Enemigos de la solidaridad
Sosteniendo el régimen
En España se mueven a diario oleadas de solidaridad. Nunca son las suficientes, ni todas llegan intactas a los objetivos que se proponen, pero el sentimiento está ahí y los resultados también, porque sin ellas sería muy difícil acometer las travesías de la penuria como la actual.
Es cierto que los medios prestan más atención a otro tipo de manifestaciones estériles de bronca y enfrentamiento, pero aunque no lo fuera, quienes practican la solidaridad, la caridad o cualquier tipo de ayuda al prójimo no perderían ni un minuto de su vida en buscarse titulares, quizás porque el titular de prensa va unido a la ambición política y lo que a ellos les mueve es la íntima satisfacción de servir sin necesidad de pasar por las urnas.
De modo que hablar de ellos de vez en cuando y reconocer la labor de esa fuerza social, anónima y desinteresada, ha de entenderse también como una manera de contrarrestar el silencio por el que discurre.
Por imposible que parezca hace días tropezamos con la estrafalaria opinión de un pequeño líder sociopolítico que ahorraremos identificar porque estamos convencidos de que superada una juventud ardorosa, pensará de otra forma.
Venía a decir este hombre exactamente lo contrario de lo expuesto hasta ahora, acusando a quienes practican la solidaridad de querer lavar sus propias conciencias a través de la ayuda a los demás. Vamos, que la solidaridad era egoísta y lo fetén era derrocar el régimen, evidentemente, con el fin de traer el suyo.
Podría parecer que no, pero la solidaridad también tiene enemigos dentro y fuera de quienes la hacen imprescindible. Pero mientras unos y otros discuten, ellos calientan las sopas.
27 de Diciembre , 2013 - 10:12 am
Bueno, la verdad es que observando las caras que se muestran en la foto de hoy y los abundantes platos servidos… Funeral; esa es la idea que me viene sin esfuerzo. Ayuda a la rápida vehiculación de la idea,la pose del señor con el cucharón en mano pero yo no veo un cucharón sino un hisopo. Y eso que estamos en tiempo de enchentas.
Perdonando….que ayer se me olvidó comentar que creo que no era A good sitio para ñam ñan lo que preguntaba la guiry a la policía local sino
Im hungry , i have a puppy .
27 de Diciembre , 2013 - 10:18 am
Sr. Cora, creo que sería muy interesante que disertara un poquito nada más acerca de A Virxen da Barca y el porqué no protegió de la ¿Desgracia reciente? el lugar en donde le tributan, tributamos, culto. Tank ,Thank you very much
27 de Diciembre , 2013 - 13:34 pm
Citaba Martin Luther King la parábola del Buen Samaritano, y decía que lo que aquel hombre había hecho era una acción caritativa, que estaba bien para aquel tiempo y en aquella cultura, pero que no bastaba para el presente.
Lo que debe hacer el hombre de bien es la acción solidaria colectiva, luchando por todos, complementando a la actitud individualista,participar en la construcción de una sociedad en la que todos contribuyamos al bienestar común, que pasa por pagar los impuestos, unas relaciones laborales justas, unas leyes que protejan a los sectores más débiles de la sociedad, unas condiciones de igualdad para que quien se esfuerce consiga mejoras personales por su esfuerzo y no por su origen.
El concepto de solidaridad no es el mismo para una persona de izquierdas que para un neoliberal o un católico.
De allí que muchos denominan “acción solidaria” a lo que otros califican de “acto de caridad”, la nueva moral cristiana promueve estructuras de solidaridad con un contenido esencialmente ético, como un valor y una virtud particular que expresa contenidos muy cercanos a la fraternidad y amor universal, que no deben limitarse a manifestaciones individuales o privadas sino que buscan plasmarse en un orden social justo, e incluso en una civilización solidaria en el que prime el interés de la comunidad por encima del interés personal, que la solidaridad deberia de una responsabilidad compartida.
La Caridad se aplicaba antes por religión, que habian de manifestar y practicar las personas satisfechas o privilegiadas para con sus hermanos desposeidos, marginados o carentes de salud, educación o un adecuado o digno nivel de vida, en cambio la la solidaridad es por humanismo, de ahí que hay quien considera que la donación humilla al pobre y le falta el respeto porque se ejerce desde arriba, y hace sentir al otro su inferioridad, que humillarse es bajar la cabeza y someterse al poder del superior, de ahí que pudiera derivar que la beneficencia, ya no sería un acto de caridad sino un acto de poder, habría por tanto que matizar, en qué condiciones, una donación caritativa, es un acto de amor al prójimo, no un acto de poder, y si “el pobre” tiene que aceptar la limosna para sobrevivir, entonces no es la forma adecuada de ayudarlo, al contrario, lo perjudica porque lo mantiene en esa situación.
De ahí que sólo puede aceptarse como respuesta coyuntural ante la emergencia, pero nunca como una respuesta estructural que cambie la condición del indigente actual o potencial, porque sencillamente no la cambia o, peor aún, la consolida.
Durante el siglo veinte, el llamado Estado de Bienestar creó instituciones que previeran y previnieran las contingencias diversas a que están expuestas las personas y los grupos durante su vida y resolvieran situaciones de injusticia.
Se avanzó mucho en ese sentido, lamentablemente, el avance de las políticas neoliberales en los últimos veinte años desmontó buena parte de lo logrado, y va por más, sigue devastando los sistemas de solidaridad y propiciando el “sálvese quien pueda”. Lo importante es la justicia social, la caridad es complementaria.Si falta la justicia social y se deja la solidaridad en manos de la caridad (que es el proyecto liberal para el mundo) es aplicar aquello de “siente un pobre a su mesa”, olvidarse la justicia social para dejar la solidaridad en manos de la caridad (que es el proyecto liberal para el mundo) es como dejar que los pobres coman lo que sobra en la mesa de los ricos.
Tambien existe otro concepto:el que durante el siglo veinte, se denominó el Estado de Bienestar, que creó instituciones para atajar las contingencias diversas a que están expuestas una parte de la población, y reflejada en el artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
27 de Diciembre , 2013 - 14:25 pm
Empiezo por donde tu terminas, Boss.
En efecto, mientras unos siguen con sus fogosos discursos de aire caliente, llenos de justicia social, acción solidaria, derechos humanos, fraternité & égalité, los menesterosos, que tienen hambre y sed real, no solo de justicia, se acercan a los comedores de Cáritas o de las HH de la Caridad, donde le calman el ruido de las tripas, o si lo prefieren, se llevan a casa el condumio.
Y otro tanto ocurre con los centros asistenciales de disminuidos psíquicos, ancianos, huérfanos, gestantes con problemas, misiones en el 3er mundo, y tantos otros que atienden religiosos y voluntariado católico.
Y es que una cosa es predicar y otra dar trigo.
Ya nos habría gustado que esa progrez que ha gobernado España a lo largo de un par de décadas, hubiera APLICADO CABALMENTE SUS TEORÍAS DE AIRE CALIENTE, en lugar de dedicarse al enriquecimiento propio y la ruina ajena.
Juro que nos habríamos caído del caballo como Saulo y venerado el capullo si hubiéramos percibido algo más que bla-bla-bla, despilfarro y corruptelas. Pero como decía Churchill,
“El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, la prédica de la envidia, y la distribución igualitaria de la miseria”
Ya quisiéramos, ya, gobiernos hábiles, valientes, fuertes que erradicaran totalmente la penuria que hoy afecta a tantos millones de ciudadanos. Ese sería el camino primigenio.
Pero el ruido de las tripas apremia, y toda solidaridad es poca. Directa, presencial la de unos, pecuniaria la de otros a través de Cáritas y ONGs fiables, pero no se puede perder el tiempo con discursos pomposos, teorías jamás llevadas a cabo con éxito, pañuelitos rojos al cuello y los ojos puestos nostálgicamente en el marxismo que más muerte y miseria trajo al mundo….mientras haya familias que pasan hambre y frío.
La gente que de verdad ayuda, material o físicamente, JAMAS alardea de ello. Es ciertamente una admirable labor anónima y desinteresada. A unos los mueve la compasión, a otros el afán de hacer justicia, a otros la recompensa del MasAllá si es creyente, pero en cualquier caso, el hambre no puede esperar promesas que jamás se cumplen, fantasías ideológicas, intereses políticos….
El hambre apremia, y mientras los políticos se reparten un buen pellizco de las arcas públicas con sueldazos, dietas, coches, viajes, enchedolas y privilegios, mientras nos endiñan sus discursos de gas metano intentando convencer de que poseen las claves del bienestar universal (empezando por el suyo, claro), y que, aunque nos arruinaron cada vez que gobernaron la próxima vez será la fetén….o sea mientras el circo continua, los “egoístas” solidarios, con o sin hábitos, se arremangan y se meten en faena de cocinar, servir, limpiar, curar y amar al prójimo como “egoístas”, interesados y rancios samaritanos.
Qué asco dan, boss, ¿verdad?
27 de Diciembre , 2013 - 14:53 pm
Me parece que Doña Miranda -con todos mis respetos- debería precisar que la frase que cita de Churchil sobre que ““El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, la prédica de la envidia, y la distribución igualitaria de la miseria” era referida al socialismo-comunismo de la Unión Soviética, nunca a la socialdemocracia, de la que por cierto él formó parte cuando militaba en el Partido Laborista, antes de pasarse a los Tories.