Melilla, cittá aperta
Martes, 31 de Agosto, 2010Hasta hace poco, los pasaportes marroquíes de los naturales de Melilla incluían una información suplementaria para especificar que se trataba de una ciudad suya, de Marruecos.
Detectada la irregularidad por los estrictos controles que al efecto tiene establecidos el Gobierno español _ es decir, un funcionario que le echó un ojo a uno _, se negoció con el soberano alauita para que a partir de ese momento, en sus documentos sólo figure Melilla; ni España, ni Marruecos, sólo Melilla.
Bravo. Ahora dirán que se la hemos quitado a Marruecos y que le hemos dado la independencia a la ciudad. Melilla, cittá aperta. Como Roma. Somos así de chulos.
Pero no contentos con claudicar en una negociación humillante y calzonera, el Gobierno se ha dirigido a la Policía para que los agentes españoles sean benévolos con los portadores de los antiguos documentos _ los de Melilla / Marruecos _, puesto que atravesamos un momento muy delicado en las relaciones bilaterales y patatín, patatán.
Pero vamos a ver, ¿no acaban de decir que las relaciones con Marruecos son las mejores de la historia, que no hubo ningún conflicto en la frontera y no sé qué cuantitos más?
Éstos no saben ni mentir, porque cuando mienten es cuando están diciendo la verdad, esa verdad que reclamaban desgañitándose las jornadas posteriores al 11-M, esa verdad que se intuye tan cerca de Marruecos que asusta pensar en que algún día la podríamos conocer. ¿Y entonces, qué? Entonces las relaciones bilaterales, las institucionales y las policiales sí que estarán en el peor momento de la historia y las risas del rey alauita se oirán más allá de las arenas del desierto.
_Con razón decían mi padre y mi abuelo que estos españoles no son más tontos porque no entrenan.