El vientre de Europa

Europa tiene hoy más grande el vientre que el corazón y la cabeza juntos. Es una lástima, porque cuando en el tardofranquismo gritábamos las ansias por entrar en ella, se oían más ideas espirituales que materiales.

Cierto es que todos los órganos son imprescindibles, pero el encargado de gestionar la panza se ha tragado _nunca mejor dicho_ al encargado del intelecto.

Quizá por eso Le Pen ha dejado sin opción a Macron y habrá elecciones en Francia. Por eso hay dimisión del primer ministro belga y otras derechas de distinta graduación se han impuesto a los partidos tradicionales en casi todos los países fundadores de la Europa comunitaria, aunque el europeismo pueda gobernar.

El vientre de Europa ha hablado y dice que no quiere veleidades.

El interés en España estuvo más centrado en la rivalidad PP-PSOE, que en los resultados globales; es decir, en lo ya hablado, el descenso de los verdes, el avance de la derecha, el subidón de la extrema derecha francesa y la merma socialista.

Miremos a España dos segundos. Victoria incontestable del PP, aunque al ser distrito único sólo se refleje en una diferencia de dos escaños, pero tras los cuales hay 700.000 votos más.

La ventaja de 1,6 puntos sobre el PSOE pasa a ser de 4.

Sánchez se queda sin argumentos para justificar ningún tipo de victoria y Feijóo debe contener la euforia.

Sumar y Podemos pueden compartir el paño de lágrimas al verse igualados, e incluso superados, por el off-sider Alvise.

Hoy todo son números y pese a ser el lenguaje de las matemáticas, cada cual los ve como una victoria.

Seguramente mañana será posible una lectura más diáfana. El PP avanza 9, el PSOE retrocede 1. El bloque del Gobierno no suma. Punto.

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