Archivo de Agosto, 2021

Alfredo Lorenzo L. Cornide, un tarsicio al frente del Museo Diocesano

Lunes, 30 de Agosto, 2021

El sacerdote lucense también fue abogado, periodista, arqueólogo, orador sagrado, profesor, académico…

DESDE NIÑO TUVO como objetivo trabajar en pos de Lugo, bien en el terreno espiritual o en el material. Para ello Alfredo Lorenzo López (Lugo, 1873), miembro de la adinerada familia Cornide, por cuyo apellido se le designa en muchas ocasiones, estudia bachillerato en el instituto, prosigue la carrera eclesiástica en el Seminario lucense y hace Derecho en la Universidad Central, con su hermano Julio, hasta licenciarse festoneado de matrículas.

En Madrid predica en varias iglesias y merece los elogios de El Globo, un diario poco dado al incienso eclesiástico.

Es redactor de El Lucense y El Norte de Galicia, dirige La Voz de la Verdad y finalmente será asiduo colaborador de El Progreso. En 1911 publica en varias entregas sus impresiones de un viaje a Lourdes y gana un certamen literario del Círculo das Artes.

Por estas fechas entrega en Hacienda el libro del Catastro de Ensenada Real referido a San Xiao de Roimil (Friol), cuyo ladrón se lo había devuelto a él bajo secreto de confesión.

En 1905 asiste en Roma al Congreso Eucarístico y visita las catacumbas. A su vuelta es nombrado cura ecónomo de San Nicolás de Portomarín y dos años después pasa a desempeñar la cátedra de matemáticas y ciencias naturales en el Seminario.

Esta actividad docente será decisiva en la vida del sacerdote, ya que en 1918 se realizan las obras del Campo da Feira y se derriba el tan nombrado Arco de Palacio que une el Episcopal y la basílica. En Santa María aparece un ángel de piedra y próxima al Seminario se descubre una necrópolis romana y monedas. Se estima que el Conciliar es el lugar idóneo para guardar todos los hallazgos _ almacenarlos, en la consideración del alcalde López Pérez _, y el obispo les encarga de su custodia a él y a Luis L. Martí.

Es el primer paso para la creación del Museo Arqueológico Lucense de Antigüedades, futuro Museo Diocesano y Catedralicio de la actualidad, cuyos principios, fundamentos y objetivos son obra suya.

El valor de las piezas arqueológicas, algo que hoy parece obvio, no lo es tanto en esos momentos y todas las autoridades deben recibir una lección en ese sentido por parte de Cornide.

Él y Martí solicitan ese año del alcalde que se les permita acoger en el Arquelógico unas lápidas halladas en la muralla. Vázquez Seijas no se opone, si son para exhibir en un museo público.

Interviene en la recuperación de Santa Eulalia de Bóveda, forma parte de la Junta del Museo Provincial cuando se crea, de la Comisión de Monumentos, de la Junta Diocesana de Arte Sagrado, y es académico correspondiente de la Real de San Fernando desde 1919.

Por otro lado, su actividad dentro de la Iglesia resulta difícil de resumir. Es notario mayor eclesiástico, colabora en la creación de los Tarsicios de Lugo y de la Obra de las Marías de los Sagrarios, es agente de Preces, vicedirector de Adoración Nocturna, secretario de peregrinaciones, beneficiado y maestro de ceremonias de la catedral y canónigo de la misma.

Evaristo Correa Calderón lo recuerda con infinita paciencia al frente de los tarsicios como él. En época de escasez, se desplaza por la provincia en coches de mulas.

En 1917 es vocal de la Caja de Ahorros del Monte de Piedad, creada por su amigo Pardo Becerra, y de la que será director en la sede donada por éste, entre San Roque y el Campo da Feira.

“Este hombre no va más que a su negocio”, dijo de él un inspector de escuelas. Extrañados quienes lo escuchan, aclara: “Sí, a salvar su alma. Y creo que ya lo ha conseguido”. Muere el año 1943.

El mundo es grande

Lunes, 30 de Agosto, 2021

Pero mal repartido

Una vez más las manos de muchos han viajado a sus cabezas tras comprobar que en el programa de TvE1 Saber y Ganar escriben Mugía donde se habla de Muxía.

Con esa actitud se critica el principio lingüístico de respetar el topónimo oficial en una lengua distinta al castellano cuando se escribe en este idioma, una regla dificilísima de cumplir en toda su extensión, pues tendríamos que decir y escribir Stockholm para referirnos a la capital sueca, o Kaapstad, para citar a la población sudafricana que todos pronunciamos Ciudad del Cabo y nos quedamos tan panchos.

Cierto que impera una regla general de cortesía con determinados casos de los idiomas peninsulares, aunque insistimos en que son determinados, porque Ibiza no pasa al catalán Eivissa, ni Cataluña a Catalunya.

Sin embargo los idiomas peninsulares suelen presumir de lo contrario, es decir, de plasmar con grafía autóctona los topónimos castellanos susceptibles de cambiar.

Leo hoy mismo en un medio que usa el catalán: Espanya, por España; Conca por Cuenca y La Corunya por A Coruña.

Las respectivas academias han emitido abundantes normativas al respecto, pero están plagadas de excepciones y además, como se resalta cada vez que se aborda este tema, el Institut d’Estudis Catalans no puede imponer a la Academia Española, ni a la Francesa, ni a la Galega, que debe escribirse Catalunya y no Cataluña o Catalogne.

En resumen, el tema es complejo porque no existe una norma fija e inmutable. Ni siquiera debe haberla para que las lenguas las sigan creando las gentes que las usan, como ha sido siempre.

Lo curioso es que Mugía levante indignación y La Corunya, no.

Arroz amargo

Lunes, 30 de Agosto, 2021

Atención paelleros

Me extraña que el Gobierno no haya tomado ya alguna medida en contra de la paella, ni de la tortilla de patatas, ni del salmorejo.

No es por dar ideas, pero todo se andará, porque si dedica sus afanes a menospreciar la enseñanza del castellano allí donde la ley indica que debe hacerse _ y es poco _, si ningunea todo lo que puede al Rey, que es el símbolo de la unidad; si pacta con sus enemigos declarados todo lo que sea con tal de mantenerse; si todo ello ocurre, el sector paellero debe comenzar a preocuparse, pues le toca.

Los turistas vienen a España con cuatro palabras aprendidas en sus países respectivos: Olé, flamenco, Prado y paella, epítomes hispanos del espectáculo, la diversión, el arte y la gastronomía.

A los toros ya están dándole lo suyo y al flamenco lo respetan mientras no se entienda las letras. Al Prado le estarán buscando nueva ubicación fuera de Madrid y a la paella… eso, choca que no la hayan declarado patrimonio de los països catalans para gravarla con un impuesto leonino a tanto el grano.

El nuevo golpe se fragua en doble dirección. La desobediencia a impartir en castellano el 25 por ciento de las clases en Cataluña y el sometimiento a la ley universitaria de Castells, donde se cuece un nuevo desprecio al Rey, a la lengua, a la libertad de cátedra, a la excelencia y por ende, al sentido común.

El furor antilatinista de los bárbaros y el odio a la libertad de los bibliocaustos se funden en la ideología de un personaje nefasto, cuya huella, si no se lava, puede dejarnos rencos a perpetuidad.

A la vista de este comportamiento compulsivo, ¿no les extraña como a mí que la paella se haya librado, hasta hora al menos, de los afanes destructivos de unos personajes que son capaces hasta de hacer amargo el arroz.

La caza

Lunes, 30 de Agosto, 2021

La que has liado, pollito

Os cazaremos, amenaza Biden con voz meliflua, como si estuviese doblando a Scarlett O’Hara y no le saliese.

Tengan por seguro que se quedará como una de las escenas del siglo XXI, pues no será necesario recordar dónde tenía en esos momentos su rabo el presidente.

Exacto. Entre las piernas.

Os cazaremos es sinónimo de Nos volveremos a ver las caras, pero entonces, ¿por qué te vas? ¿A coger carrerilla? El saber popular no lo recomienda, aunque en estos asuntos de alta política presuponemos demasiadas cosas sin garantía de que sean ciertas.

Por ejemplo, damos por hecho que los talibán quieren realmente detener el envío gratuito de refugiados afganos a los países de Occidente. Cierto que ellos los asustan como si fuesen tan infieles como los nacidos en Nebraska, pero no deja de ser un desembarco pacífico de musulmanes en países que son un objetivo futuro, pero inmediato.

Cuando Franco todavía estaba vivo, fíjense la protohistoria, ya lo dijo ante la ONU el presidente argelino Houari Boumédiène. La conquista vendrá por el vientre fértil de nuestras mujeres. Y las estadísticas de natalidad a fe que lo están demostrando.

Esto no tiene nada que ver con la ayuda y la solidaridad que los pueblos deben prestarse. Tiene que ver con la cara de gilipollas que se nos pone oyendo a Biden cuando comparece con ella puesta de antemano para anunciar la caza.

Como decía uno de esos chistes virales de estos días: Nos ha costado billones y veinte años de sacrificios sacar a los talibán para poder sustituirlos por los talibán.

Presuponemos que Biden está muy disgustado por lo que el viento se llevó y que los talibán son malos porque les gusta. Mucho presuponer me parece. Hablamos de alta política y eso es el infierno.

Cambio de vida

Lunes, 30 de Agosto, 2021

Nuevo traje

La España de Sánchez limita al este con el recibo de la luz; al norte, con los txistus para asesinos; al sur, con los chiringuitos ideológicos que se inventan sus socios para chupar de la vaca hasta desencuadernarla y al oeste, con el chantaje permanente de la panda de apoyadores, esos cuya acrisolada infidelidad los hace reos de todas las traiciones.

En el tintero han quedado otros límites al crecimiento, la coherencia y el buen gobierno, y aunque parte de la geografía es heredada, al mapa se le está dotando con la tonalidad típica de la ruina y la pobreza, al margen de otros tintes ideológicos atascaburras y engañabobos.

Estos días de rentrée se repite que a partir de ahora Sánchez va a vender moderación. Se dice como quien anuncia las hechuras de moda para la temporada otoño-invierno, y por el soniquete de quienes lo hacen, se nota que todos pertenecen al gremio de los bien-pagás, que por eso existen.

Para que Sánchez entrase en las vías de la moderación tendría que desdoblarse como se hace con las mollejas de pollo para limpiarlas a conciencia, es decir, revisar la legislatura desde el momento en que declara que no va a poder dormir con Pablo Iglesias al otro lado de la cama, hasta su último visto bueno al nuevo récord en el precio de la luz, que fue ayer, y modificar sus decisiones a la luz de la moderación.

Como el ejercicio es utópico, de nada vale que ahora estrene ese nuevo traje, salvo para resaltar lo que a la vista está, que ha sido un presidente en manos de radicales especializados en la creación de chiringuitos y en la destrucción de la convivencia.

Si está arrepentido de haberlo hecho, tiene un método muy sencillo de enmendarlo. Pero como ya sabemos que no lo va a hacer, dígales a los bien-pagás que no nos vengan con milongas.

Antonio Sánchez, el Manco de El Callao

Lunes, 30 de Agosto, 2021

El marinero de Viveiro participa en el combate de El Callao, la batalla que consagra como héroe a Casto Méndez Núñez

FUE UNO DE los supervivientes de la batalla de El Callao que llega a tiempos más modernos, porque Antonio Sánchez Pérez (Viveiro, 1838) participa en ella cuando tiene 28 años y va a vivir hasta los 98, la edad a la que fallece en San Xoán de Covas, cuando se inicia 1936, poco antes de que en España se inicie otra guerra.

Como siempre ocurre cuando se trata de narrar hostilidades entre dos o más bandos, las historias resultantes contienen puntos de vista también enfrentados. Este es el caso del 2 de mayo de 1866, otro segundo día de ese mes imborrable para la historia española.

La fecha se recuerda con tintes heroicos en la versión peruana y también en la española, aunque por distintos motivos y con distintos adjetivos.

El protagonista por parte española es el almirante de Vigo Casto Méndez Núñez, que morirá tres años después, y por parte peruana, Mariano Ignacio Prado, jefe supremo de la República. Estamos en la poco conocida Guerra Hispano-Sudamericana entre la Marina de la Corona y Perú, Chile, Ecuador y Bolivia.

Las repúblicas americanas acusan a España de intentar una nueva reconquista tras su independencia, mientras que España las acusa a ellas de provocación e incumplimiento de acuerdos.

Méndez Núñez ya es en esos momentos uno de los marinos españoles más destacados, con intervenciones en Fernando Poo, Buenos Aires, los Estados Pontificios y especialmente, Filipinas.

No es momento de analizar con detenimiento el origen de la Guerra del Pacífico, pero bástenos recordar que la Marina chilena apresa a la goleta española Virgen de Covadonga. Una derrota para la que el vicealmirante José Manuel Pareja solo encuentra consuelo en el suicidio, dada la escasa fuerza del enemigo vencedor.

Entonces es cuando Méndez Núñez se hace cargo de la flota española y decide restituir el honor perdido. Se encamina a Valparaíso para recuperar la Covadonga. Desde su famosa Numancia, el marino avisa con cuatro días de antelación para que sea evacuada, como hacen británicos y norteamericanos, no sin antes advertirle sobre la mala prensa que tendría el ataque y la posible intervención de ambos países.

Méndez Núñez pronuncia entonces la frase con la que pasa a la posterioridad:

_ España, la Reina y yo, preferimos honra sin barcos, que barcos sin honra.

Ni EE.UU., ni el Reino Unido intervienen y el 31 de marzo de 1866, Valparaíso es bombardeada, en una acción que recibe críticas de todos los frentes, incluido el español.

Tras el ataque pone rumbo a El Callao, una fortificación ya defendida por un militar de Lugo, el general Rodil, aunque ahora es en dirección inversa. Desde España se trata de evitar el combate, pero Méndez Núñez disimula orden y ataca El Callao. Él recibirá ocho graves heridas en el puente del Numancia a lo largo de las seis horas que dura el combate.

Mueren 43 españoles, mientras en tierra se habla de hasta dos mil bajas entre los peruanos. Los heridos en los barcos son ciento cincuenta, uno de los cuales es Antonio Sánchez, que pierde allí su brazo derecho.

De regreso a España, inútil para la Marina, el de Viveiro entra al servicio del orensano Joaquín Sotelo Valledor, que es vecino de la ciudad del Landro.

Sotelo estaba casado con la ribadense Manuela La Fuente y Rogina y ellos serán los abuelos maternos de los Calvo Sotelo. La familia tiene en gran aprecio al héroe de El Callao y éste, que conserva en perfecto estado su cabeza, puede contar muchas veces a sus miembros y a sus invitados la gesta de Méndez Núñez.

La muerte de Stalin

Lunes, 30 de Agosto, 2021

Humoratura

A Stalin no lo quería ni su hija, que se cambia el apellido, huye de la URSS y les cuenta a sus vástagos que su abuelo había sido un monstruo. Sus colaboradores y la gente más cercana del partido o del servicio lo odian fraternalmente unidos por el terror que les inspira. El pueblo que le sobrevive tirita en la misma línea, no en vano el cálculo más benévolo de su paso por esta vida le achaca cuatro millones de muertos, y el más severo, 66 millones.

Solo una suerte de desvalidos mentales se dijeron estalinistas y se adscribieron a su legado.

Hay una película con el mismo título de esta columna que además de ser una joya cinematográfica, refleja con mucho humor el alivio y las convulsiones que se desencadenan tras su muerte. Si no han tenido ocasión de verla, hagan por tropezársela.

Por todo ello el 23 de agosto se ha convertido en el Día Europeo de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo, pero este año unos indocumentados de cuyas siglas no quiero acordarme han utilizado el balcón del ayuntamiento de Valencia para colgar un homenaje al tipejo, lo cual demuestra dos cosas. Que la bobada no tiene cura y que el alcalde valenciano tampoco.

Veámosle la parte positiva, que la tiene. Gracias a esos maravillosos activistas se ha propiciado una nueva ocasión para recordar al monstruo, pues no conviene arrojar al olvido personajes como él y su compañero de efeméride, el otro bigote infame.

No me resisto a contarles que El Progreso adelanta en primera plana el anuncio de la muerte de Stalin unos cinco meses, pues aunque esta se produjo de repente, tras una borrachera, el mentalista e hipnotizador catalán Fassman _ José Mir Rocafort _, la predice tres meses antes y se equivoca por poco.

En esa misma sesión de 1952 asegura que Hitler está vivo.

Nicandro Ares, cinco mil topónimos sin secretos

Miércoles, 25 de Agosto, 2021

El sacerdote lucense investiga los nombres de la provincia y la RAG los recoge en 1.400 páginas

CUENTAN QUE UN día de lluvia diluvial, el joven sacerdote Nicandro Ares Vázquez (Lugo, 1926), por no permanecer callado, le comenta tras los cristales al obispo valenciano Rafael Balanzá y Navarro: “Monseñor, como ve, está lloviendo bien”.

La construcción de la frase refleja una notoria influencia gallega en cuando a la utilización indistinta de los términos Bien y Mucho. Pese a ser ya tan gallego como levantino, el obispo Balanzá aprovecha para hacer un chiste: “¿Y cómo llueve cuando llueve mal?”.

El sacerdote aún no es el experto filólogo consagrado al mundo de las etimologías y a la arqueología lingüística, pero siempre recordará esta conversación que ilustra los matices.

Es el quinto hijo de Ángel Ares Núñez y de Aurora Vázquez Fernández. No hay tradición de ese nombre en la familia, pero una tía suya se casa con el maestro de O Burgo, llamado Nicandro, y él hereda el nombre.

Tras las primeras letras en Vilanova, dentro de la parroquia, pasa al Seminario Conciliar. Él y Amador López Valcárcel han sido premiados con sendos accésits en el curso de 1939, recibiéndolos en un acto presidido por el general Tella. Después de siete años en el centro, pasa otros siete en Comillas para licenciarse en Filosofía y ser profesor del Seminario hasta su jubilación. También lo es de otros centros, como el de los Maristas, donde tuve el honor de aprender algo de griego durante tres provechosos años. Además de la lengua y la literatura helenas, sus materias fueron el latín y muy especialmente la filosofía.

En su primera misa de 1951 participan como padrinos de manos, su madre y su primo Nicandro Pérez Vázquez, médico-director del Sanatorio Psiquiátrico de Ourense. En 1952 es nombrado ecónomo de la parroquia de San Cristovo de Cervela, en O Incio.

Nacido en Cabanas, dentro de la parroquia de Santa Eulalia de Bóveda de Mera _ no le gustaba traducido a Santalla, por no ser el nombre tradicional _, era impensable que no estudiase el monumento precristiano allí existente, y de esa forma, cuando en 1966 lo visita Helmut Schlunk, director del Instituto Alemán de Arqueología y pionero en 1935 de su interpretación en un trabajo que traduce Celestino Fernández de la Vega, quien le acompaña a Bóveda es él.

A raíz de un trabajo suyo sobre la presencia del relieve de una avestruz en aquel monumento, Álvaro Cunqueiro le dedica en el Faro un artículo que titula El Fénix en Bóveda. El de Ares había salido en el Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos de Lugo, donde se van a recoger muchos de ellos, como también en El Progreso, Grial y Lucensia.

Después, cuando Schlunk hace público su análisis de las lápidas de Saamasas en Madrider Mitteilungen, también será Nicandro Ares quien lo traduzca para este periódico.

Parte de su obra etimológica se resume diciendo que saca a la luz el origen de cinco mil topónimos lucenses, preparados por Antón Santamarina y recogidos en sendos volúmenes por la Real Academia Galega, de la que fue miembro correspondiente. En concreto son 1.400 páginas y 178 artículos dedicados a este tema.

El catedrático alemán Pile, profesor en Colonia y Coimbra, contacta con él para felicitarle por alguno de sus trabajos. En un primer momento, Pile envía su carta a “Nicandro Ares. Lugo”. Y llegó. Luego se cartean con frecuencia. Pile le escribe en portugués y Ares le contesta en gallego.

Sobre su topónimo natal le dice a Jaureguízar que “Eulalia é unha palabra grega e aquí se di en grego”.

Asimismo investiga la epigrafía romana y medieval de la provincia. Fallece el 23 de julio de 2017, a los 91 años de edad.

Última misión en Afganistán

Miércoles, 25 de Agosto, 2021

Última, por ahora

Si hubiese algo de lo que presumir en Afganistán no ahorraríamos papel para que lo aguantase negro sobre blanco, pero presumir de lo bien que evacuamos a los refugiados que acabamos de fabricar es como si el ejército español dijese que en el desastre de Annual hizo un día estupendo, con sol desde la mañana.

Hoy he visto cómo lloraba a lágrima viva el periodista Antonio Pampliega, arrastrando en su desesperación a la presentadora Lorena García que lo entrevistaba. Antonio está implicado en sacar de Kabul al mayor número de personas y no se jacta de nada. Lo único que hace, además de prestar esa ayuda, es llorar.

Hay que ser muy mezquino para ponerse medallas en una situación como esta, donde al fracaso se le está levantando un zigurat de proporciones gigantescas y cuyas consecuencias, para los afganos y para todos nosotros, son todavía difíciles de atisbar, aunque en ningún caso se espera nada bueno.

Pampliega conoce el percal de primera mano y sabe que las promesas de moderación son patrañas con las que el propio Occidente endulza su derrota. La moderación no está en la esencia talibán y quienes se agolpan en las inmediaciones del aeropuerto y muchos más que optan por camuflarse lo saben al dedillo.

El pecado de haber caído en el liberalismo, en la moda europea y en el deseo de democracia se va a pagar con creces y las puertas se cerrarán para que nadie entre con ideas disolutas, para que nadie sepa qué se cuece allí y para que nadie salga contándolo.

Por todo eso y por muchas cosas más, solo un fatuo ignorante, abonado a la manipulación y a los trucos, puede decir que la evacuación de los colaboradores afganos supone reivindicar “lo mejor de la UE”, o esa inmensa tontería de que en estos veinte años de presencia allí se ha sembrado.

Luisa Carballeira, víctima de un devastador rayo en O Buriz

Martes, 24 de Agosto, 2021

El 24 de agosto de 1884 esa parroquia de Guitiriz sufre una histórica tormenta de verano

A LAS DOCE del mediodía de tal fecha como hoy, 24 de agosto de 1884, y en San Pedro do Buriz, entonces parroquia de Trasparga y desde 1945, de Guitiriz, está a punto de suceder una catástrofe de un segundo de duración que cambiará la vida a la mayoría de sus vecinos.

Minutos antes de esa hora, la joven Luisa Carballeira Rosende (Guitiriz, 1884+) cruza su andar apresurado con el de su tocaya, vecina y amiga, Luisa García Sanmartín, y juntas cubren bajo la lluvia el último tramo hasta el templo de San Pedro, a donde acuden como todos los domingos para oír la misa de precepto. A las dos se les ha echado la mañana encima y llegan iniciada la ceremonia.

Por ese motivo se quedan al fondo de la iglesia, nada más traspasar la puerta, lo cual no es muy habitual en ellas.

El edificio es del siglo anterior, pero conserva un viejo muro de la fábrica primitiva, que podría datarse en el XII o el XIII. En la fachada presenta la imagen esculpida del primer obispo de Roma, su patrono, y en los alrededores hay un interesante vía crucis de cruceiros y otros restos pétreos que la hacen muy particular.

La espadaña actual es de doble campanario, pero queremos creer que el de 1884 es sencillo. También se le añadirá poco después un nuevo elemento iconográfico con motivo del suceso que relatamos.

Del campanario desciende al centro de la nave una cadena de hierros que se ató al badajo de la campana para realizar los toques correspondientes sin necesidad de subir a la espadaña.

Las dos Luisas están ya atentas al desarrollo de la misa cuando una tormenta de verano se cierne sobre el cielo plomizo de O Buriz y tras escucharse el avance de unos cuantos truenos, la estancia se ilumina con el fogonazo de una chispa eléctrica y su estruendo paraliza de terror al centenar y medio de fieles que allí se encuentran.

El rayo ha desgajado la cruz del campanario, que destruye, y luego toma el camino que le marca la cadena de hierro del badajo. Cuando penetra en el templo se va hacia las dos mujeres, convirtiéndolas en sus dos primeras víctimas mortales. El retraso en llegar las ha condenado.

En un instante la chispa recorre los cuerpos de casi todos los presentes, la mayoría de los cuales están empapados por la lluvia. El alcalde de Trasparga informa en un primer balance que han fallecido las dos muchachas, que otras seis personas están graves y que los heridos pueden rondar entre las cuarenta o cincuenta personas.

La realidad es todavía peor, pues fallecen cinco mujeres más, cuatro de ellas en cinta y una quinta llamada Manuela Roan López, vecina de la cercana parroquia de Santa María de Labrada, donde existen unas hermosas pinturas como las que en su día hubo en San Pedro. Los heridos, de mayor o menor consideración, alcanzan el centenar de vecinos y no hay casa en O Buriz donde no exista algún afectado. La tragedia se enseñorea en la parroquia y no se habla más que de espantos.

No es el único lugar de Galicia señalado ese día con la muerte. Dos hombres mueren en Verín y una mujer en Celeirón, entre otras tragedias a su paso.

La prensa reclama que se generalicen los inventos de Thomas-François Dalibard y Benjamin Franklin, es decir, los pararrayos. Y como mal menor, que se sustituyan la cadenas de hierro por cuerdas de cáñamo que nunca se dejen colgando en la nave.

Tres años después, la parroquia encarga a un imaginero que esculpa la imagen de Santa Bárbara, protectora contra las tormentas, y la instale en la espadaña. Si el lector visita O Buriz y la ve, ya sabe por qué.