Emelina Miranda, la suegra de Fulgencio Batista

Su hija es reconocida por el Guinness como una de las mujeres más ricas del mundo el año 1962

EN LA PRIMERA década del XX Emelina Miranda Casals (Ribadeo, 1896?), deja Galicia con diez años y se traslada con su familia a La Habana, donde se casará con Ricardo Fernández Ledo, natural de San Fiz de Asma, en Chantada.

El matrimonio se instala en Bellavista y tiene cinco hijos, Martha, Roberto, Rafael, Cecilia y Lilia. Su historia podría ser una más, si no hubiera sido porque en 1943, durante su paseo en bicicleta por el barrio de Marianao _ otros dicen El Vedado _, su hija Martha, a la sazón de 22 años, se cruza con el coche de Batista, que la arrolla.

El presidente, de 44 años, casado con Elisa Godínez desde 1926 y padre de tres hijos, queda prendado de ella. Se hace cargo de su hospitalización, comienza a verla con frecuencia y la relación desemboca en una segunda boda el año 1945.

Después vendrá el exilio en EE.UU., el golpe de estado, la dictadura, la llegada de los barbudos de Sierra Maestra _ otro oriundo de Lugo _, y su escapada a España.

Pero cinco años antes, en junio de 1953, doña Emelina llega Madrid en viaje privado. Es recibida como madre política de Fulgencio Batista. Al informar de su llegada, Cifra da la primera pista sobre el origen de su hija, pues afirma que la viajera viene con la ilusión de visitar Ribadeo, su lugar de nacimiento, aunque la familia estaba radicada en Mondoñedo.

La prensa madrileña le hace una entrevista, donde se descubre que apenas le queda familia en Lugo, aunque es propietaria “de unas tierritas, poca cosa”, en A Pontenova. El presidente del Centro Gallego de Madrid, Constantino Lobo Montero, le ofrece un banquete al que asisten, entre otros, el secretario del Instituto de Cultura Hispánica, Manuel Fraga Iribarne y el alcalde de Betanzos, Tomás Dapena. A los postres Lobo le entrega un aguafuerte de Castro Gil. De todo ello se hace eco Gallego Tato en El Progreso.

La actividad de Martha como primera dama se desarrolla en dos direcciones. Por una parte se distingue como mecenas de las artes con la construcción de la Galería Nacional y con ayudas a la infancia. Por otra, es la propietaria de medio Banco de Fomento Comercial y del 80% del Banco Hispano Cubano, así como la mayor accionista de la azucarera Agrícola Defensa. También participa en algunas de las cien empresas controladas por Batista, hasta el punto de su familia es la más importante la isla.

Todos ellos logran establecerse en lo más alto de la sociedad cubana. Roberto es ministro de Deportes, además de general jefe de la escolta de Fulgencio, dueño de hoteles y restaurantes y socio de Codeco, la constructora del régimen. Cecilia se casa con un hijo del exprimer ministro Saladrigas Zayas. Rafael es secretario de Obras Públicas y Lilia se casa con el ministro de Sanidad, Carlos Salas Humara.

Se dice que en la huida de la isla, en diciembre de 1958, Martha y Fulgencio marchan con 300 millones de dólares y otros 700 en obras de arte. El Guiness World of Records de 1962 la considera una de las mujeres más ricas del mundo.

Ese mismo año, Batista, Martha y el periodista Jesús Evaristo Casariego, aparecen de forma sorpresiva en la fonda de Rosendo Cabanela en Mondoñedo. Hacen el viaje de Coruña a Oviedo y el matrimonio quiere conocer los orígenes de Emelina. Su hija ya es Hija Adoptiva de Ribadeo desde 1957. El poder es lo que tiene.

Fallecido Fulgencio, su viuda se traslada a West Palm Beach, en Florida, donde muere en 2006. Por su parte, Emelina, que se había erradicado en Madrid, fallece el 4 de julio de 1968.

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