De la Reyna, descubridor de la circulación de la sangre
El famoso albéitar es candidato a ribadense, según el exalcalde Mediavilla
PERMANECE EN EL aire el lugar de nacimiento del famoso albéitar Francisco de la Reyna (Ribadeo, 1506), a quien se le atribuye el descubrimiento de la circulación de la sangre, previo a Miguel Serveto, que descubre la circulación pulmonar.
De ese modo, aprovechando que De la Reyna publica su más famoso libro, donde expone sus aportaciones, el Libro de Albeytería, en Mondoñedo; aprovechando que algunos topónimos como Reinante, le recuerdan a Reyna y que la cuna está vacante, el exalcalde de Ribadeo, Alberto Mediavilla, y otros, arriman el ascua a su sardina para hacer a Francisco de la Reyna natural de Ove, o por ahí, una apropiación que hacemos nuestra, no porque hayamos encontrado nada definitivo al respecto, sino porque nos parece la más cercana y familiar de todas las hipótesis.
Compiten con Ribadeo, Zamora, de donde sí se sabe que es vecino; Burgos y algunas poblaciones de Aragón.
El doctor veterinario Mediavilla, que también fue director del Instituto Laboral de Ribadeo, expone su teoría en conferencias, como una dada en Mondoñedo, y en artículos de prensa, como el publicado por El Progreso el 28 de octubre de 1971.
Lo hace a raíz de conocer la opinión de dos investigadores ingleses, Keevil y Paine, que estudian a De la Reyna a través de la edición de su Libro de 1556 _ la de Mondoñedo es de 1552 _, y concluyen preguntándose ¿cómo es posible que a ningún español se le haya ocurrido afirmar que en este autor se encuentra el descubridor de la circulación de la sangre?
Cosas de los españoles, que somos muy poco mirados para quien tenemos al lado y apampamos si viene de fuera.
No obstante, no se puede decir que Francisco de la Reyna fuese un perfecto desconocido en España, sino más bien, un perfecto infravalorado. Y dentro de ese desdén hacia el hombre que los ingleses examinan por arriba y por debajo para explicarse lo avanzado de sus conocimientos, se enmarca también esa falta de una cuna contrastada que Mediavilla atrae hacia Ribadeo.
El personaje demuestra una educación excelente, no solo por su escritura y sapiencia veterinaria, sino porque traduce del latín al romance a Alberto el Magno. Lo que parece no tener duda es su pertenencia a una familia dedicada al oficio y trabajador adolescente en casa de un herrero, que también es buena escuela para profundizar en lo que estamos hablando.
Dice Mediavilla que a los 26 años, De la Reyna trabaja en la caballeriza del Duque de Alba, y que allí tiene ocasión de estudiar magníficos ejemplares de caballo, que en aquel momento es el animal más apreciado, tanto en el terreno militar, como en el de los transportes y el agrícola. Mediavilla y otros opinan que esa caballeriza es la mejor del mundo, y todo ayuda para que el albéitar alcance también resultados de ámbito mundial. La teoría tiene un pequeño, o gran defecto, como se quiera interpretar, ya que nuestro hombre no trabajó para el duque en ningún caso, sino para el conde de Alba de Liste, que es título distinto y en nada ligado a aquel, pues tiene su castillo en el municipio zamorano de Losacino.
Nadie duda que la caballeriza del conde es tan imponente y principal como la del duque, aunque no la misma.
Lo que hoy ya está reconocido y garantizado es que el Libro de Albeytería de Francisco de la Reyna, del que se hacen quince ediciones, es una obra imprescindible para conocer la evolución de la medicina veterinaria y goza de un gran prestigio entre sus colegas, los señores y los herreros.