El cantar de los cantares
La defensa de los miembros del PSOE contra los ataques que han recibido a lo largo del sanchismo se distingue por la unanimidad de argumentación, de modo y de léxico, lo cual permite sospechar que, previa a su salida en tromba ante las cámaras de las televisiones, se ha emitido una consigna de obligado cumplimiento.
Que la argumentación en defensa del partido y el modo, en breve mensaje ante las cámaras, sean idénticos no tiene nada de particular. Ahora bien, el empleo de frases idénticas y tropos calcados los deja en bastante mal lugar, incapaces de razonar por su cuenta y obedientes a la secta por miedo a represalias.
En esta ocasión, el tic que se repite con machacona coincidencia es la falta de credibilidad de Aldama, un señor al que dicen no conocer, o hacerlo de manera superficial, aunque lo suficiente para saber que todo lo que recita es falso y forma parte de su defensa.
Lo segundo está claro que es cierto. Aldama trabaja en su beneficio, porque lo contrario sería de grillos, que cantan a viva voz para decir dónde están y permiten ser cazados.
Que sus armas sean una sucesión de mentiras no parece a simple vista lo más probable, porque el relato está bien hilado y porque coincide o complementa al que se viene escuchando desde hace meses, añadiéndole las gotas de vinagre que le dan sabor y lo amalgaman, con Delcy Rodríguez como estrella fulgurante y Sánchez como la pieza sine qua non.
Unos y otro saben que no basta con lo declarado, ni con decir que son mentiras. El cante de Aldama inicia una serie de conciertos que van a atraer a numeroso público por la fuerza de su voz y la profundidad de sus letras. Quizá le acompañe a la guitarra Javier Hidalgo, que ya tiene look de Camarón; quizá se unan palmeros y bailaoras. Aún no se sabe, pero que va a haber fiesta flamenca, no lo duda nadie.