Fin del mareo

Del demorado análisis de los peritos se deduce que el tipo de explosivo utilizado en el 11-M todavía admite especulaciones, como así lo demuestra el hecho de que unos medios lo aireen como la demostración de sus tesis conspiratorias, y otros hagan de dichos resultados la prueba del 9 de la versión oficial. Alguien los está leyendo mal; eso es lo único que al ciudadano le queda claro. Eso, y que las diferencias en los titulares reflejan hasta qué extremos puede llegar la manipulación de una información objetiva, como lo es en este caso la relación de componentes químicos presentes en unos restos escasos, lejanos en el tiempo y sospechosos de haber sufrido alteraciones posteriores.
Ya lo sabrán, pero repitamos ahora que la clave del último informe radica en el dinitrotolueno o DNT, que al parecer no forma parte de la Goma 2 ECO, el explosivo que la versión oficial presenta como responsable de todas las deflagraciones.
Recordarán también que la fiscal Olga Sánchez pronunció aquella frase lapidaria de “fue Goma 2 ECO, y ya vale”.
Bueno, pues parece ser que no vale y en consecuencia, la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M no ha dudado en calificar la novedad como “un giro radical” en las investigaciones, pues se abre la puerta de nuevas interpretaciones y nuevas autorías.
Si terrible es afrontar el juicio con tantas incertidumbres, peor es hacerlo sabiendo que una parte de los encargados de impartir justicia se muestran más preocupados en apuntalar su versión que en descubrir lo que realmente pasó, dar explicación a todas las dudas y sentenciar en firme. No pueden luchar dos versiones en ganar una batalla de la que salgan más perdedores que los que realmente sean culpables. No pueden, porque no ha habido dos atentados sino uno. Y ya que hemos convivido los tres últimos años con los dos, del juicio se espera que acabe de una vez por todas con esa sensación de mareo de tierra, aunque para ello haya que vomitar.

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