Listos para el ring
Me había planteado despejar varias dudas ante el estreno del programa de Broncano y todo ha salido a la perfección, quiero decir, sin sorpresas ni imprevistos.
Como se sospechaba, su programa no es para la Primera, su humor no es el apropiado para la cadena pública en el momento decisivo de la noche. No es la pista donde poder valorarlo, y si él tratase de modificarlo, desaparecerían las razones de su fichaje y habrían conseguido hacer un pan con unas tortas.
Pensemos que ha intentado darlo todo en la primera entrega, como es habitual en los estrenos. Peor me lo pones porque lo que ayer se vio fue un presentador flojeras sostenido con alfileres por chistes viejos, por la escopeta de Froilán y por cuatro verdulerías sin chicha, todos más desactivados que los Jaimitos de la primera época.
Ni la presencia de Pedro Sánchez en el pecho bien pulido de Grison mitigaba un ápice el convencimiento de todos los espectadores de que aquello era un fichaje político en clave de bomba de relojería, dispuesto a accionarse cuando le venga bien al empleador, siempre y cuando se mantenga vivo en la parrilla. Un destino cómodo porque no va tener la necesidad que le lean las audiencias diarias. Ese trabajo queda para los pringados que se la juegan cada noche.
La pública es mucho más que eso. Ya se enterarán cuando llegue el momento de demostrar su utilidad.
Y de repente, como en una procesión de sombras, comenzaron a desfilar todos aquellos personajes a los que en algún momento de la historia se les encomendó subir las audiencias de TVE. No recuerdo a ninguno que cobrase tanto, que en su primer programa dedicase tantos minutos en negar la evidencia, ni que se hubiese esforzado menos por ofrecer un espectáculo digno.
Y todo ello después de recortar veinte minutos al Telediario 2. ¿Se dejará ver Broncano por los pasillos de TVE?