Gabriela Nieto, primera alcaldesa de la provincia

Como maestra nacional en Rábade, participa en la concesión del título de Villa y preside la comisión municipal de 1933

A PRINCIPIOS DE 1967 la prensa presume de que España ya tiene su primera alcaldesa. Se llama María Teresa Ibarguchi Barrondo, y es la primera autoridad de Ubidea, en Vizcaya.

Aquello era una descomunal barbaridad histórica, como podían atestiguar miles de españoles que habían conocido en sus respectivos pueblos mujeres con el bastón de mando muy anteriores, así que la noticia arma una escandalera y comienzan a aparecer mujeres que ganan a María Teresa por varias décadas de diferencia.

Salvado el revoltijo inicial, se determina que la primera de los tiempos modernos ha sido Matilde Pérez Moyá, de Cuatrotondeta (Alicante), y la segunda, la pontevedresa Concepción Pérez Iglesias, en Portas.

La primera de la provincia lucense es Gabriela Nieto Chaín (Lugo, 1900), que ejerce en Rábade treinta y cuatro años antes que la pretendida pionera Ibarguchi.

El caso lucense se produce con motivo de la ley que organiza las comisiones gestoras municipales de 1933, donde se señala que han de estar constituidas por un funcionario del Estado, ella como maestra; un contribuyente, Nemesio González; y un obrero, Ramón López Docampo.

De entre ellos es elegida presidente Gabriela Nieto. El 27 de agosto de 1936, en compañía de otra treintena de maestros de la provincia, es convenientemente destituida de su cargo, pero la pica quedaba clavada en Flandes. En el momento de su nombramiento ya es la esposa de Desiderio Fole Sánchez, hermano de don Ánxel.

Tal como la describe su hija, Gaby Fole, es de ideas avanzadas, de derechas y sin afiliación política, al contrario que Desiderio, lo que no impide que reine la armonía en el matrimonio. Gaby, licenciada en Derecho el año 1956, reconocida pintora y autora del libro “Desiderio Fole, una familia represariada”, da buena prueba de la calidad de la pareja.

Gabriela es hija a su vez de Vicente Nieto y de Aurora Chaín Pallín, que pasa buena parte de su vida en la casa familiar de Fonmiña (A Pastoriza). Vicente es comerciante en Lugo hasta que fallece el año 1921.

Estudia Magisterio y es destinada a la escuela de O Cereixal, en Becerreá, allá por el año 1922, y si las cuentas no fallan, su segundo destino será ya el de Rábade.

En unos cursillos celebrados el año 1932 coinciden en la presentación de ejercicios tres mujeres bien conocidas en el ámbito de la enseñanza, Ana María Mújica, que será directora de la Escuela Normal, ocupada en un tema de matemáticas; Justa Datas Gutiérrez, que aborda el tema Compases y que será profesora Especial de Música, también en Magisterio, y Gabriela, que expone un tema sorprendente: “La impenetrabilidad de la materia”, con el que recibe efusivas felicitaciones.

Gabriela y los dos maestros de Rábade, Bautista Núñez Varela y Alfonso Fernández Vázquez, reciben años después un homenaje en agradecimiento por la labor desarrollada allí, sin que sea ningún tópico decirlo, pues realmente lo que ocurre en su escuela está en boca de todos los maestros de la provincia.

También se les reconoce de esa manera su participación en los trabajos para conseguir el título de Villa, otorgado precisamente a San Vicente de Rábade, el nombre de su padre.

Así mismo en el acto se recuerdan los nombres de los alcalde Ángel Penas Magdalena, Jesús Pardo Villamarín, Silvestre Fernández, Gabriela, Secundino Andrade, José Arcadio Vázquez, Benjamín Andrade, Pedro Piñeiro Varela, Ramón Pérez Candal y Alfonso María González Barrera.

En 1968, con motivo del Día del Maestro, el homenaje lo reciben ella y Dionisio Roca Castro.

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