La Dama y el Vagabundo
A la Ley de Bienestar Animal le pasa lo mismo que a la del No es No. Sus consecuencias son de efectos inversos al objetivo pretendido y la primera conclusión que se obtiene es que mejor habría sido dejarlo todo como antes. Han querido convertir en damas a los perros españoles y se les ha poblado la península de vagabundos.
El dato lo aporta el presidente de A Madroa, la Asociación Protectora de Vigo, Andrés León y parece demoledor. Antes de la entrada en vigor de la ley, hace aproximadamente un año, el promedio de perros recogidos en la ciudad olívica era de 3 o 4 canes a la semana. Con la ley son de 9 a 10 en el mismo período.
Precipitación, falta de información, miedo y, naturalmente, falta de empatía con los animales dieron como resultado este nuevo despropósito del que pueden estar muy satisfechos sus promotores si lo que pretendían era poblar de perros abandonados los caniles de las protectoras, pero no si buscaban el bienestar de las damas.
La moratoria sobre el sacrificio de elefantes, vigente desde 1995 en Sudáfrica, desembocó en una superpoblación de la especie con consecuencias desastrosas para los ecosistemas del país que obligaron a levantar la moratoria trece años después y permitir su caza.
No era la primera vez que en África medidas bienintencionadas acabaron como el rosario de la Aurora con grandes matanzas de los animales a proteger.
Nuestros problemas con los perros no tienen nada que ver con la superpoblación de elefantes, salvo a la hora de aprobar leyes sin haber tomado las precauciones necesarias para evitar que te salga el tiro por la culata y en lugar de proteger a uno, mates a dos.
Lo más importante de todo este embrollo es la experiencia que se puede extraer de él. Qué menos.