Archivo de Agosto, 2019

Benxamín Casal, intelectual para todo

Viernes, 30 de Agosto, 2019

Mañá cúmprese o sexto cabodano da súa morte

MAÑÁ HAI SEIS anos da morte de Benxamín Casal Vila (Lugo, 1935), un home querido por todos, no só nas relacións persoais, senón tamén para ocupar postos de responsabilidade en institucións públicas e privadas, como se demostra cunha rápida ollada ao seu currículo.

No eido profesional como enxeñeiro agrónomo, profesor nas escolas de Peritos e Agrónomos, director provincial do Ministerio de Agricultura e xerente territorial do Catastro.

No político, conselleiro de Enerxía, Industria e Comercio e deputado do Parlamento na primeira lexislatura autonómica, como independente galeguista dentro das listas do PsdeGPSOE.

No social, como presidente do Círculo das Artes (1979/1988).

No económico, como conselleiro de Caixa Galicia.

No cultural, como presidente da editorial Galaxia e Grial, así como nas fundacións Otero Pedrayo, Isla Couto e Penzol; director da Gran Enciclopedia Galega Silverio Cañada, editada polo grupo El Progreso, presidente do Cine Clube Valle Inclán e ducias de proxectos que quixeron contar coa súa importante colaboración, así como outras iniciativas persoais que deixarían curto este espazo.

Con todo e iso, Benxamín tiña outros plans para a súa vida, como nos confesou poucos meses antes de morrer:

“Eu era un dos habituais que escoitaba a Banda. Meu pai era moi afeccionado e levábame a escoitar a Banda de Música todos os domingos. Despois oía moita música na radio. A clásica era moi difícil de escoitar. Cando chego a Madrid fun un asiduo dos concertos do Monumental, coa Orquestra Nacional. Comecei a escoitar cousas que nunca escoitara, por exemplo as sinfonías de Beethoven. Eu estaba principiando os estudos de enxeñeiro e na cabeza voábame a idea de ser director de orquestra”.

En realidade, Benxamín Casal, como outros da súa xeneración, son personaxes multidisciplinares, tan capaces de ocupar un posto técnico, como de presidir unha editorial ou dirixir unha orquestra, porque reciben unha educación que será envexa das anteriores e das seguintes, en mans dun feixe de profesores dos que deixan pegada.

Benxamín falounos tamén deses anos:

“Fun ao instituto na rúa San Marcos, no edificio da Deputación. No andar baixo estaba o instituto e no último, Maxisterio e a Biblioteca. Lembro con moito cariño os grandes profesores que tiñamos, desde Alfredo Rodríguez Labajo a Froilán López, Francisco Bernis, Antonio Fraguas, Delio Mendaña e Lázaro Montero. Xente dunha categoría moi superior da que podía ter Lugo, pero debido á situación política algúns profesores represaliados viñan castigados. Tiñamos esa sorte. Curiosamente, logo na Escola de Enxeñeiros Agrónomos de Madrid chegou un novo profesor que era Bernis. De seguido comuniqueille a todos a sorte que tiñamos por telo como mestre”.

O certo é que el tamén viña ben inciado, porque o seu primeiro profesor “foi don Xesús Yáñez, pai do doutor Yáñez Rebolo, que tiña escola na rúa do Sol, hoxe San Froilán. Nas aulas de don Xesús os que sabiamos máis da táboa de multiplicar mesturábannos cos que non a sabían, para que fósemos nós mesmos os que llela aprenderamos. Eu aprendín a falar en público tendo sete ou oito anos grazas a este método”.

“Don Xesús Yáñez conseguiu darlles estudos a todos os seus fillos cun esforzo enorme. A medida que as súas clases tiñan máis éxito dedicaba máis cuartos da casa a aulas, mentres a familia amoreábase nos sobrantes. Don Xesús deume a min a base forte que me permitiu facer estudos superiores”.

Chocolates de Lugo premiados en medio mundo

Jueves, 29 de Agosto, 2019

Francisco Fernández González “y su hermano” estaban al frente de La Proveedora Universal

LOS CHOCOLATES DE La Proveedora Universal fueron los más populares en Galicia durante la segunda mitad del siglo XIX. Al frente de la fábrica estaban Francisco Fernández González (Lugo, 1855?), “y su hermano”, cuyo nombre siempre permaneció en la sombra.

Los elaboraban con canela y con vainilla, o sin añadidos, así como gran variedad de tés y cafés.

Otra de sus especialidades _ prácticamente un invento _, son las pastillas de viaje, “pastillas indispensables”, según la publicidad, hechas de un chocolate especial para ser comido en crudo, a razón de 80 pastillas por libra. Su función es reparar la flaqueza de estómago, y se explica:

“El agua que al que viaja tanto daño suele hacerle, por la variación propia de los puntos que recorre, tomando antes dos pastillas, puede estar seguro le sentará bien; ningún mal efecto puede temer de un vaso de agua”.

Maravíllense, ellas entonan la debilidad del estómago, “que por las horas intempestivas de las comidas suele afligir a la mayor parte de las personas, la tos, y aun calman los padecimientos de la laringe, y suavizan la garganta del polvo y miasma que se aspira en los viajes”. Un revolucionario adelanto.

Son chocolates obtenidos por máquinas movidas a vapor, frente a los más comunes, a brazo. Los de máquina dan mayor trazabilidad, los otros, mayor tradición.

Los Fernández los exhiben en Reina 8, con el marchamo inconfundible de haber recibido premios en todo el mundo, como en la Exposición de Lugo de 1867, la de Valladolid de l86l, la Universal de Viena de 1873, la Nacional de Madrid con medalla de mérito en 1873, la Regional de Santiago con medalla de plata en 1875, la Universal de Filadelfia en 1876, la de León en 1871, en Lugo nuevamente, con medalla de plata en 1877… Bruselas, Chicago…

La publicidad se hace eco de los éxitos y comunica que “habiendo sido premiados estos chocolates en todas las exposiciones donde se han presentado, ya que eran generalmente aceptados hasta el punto de no poder los fabricantes cumplimentar los numerosos pedidos que se les hacían, se han visto obligados a ensanchar en grande escala la fabricación de este artículo, que hoy puede considerarse como de primera necesidad, montando al efecto máquinas de vapor, según los últimos adelantos”.

Gracias a lo cual, “no solo han conseguido que su elaboración sea la más perfecta que hasta ahora se ha conocido”, sino elevar su fabricación y venta a más de mil libras por día. “Ésta es la prueba más evidente de que los chocolates de Francisco Fernández y hermano son inmejorables y que satisfacen por completo los deseos del consumidor”.

En mayo de 1913 celebra pública subasta de su casa número 8 de la calle de la Reina. Como curiosidad recordaremos que el tipo de subasta es de 83.000 pesetas y para tomar parte en ella hay que consignar previamente 4.000 pesetas.

Francisco fue el segundo presidente de la Cámara de Comercio de Lugo, al frente de la cual se encuentra cuando se celebra la Exposición Regional de 1896, en la que se vuelca, dada su gran experiencia en estos certámenes. Casado con Paulina Vivero Veiga, pierde a un hijo de 17 años en 1892, y otro de 41, en 1918. Aún así, cuando muere en 1920 le sobreviven su viuda y seis hijos más, Ascensión, Ildefonso, Trina, Luis, Emilio y Felipe.

Francisco era caballero de la Real y distinguida Orden de Isabel la Católica y había sido teniente de alcalde del Ayuntamiento lucense.

Isunza, entre el hereje y la Inquisición

Miércoles, 28 de Agosto, 2019

Se cumplen los 460 años de la detención del arzobispo Carranza, proceso en el que el lucense tuvo un destacado papel

El ARZOBISPO DE Toledo Bartolomé de Carranza es uno de los personajes de la novela “El hereje”, de Miguel Delibes; en su caso dentro del apartado de los históricos, es decir, de los que se corresponden con un personaje real, no porque en la novela se reflejen con exactitud biográfica, sino con el suficiente parecido como para que el autor se atreva a usar su nombre.

El propio Carranza fue el hereje por antonomasia de su época, pues el hecho de que todo un señor arzobispo sea acusado de herejía por la Inquisición; que sea juzgado en España e Italia, que se le señale por seguir a Lutero desde sus altas responsabilidades y que sufra en vida singulares persecuciones, da el título de hereje con sobrados motivos, aunque finalmente quede exonerado y se le entierre en la puerta de los Leones de la catedral de Toledo, cual es el caso por expreso deseo del cardenal Marcelo González Martín en 1993.

A Juan de Isunza (Lugo, 1520), le toca ser lucense porque su padre, el vitoriano Francisco de Isunza, es oídor de la Audiencia de Galicia en esta ciudad, aunque su pronta muerte y su relación tangencial con las murallas no va a dejar más huella que la ya referida.

Su madre es Francisca de Álava y Esquivel, dueña de Cámara de la reina doña Juana en Tordesillas y hermana de Juan de Álava, señor del Palacio y Casa de Bolívar.

Niño aún de once años, se traslada con su madre precisamente a Tordesillas y poco después ingresa en el Colegio Mayor de Santa Cruz, de Valladolid para cursar allí Jurisprudencia y Sagrada Teología, de las que será doctor.

Es nombrado capellán de Carlos I, o sea, el emperador Carlos V de Alemania. Compatibiliza ese cargo con el de catedrático de Códigos, en la Universidad de Valladolid y con el de rector de la misma poco después, durante los años 1554 y 1555.

Reinando Felipe II, se traslada a Flandes como juez de la Capilla Real del emperador, y de regreso en España, añade el cargo de Oidor de la Chancillería de Valladolid, como su padre lo había sido en Lugo.

En este momento es cuando su vida y su oficio se cruzan con el arzobispo Carranza, que acaba de ser detenido uno de estos días de agosto de hace 460 años, es decir, de 1559. Lo prenden en Torrelaguna (Madrid), el mismo lugar donde muchos años después morirá Jesús Bal y Gay.

Isunza es nombrado juez árbitro del fiscal en la incómoda causa del arzobispo de Toledo, para probar las causas de recusación que Carranza opone contra las tesis del inquisidor general, Fernando de Valdés y Salas.

Aunque nos movamos en el siglo XXI, el del todo vale y nada importa, al lector no se le escapará la peligrosidad del encargo que recibe Isunza, colocado en el fiel de la balanza entre el arzobispo encausado y el inquisidor encausador, y en asuntos a veces tan sutiles que la cárcel o el deshonor pueden depender tan solo de un leve matiz con el que se interprete una palabra.

Como dirá al final del proceso el propio Carranza en unos versos de desahogo, “sólo una pajita / todo un monte prende / y toda palabrita / que el necio no entiende / gran fuego prende”.

No sale mal librado Isunza de la envenenada misión, pues ni por una parte, ni por la otra le afean su cometido durante el tiempo que la desempeña.

Tampoco cosecha malas palabras como consejero del de Indias, a donde se le destina después, aunque aquí lo tiene mucho más fácil, ya que fallece en Madrid a los veinte días de haber tomado posesión (20-XII-1567), espacio de tiempo que no da lugar ni para el éxito, ni para el fracaso.

Julián Parga, el héroe del aire

Martes, 27 de Agosto, 2019

El 26 de agosto de 1927 sufre un accidente mortal cuando sobrevuela el aeródromo de Gamonal, en Burgos

CUANDO EN 2014 llegan noticias del conflicto de Gamonal, en Burgos, algunos lucenses piensan de inmediato en el aviador Julián Parga Cerezo (Lugo, 1902), porque en aquel lugar sufre el accidente que le va a costar la vida, tal día como hoy del año 1927.

Por las características de la tragedia, por la simpatía hacia la familia y el fallecido, y quizá también, por haber sobrevolado la ciudad el mes anterior para lanzar una carta dirigida al alcalde López Pérez en una llamativa exhibición, la muerte de Parga Cerezo impacta en el ánimo de los lucenses y constituye un auténtico duelo local, como pocos de los que se recuerdan.

Era hijo de Digno Parga, tipógrafo de la imprenta de la Diputación lucense. Había estudiado los tres primeros cursos de la carrera de Magisterio y en 1920 ingresa como voluntario en el Regimiento de Infantería de Isabel II, de guarnición en Valladolid. De ahí, ese mismo año pasa a formar parte del Batallón de Instrucción, de guarnición en Carabanchel (Madrid), donde asciende a sargento, con el número 2.

Dos años más tarde se incorpora al Aeródromo de Los Alcázares para hacer el curso de ametrallador-bombardero, del que vuelve a ser el número 2 de su promoción. Ya en 1923 obtiene el título de piloto suboficial.

En mayo de 1924, cuando vuela con su profesor Espinel, sufe un pequeño accidente que le deja magullado el pie izquierdo. Tendría otro percance antes del de Gamonal en un vuelo de Cuatro Vientos a Burgos, dos de los aeródromos donde presta sus servicios como bombardero y piloto, además de los de Getafe, León, Los Alcázares, Larache, Tetuán y Melilla, desde los que parte en diversas acciones de guerra, que le valen cruces y condecoraciones.

El 6 de julio de 1927, Parga y Bermúdez de Castro vuelan en sendos aparatos desde Monforte hacia Lugo para sobrevolar a baja altura la Plaza de la Constitución, actual Praza Maior, y arrojar entonces una carta dirigida al mítico alcalde Ángel López Pérez.

En el mensaje le felicita por su trabajo al frente de la Corporación municipal y por el embellecimiento de la ciudad, “además de observarla desde la altura, la cantan cuantas aves me acompañan en el vuelo, que de sobra os conocen. ¿No sois acaso el “mirlo blanco” (de los alcaldes españoles)? Julián Parga”.

El aviador interviene así en la secular polémica sobre el piropo que Alfonso XIII dirige o no al alcalde lucense, y por lo que a Parga se refiere, está demostrado que en el recuerdo de los lucenses don Ángel era en efecto, el mirlo blanco a juicio del rey.

Está a punto de convertirse en oficial cuando encuentra la muerte en Gamonal. En un vuelo de entrenamiento sobre ese aeródromo, el motor de su aparato deja de funcionar y el fuerte viento reinante lo hace ingobernable hasta entrar en barrena y estrellarse contra el suelo.

Las heridas del lucense son gravísimas y generales. Aún así sobrevive dos días al accidente, desde el viernes 26 al domingo 28 de agosto. Hasta Burgos se desplazan sus hermanos Jesús y Ponciano para presidir el duelo familiar en el solemne traslado desde el Hospital Militar de Burgos a la Estación del Norte, y seguir desde allí camino ferroviario a Lugo.

La ciudad se vuelca en el recibimiento. Todas las instituciones representativas de la ciudadanía están en la puerta de la Estación _ entonces Emilio Castelar _, para recibir el cadáver, y todos los vecinos lo acompañan en su último recorrido. Julián Parga Cerezo tuvo un tratamiento de héroe porque lo era.

Los Alvarado, etnógrafos en tierra vecina

Lunes, 26 de Agosto, 2019

Hoy es el día del queso de Cabrales, a cuya consolidación contribuyen los dos hermanos de Viveiro

HOY SE CELEBRA en Las Arenas de Cabrales (Asturias) el Certamen del Queso de Cabrales, que este domingo cumple su XLIX edición y con la que tienen mucho que ver el trabajo de los hermanos Juan (Viveiro, 1864), y Ventura Alvarado y Albo.

En otoño de 1888 llega a Villablino, la capital de la comarca leonesa de Laciana, Juan Alvarado, en compañía de Giner de los Ríos y Cossío. Se trata de un viaje de inspección a los lugares donde pocos días después iniciará su trabajo pedagógico como profesor en la Escuela de Sierra Pambley de esa localidad.

Este huérfano vivairense, estudiante de Ciencias en Madrid, no tiene intención de permanecer allí más de un curso o dos, pero lo cierto es que echa raíces en el valle y en él vivirá los veinticinco años que le separan de su muerte en 1914.

En materia de quesos, cuando se habla de Juan, debe hacerse en paralelo con la vida de su hermano, Ventura Alvarado, pues ambos son los que unen sus nombres a la historia del mítico queso de Cabrales, por ejemplo, desde la Escuela de Industrias lácteas de Sierra Pambley, por ellos fundada.

Ventura se traslada a Francia para estudiar el mundo de los quesos y a partir de una serie de trabajos, estudios e iniciativas, los Alvarado se ganan la fama internacional de expertos queseros.

Sus aportaciones como asesores técnicos a la Asociación general de ganaderos del reino tienen su punto culminante en 1911, cuando por encargo de la citada agrupación, realizan un estudio de la región de Liébana y los puertos de Áliva, Tresviso y Cabrales, piedra angular para el desarrollo de estas denominaciones de origen.

El Cabrales, como todo amante de los quesos sabe, es uno de los más peculiares de España, caracterizado por sus vetas verdeazuladas, y su sabor picante que solo se consigue en las cuevas de los Picos de Europa. Su reciente ingreso en el libro Guinness de los récords como el más caro de la historia a través de una subasta, ha despertado un interés inusitado hacia él, algo que los Alvarado no podían soñar cuando comenzaron a estudiarlo hace un siglo.

Y así fue en ese otro domingo de 2018, cuando El Llagar de Colloto (Oviedo) paga 14.300 euros por la pieza ganadora del Certamen del Queso de Cabrales anterior al que hoy se celebra. Nunca antes se había pagado esa cantidad por algo más de dos kilos de queso, a unos 6.085 euros el kilo, en lucha contra otros 14 establecimientos de España.

Pero el episodio del Cabrales es casi una anécdota dentro de las iniciativas que Juan Alvarado lleva a cabo durante sus años en Laciana. Obras suyas son la primera mutua contra la mortalidad del ganado, el sindicato de selección de ganados, la Liga de Amigos de la Escuela de Laciana y la apertura de algunas de las primeras minas de carbón de la comarca.

Capítulo aparte lo conforman sus trabajos de recopilación etnográfica y antropológica con la recogida de unas tradiciones que ya en los albores del siglo XX comienzan a verse amenazadas por la nueva sociedad tecnificada que se impone.

Destaca su colección de los cantares de boda “recogida en el Valle de Laciana, Babia y el Alto Bierzo”, obra póstuma de 1919; la recopilación de palabras del patsuezu lacianiego, una colección de derecho consuetudinario, así como otros trabajos de investigación para el Ateneo de Madrid en una época de efervescencia etnográfica, similiar a la que vive Galicia.

También merece ser recordada su colaboración con Ramón Menéndez Pidal, con quien está en Villablino durante el verano de 1910.

Gamallo, cuatro gotas de su inmenso caudal

Lunes, 26 de Agosto, 2019

Hace 105 años, el 25 de agosto de 1914, nace en Ribadeo el español “con más curiosidad intelectual”, según Cela

¿CÓMO ENCERRAR EL océano en una botella? Metiendo agua hasta que rebose. Más allá es imposible.

Algo así ocurre al intentar que una semblanza más o menos aproximada de Dionisio Gamallo Fierros (Ribadeo, 1914) quepa en una columna, y eso es lo que haremos en este 105 aniversario de su nacimiento, que ni es fecha capital, ni tampoco baladí.

Gamallo era un objetivo jugoso para la entrevista periodística. Siempre investiga las dos caras de sus personajes, era simpático y como guinda, enseña periodismo. La mezcla ideal para hablar con él, aunque la verdad es que no fue un hombre excesivamente entrevistado.

Quizá se deba a que fue muy conferenciado y muy articulado. Queremos decir en su lenguaje, que imparte muchas conferencias y escribe muchos artículos. Rosalía, Espronceda, Pastor Díaz, Clarín, Alarcón, Menéndez Pelayo, Curros, doña Emilia, Concha Espina, Bécquer… forman parte de su mundo más querido.

En una ocasión le preguntan quiénes cree él que merecen ocupar los sillones vacantes de la Academia y responde que Zunzunegui. Lo nombran ese mismo año. ¿Ya lo sabía? Es igual, lo intuía, pues la intuición es el oráculo de los sabios.

Cita también a Cela y el de Padrón llega a ser académico. Camilo José se lo paga cuando dice que Dionisio es “uno de los hombres de mayor curiosidad intelectual de la historia de España”, así con todas las letras. Después, el de Ribadeo opina que Luis Astrana Marín ha de sentarse junto a los inmortales _ por lógica cervantina, imaginamos _, pero una embolia cerebral lo impide al poco tiempo.

El cuarto escritor de sus preferencias académicas es Leopoldo Panero, pero una angina de pecho lo lleva joven aún. “A los académicos los nombran los médicos”.

Él es quien descubre docenas de rimas atribuidas a Bécquer que no son suyas, sino de alguno de sus discípulos, pero para compensar al poeta, sevillano, también es él quien reúne una obra inédita de Gustavo Adolfo que no cabe en un libro.

Y para libros, sus casas, la de Madrid y la de Ribadeo. Pedro de Lorenzo decía que Dionisio era un hombre sin casa, porque no vivía en ninguna de ellas, sino en una biblioteca.

Cuando prepara su monografía sobre Menéndez Pelayo anuncia que será una biografía muy humana, con mención de sus amores, porque “era hombre muy preocupado por el problema amoroso y su solución”. Y añade: “No existe documentación a este respecto porque a su muerte fue destruida por creerla nociva a la exaltación de su gran obra…” Y descubre entonces al periodista un Menéndez Pelayo desconocido y peleón, que por amor cruza los puños con otros, al menos tres veces en su vida, según Dionisio. Una, con el actor Rafael Calvo, por celos, claro. “Se pegaron en una berlina por la calle de León”, dice él para que el periodista siga la pista. “Otra vez llegó a las manos en el Congreso con un excelente orador y político. Yo creo que fue Pidal y Mon su rival amoroso”. Se refiere a uno de los dos hermanos así llamados, Alejandro o Luis.

La tercera pelea de don Marcelino ocurre en la puerta del Fornos con el académico de Vegadeo, Emilio Cotarelo y Mori, amigo y rival al mismo tiempo. En esta ocasión la riña no es por una mujer, sino por Cervantes y da lugar a una escena para ser recordada.

Don Marcelino le arrebata a Cotarelo el paraguas que trae en la mano. Se lo rompe en la cabeza y cuelga el trozo que le queda en su brazo mientras marcha calle arriba.

Y hasta aquí ha llegado la botella. Apenas nada, cuatro gotas.

Romero Moreno, todo el reinado en la memoria

Viernes, 23 de Agosto, 2019

Este domingo se celebra en Fontao el segundo concierto del VI Festival Bal y Gay

PASADO MAÑANA, SÁBADO día 24, se inicia en Foz el VI Festival Bal y Gay que organiza la Asociación Cultural Nois, el ayuntamiento de Foz y la propia Asociación del Festival, recientemente creada.

Los objetivos de este año son la celebración de un ciclo de conciertos de música clásica y el curso de interpretación musical. José Manuel Romero Moreno, conde de Fontao (Madrid, 1940) ha sido uno de los principales valedores que encuentra el padre de la idea, Enrique Rodríguez Baixeras, para llevar a cabo este sueño de contar con un festival internacional de altura, organizado desde una sede llamada Camiño do Apeadeiro, 7. Nois, Foz, Lugo.

Romero Moreno ya está integrado hoy en el equipo técnico del festival y su pazo es uno de los escenarios que se utilizan a lo largo de los cinco días. En concreto, este año será el segundo, el domingo día 25, a cargo de la concertista de piano Noelia Rodiles, con obras de Mendelssohn, David del Puerto, Schumann y la sonata Efecto Mariposa de Jesús Rueda.

Ésta es la razón por la que hoy aparece el cromo del conde de Fontao, inplicado con gran entusiasmo para que el festival se consolide entre los mejores de España.

Decíamos en una semblanza ya publicada, que José Manuel Romero, conde de Fontao y marqués de San Saturnino, era la persona que ha mantenido una relación de amistad, colaboración y trabajo más dilatada con don Juan Carlos de Borbón, ya que abarca un período de 56 años, desde la época en que es sucesor a título de rey, a la actual, en los momentos en los que pasa a ser rey emérito, tras su abdicación y la proclamación de Felipe VI.

Es decir, más de cinco décadas y media en las que el conde de Fontao desempeña distintos papeles respecto a don Juan Carlos, como condiscípulo, amigo, excompañero y finalmente asesor jurídico de la Casa Real.

Inspirado por una exquisita discreción, José Manuel Romero ha mantenido esta relación protegida por un riguroso silencio, del que a veces depende su propia seguridad. Hoy ha finalizado su trabajo profesional con la Corona, pero la discreción se mantiene.

“Nos conocimos cuando el entonces Príncipe de España llega a la Facultad de Derecho _ recuerda Romero Moreno _. Él acababa de estudiar dos años en la Academia Militar de Zaragoza, un año en San Javier y otro en Marín. Después de su viaje en el Juan Sebastián Elcano se pensó conveniente que tuviese un contacto con la universidad. Se descartó cursar una carrera entera, lo cual él mismo lo consideró muy negativo años más tarde y por eso al diseñar la educación del príncipe Felipe nunca dudó en que debería completar una. Yo tuve ocasión de conocerlo en 1960 porque acompaño a Federico de Castro a la Casita del Infante del Escorial, que es donde él vivía”.

En ese ambiente universitario es donde los dos personajes tienen sus primeros contactos: “Don Federico de Castro quiso que le acompañasen cuatro o cinco alumnos del Seminario del Instituto de Estudios Jurídicos para posgraduados. En ese grupo estábamos, entre otros, Rafael Jiménez de Parga y yo. En determinado momento nos pregunta qué libros había que estudiar y le dijimos que no había libros, que había que tomar apuntes. Entonces me dijo: ¿Por qué no me enseñas a tomar apuntes?”.

“Cuando acaba ese curso yo le digo que voy a ingresar en el noviciado de los jesuitas, lo cual le deja muy impresionado porque ni siquiera es al final de la carrera, sino solo terminado el cuarto curso. Entonces me dice que continuaríamos teniendo relación”.

Gasalla, la primera anestesia completa en Lugo

Jueves, 22 de Agosto, 2019

El Colegio Médico de Lugo cumple hoy 120 años

HACE HOY 120 años, el 21 de agosto de 1899, se constituye en el salón del Ayuntamiento lucense el Colegio oficial de Médicos de la provincia de Lugo y se nombra a su primera junta directiva, que preside Francisco García Neira.

Son sus vocales Serafín Sal Otero, Eduardo Castro Valiña, Gonzalo Moure, José Almoina Vigal como secretario, y Pedro Gasalla González (A Pastoriza, 1855).

No es la única efeméride destacada dentro de la historia provincial en la que interviene Pedro Gasalla, ya que seis años antes, el 29 de noviembre de 1893, forma parte del equipo médico que practica por primera vez en Lugo una intervención con anestesia completa del paciente por medio del cloroformo.

Además de Gasalla, participan del revolucionario adelanto los doctores Jesús Rodríguez y Jesús Pigrao, también lucenses. La operación, que se culminó con éxito, consiste en la reducción de una dislocación de los huesos del muslo y la cadera sufrida por el mozo de un ganadero que pretendía subir al tren en marcha.

Gasalla, que también ocupa una concejalía en el Ayuntamiento, fue un hombre emprendedor y a la vanguardia de todos los adelantos que se viven en su época de madurez, es decir, los últimos del siglo XIX y los primeros del XX. Pocos, ya que fallece en Ferreira de San Salvador de Mosteiro el 10 de diciembre de 1908. Allí se había retirado una vez que su salud se resiente ese mismo año.

Otra prueba de su vanguardismo es la vicepresidencia de la Eléctrica Lucense, que él impulsa y que ocupa durante unos años con el modernísimo propósito de electrificar el mayor número posible de poblaciones de la provincia.

Tampoco está alejado de ese espíritu innovador su interés por las otras aguas, las medicinales, y el correcto aprovechamiento de los balnearios, siendo director del de Lugo durante un tiempo. Un modernismo que se ve en su etapa, 1900-1907, como profesor de Gimnástica, Fisiología e Higiene del Instituto de Lugo, por renuncia del doctor Aznar, médico municipal de A Coruña.

Una de sus aportaciones escritas más llamativa y seguramente más revolucionaria también, es su tesis sobre la peligrosidad de los cafés y su relación con el contagio de la tisis o tuberculosis, con la cual remata Medicina en Santiago.

Para aquel entonces es todo un aldabonazo en los oídos de los biempensantes ciudadanos escuchar que el aire viciado de las cafeterías _ cafés sin más, en el uso del momento _, es sumamente perjudicial para la salud. Que la permanencia prolongada y continuada en locales como éstos, faltos de luz, poco ventilados o con corrientes de aire dispares, predisponen para la propagación de organismos que minan la salud, e incluso que favorecen el contagio de bacilos como el de la tuberculosis. Falta de oxígeno con exceso de ácido carbónico y de vapor acuoso, igual a enfermedad. Eso, sin contar sus alusiones de hace más de un siglo nada favorables hacia el humo del tabaco

No tuvo que ser bien recibido ese mensaje ni por los dueños de los cafés, ni por los numerosos usuarios que planifican gran parte de su vida en ellos.

Antes de establecerse en Lugo, Gasalla había marchado a América y sin duda de allí trae a la vuelta la confirmación práctica de sus ideas avanzadas y esa actividad poco frecuente, a la que hace referencia su nota necrológica.

En el momento de la muerte le sobreviven su esposa, Ángela Domínguez Ocampo; sus cinco hijos, Leopoldo, Antonio, Telesforo, Pilar y María; su padre Juan Gasalla y sus hermanos Manuel y Concepción.

Superviviente del Principessa Mafalda

Miércoles, 21 de Agosto, 2019

Julia López es testigo del hundimiento del trasatlántico frente a las costas brasileñas

LA BIOGRAFÍA DE Julia López López (Quiroga, 1891) no se encuentra en ninguna parte, pero es novelesca. Nace en Vilar de Mondelo, uno de los dos lugares de la parroquia quiroguesa de Santa María de Bendilló.

Es instruida en costura y se traslada a Madrid, donde se integra en un taller de modistillas. Allí hace buenas migas con una colega, Petra Burgos Garrido, siete años menor que ella.

Las dos mujeres, con 36 y 29 años de edad respectivamente, deciden que van a vivir juntas la aventura americana. Buenos Aires es un buen destino para ser modistas y sacar mejor provecho a sus puntadas.

El plan se substancia en 1927, cuando pretenden adquirir dos pasajes para el SS Giulio Cesare. Puestas en contacto con la Navigazione Generale Italiana, les informan que el barco está completo. La alternativa es hacer el salto a bordo del Principessa Mafalda desde Barcelona.

_ Recordarán, señoritas, que el año pasado Carlos Gardel llega a España a bordo del P. Mafalda_ les dicen en la Navigazione G.I. a manera de propaganda.

_ Sí, pero nosotras vamos a ir en tercera _, responden ellas.

El Mafalda tiene una dilatada historia, tanta que ésta va a ser su última singladura, antes de ser vendido a una compañía australiana para que solo haga recorridos costeros, sin alejarse mucho de tierra.

En su hoja de servicios figura haber sido el barco desde el que Marconi realiza sus definitivos experimentos radiofónicos, pero ahora hay dudas sobre si debe cruzar el Atlántico 90 veces, o retirarse en la 89. Finalmente se decide que el 11-X-1927 parta de Génova hacia Barcelona en su despedida. El barco tiene el récord de la travesía más rápida entre los dos continentes, 14 días.

Julia y Petra suben en Barcelona al lado de los 838 pasajeros de 3ª, muchos de los cuales realizan la travesía como ´golondrinas´, así llamados a los que acuden en época de recolección y vuelven con las ganancias. Ellas, no. También viajan 62 en 1ª y 83 en 2ª, que con los 288 tripulantes, forman esa pequeña ciudad de 1.271 habitantes que transporta el Mafalda.

La travesía se inicia con inquietantes señales. Una bomba falla antes de llegar a Barcelona y también lo hace el motor de babor. Los pasajeros de popa viven en un constante temblor y reanudada la derrota, el triquitraque no mejora. Hay un conato de motín. Julia está aterrorizada. Ni en sus peores sueños podía imaginar una travesía tan accidentada.

El 25-X, a 8 millas de la costa de Abrolhos, en Brasil, un ruido sacude la embarcación y ésta se detiene. Es una nueva avería, esta vez muy grave. El árbol de la hélice se parte cuando gira a 92 revoluciones por minuto. Las palas siguen dando vueltas por la inercia y una de ellas choca con el casco para abrirle una brecha por donde entran miles de litros de agua. El Mafalda está condenado a hundirse en cuestión de minutos.

El espanto se adueña de los pasajeros. Histerismos en unos, miedo en otros, valor y heroísmo en la mayoría, pasajeros incluidos. Las diferencias más notables con el Titanic es que aquí llegan mucho antes varios barcos salvadores y que en estas aguas no hay icebergs, sino tiburones. Muchos pasajeros se resisten a lanzarse por miedo a ellos, pero de esa forma se condenan sin remedio.

La cifra de muertos también es menor y contradice el mito clasista de la víctimas. De 1ª y 2ª mueren el 45 por ciento de ellos. De 3ª, casi la mitad, el 24 por ciento. En total hay 869 supervivientes. Julia y Petra entre ellos. Nos gustaría saber que han sido felices en Buenos Aires.

Carballés retrata as rapazas, o direito y-o revés

Martes, 20 de Agosto, 2019

Hoy se celebra el Día Mundial de la Fotografía porque el 19 de agosto de 1839 el estado francés adquiere la patente del daguerrotipo

NO ES UN pionero de la fotografía en Lugo, porque para ese título hay candidatos muy anteriores, como Sotero Bolado, Salvador Castro Freire o Maximino Reboredo, pero sí está entre los primeros en el uso del color sobre las fotografías.

Domingo Carballés (Ferrol, 1881) llega a Lugo muy joven y comienza a relacionarse con las agrupaciones musicales de la ciudad, especialmente con el Orfeón Gallego, del que será miembro y directivo.

Como muchos fotógrafos de la época, combina la técnica de la máquina con la habilidad para el dibujo, de tal forma que pronto se convierte en el decorador imprescindible de todas las representaciones musicales y dramáticas en el Lugo-Salón, como fue un gran telón que en 1917 representa la capilla de San Roque con destino a un A propósito de Antonio de Cora que constituye un enorme éxito.

Desde 1911 está establecido en el 17 de San Pedro bajo el letrero “Galería Fotográfica Domingo Carballés”. Es costumbre en esos años acabar los banquetes con la visita a un estudio fotográfico donde se solicita el retrato del grupo y así se deja constancia del ofrecimiento. Domingo realiza muchas de estas instantáneas a los personajes de Lugo y muy especialmente a los relacionados con el mundo musical: Luis Junquera, Venancio Díaz, Pedro Menéndez y García del Busto, Antonio de Cora, Ramón Fernández Mato o Cecilio Benítez Osés son algunos de ellos.

El 3 de febrero de 1914 se informa de que en su escaparate de San Pedro, “hemos visto una excelente exposición de retratos que hacen cumplido honor al ejecutante, D. Domingo Carballés. Son todos ellos de gente conocida, razón de más para juzgar sin apasionamiento”.

Para el periodista, todos ellos son “valiosas ejecutorias de los privilegiados en el difícil arte de Daguerre”, el hombre a quien hoy se rinde homenaje en el Día Mundial de la Fotografía.

Otra característica de Domingo es la utilización del gallego para la publicidad de su galería, como se puede comprobar en estos versos:

“Falaban onte dúas nenas / cando pasaba un rapaz, / do deseio qu’ elas tiñan / d`írense a retratar. / O rapaz era o herdeiro / da casa do Pertuxés /y-o instante as levou / a casa de Carballés; / que ten un xeito, o demoro, / cal non o ten ninguén, / pra retratar as rapazas, / o direito y-o revés. / E que non conto mentira / poderédelo probar / visitando a exposición / que todol´os días fai / en Lugo, calle S. Pedro n. 17”

Casado con Dolores Vilanova Viñas, tienen un único hijo, Juan Antonio Carballés Vilanova. Domingo enviuda en noviembre de 1933.

El 30 de diciembre de 1916 vuelve a estar en las noticias, pero esta vez hubiera preferido no hacerlo, pues la tarde de ese día, al salir de su galería, “tuvo la desgracia de caerse el gobernador civil señor Belmonte, sufriendo una contusión y ligera conmoción”.

El 30 de mayo de 1918 inaugura la colección de retratos más sorprendente de su trayectoria, pues como dice El Progreso, “maneja el color con mucho acierto, y sabe sostener las líneas de los originales en las ampliaciones, lo que generalmente es obra difícil”. Tuvo que llamar la atención aquella explosión de color donde hasta entonces todo era fotografía en blanco y negro.

Por aquel entonces, Carballés era una firma habitual en las páginas de Vida Gallega, la publicación donde mejor se plasma en esos años el material fotográfico. Los paisajes de los alrededores de Lugo es el contenido de la exposición que Carballés inaugura el 18 de diciembre de 1928 en un salón del Círculo das Artes.