Campaña al revés
El Partido de la Ciudadanía promueve una iniciativa para que la bandera española ondee en todos los balcones donde marca la ley que debe ondear, especialmente en Cataluña, Galicia y el País Vasco. No lo hace el Estado, lo hacen unos particulares. En esa misma línea se enmarcan las campañas de Tráfico para que se cumpla el Código de la Circulación y las de Hacienda, para que se cotice de acuerdo con lo establecido.
La diferencia entre las dos últimas y la de Ciudadanos, es que ahora el destinatario no somos los particulares que burlamos o racaneamos la obligatoriedad de la ley, sino las instituciones y los políticos que dicen administrarlas. Es decir, los chorizos se han instalado en las poltronas y desde ellas deciden a qué ordenamiento obedecen y a cuál no. Todo lo demás es filfa y morralla. Eso de que yo no me siento español, o me siento vitigudino, está muy bien para los mitines, e incluso para los debates en el Parlamento, pero la institución que representan no especula; actúa y da ejemplo de ceñirse escrupulosamente a la ley, salvo que a ella hayan accedido en bandada los Golfos Apandadores.
Todos los ciudadanos estaríamos encantados de elegir en cada momento a qué normas nos plegamos y a cuáles no, especialmente a la hora de pagar multas, tasas e impuestos a esos organismos tan cachondos que se pasan por el arco de triunfo el consenso y lo que les plazca.
Para sonrojo del Estado y del Gobierno son cientos los ayuntamientos, juzgados, academias y centros de variada laya, nacidos, presupuestados y protegidos por el común denominador de la nación, los que se amotinan al amparo de una dejación y de una delincuencia propia de mafias, golleros y polidoros.
Razonan los promotores que “ha costado muchos años y penas que las banderas autonómicas fueran utilizadas con normalidad y pleno derecho. Ahora, paradójicamente padecemos la situación contraria: es la española la que es ninguneada, debido a la presión de los partidos nacionalistas. También ahora debemos defender el respeto a la legalidad y las instituciones deben ser neutrales y de todos”. Pues eso.