Hacia el club social
Le preguntan a una profesora qué opina sobre la propuesta del Defensor del Pueblo para erradicar el tuteo en las aulas y ella responde muy ufana: “Estoy en contra porque es volver a lo de antes”.
Vaya usted y averigüe qué demonios enseña esta buena señora, porque como en su materia haya algo que no sea “de antes”, a lo mejor está dando clase de Oráculos y Profecías.
Lo cierto es que, como en su caso, hoy impera la tontería de considerar lo nuevo como sinónimo de mejor, sin someterlo a más exigencias que la de su alto grado de actualidad. De tales premisas deduciremos que el último lanzamiento de Georgie Dan, el intitulado Mecagüentó, supera con creces la calidad de la Novena Sinfonía, que es vieja hasta aburrir, o quizás que cualquier novela de nueva hornada le está mojando la oreja a Cervantes.
Ni el Defensor del Pueblo, ni nadie, sabe a ciencia cierta que tratar de usted a los profesores sea la medida más eficaz para combatir la indisciplina, pero tampoco hace falta que lo sea para comprender que con el uso del tradicional tratamiento al alumno se le abren muchas puertas de su futuro profesional, porque como se le ocurra solicitar empleo y decirle al jefe de Personal, oye ¿y tú cuánto ganas en esta puta empresa?, puede quedar muy molón y de muy buen rollito, pero nos da la espina que de inmediato escucharía a viva voz el grito de ¡¡El siguiente!!
Si un profesor no es capaz de comprender todos los matices que se encierran en su relación y trato con los alumnos, y viceversa, quizás sea porque se ha confundido el ámbito escolar con el de un club de campo donde todos los socios son iguales y todos van a pasarlo bien y a desternillarse en sano colegueo. Si es así, la carrera de Magisterio y sus aledañas bien podrían trocarse por la de Animador Sociocultural, eliminar las calificaciones y presumir ante el mundo de tener los chavales más mimados de la historia.
Saber no saben nada, pero ¡lo que se divierten los condenados… no está en los escritos! ¡Y tanto que no!
4 de Junio , 2011 - 5:54 am
The biologically inert components of the tablet remain intact during gastrointestinal transit and are eliminated in the stool as a tablet shell along with insoluble core components. ,