario, porque la masa se aplacaba y vivía tranquila un tiempo.
Agradezcamos el sacrificio de Marta y su aguante, porque lo ha hecho en beneficio del resto.