Rescate en el tiempo
Cualquier cosa menos hoy
La España del 2050 me importa un bledo, o por decirlo con mayor precisión, me importa una planta caducifolia Amaranthus blitoides que en 2021 se nos hable de la España de 2050 con un lenguaje grandilocuente, floridos aspavientos manuales y curvas de evolución ascendente hacia un futuro deseable, porque todo se reduce a una planificación de despacho, como las encuestas de Tezanos.
Ahora va a ser una novedad que todos los días de la vida, desde el bisonte de Altamira al último pato nacido en Doñana, pasando por los toros de la Cuadra de Villapadierna, no se trabaje, se anhele, y se piense en el futuro, llámese 2050 o simplemente pasado mañana.
Los Reyes Católicos se empeñaron en conquistar Granada pensando en el futuro, y subvencionaron a Colón por las mismas razones. Su futuro deseable era un imperio donde no se pusiese el sol. Más allá no se coscaban. No ven venir a Simón Bolívar, ni a José Rizal, ni a Maduro.
Habría sido precioso asistir a la presentación del plan España 1605 por parte de Isabel y Fernando; sin plasma ni nada, a pelo.
_ Ese año se publicará El Quijote y nos va a ir de perlas en literatura. Nos lloverán royalties y comeremos más carne.
Ahora es al revés, lucharemos contra el castellano allí donde se ose pronunciar, tendremos una deuda de esas que dan ganas de regalarlo todo y comeremos menos carne. Lógico, eso último lo hemos entendido todos, incluso los ganaderos, que están encantados con un presidente que les augura una merma de negocio, pero por decreto. Nada de que vengan mal dadas. Ya se encarga él de darlas.
Habida cuenta de cómo está el 2021, se entiende que la vista se vaya tan lejos y nos hable cual Nostradamus, en cuartetas y con la seguridad de que entonces no podremos pedirle cuentas. Hoy sí.