Me quiero más que a mi vida
Lunes, 31 de Diciembre, 2018
Se conoció en el paritorio y fue un flechazo
Hoy se acaba el ejercicio y pensábamos celebrarlo con una antología de los disparates anuales, como en los últimos tiempos, pero iniciado el recuento nos dimos cuenta de que la cosecha del 2018 había sido tan extraordinaria que cualquier volumen inferior a las mil páginas habría resultado escaso.
A nuestra ayuda acude Carmen Muñoz, concejal bilbaína de Podemos _ decir concejala es un ridículo gramatical tan grande como decir periodisto _, que acaba de oficiar una ceremonia conjunta de quince bodas de otras tantas mujeres que han decidido casarse consigo mismas, y nos ha parecido que la tontería es lo suficientemente mayúscula como para poner la guinda a un año tan pródigo en ellas como el presente.
El invento se ha bautizado como sologamia y no es la primera vez que ocurre. Fundamentalmente consiste en juramentarte que te amarás por encima de todas las cosas; es decir, que practicarás un egoísmo desorbitado a prueba de tentaciones solidarias. Y si algún día te haces daño pelando cebolla, debes pedirte perdón sin dejar que pase esa noche.
El placer te lo proporcionas tú con tu dedo solitario y si acaricias a otra persona, te has puesto los cuernos, o sea, los autocuernos, que es una de las creaciones humanas más extraordinarias que se recuerdan. Así se explica que los extraterrestres no se decidan a bajar. Temen contagiarse.
Nosotros que creíamos que el amor propio venía de fábrica, resulta que no, que te lo da una concejal desocupada que no tiene mayor preocupación en todo el Gran Bilbao que casar grillados.
Es de imaginar que tras colocarse a sí misma el anillo, la contrayente recibirá el Libro de Familia, que en su caso no pasará de ser un Selfie de Familia y va que chuta.
Esperen a que comiencen los divorcios. “Es que no me soporto”. Feliz año.