Antisistema
Sábado, 30 de Noviembre, 2013
Antisistema en horas de trabajo
No es que España necesite una ley de Educación, necesita varias docenas. La de Wert, la de Leer y la de Pensar. Todas al mismo tiempo y todas de cumplimiento obligatorio.
Ya no es por mejorar puestos en el Informe PISA, que ése se nos ha escapado de por vida y no va a haber legislador que lo recupere en los próximos decenios. No, la necesidad que sentimos ahora es mucho más modesta en sus objetivos. Bastaría que la grey escolarizada no ladrase por las calles, que el jefe de la oposición pudiese dar una conferencia en la universidad de Granada y que los asesinos no fueran recibidos con pompa y pirotecnia. Claro, también haría falta que no los soltasen, pero todo va por el mismo listón.
Éste es un país de traca que consume la historia cambiando el nombre de sus calles como si fuesen calcetines con tomates. Le basta ese ejercicio para creerse que pinta algo en el mundo cuando ni siquiera sabe cuáles son sus fronteras, ni si está legitimado para decir que tiene un idioma oficial en todas sus tierras. Un país para comérselo, decía una serie de televisión. Sí, para comérselo y hacer otro.
La última moda es creer que como no nos salen las cuentas de la plaza, todos estamos autorizados para montar unos pifostios de toma pan y moja. Tomar el Congreso y mojarle la oreja a Rubalcaba. Son los antisistema, dicen. Pero ¿para qué coño necesitamos nosotros antisistemas? si no hay sociedad más antisistema que la nuestra, que por no tener, ni letra tiene su himno; así que en vez de cantarse, se tararea.
Anda que es una acción de mérito no dejar que hable Rubalcaba en la Universidad de Granada. El mérito sería que la Universidad de Granada estuviese en esa lista de prestigio donde nunca estamos.
¿Antisistema? Tú lo que eres es de aquí.