La tercera aparición

Rajoy admite que ZP, y sólo él, ha podido recibir una visión que le obliga a actuar como lo está haciendo.
Quizás el jefe de la oposición no tuvo en cuenta a la hora de realizar estas declaraciones que no sería tan extreño, pues hasta la llegada de ZP, la idea de España se asentaba en otras dos visiones anteriores, aunque eso sí, de signo contrario.
La primera la recibe de los ángeles y las estrellas un anacoreta llamado Paio o Pelayo, como el mítico líder de Covadonga, mientras consume sus días de preces en el monte Libredón de A Mahía. A través de ella se van a descubrir los restos de Santiago, el símbolo aglutinador de los que deciden plantear la expulsión del Islam como una reconquista de territorios cristianos, es decir, la primera idea de España.
La segunda ya está protagonizada por el propio Santiago, que se aparece a Ramiro I para anunciarle que al día siguiente peleará a su lado en Clavijo. Sánchez Albornoz dice que la batalla es la de Albelda y el rey es Ordoño I, pero para el caso es lo mismo, porque el Apóstol se convierte desde entonces en el dioscuro inspirador de los ejércitos cristianos y españoles frente a los islamistas y extranjeros. El invento devino en estado y desde la toma de Granada a hoy tuvimos de todo, hasta un imperio por el medio.
Si Rajoy acierta, la visión de ZP, de acuerdo con su política, sería la del fin de Santiago y lo cristiano, la del reparto con los islamistas, la negociación con los terroristas y el troceo territorial. Eso está claro. Lo que no se intuye ni por asomo es quién coño se le pudo haber aparecido al presidente, porque ni la Moreneta, ni san Miguel de Aralar, ni mucho menos Santiago o el Santo Cristo de Fisterra están en condiciones de ser influyentes sobre ZP.
Podría pensarse en algún diablillo revoltoso, en el Bafomet templario, o en el Asmodeo de Rennes-le-Chateau, tan potenciado con lo del Código da Vinci, pero no arriesgamos nada. Lo sabe Rajoy.

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