Perdedores, los de siempre
Don Salustiano Portela, de viaje
Al margen de la razón legal, ninguna de las partes sale bien parada en el juicio popular sobre la colección Álvaro Gil. Cada cual coloca el sambenito a quien más rabia le da, como es preceptivo en asuntos opinables, pero si observamos la procesión desde fuera, nos damos cuenta de que todos lo llevan. El sambenito, claro; no el torques.
Por no faltar, no falta tampoco la opinión de quien considera que no es para tanto, que las piezas están sobrevaloradas y que nunca se han visto colas de turistas ansiosos por verlas. Ni de turistas, ni de residentes, se podría añadir; pero denostar en estos momentos el valor del torques, del carnero alado, de la pintura catalana y de los Corredoyra suena a chiste o a exculpación de quien por fuerza ha de tener alguna culpa en el despropósito.
Aunque solo fuese por la cantidad innúmera de ocasiones en las que las imágenes del torques o del carnero se unieron a la identidad turística de Lugo debería bastarnos para comprender que lo sucedido ayer no fue ninguna anécdota, ni un tropezón que se pueda escribir en los anales y pasar página.
Hay algo en todo ello que recuerda lo sucedido en el caso del Gran Teatro. Cualquier análisis que se haga sobre las responsabilidades acaba con el mismo denominador común: quien ha perdido es el pueblo de Lugo. Todo lo demás son cáscaras, y bastante amargas.
Es imposible saber a estas alturas si los acontecimientos tienen marcha atrás. Por lo menos, frente al caso del Gran Teatro, sabemos que los objetos en disputa ni han sido reducidos a escombros, ni lo van a ser, pero podrían cambiar de manos o llegar a un punto de no retorno.
Venga lo que venga, nadie evitará que estos catorce años se expliquen como una mala gestión continuada.
26 de Octubre , 2013 - 17:30 pm
Se fueron, por culpa de quien?
26 de Octubre , 2013 - 20:19 pm
Desidia?,
Incapacidad?
14 años de mala gestión continuada?
26 de Octubre , 2013 - 21:23 pm
Pues sí, Boss. Para perdedores, los lucenses. Los mismos que vieron desaparecer el único teatro de la ciudad. Los que vieron instalar una superficie comercial a orillas del Miño profanando así un valle sacrosanto que pudo ser el más bello parque natural de Galicia para las generaciones venideras. Y más tarde un galpón para ferias que remató la desfeita iniciada por el campo de futbol y aledaños. !!Como si no hubiera terrenos en torno a la ciudad que no fueran la beira fluvial.
Claro que algún sinvergüenza se llenó el bolsillo mientras los perdedores lucenses clamaban por un poco de sentidiño y sensibilidad, petición que nadie escuchó.
Y así podríamos seguir por el esperpento del Garañón, y otros múltiples adefesios , por lo que esto del desalojo del Museo no nos sobrecoge especialmente. Es más de lo mismo.
Con una diferencia substancial. Los torques y cuadros, así como el Gran Teatro, tenían dueños. Los dueños del valle miñoto, así expoliado y profanado, eran los lucenses. Tuvo delito la cosa.
Estos días nos quejábamos de una sentencia que dejó salir a la calle a asesinos en serie. Dura lex sed Lex, decían los nacionalistas y simpatizantes de ETA.
Igualmente fue una sentencia del Tribunal Supremo la que sentenció que los torques y cuadros no tenían otro dueño que los herederos de Alvaro Gil. Y esa sentencia, establecía que la familia propietaria se llevase justamente hoy su colección. Eso fue lo que hicieron. Cumplir la ley.
¿No quedamos en que hay que obedecer la Ley, incluso para excarcelar asesinos que no han cumplido su pena?
Las voces que insisten en que Alvaro Gil quería que su colección se quedara en Lugo les pregunto:
¿Por qué pues no dejó establecido como herederos al pueblo de Lugo o a su Concello o Diputación de esa colección?
Si ese era su deseo, ¿por qué no actuó en consecuencia?, en lugar de hacer herederos a su hija y nietos, que han dispuesto del legado como mejor les ha parecido?
Leemos que la Diputación ofreció casi tres millones de euros por la ourivería y pinturas, pero no podemos juzgar si las negociaciones se llevaron con torpeza, imprevisión o desidia sin conocer los detalles y cronología del trato al parecer fallido.
Da la sensación de que ha habido una mala gestión por parte de las autoridades lucenses, que se descuidaron, o se confiaron quizá., dándoles largas, creyendo que la familia no se atrevería a llevarse lo que sentían que pertenecía a Lugo….y no era así.
Vaya si se atrevieron, porque era suyo.