Todo por la nada

Entre las impagables aportaciones que el siglo XXI está realizando a la humanidad figurará con letras de oro la del balconing, o sea, la costumbre de tirarse desde el balcón del hotel a la piscina, a otro balcón, o al hueco de las escaleras, según las ansias que se tengan por romperse la crisma cuanto antes.

En lo que va de año hubo nueve muertos a causa del balconing. Respecto a la Edad Media es una cifra bastante elevada, especialmente si tenemos en cuenta que en aquella época, quien se moría de balconing era porque se le había roto la cuerda lanzada por su amada, y no porque anduviese haciendo el tontolaba por los palcos del castillo.

Ni que decir tiene que entristece pensar en esas vidas malogradas por absurdos brincos hoteleros, en las estúpidas motivaciones que les guían y en sus familias, condenadas no sólo a la pérdida de uno de sus miembros más jóvenes, sino también a reconocer cómo se produjo el óbito.

Como algunos actúan como si desconociesen qué ocurre, diremos que los elementos necesarios para que se produzca el balconing son: una total ausencia de formación; un hotel, es decir, estar fuera de la ciudad de residencia; una noche de alcohol y drogas, y unos amigos que graben el salto y lo cuelguen en internet. Resumiendo, hay que destacar en la red como sea y uno de los métodos que no exige mayores estudios consiste en ser el tipo con mayor número de huesos rotos del planeta.

Otros prefieren achacarle mayor influencia a los espirituosos y a los alucinógenos, pero lo cierto es que antes de internet ya los había y no había balconing. En la formación nadie se fija.

Los políticos piden ayuda a los medios de comunicación para luchar contra la moda. Bien, colaboremos. Si no conocen las causas, dimitan.

Esta entrada se publicó el Domingo, 22 de Agosto , 2010 a las 16:10 pm y está clasificada en General. Puedes seguir las respuestas a través de el feed RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu sitio.