Roberto Santos, el más joven redactor de El Progreso en 1908
El periodista de Sober dará el salto a Cuba y al Diario de la Marina
FUE UNO DE los primeros redactores de El Progreso y el más joven de aquel grupo fundacional antes de marchar a Cuba, donde forma su hogar y desarrolla una prolongada actividad periodística jalonada de premios, como el Gibraltar, convocado por el ABC, y otros reconocimientos, como su nombramiento como miembro correspondiente de la Real Academia Galega.
Roberto Santos y Díaz- Varela (Sober, 1887), nace el 6 de mayo en la parroquia de San Miguel de Rosende y en Lugo obtiene los títulos de bachiller y maestro. Como periodista se inicia en las columnas de El Norte de Galicia y poco después es llamado por El Progreso para integrar su redacción ¡y encima cobrar!, como contará años más tarde, lo cual nos informa de que antes todo era gratis et amore.
Se le encarga una columna bajo el título de Crónica y diversos artículos sueltos. Fole recuerda haberle leído la crónica de la boda de Xesús Corredoyra, probablemente en una fecha posterior, y reproduce casi literalmente cómo la acaba: “Oculta tras la vaquiña, atisba curiosa, arrogante rapaza”. De la boda en sí no dice ni pío.
Santos es un alma inquieta. Escribe para otras cabeceras como La Correspondencia, de Pontevedra y La Escuela Nacional, de Valencia. Es nombrado subdirector para la provincia de Lugo de la compañía de Seguros francesa La Confiance, vicepreside el Círculo Antoniano y forma parte de su rondalla y su orfeón, dirigidos ambos por Jesús Rodríguez López y donde se codea con los Mármol, los Iglesias y con Rodríguez Mourelo.
Su himno dice así: “Aquí estamos os de Lugo, / Amigos da boa vida, / que non temos medo á naide, / en falar coas raparigas”.
Su estancia lucense termina en 1914, el año en que decide cambiar de continente y buscarse los garbanzos en Cuba. A los nueve días de llegar, sin recomendación ni amistades, entra en la redacción del Diario Español, fundado por el periodista ferrolano Adelardo Novo y Brocas. Permanece en él tres años y llega a ser jefe de Información.
En el 1917 se pasa al Diario de la Marina, fundado por otro gallego, Isidoro Araujo de Lira, que será su casa de ahora en adelante. En la nómina del Diario, el más importante de aquella Cuba, hay que citar a Curros Enríquez, Armada Teijeiro, Lezama Lima, Atanasio Rivero, Alejo Carpentier, Gastón Baquero, Miguel Ángel Asturias, Jorge Luis Borges y Ramón Fernández Mato, entre otros muchos.
También da clases durante ocho años en el colegio Concepción Arenal, del Centro Gallego, y su trabajo se incrementa durante los años de la guerra española, a la que dedica quinientos artículos, muchos de los cuales tienen eco en cabeceras americanas y españolas.
Otros trabajos destacados de Roberto Santos fueron “Rosalía de Castro y Galicia” (1937), con motivo del centenario de la poetisa; “Curros Enríquez, caballero andante de bellos ideales cristianos”, la biografía de Ramón de la Sagra, y un artículo titulado “¡Esos gallegos!”, que se recortó y enmarcó para ser colgado en muchos establecimientos de gallegos en la isla.
En Lugo gana un certamen convocado en honor de Juan Montes el año 1949 y siete años más tarde, como ya se dijo, obtiene el premio convocado por el diario ABC sobre Gibraltar.
Al menos en una ocasión regresa a Lugo y visita la redacción de El Progreso, donde ya no trabaja ninguno de sus antiguos compañeros.
El periodista de Sober se había casado en Cumanayagua con María Teresa González-Posada y Granda, perteneciente a una influyente familia oriunda de Asturias.