Archivo de Septiembre, 2019

Carreiras, alcalde republicano y episcopal

Lunes, 30 de Septiembre, 2019

En septiembre de 1932 vive su gran momento, cuando estrecha la mano de Azaña en Mondoñedo

SASTRE, INDUSTRIAL, LIBRERO, periodista, pero fundamentalmente republicano, Cándido Carreiras Domenech (Mondoñedo, 1870), es una inagotable fuente de anécdotas, auténticas unas, atribuidas otras, como ocurre con todos los personajes peculiares, y Cándido lo fue.

El republicanismo sincero que alienta sus ideas no elimina un respeto reverencial a lo eclesiástico de tal modo que, por ejemplo, cuando escribe la crónica del primer aniversario de Leiras, su admirado poeta, amigo y correligionario, destaca que sus venerables restos “han santificado el cementerio civil”, lo cual no deja de ser una pirueta doble mortal hacia atrás para quedarse en el mismo sitio.

El 21 de septiembre de 1932, el presidente del Consejo de Ministros, Manuel Azaña y el titular de Gobernación, Santiago Casares Quiroga, hacen un alto en Mondoñedo procedentes A Coruña.

Carreiras, nervioso ante tamaño despliegue de republicanismo en su episcopal ciudad, corre a saludarlos en compañía del cronista, Eduardo Lence Santar y del concejal José Villamarín, “tres republicanos de luengas y bíblicas barbas”, tal como se describe a sí mismo en la crónica enviada a El Pueblo Gallego del que es corresponsal en esos momentos.

Luengas, vale, pero bíblicas es un adjetivo que se escapa al carácter del comité de bienvenida.

Por si fuera poco, cuando don Cándido le estrecha la mano a Azaña, la emoción le juega una mala pasada y exclama:

_¡Reverendísimo señor!

Se ve que el trato con el señor obispo de Mondoñedo y con otros personajes de la curia habían dejado en su ánimo una huella indeleble, como los sacramentos.

Fole contaba con mucha gracia cómo fue que llegada la República, los pocos partidarios que había en Mondoñedo se dirigen a él para que ocupe la alcaldía y Carreiras, humilde y trascendente a la vez, les replica:

_Queridos republicanos, queridos mindonienses… ¡en mi pecho no anidan jefaturas!

Él había anunciado y declarado la buena nueva desde el balcón del ayuntamiento y de hecho fue alcalde. Vallibria le agradece en su primer año que su republicanismo manifiesto sea compatible con la celebración de la Virgen de los Remedios, ejemplo de tolerancia y convivencia para los tiempos venideros, que por desgracia no tuvo mucho predicamento.

También recordaba Fole a cada paso la que quizá sea su anécdota más conocida, cuando precisamente se proclama la II República y se acerca al citado cementerio para anunciárselo a su querido amigo: “¡Leiras, Leiriñas! ¡Chegou a República!”

Cuando en tiempos de Primo es desterrado a Ribadeo y Castropol por sus proclamas republicanas, promete a sus vecinos que volverá pronto, y cuando lo haga, “hablaré de los Borbones”, sus enemigos declarados.

Colaborador y corresponsal de El Progreso, es en este periódico donde publica su crónica sobre la estancia de la fotógrafa norteamericana, Ruth Mathilda Anderson, y su padre en Mondoñedo, aunque Cándido la trata de “miss inglesa”, porque hablar hablaba inglés, sin duda. Dice que Ruth Mathilda se ha quedado maravillada de lo limpia que es Mondoñedo, la ciudad más limpia de Galicia, y eso a Cándido le gusta, claro.

Redactor jefe de Justicia, es donde despliega sus mejores dotes periodísticas, casi siempre salpicadas de sí mismo, como alcalde o como testigo de los sucesos, como cuando narra la muerte de dos mujeres de O Valiño electrocutadas por la línea de alta del Tronceda. “¡Están negras como carbones!” Y finaliza: “También murió una vaca”.

El descubridor de las pinturas murales de Mondoñedo

Lunes, 30 de Septiembre, 2019

Hace 109 años que fallece en Madrid el arqueólogo e historiador sin despejar la polémica

DELANTE DE SU nombre, José Villaamil y Castro (Madrid, 1838) llevó siempre alguno de estos títulos: ilustre bibliotecario, erudito arqueólogo, eminente historiador, riguroso cronista provincial, archivero, dibujante… ¿expoliador? Así es desde que se sumerge en el conocimiento desde el Seminario Conciliar hasta que fallece a los 72 años. Villaamil dedica su vida por entero a la erudición y nada hay en ella ajeno a la investigación del pasado. Incluso siendo ciertas las acusaciones.

Madrileño de nacimiento y muerte, es gallego de todo lo demás; lucense para más señas y mindoniense para afinar, pues frente a esa catedral tiene su familia casa y escudo y a ella vuelven poco después de nacer José, que va a ser de todo en la ciudad del Masma antes de dejarla en 1873.

Esta semana se cumplieron los 109 años de su muerte y a lo largo de este siglo y pico, todos los que escudriñaron el pasado de Galicia se toparon obligatoriamente con Villaamil. Y muchos de los que lo hicieron en el de España, también.

Sus padres son el gaditano José Villaamil y Albareda, hijo de mindoniense, y Carlota de Castro y Cavia. Desde 1865 forma matrimonio con María del Carmen Santiso y Cora, de Viveiro, Lieiro y por ahí. Tienen dos hijas, Carlota, fallecida de niña, y María Josefa, que se casará con el polémico Florentino Álvarez Osorio, aunque quien sabe bien la filiación es García Doural, que la ha publicado en su Miscelánea mindoniense.

Durante el último lustro del XIX, la muralla de Lugo vive uno de los momentos más peligrosos de su existencia, peor que cuando es acosada en la Edad Media. Peor que cuando veinte años después se conjuren diversos intereses para echarla abajo y vender sus piedras al puerto coruñés.

El peligro viene porque quienes encabezan el plan para chimparla son sus concejales en sede municipal, es decir, que se trata de un enemigo interno, un quintacolumnista infiltrado en las bancadas representativas.

Como siempre ocurre en estas ocasiones, la polémica cuenta con radicales que abogan por la demolición total y el relleno de las cuestas adyacentes con ella; con mediopensionistas que solo tirarían determinados lienzos y con horrorizados ciudadanos que por una razón u otra están escandalizados.

Y los erúditos, que diría Fole. Gente dispuesta a demostrar que la muralla es medieval y que no merece ni un minuto de discusión, porque si les hiciéramos caso, se prohibiría la electricidad y viviríamos como en el tiempo de las cavernas.

A todo esto se cita a Villaamil como autoridad suficiente para rechazar la romaneidad de las murallas, y don José, que luce la prudencia por divisa, pero que ya ha colaborado en la magna obra del alemán Emil Hübner, “La arqueología de España”, con todo lo que se refiere a Roma y Lugo, se muerde la lengua, se calla lo que le gustaría soltarles a los indocumentados y redacta un extenso artículo titulado “La Murallas de Lugo. ¿Son romanas?”, prólogo de otro trabajo más extenso sobre el Lugo romano, publicado como folletón.

Queda Villaamil sin ser mencionado para dar y tomar. Citemos al menos sus dibujos de las pinturas murales de la catedral de Mondoñedo, quizá su hallazgo más notorio y que figura en su cromo.

En cuanto a las acusaciones de expolio y comercio que algunos, como el cronista episcopólogo de Lugo, Antonio García Conde, le dirigen, a él y a su hijo político, solo podemos constatar que existen y con bases suficientes para ser creídas.

Pérez Parada, paciente pionero de Pasteur

Viernes, 27 de Septiembre, 2019

El sábado 28 es el Día Mundial contra la Rabia

ESTE SÁBADO, 28 de septiembre, se celebra el Día Mundial contra la Rabia porque en esta fecha de 1895 fallece Louis Pasteur, el hombre que desarrolla la primera vacuna contra la enfermedad.

Aun hoy se calcula que unas 60.000 personas mueren anualmente de rabia, y sólo Europa, Estados Unidos, Chile y Australia, están libres de ella. Antes de 1885, ser mordido por un perro rabioso supone una condena a muerte.

En ese contexto vive nuestro protagonista de hoy, Manuel Pérez Parada, natural de Monforte de Lemos y posible sargento de la Guardia civil, aunque ese dato no hemos podido confirmarlo.

Por toda Galicia circula ya la “Memoria original que sobre el sistema curativo de la Rabia descubierto por Mr. Pasteur…”, de su paisano, el médico monfortino Maximino Teijeiro Fernández, y las esperanzas de que Pasteur o Ferrán hayan encontrado una vacuna eficaz contra el virus son casi absolutas.

Maximino Teixeiro había sido comisionado por el Gobierno a París en mayo de 1886 para estudiar lo que entonces se conoce como el sistema curativo de la rabia descubierto por Pasteur.

En abril de 1888, Pérez Parada es mordido por un perro rabioso y dadas las noticias que se producen en ese campo, ya no es un condenado a muerte, pues parece que si se adoptan las medidas oportunas, hay muchas posibilidades de salvarle la vida.

Conocido el caso, el 18 de abril la Diputación de Lugo, como también había hecho el ayuntamiento de Ferrol con otros, acuerda subvencionar con mil pesetas el traslado a París de Pérez Parada, con el fin de que sea sometido a la vacuna de Pasteur antes de que aparezcan en él los síntomas de la rabia, pues entonces sí que no habrá vuelta atrás.

Tengamos en cuenta que la efectividad de la vacuna ha sido probada con éxito el 6 de julio de 1885 en el caso del niño Joseph Meister y que el Instituto Pasteur de París no va a ser inaugurado hasta ocho meses más tarde, el 14 de noviembre de ese año.

La Corporación Provincial lucense entra en contacto con la embajada española en la capital francesa y le informa que Pérez Parada viaja hacia allí. En los 18 meses siguientes, 2.500 personas se benefician del descubrimiento de Pasteur y salvo diez, todas sobreviven. Uno de ellos, el monfortino.

También en 1888 se da noticia de una monja de Vitoria que frisa los ochenta años y que ha comenzado a mostrar los síntomas de la rabia. Lo sorprendente del caso es que la monja había sido mordida por un perro en su niñez, setenta años antes, cuando lo normal es que los síntomas se presenten en los 300 primeros días.

Desde Francia también llega la adopción de unas medidas que a muchos españoles les parecen exageradas, o modernistas, o imposibles de llevar a cabo.

Dicen las autoridades sanitarias galas que todos los perros deben llevar colgada una medalla que certifique el pago de sus impuestos y su vacunación antirrábica. Llevar al perro con bozal o sujetarlo con una cuerda no basta, ni protege contra nada. El que no lleve medalla debe ser sacrificado.

Y para que nadie se tome la medida a broma, anuncian la muerte allí de más de 50.000 perros, porque sólo en los países donde se exigen con rigor estas medidas han visto disminuir los casos de hidrofobia.

Seguimos en 1888 y la prensa española no acaba de creerse la seriedad con la que hay que enfrentarse a la enfermedad, pues opina: “En breve tendremos nosotros que llamar la atencíón de nuestras autoridades sobre este asunto”, como si fuese cosa de pensárselo.

Madarro, la fama de los pasteles en toda España

Jueves, 26 de Septiembre, 2019

Su confitería se encamina a cumplir los 130 años de historia

AUNQUE LA FECHA de fundación de la confitería sea el año 1891, Alejo Madarro Villar (Lugo, 1865) abre su establecimiento en el 13 de la calle de la Reina el 29 de septiembre de 1895. En 1891 están abiertas la de su padre, Madarro López, y la de Cipriano Barros, ambas en Dr. Castro, o calle de las Dulcerías.

La crónica corresponde a El Eco de Galicia y es muy elogiosa. Afirma que los lucenses acuden en masa y que todo se ha dispuesto con exquisito gusto gracias a “las expertas y hábiles manos del señor Madarro”.

En diciembre de ese año, don Alejo anuncia que tiene turrones de Alicante, Jijona y Cádiz; de limón, naranja, yema, fruta, rosa, canela, vainilla, avellana, etc.; chocolates, vinos de guinda, naranja, pasa y tintillo de Rota. Así como un variado surtido de cajas de lujo para bodas o bautizos.

En paralelo, su hermano Bernardo Madarro Álvarez mantiene la confitería en Dr. Castro, 2, antigua Batitales.

Los productos de Alejo obtienen diplomas en las exposiciones a las que acude desde el primer año. También es nombrado Proveedor de la Casa Real, con derecho a utilizar escudo de armas en las etiquetas. Se trata de una orden del 1 de abril de 1904 firmada por Alfonso XIII, a quien se le han remitido unas tartas. El título llega cuando muere su hijo Nicolas, niño de muy corta edad.

Alejo y Bernardo Madarro firman un comunicado conjunto en 1919, hace un siglo, para explicar que durante la guerra del 14 mantienen los precios a la espera de que una vez terminada bajen las materias primas _ azúcares, harinas, huevos, mantecas o almendras _, pero al seguir altos, se ven obligados a fijar en 10 cént. el precio mínimo de los pasteles.

Durante los primeros años también se venden juguetes con precios que van de los 5 cént. a las cien pts. La oferta es variada y de gran calidad en pastelería, bollería artesanal y confitería de elaboración propia, de tal modo que algunas de sus especialidades se solicitan con verdadera devoción.

Hay clientes enganchados a los merengues y si viven fuera de la ciudad, no perdonan una visita a Madarro para hacerse con la prueba. Otros se decantan por las cañas de crema o canutillos, las pastas, las coronas de almendra, el dulce de membrillo, las tartas a la holandesa o la espectacular Muralla romana de petisús de crema, sin olvidar los productos de temporada, como son los huesos de santo y los buñuelos, los turrones, troncos de Navidad, mazapanes y roscones de Reyes.

Los trabajadores de la confitería, José Rodríguez Torres y Ricardo González Gallego, la adquieren en marzo de 1958, y hoy son sus herederos, José Ramón Rodríguez Vázquez, Monserrat González Ares y Beatriz Rodríguez López, quienes regentan el negocio. Entre ambas generaciones se encuentra también Marcelino González González, que la recibe de su tío Ricardo. Hoy ya hay hijos dispuestos a perpetuarlo.

La decoración con pinturas murales modernistas de 1904 se debe al italiano Arturo D´Almonte que también pinta y decora otras casas en Lugo, como la que hoy es sede de Abanca, en la Praza Maior. Con su firma existen dos cuadros colgados en el Círculo das Artes.

Las pinturas de D´Almonte _ unos angelitos repartiendo pasteles desde las nubes _, son restauradas en 2014 por las mismas profesionales que recuperan la cúpula del altar mayor catedralicio, las orensanas María Isabel Vázquez Rodríguez y María Dolores Lago Arce.

Bernardo Madarro fallece en 1919 y continúa con el negocio su hijo Pedro. Alejo Madarro, el 5 de noviembre de 1925.

Cabanela, el hombre de las 10.004 caderas

Miércoles, 25 de Septiembre, 2019

El 24 de septiembre de 2013 opera en Madrid a Juan Carlos I

TRES AÑOS ANTES de acabar Medicina, el 14 de septiembre de 1932, Enrique Cabanela Álvarez viaja a Santiago con otro estudiante larguirucho de la episcopal ciudad llamado Álvaro Cunqueiro Mora. Son amigos, aunque todavía no parientes por doble vínculo. El primero, porque Álvaro se casará con Elvira González-Seco, y Enrique, con su hermana Maruxa. El segundo, porque Enrique será padrino de César, el hijo del escritor, y éste, padrino de Miguel, el hijo de Enrique.

Miguel Enrique Cabanela González-Seco (Mondoñedo, 1942) recuerda a su padre protestando a grito pelado cuando a las tres de la mañana le vienen a buscar para atender a un enfermo, pero es su forma de despertarse. Nunca deja de ir a donde le reclaman sea la hora que sea.

El hombre está predestinado. Enrique Cabanela quiere que su hijo se forme en el extranjero y considera que la mejor opción es Alemania. El propio Miguel aprende el idioma para poder especializarse al terminar en Santiago. Va, pero no vuelve convencido del nivel que requiere para su perfeccionamiento. Hace un año de posgrado en Compostela y decide que su destino será EE.UU.

Cuando le preguntan por qué elige su especialidad, Cabanela afirma que la culpa la tiene el cirujano ortopédico judío, Marvin Dubansky, al que trata en un hospital de Iowa donde llega para hacer un año de internado rotatorio, antes de especializarse en la Clínica Mayo.

Ya en 1980, cuando lleva más de una década siendo profesor de Cirugía Ortopédica de la Facultad de Medicina de la Mayo, de Rochester, viene a Galicia para hablar a sus colegas de artroplastia de cadera a doble copa, que los profanos debemos traducir como su sustitución por una prótesis, algo que hoy ya está a la orden del día.

No sabe entonces que unos treinta y tantos años después será llamado para que intervenga al Rey, y no una, sino dos veces. La fama de Cabanela hijo se dispara más allá de las fronteras que su padre había conquistado con amor y ternura hacia los pacientes para dar fe de que los Cabanela atienden del Rey abajo, a todos.

De la Mayo se trae a su habitual compañero de quirófano, Robert Trousdale, y juntos le implantan al jefe del Estado su definitiva prótesis de cadera el 24 de septiembre de 2013. Quizá sea cierto que hoy es una operación sencilla y no hay motivo alguno para dudarlo. Sin embargo, lo que no debe ser tan sencillo es que te elijan a ti para ponérsela al Rey, porque de entre todos los cirujanos posibles, han de quedarse con uno y ése fue Cabanela.

El médico que tiene “un currículum humanitario que no tiene fin” reconoce que se siente más presionado en otras operaciones de personalidades, como cuando interviene al vicepresidente de los Estados Unidos o a algún jeque árabe.

Cuando terminan en quirófano, los dos médicos ya le habían augurado al paciente un buen nivel de recuperación, siempre que no intentase jugar al baloncesto. Cabanela se gana a la prensa con su sorna gallega y con su tendencia a colar un chiste en cada respuesta. Claro que algún periodista va demasiado lejos pidiéndole que ponga la mano en el fuego para asegurar que el monarca nunca más tendría problemas de cadera. “Me pide usted mucho”, contesta.

Esta segunda operación ha sido más corta que la anterior, “no por mucho, la otra fue 2,47 y ésta 2,32″. Minutos, claro. Entonces suena su teléfono móvil y el doctor lo atiende para que lo oiga toda la sala:

_ Non. Estou todavía falando.

Dice haber operado 10.000 caderas, más las dos de Madrid y otras dos en Lugo, 10.004.

Celestino, en el secreto de casi todo

Martes, 24 de Septiembre, 2019

Hoy se cumplen los 105 años de su nacimiento en Friol

DURANTE MUCHOS AÑOS de la segunda mitad del XX, en Lugo se utiliza una frase hecha para expresar el fracaso de un acto público: “Non estaba nin Celestino”. El aludido es, por supuesto, Celestino Fernández de la Vega (Friol, 1914), que en compañía de su esposa María Luisa Maceda, asiste con devoción y puntualidad a toda cuanta convocatoria cultural hay en la ciudad. Por eso su ausencia es síntoma de que algo muy grave pasa, o a él, o al acto.

Y como la gente sabe que de su boca no salen sino opiniones muy sesudas, para no meter la pata lo prudente es guardar el propio juicio hasta oír el suyo.

En cierta ocasión, en el arranque de los sesenta, se inaugura en el Círculo una exposición de pintura abstracta, cuyos firmantes reciben directamente el título de informalistas.

Bueno, pues la que arman los informalistas es de tal calibre que se oyen hasta insultos, aunque lo que más se escucha es que aquello es una tomadura de pelo.

Cómo será la cosa que El Progreso decide tomar cartas en el asunto y tras consultar las consideraciones de Celestino, solicita públicamente a los organizadores de la exposición que la clausuren con una conferencia del autor de O segredo do humor. A ver si se enteran de qué van los lienzos.

Celestino es quien alerta a los lucenses de que va a actuar en las fiestas de San Froilán el ballet de Maurice Béjart y que no es moco de pavo lo que se le viene encima a la ciudad. Hoy tendría mucho menos trabajo tal como se confeccionan los programas festivos, que parecen saldos de Sepu.

Cuando Ramón Varela Méndez presenta el proyecto de adquisición por parte del Círculo de las casas anexas de la hogaño Praciña do Colexio ha de escuchar las voces de la triple entente que se manifiesta en contra _ Lomas, Balboa y Dafonte _, pero en cuanto abre la boca Celestino y se manifiesta a favor apuntalado por Luis Fernández Villar, la asamblea discurre como la seda y se aprueba la solicitud de crédito, que era ¡de cinco millones de pesetas!

El ensayista pincha en el proyecto de la Gran Plaza. Ya saben, Santa María, Praza Maior y antaño Alférez Provisional. Y es que el mejor escribano echa un borrón, sobre todo habiendo tanta tela que cortar.

Fue muy gracioso el episodio de las obras de la Casa Sindical en la Ronda, cuando aparecen restos humanos y la gente echa la lengua a pacer sobre la existencia de un crimen oculto en Lugo, hasta que habla Celestino para decir que aquello había sido escenario de los enfrentamientos entre Soult y el conde de la Romana, cuando la Independencia, y es muy normal que algún soldado haya quedado bajo escombros. Pena de crimen.

En una de las tertulias de la cafetería Madrid del año 1960 con más afluencia de la de costumbre porque asiste Cunqueiro, se hacen portentosas revelaciones que recoge el redactor de El Progreso Laureano López Morán. Álvaro anuncia la próxima salida de Si o vello Sinbad volvese ás illas…, Fole, la de Contos da Néboa _ que se demorará bastante más, y Celestino, la de O segredo do humor, que aún no ha acabado de escribir y que verá la luz en 1963. Extraordinaria tertulia y extraordinaria cosecha.

Cuando aparece el cadáver de Celestino, en la redacción de El Progreso se encuentra casualmente _ mejor sería decir “necesariamente” _, Dionisio Gamallo Fierros. Inmediatamente ocupa la máquina de un redactor y se pone a escribir el artículo “Los tres secretos de Celestino”, el del humor, el de Santa Eulalia de Bóveda y el suyo propio. Gran artículo. Lástima que se acabe el espacio.

Juana es Mariana, la primera masona

Lunes, 23 de Septiembre, 2019

El viernes fue el Día de la Masonería en conmemoración de la unidad italiana el año en que nace la mujer

EL 20 DE septiembre se adscribe a tres títulos que son el mismo, el Día de la Unidad Italiana, el Día de la Libertad de Pensamiento y el Día de la Masonería. La culpa la tienen Víctor Manuel II, Cavour y Garibaldi porque en 1870 terminan la tarea de la unidad de Italia y los dos últimos son masones. Para que se enteren otros menos proclives a la unidad española.

Es una buena fecha para recordar a la pionera Juana Díaz Ferrer (Monforte de Lemos, 1870), que se tiene como la primera gallega en pertenecer a una logia y que nace el mismo año que la nación italiana y por lo tanto, el del Día de la Masonería. Solo falta que viese la luz también el 20 de septiembre.

Es hija de Antonio Díaz Prado, de nombre simbólico Andorra, y de Luisa María del Pilar Ferrer Pizarro. Su padre fue teniente del cuadro eventual de la Reserva de Sarria, entre otros destinos en Monforte de Lemos. También sabemos que reside en un lugar no identificado del ayuntamiento de Bóveda que figura como Eruñeiro y que probablemente sea una errata.

Era masón y miembro de las logias Pílades 242 y Valle Hermoso 77, heredera la segunda de la primera, y en las que figura como obrero, Gran Maestre y Venerable Maestro. Antonio Díaz muere en torno a 1905, fecha en la que su mujer pasa a cobrar una pensión de 470 pesetas anuales y se hace vecina de Lugo.

Su hija Juana es iniciada en la masonería cuando cumple los 21 años, coincidiendo con el momento en el que la Pílades abate columnas y se crea la Valle Hermoso 77, donde aparece como obrera al lado de su padre y así se publica para admiración de los masones de todo el mundo en el boletín del Soberano Gran Consejo General Ibérico de 1892, aunque la logia hay que fecharla un año antes.

Forman parte de la Valle Hermoso 77, entre otros, los masones monfortinos Jerónimo Álvarez de Freige (Venerable Maestro), Miguel Chapel (Primer Vigilante), Isidro Ordás (Segundo Vigilante), Ricardo Castro Fernández (Orador), Rafael Pérez Fernández (Secretario), Antonio Buján Rodríguez (Tesorero), Emilio Nuevo Guerrero (Experto), Francisco López Pastor (Maestro de Ceremonias), Joaquín Piñeiro Fernández (Guardián del Templo) y los obreros Manuel Liso Martínez, Antonio y Juana.

El padre de Juana y varios de los citados _ Buján, Chapel, López Pastor, Ordás… _, figuran también en un comité democrático-progresista que se constituye en Monforte a mayor gloria del ministro de Fomento con Amadeo I, Manuel Ruiz Zorrilla, que a su vez es gran maestre del Gran Oriente de España y que aquí figura como presidente honorario de los monfortinos, con José María Ezquerro y Martín Cuadra Berlanga, distinguidos zorrillistas.

La cabeza visible de los progresistas en la ciudad del Cabe es Antonio Rodríguez Somoza, aunque todo se mangonea por los masones vía Zorrilla. López Pastor y Antonio Díaz, son designados sus representantes provinciales.

Juana Díaz Ferrer está activa en la logia con el nombre simbólico de Mariana, lo que nos conduce a dos posibles explicaciones. La Marianne masónica de la Revolución Francesa, o Mariana Pineda, la liberal bordadora de la bandera que se tuvo por masónica para librarla del patíbulo donde muere a los 26 años de edad.

Mariana alcanza el grado nueve y los cargos de Limosnera y Segundo Vigilante en la Gran Logia Provincial 19.

Alberto Valín, Carlos Pereira, Marisa González Seoane, Beatriz Parga Massa, Ángel Arnáiz e historiadores internacionales se han ocupado de rastrear con dificultades la vida de Juana.

Rivas Reija, el hombre de los mil títulos

Lunes, 23 de Septiembre, 2019

Intenta certificar sin éxito el nacimiento de Julián Besteiro en O Corgo

EL NACIMIENTO DE Manuel de Rivas Reija y Riva de Neira (O Corgo, 1918), tiene lugar en la casa-torre de San Xulián de Vilachá de Chamoso, antes Lugo, hoy O Corgo.

Es solar de los Meilán y del marquesado de los Villaguisada, con buen archivo y biblioteca, y donde en el siglo XVIII, Andrés de Rivas Besteiro, de Adai, aporta a la familia el primer apellido que Manuel lleva.

Más cerca de su nacimiento encontramos a sus padres, María Petra Reija Ferreira y Cedrón, de la casa Froilaz de San Juan de Segovia, nacida el 23 de diciembre de 1891, y José Antonio de Rivas-Varela Méndez, nacido el 4 de febrero de 1893 en la mencionada casa-torre. Casan el 12 de septiembre de 1917 y al año siguiente tienen a Manuel.

No ha de ser mucho riesgo afirmar que es en esa casa-torre de Chamoso donde nuestro personaje se aficiona a la investigación genealógica, donde se hace experto en heráldica y donde descubre los títulos que pueden haberle correspondido, así como la historia de aquellas tierras y sus gentes. Había resuelto el bachillerato en la Academia Lucense que dirigía el sacerdote Pedro López Platero.

Su colección de títulos académicos y nobiliarios lo convierte en un singular personaje. La relación de todos ellos, que se mezclan y entrecruzan, debe comenzar por señalar que es descendiente de la Princesa de Santa Rosolea, Antonia de Riva de Neira, que a su vez lo recibe directamente de Mariana de Neoburgo el 27 de enero de 1670 y del marqués de Carlos Rey, título otorgado a Diego Antonio de Rivas por un archiduque de Austria.

Fue doctor en ciencias genealógicas, históricas, heráldicas y nobiliarias por la Universidad Internacional Filobizantina IPHBAU de Florida, doctor en Derecho Nobiliario Europeo Comparado, miembro espatario de la Toparquía de la Orden de San Eugenio de Trebizonda, siendo príncipe Juan Arcadio Láscaris-Comneno, secretario de la revista de estudios históricos greco-bizantinos, Byzak, kleisourarkas de Mikrasia, caballero miembro de la Congregación de San Ildefonso y de la Hermandad de Caballeros Mozárabes de Toledo, miembro de las Academias de Roma, París, Londres, Atenas, Nueva York, Ginebra, Alejandría y Tokio, intendente mercantil, técnico superior en Ciencias Empresariales y técnico de Seguros, titulado por los institutos de Estudios Históricos Medievales de Cataluña y de Estudios Heráldicos de Puerto Rico.

Estaba en posesión de seis títulos nobiliarios y 18 blasones, pero como él mismo explicaba “no hago uso de ninguno de ellos en España, porque tendría que pagar al fisco medio millón de pesetas”. Un currículum así no es fácil de encontrar y su singularidad no necesita mayor certificación.

La más singular aportación de Manuel Rivas es aquélla donde narra las vicisitudes del nacimiento del político socialista Julián Besteiro en O Corgo, que veremos al detalle cuando de él se trate.

Rivas recoge testimonios de los vecinos más ancianos de Franqueán, entre ellos el de la señora Apolonia, que lo ve nacer en estado preagónico. “Este neno nunca vai ir ó poleiro”.

Su madre, Juana Peregrina Fernández y García, lo concibe después de veintitantos años de matrimonio. Llega a Lugo muy enferma para pasar el verano de 1870 en la casa de Cima de Vila y Julián nace allí el 14 de septiembre, no el día 21 del mismo mes en Madrid, como dicen las biografías oficiales.

Rivas hizo en vida todo lo que pudo por certificar el lucensismo de Besteiro, pero se ve que hay tendencia al inmovilismo.

Contratada por un circo y secuestrada por un conde ruso

Viernes, 20 de Septiembre, 2019

Generosa López Sanfiz, o la fabulosa vida de una amazona nacida en la montaña lucense

GENEROSA LÓPEZ SANFIZ es un nombre difícil de rastrear y sin embargo la mujer alcanza gran fama. Trataremos de explicarlo.

Generosa nace a mediados del XIX en un punto indeterminado de As Nogais, aunque también pudo ser en las actuales tierras de Pedrafita o Triacastela. Su familia tiene caballos en aquellos montes y comercia con ellos en las ferias de mayor renombre ganadero, de modo que el contacto de la niña con los animales se produce de forma natural y desde sus balbuceos.

A los doce años es una consumada jinete que deja en ridículo a los mozos que tratan de imitarla, tanto es así que el empresario circense Sedlmayer, de gira por Galicia, oye hablar de la niña y quiere conocerla.

Impresionado por sus habilidades, le ofrece unirse a su troupe y recibir un cursillo de écuyere de manos de Miss Horse, su estrella a lomos de los nobles brutos.

La niña y su familia aceptan, a condición de que también sea contratado su caballo, hasta ese momento sin nombre conocido. A Sedlmayer le parece bien y en ese mismo instante, según dice la leyenda, el empresario bautiza a Generosa como Gene Loop, y al caballo como Lugo.

Tras un largo invierno de preparación en las cercanías de Lipsia (Sajonia), o sea Leipzig, donde Sedlmayer tiene su base, Gene Loop y Lugo se presentan en la gira de primavera que el circo realiza por Austria y Grecia.

El éxito es absoluto. Su número “Diávolo o los facinerosos de la Calabria” se comenta de boca a boca y el runrún sobre las maravillas de la amazona salta de ciudad en ciudad antes de que llegue el circo.

Diávolo… es un clásico dentro de esa especialidad circense creado por el jinete y empresario Paul Laribeau, que desarrolla buena parte de su trabajo en España mediado el siglo XIX.

Tanto Laribeau y su Circo Olímpico, como Tourniare y su Circo Ecuestre, se instalan en la calle del Barquillo, que también es la segunda sede del Circo Price. Los dos franceses, Price y William Parish, su sucesor, son jinetes y los principales números de sus espectáculos son aquéllos en los que intervienen caballos, como el filarmónico, que toca varios instrumentos con los belfos.

Por lo que se sabe del número original, salen a la pista dos caballos y dos écuyeres, o uno y una. El primero representa a Fra Diávolo _ el forajido italiano Michele Pezza _, y el otro, a un guardia que lo persigue. Es de imaginar que el número exige arriesgadas cabriolas y si éstas son ejecutadas por una mujer, los aplausos están garantizados.

Por eso antes de llegar el espectáculo a Viena se agotan las entradas y cuando faltan pocas horas para el estreno se producen disturbios de gente que no se conforma con quedarse sin admirar a Gene Loop transformada en Fra Diávolo.

Ni a ella, ni a su caballo se les ha vuelto a ver. Dicen que aquella misma noche es raptada por un admirador, un conde ruso con el que vive desde entonces hasta su muerte, rodeada de caballos en sus inmensas posesiones. Y Lugo también.

Armando Palacio Valdés cuenta la aparición en Madrid de un supuesto empresario de circo casado con una artista ecuestre en una época que podría corresponder con la de nuestra protagonista. Pero la desilusión es máxima cuando descubre que ella es rusa y él andaluz. Puestos a tirar de imaginación, si fue raptada por un conde ruso, bien pudo andar por el mundo diciendo que ella también lo era.

A la biografía de Gene Loop le falta el marchamo de la certificación histórica, pero le sobra romanticismo para ser contada a la hora del café.

Una Cenicienta para Franco, antes que Disney

Jueves, 19 de Septiembre, 2019

En septiembre de 1950 Amaro Álvarez González representa ante el jefe del Estado en A Coruña, su versión del cuento

EN SEPTIEMBRE DE 1950 se anuncia que el día 21, se va a celebrar en el coruñés Teatro Colón una función de gala a la que asistirán altas jerarquías del Estado.

¿Qué jerarquías pueden ser ésas, si no se trata del propio Franco, que esos días se encuentra precisamente en Meirás?

La información se publica así, aunque ningún coruñés duda que se trata de él. La cita se establece a las once de la noche y la función ha sido organizada por el Ayuntamiento con fines benéficos. Consiste en la actuación del conjunto artístico del Frente de Juventudes de la Sección Femenina de Lugo, que pondrá en escena una versión de La Cenicienta, bajo el titulo “El cuento de la abuelita”, estrenada entre murallas el 5-V-1950.

Colabora en el espectáculo la Orquesta Sinfónica municipal y para redondear el acontecimiento el Ayuntamiento convoca también a una verbena popular en los jardines de Méndez Núñez.

Cuando en mayo se estrena en Lugo salta la noticia de que Walt Disney está trabajando en un nuevo largometraje que llamará “La Gata Cenicienta”, aunque ahora ya sabemos que su título será más corto. Si tenemos en cuenta que la película se estrena en España el 19-XII-1952, la agrupación lucense, como ya había hecho Jacinto Benavente, se adelanta a Disney más de dos años.

En este caso, la elección del tema y su guión se debe a Amaro Álvarez González (Lugo, ?), poeta, funcionario, político, hombre volcado con iniciativas caritativas y entusiasta del régimen surgido tras la guerra de 1936, cuya actividad teatral en esos años es muy intensa.

Amaro Álvarez es administrador de la estafeta de Pobra de San Xulián, luego de Ribadeo y finalmente, es nombrado jefe de Correos en Lugo. En el ámbito político fue delegado provincial de Organizaciones Juveniles el año 1937, diputado provincial y jefe provincial de Artesanía de Lugo, en el 1943. Participa en todas las veladas literarias, es tesorero de los Belenistas y colaborador de la revista Mirador Lucense, dirigida por Ángel de la Vega, como iniciativa de Pepe Garalva.

En 1924, tras los crímenes del expreso de Andalucía, dedica el poema Caridad, a las viudas de las víctimas. Obtiene una mención honorífica en los Juegos Florales de 1923 en castellano, por su romance Lugo. En 1937 escribe un poema a Franco y rinde su admiración por Mercedes Sanz Bachiller, fundadora de Auxilio Social.

Casado con Asunción Marín Trigo, con domicilio en el Campo Castelo, es padre de otro lucense muy conocido, el delegado de Correos Filiberto Álvarez Marín.

En 1955 estrena el apropósito navideño, en verso, Sol de la noche en el Central Cinema. También en noviembre de 1963 organiza la Operación Manta y el 12 de enero de 1965 recibe el título de Ciudadano Ejemplar de 1964 por su labor en Caridad Urgente. Se lo concede Radio Lugo y se lo entrega Paco Rivera Cela.

El 19 de abril de 1928, su amistad con el médico director del manicomio de Villapedre (Sarria), Ricardo Núñez, con quien comparte cargos directivos en la Sociedad Cultural de A Pobra de San Xiao, le lleva a emprender una colaboración literaria conjunta que va a merecer una de las críticas más implacables que jamás ha recibido obra alguna en Galicia. Y lo peor de todo es que la crítica es fundamentada.

La llaman comedia científica en dos actos y se titula ¿Alucinaciones? Byblos dice de ella en El Eco de Santiago: “Estamos ante un caso de absoluto desconocimiento de las reglas más elementales de estética”.