Segunda piel
Martes, 21 de Agosto, 2012
El Athletic es para siempre
El mundo del fútbol está repleto de latiguillos y lugares comunes donde se mueven con agilidad los aficionados enteradillos y comentaristas documentados. Es la jerga.
Uno de esos axiomas da por sentado que la camiseta del Athletic Club de Bilbao, a diferencia de todas las demás, no es de algodón, ni de polyester, ni del material que utilicen a tal fin, sino que se convierte en una segunda piel. El deportista que la viste no presume de tableta de chocolate horizontal sobre el abdomen, sino que es vertical en pecho y espalda, y tiene franjas rojas y blancas.
Cosas de los vascos, pensarán ustedes. Pues sí. A talibanismo futbolero no hay quien les gane. Su lema es: Ni nadie de fuera, ni nadie afuera, de modo que los futbolistas deseados por otros clubs se enfrentan a un doloroso calvario, similar al de la gitana que se enamora de un payo, o al de la viuda afgana que se relaciona con otro hombre. Hay cosas que imprimen carácter y la camiseta del Bilbao es una de ellas. Cámbiate de sexo, hazte adventista del Séptimo Día; o incluso puedes dejar el PNV para irte con Mario Conde, pero una vez que te has enfundado la rojiblanca, olvídate de blaugranas, merengues o arlequinados. Lezama, como los diamantes, es para siempre.
Si naces en Madeira puedes jugar en el Sporting, en el Manchester y en el Real Madrid; y en cada uno ganas sucesivamente más y más pasta. Pero si naces cerca de San Mamés y fichas, te quedas en la catedral para siempre, como los deanes.
A dos de sus jugadores que están ahora a punto de salir, les llaman mercenarios, peseteros y lo peor de todo, españoles. Así de dura es la vida, aunque lo único que produce tanta afición y tanto amor a los colores es un escalofrío que te recorre el espinazo y te dan ganas de salir nadando hasta la isla Bikini, aunque estén en plenas pruebas nucleares.