Plutarco, Franco y Fidel

Un capítulo que Plutarco no pudo escribir

A Plutarco no le costaría demasiado trabajo hilvanar como vidas paralelas las de Fidel Castro y Francisco Franco. Con menos mimbres escribe otras para formar sus famosas parejas.

Las de estos dos personajes comienzan con sus orígenes gallegos; para que luego hablen de lo coitadiños que somos. Los dos son testigos de abusos y de mal gobierno, aunque de distintos signo. Machado y Batista en Cuba; la República, en España.

En determinado momento ambos deciden enderezar el curso de la historia con su intervención armada, y a continuación, cuando lo consiguen, los dos llegan a la misma conclusión, que además coincide con el momento de máximo paralelismo.

Una vez que están en el poder piensan que eso de las elecciones es un camino arriesgado que puede traer como consecuencia perderlo. Mejor será asegurarse una revolución permanente, un movimiento uniformemente acelerado y quedarse al mando, vigilando que se cumplan estrictamente todos sus extremos.

Esto produce considerables víctimas y llena de exiliados los países limítrofes que miran hacia la patria con el convencimiento de que algún día pasará y podrán volver a ella. Pero esa fecha tarda en llegar.

A los dos les satisface sobremanera el culto a la personalidad y les irrita con igual fuerza la presencia de todos aquellos que pudieran hacerles sombra desde dentro.

Como prueba de su sentimiento de culpa y de sus nulos deseos de penar en vida, los dos se someten al juicio de los tiempos, convencidos de que la historia los absolverá porque lo suyo, en cualquier caso, fue un mal menor.

Tras su desaparición empiezan las diferencias. El régimen del español se liquida en dos patadas. El del cubano ha quedado atado bien atado, de modo que va a costar más trabajo desincrustarlo.

2 Comentarios a “Plutarco, Franco y Fidel”

  1. Juan José

    Lo siento maestro, este artículo suyo a diferencia de los demás que leí con sumo interés porque en Vd. se conjuga a la perfección el dicho de “Lo bueno si breve dos veces bueno” en este artículo su contenido no lo comparto.

    Por citar solo un hecho histórico, la guerra civil se inicia con el Alzamiento militar del General Mola, no de Franco que se adhiere después.

    Y el nivel de vida y libertades entre la España de Franco y la Cuba de Fidel Castro es abismal, tanto como la que denuncio el premio nobel ruso Alexander Solzhenitsin que creía que en España al ser una dictadura militar se iba a encontrar con una sociedad fotocopia de la bolchevique y lo que vio personalmente aquí, ¡oh sorpresa, pues ni mucho menos!.

  2. Aureliano Buendía

    ¡Por Dios, Cora! ¿Cómo se le ocurre comparar a Franco -sólo pronunciar su nombre se estremecen las criaturas- con Fidel, ese Faro de las Américas?.

    No es posible, para nada, equiparar lo que fue una dictadura brutal, con el régimen paternal y amoroso que fue, y sigue siendo, la democracia comunista (¿se fijan, en el chiste?) cubana.

    Los que mató Franco, víctimas inocentes eran. Los que mató Fidel… ¡puaf! ¡Fascistas o agentes del Imperio! ¡Bien muertos están!.

    ¿Usted ve que alguien reivindique la figura del generalito ferrolano? ¿A que no?.

    Pues están llenos los periódicos de loas al Comandante. Me resultó enternecedor un artículo publicado en la competencia más cercana, por el Alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, que manifiesta directamente, haberse quedado sin luz y sin referente.

    Habría que hacer un estudio para determinar en cuántos artículos se unen las palabras “Fidel” y “dictador”, porque me parece que saldrían muy pocos.

    ¡Que todavía hay clases, Cora! Franco era un criminal, y Fidel era “uno de los nuestros” (Vito Corleone, dixit).

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