Hombres contra mujeres
Dice una presunta feminista, aspirante a filósofa y manifiesta consumidora de tópicos, que todos los hombres somos unos violadores en potencia. También podría haber dicho que somos unos campeones olímpicos de water polo en potencia, o cualquier otra posibilidad de entre las millones que entran en el arco de la naturaleza humana.
Desde un lenguaje mínimamente elevado, destacar de entre todas ellas la de la violación es tan estúpido como hacerlo en exclusiva con cualquier otra. Demuestra escaso uso del intelecto, endebles nociones filosóficas e inexperiencia absoluta en el manejo de los silogismos.
La muchacha en cuestión se llama Julia Salander y se tiene por activista feminista. Se ha ganado ser identificada porque conviene conocer el percal de quienes nos venden las ideas, hoy que tantos tenderetes han abierto con predicadores y pensadores del tres al cuarto.
Julia es fruto de un libro mal digerido y dos mítines tendenciosos mezclados al salir con ron cola. Suele pasar. Prepararse para elaborar un discurso que merezca la pena escuchar es mucho más trabajoso, cuesta años adquirir conocimientos, y si no te aplicas, pasan lustros antes de poder emitir la primera idea original y con cierto sentido. Mientras tanto, venga de violadores en potencia y de feminismo mesiánico como panacea de todos los males, que para algo está subvencionado y no hay guapo que le ponga un pero.
La verdad es que hemos dado motivos para padecer hoy esta oleada de vulgaridad, después de siglos en los que se dudó de la propia humanidad de las mujeres, como hizo Schopenhauer hace muy poco:
“Las mujeres son el segundo sexo, inferior al masculino en todo respecto. Uno debe perdonar sus debilidades pero rendirles homenaje es totalmente ridículo y nos degrada ante sus ojos”. Julia se empeña en darle la razón.