El alcalde de Cártama
En el ejercicio del poder hay ciertas actuaciones que definen por completo a un dictador, aunque haya salido de unas urnas o de un golpe militar. Una de las más evidentes es cargarse los medios informativos que no le son afines. Lo acaba de hacer Chávez y lo acaba de hacer el alcalde de Cártama (Málaga), José Garrido Mancera, lo cual demuestra que no podemos presumir demasiado de nada.
El caso de Garrido Mancera figura en las páginas del manual del perfecto gorilón, pues se trata de un castigo que la emisora Onda 8 recibe por airear que el alcalde se había subido el sueldo un 45 por ciento _ hasta los 52.000 euros _, y que su segundo, el concejal de Urbanismo Jorge Gallardo había hecho lo propio en un 55 %, hasta los 48.800; siendo todo ello las primeras medidas adoptadas nada más tomar posesión del consistorio, lo que pone de relieve la sensibilidad del alcalde en orden a solucionar los problemas de los ciudadanos empezando, si hiciera falta, por él mismo.
Es de suponer que la emisora haya acogido otras informaciones y comentarios que importunaron al alcalde hasta el extremo de prometerse a sí mismo una legislatura más tranquila, sin la engorrosa presencia en las ondas de una Onda tan alejada de su onda.
Y así fue. El señor Garrido, en pleno uso de su ramalazo totalitario, le comunica a la emisora que en el plazo de un mes debe recoger sus bártulos y que sus periodistas deben dedicarse al perfeccionamiento de los engordes animales, sin que jamás vuelvan a preocuparse de lo que cobran o dejan de cobrar sus amados ediles, que para eso han ganado unas elecciones con el sudor de su demagogia.
El hecho de que el señor Garrido pertenezca al partido socialista ni quita ni pone hierro al torpe comportamiento, pues sabido es que estos especímenes brotan sin apenas riego en todos los terrenos, pero habida cuenta de lo poco que indignan al ejecutivo las prácticas chavistas, convendrá estar vigilantes por si respalda también al alcalde de Cártama, tan hábil él con el lápiz rojo.