Español a la vista
Lunes, 30 de Noviembre, 2009La ONG de los secuestrados
El sobresalto viene de Mauritania. Tres cooperantes españoles han sido secuestrados en aquel país a punta de pistola. Se habla de Al Qaeda, aunque tampoco es necesaria esa maléfica organización para imaginar el horror que se cierne tanto sobre ellos, como sobre nosotros mismos, pues apenas mal superado el calvario del Alakrana, la vida nos somete a una nueva prueba de impotencia.
Impotencia es la clave y lo es por varias causas. La primera, por no saber cómo evitar cuanto antes a estos compatriotas un sufrimiento que imaginamos grave. Lo es también, por el convencimiento de que esta acción tiene los visos de quedar nuevamente impune, lo cual acrecentaría la peligrosidad de ser español. Como consecuencia de una lógica aplastante, aquellos compatriotas que andan por el mundo en lugares conflictivos están siendo vistos como apetitosos objetivos rentables.
No en vano se ha escrito la peor jurisprudencia en torno a raptos, secuestros, chantajes y rescates. En efecto, se ha escrito que aquí se traga con todo. Sacamos la chequera y no sólo pagamos a cien mil funcionarios encargados de secuestros, sino también a los secuestrados, a los secuestradores, a los abogados de Londres, a los intermediarios y llegado el caso, a la propia Policía Montada del Canadá.
Para abundar en cualquier análisis al respecto es imprescindible confirmar si el secuestro de los cooperantes españoles se produce precisamente por su nacionalidad. No se trataría de una noticia agradable para el Gobierno: “La delincuencia internacional busca españoles para forrarse”. Cualquier compatriota preferirá mil veces saber que Al Qaeda confundió a los secuestrados, o que todo obedece a una concatenación de casualidades.
Mientras esperamos confirmación de las noticias, hacemos nuestro el dolor de los secuestrados.