¡Ai Sálvora, ai San Vicente!
Viernes, 31 de Diciembre, 2010¿Cuántos Pepiños habrá en este bote?
El año se despide como empezó, con un debate de altura que se plantea así: ¿Falta al respeto quien, para dirigirse al ministro de Fomento, utiliza un hipocorístico cariñoso de ancestrales orígenes en la lengua de su tierra madre? ¿Es admisible que el titular de ese departamento sea citado por miembros de la oposición como Pepiño y no como don José?
En la Mariñada de Rianxo se contienen los famosos versos que rezan daquesta manera: “Ai Pepiño, adiós / ai Pepiño, adiós / ai Pepiño por Deus non te vaias / quédate con nós / quédate con nós / non te vaias afogar na praia /como nos pasou a nós”.
En esta pieza se observa con gran nitidez cómo es que el poeta aprecia y desea la presencia de Pepiño, aconsejándole que no se acerque mucho a la orilla del mar, no vaya a ser el demonio que venga una ola y se lo lleve, tal como aconteció al propio autor de la versificación, que de esa manera se revela como un ectoplasma marinero, ahogado años ha en las aguas del Atlántico.
No existe por tanto ni el menor atisbo de desprecio al utilizar el mencionado hipocorístico diminutivo; o al menos, todo el desprecio que le cabe en el término es mucho menor que otros que lanzan sin ninguna precaución, tanto los compañeros de partido del señor ministro, como los de otras formaciones.
Eso sí, al socaire de no sé muy bien qué pago, han brotado como las setas una pléyade de soplagaitas tiralevitas _ que ésos sí que son términos vejatorios _, dispuestos a dar la vida por lograr que al señor ministro se le llame don José, exactamente lo mismo que a los adláteres de Franco se les iban y venían los colores en el caso de oír que alguien se refería a él como Paquiño o ferrolán.
El debate es de altura, pero la noche de hoy se presta a cantar la Mariñada de Rianxo. Así que Feliz Año.