Medio siglo
Viernes, 31 de Julio, 2009Después del primer atentado, el de Burgos, el ministro del Interior trasladó a la opinión pública la idea de que a partir de ese momento nos enfrentábamos a una nueva ETA. Había la de siempre, compuesta por individuos asesinos y salvajes, pero a esa saña acumulada en el transcurso de sus primeros cincuenta años de existencia se unía una nueva característica, un plus añadido que no los hacía más fuertes, pero sí más peligrosos, “porque ahora sabemos que además están enloquecidos”.
Las conclusiones que el ciudadano debe sacar de este mensaje son claras y manifiestas. Antes había una ETA que siendo perversa, tenía su corazoncito lógico y pacífico. Una ETA con la que era factible pensar en un entendimiento, en el diálogo y hasta en una negociación, casi como si fuese la representación diplomática de algo o alguien.
Pero esa ETA ya no existe. Ahora están enloquecidos y hasta Madariaga los considera unos descerebrados que sólo saben matar. ¿Seguro? ¿Qué les ha hecho enloquecer de tal manera que en menos de dos años han pasado de estar capacitados para decidir sobre el futuro del País Vasco o de Navarra, a ser unos pendejos sin norte, ni razón? ¿La gripe porcina?
Dirán que todo arranca del fracaso de las negociaciones, de la revuelta de los presos, del escrito de Matanzas, de la vuelta al acuerdo antiterrorista entre el Gobierno y la oposición. Dirán lo que quieran, pero a ninguna víctima la van a convencer de que cuando ella lo fue, ETA se movía en pos de elevados objetivos políticos, mientras que ahora, los guardias civiles asesinados deben su desgracia a un repentino ataque de locura.
ETA ha cambiado muy poco en este medio siglo por mucho que se empeñen Rubalcaba y Madariaga. Lo ha hecho mucho más la manera de enfrentarse a ellos desde la legalidad, muestra de nuestra cobardía.